"¿Sabes? En esa época pensaba que el amor no debía importarnos. Teníamos catorce años, eras uno de mis amigos más cercanos, y siempre guardé todo lo que sentía por ti, porque nuestra amistad era frágil, porque mi amor no te llenaría, porque tú no me aceptarías.
Pero aquí estoy, años después cuestionándome por qué no te dije lo que sentía. Cuestionando cada cosa, cada palabra que te dije, cada gesto que articulé frente a ti.
Y continúo preguntándome, ¿Por qué dolía tanto verte? ¿Por qué duele tanto amarte?
Sé que siempre fui alguien insensible, y siempre le hice creer a los demás que no necesitaba nada para ser feliz. Hoy quiero decirte Tezuka, que te necesito. Te necesitaba tanto en ése entonces, que las lágrimas pronto se hicieron presentes en mi vida cotidiana. Te necesito porque ya no soporto estar solo y a la única persona que quiero conmigo es a ti.
Ahora que la juventud se ha desvanecido en el olvido y que la adultez se ha hecho presente en todos nosotros, debo admitir que estaba equivocado. El amor es importante. Tú eres importante.
Sin embargo, como todas las cosas en este mundo, terminamos por distanciarnos. Como siempre. ¿Lo recuerdas? Poco a poco dejamos de ser nosotros. Las conversaciones que sosteníamos quedaron guardadas en un lugar inexistente. Nuestras miradas se perdieron en el mar, las palabras se las llevó el viento.
Desapareciste de mi vida. Hace veinte malditos y eternos años desapareciste de mi vida. Te vi en la televisión, avanzando con tu carrera profesional, sin mirar hacia atrás. Te vi en los periódicos, ganando fama nacional y mundial. Pero en el lugar en el que más te veía era en mi mente, tratando de recordar tus escasas sonrisas, intentando no olvidar las memorias que tan esquivas se me hacían. Aún poseo ciertos recuerdos, pero la mayoría los he olvidado.
Nunca me llamaste, nunca me enviaste algún mensaje. Siempre era yo, ¡y dolía! Siempre sentí que te molestaba, una, y otra, y otra vez. Te llamé, te busqué, siempre yo Tezuka.
Y a pesar de todo, aquí sigo, derramando lágrimas que ya deberían haber cesado. He quedado atrapado en el pasado.
No puedo avanzar. Soy incapaz de seguir adelante.
¿Dónde estarás ahora? Donde quiera que estés quiero que seas feliz, quiero que vivas, tengas una familia y que mi recuerdo no sea más que el de un simple muchacho que una vez fue tu amigo.
Ríe, ¡sé feliz!
Eras un gruñón, siempre ocultando cómo te sentías.
¿Sigues siendo gruñón? ¿O ahora sonríes con más frecuencia?
Espero que sea lo segundo, que tu sonrisa brille como las estrellas. No como mi sonrisa ya corroída por el paso del tiempo. Se desvaneció Tezuka, hace mucho tiempo.
El tiempo sigue avanzando. Y yo no tengo nada, ya no me queda nada salvo estas manos que afanosas, tocan el piano día tras día, dedicándote cada preludio, cada sonata, cada sinfonía, cada melodía. Y lo seguirán haciendo hasta que ya no puedan más, hasta que ya no queden sentimientos que expresar.
Te odio y te amo a la vez.
Pero por sobre todas las cosas, te extraño.
¿Me extrañas, o simplemente me odias? ¿Ya no me recuerdas?
¡Recuérdame!
Escúchame.
Mírame...
Toda esta gente reunida solo para oírme tocar melodías que les destrozan el corazón, pero que pueden soportarlo porque aman y son amados. ¿Por qué no estás aquí observándome? Mírame Tezuka, mírame aunque sea solo una mirada de amistad, como las de hace veinte años. Pero mírame, por favor… "