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TODO POR UNA APUESTA por jennygt

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Notas del capitulo:

Espero les guste. Es muy cortico, sólo serán dos capítulos.

TODO POR UNA APUESTA

 

Era sábado y lo único que se escuchaba en la habitación eran los gemidos de placer de una joven pareja demostrándose su amor incondicional. Al terminar, ambos cayeron exhaustos sobre la cama, uno al lado del otro, mientras recuperaran el aliento. –Ahhhh…Takashi…Eres insaciable- su respiración era entrecortada. Era la cuarta vez que lo hacían esa noche. –Pero tú no te quedas atrás- Le respondió Yamada. –Me gustaría que algún día cambiáramos papeles. Quiero saber qué se siente el probar tu lindo trasero- Le decía mientras que con su mano se lo apretaba. Takashi se encontraba acostado boca abajo y Yamada sobre su espalda. -Estás loco si piensas que te lo voy a permitir- Se lo dijo mientras le retiraba la mano para él ahora ubicarse encima suyo. -¿Por qué no? Yo siempre dejo que tú lo hagas. Sería justo que yo también lo intente- Puso sus manos alrededor de su cuello y empezó a besarlo. –Me encanta estar dentro de ti. Eres deliciosamente estrecho- Le decía Takashi en medio besos y caricias nada pudorosas. – ¿Acaso no te gusta que te lo haga? ¿Qué me mueva dentro de ti y te haga estremecer de placer?- Ya había empezado a mover sus caderas como haciendo círculos, rozándose sus partes íntimas, las cuales se empezaron a endurecer nuevamente. Takashi le levanto las piernas y nuevamente lo penetró. –Dime que no te gusta esto y te lo dejo de hacer- Le decía Takashi. – ¡No pares! AAAhhhhh Takashi, ¡Más fuerte! Así continuaron hasta que cayeron rendidos del cansancio.

Takashi y Yamada eran novios desde hace año y medio. Ambos trabajaban como ingenieros civiles en la misma compañía donde se conocieron hace dos años. Takashi era el hijo del dueño, tenía 27 años, rubio y de ojos verdes. Yamada tenía 25 años de cabellos y ojos negros. Llevaban menos de un año de vivir juntos. Al principio el padre de Takashi se opuso a la relación, pero con el tiempo aceptó las preferencias sexuales de su hijo y recibió en sus brazos a su ahora yerno.

********

Era temprano en la mañana, tenían un proyecto de construcción de un cliente muy importante, por lo que ambos presentaron sus propias propuestas. –Mi propuesta va a ser la ganadora- Decía Takashi. Sus ganas de competir siempre salían a flote. A veces ganaba uno, a veces el otro, pero eso sólo lo hacían por diversión, no se lo tomaban tan en serio. Siempre apostaban algo. –Si yo gano- decía Takashi -tendrás que usar un muy escaso atuendo de cuero y vas a dejar que te castigue y haga contigo lo que a mí me venga en gana- A lo que Yamada puso cara de desagrado, no le gustaba para nada esa propuesta, así que se ideo una mucho mejor. –Pero si yo gano, tendrás que dejar que yo te la meta las veces que a mí se me dé la gana- Le decía con cara desafiante y llena de lujuria, saboreándose los labios. –Ya te dije que eso nunca va a pasar- Se puso a la defensiva Takashi. Para él, el dejarse hacer era muestra de debilidad. -Acaso ya te acobardaste- Sabía que bajo esas palabras Takashi accedería. -O es que te da miedo- Le dio en el calvo ya que a Takashi no le gustaba que le hirieran su orgullo. –Yo no le tengo miedo a nada. ¿Por quién crees que me tomas?.....Está bien, accederé. Pero sólo una vez- Se lo dijo levantando su mano y mostrando sólo el dedo índice en señal del número uno. –Tres veces- Respondió Yamada. –Una solamente- Repitió Takashi. –dos y cerramos el trato- Le estiró la mano para que el trato se cerrara estrechándolas. Takashi se quedó pensando por unos segundos. –Está bien. Sólo dos veces y nada más. Y ni se te ocurra que eso se vuelva a repetir. Aunque sé que no va a pasar porque no vas a ganarme. Mi proyecto es el mejor-

Llegó la hora de la reunión y cada uno de ellos expuso su propuesta. Se retiraron de la sala de juntas a esperar la respuesta sobre cuál propuesta sería escogida. Pasó media hora cuando el Gerente de Proyectos salió de la reunión para informales la decisión. El proyecto de Yamada fue el ganador.

–Esta noche, este traserito será mío- Le dijo a su novio al oído y apretándole la cola con ambas manos una vez se encontraron solos. –Pues espero que sepas como disfrutarlo porque sólo será por esta noche- -No te preocupes que yo sé qué hacer y te voy a hacer suplicar por más- Sonrió de lado satisfecho. -Eso lo veremos- Replicó Takashi.

Lo que no sabía Takashi eran las consecuencias que traerían el haber aceptado esa tonta apuesta.

********

Cinco semanas pasaron desde esa noche. Una mañana Takashi se empezó a sentir muy mal. Apenas se levanto de la cama sintió un mareo horrible y unas ganas incontrolables de vomitar. Lo único que pudo hacer fue tapar muy fuerte su boca con la mano mientras corría rápidamente al baño y devolver todo lo que había comido la noche anterior. Yamada se quedó preocupado en la cama al ver lo ocurrido. Ambos cenaron lo mismo el día anterior y él no sentía molestia alguna. Cosa que le extraño un poco. -¿Estás bien?- Le preguntó cuando lo vio regresar a la cama. Estaba pálido y ojeroso. –Creo que lo que comí anoche me sentó mal- Se acostó nuevamente y puso su brazo izquierdo sobre su frente y su mano derecha sobre su estómago. –Todo me da vueltas y no estoy lejos de sentir lo mismo en mi estómago- Se escuchaba muy mal. -Te prepararé un té- se puso unos pantalones y se dirigió a la cocina a prepararle un té a su enfermo novio. A los pocos minutos Takashi fué a la cocina. Yamada estaba vertiendo el agua caliente en la tasa que ya tenía una bolsita dentro. -¿Qué haces aquí? Ya iba a la habitación a llevarte el té. No era necesario que vinieras si te sientes mal- Puso la taza de té frente a él. –Sabes que no soporto pasar mucho tiempo en la cama. Ya se me pasó un poco el mareo. Preferí venir. Además, se nos va a hacer tarde para ir al trabajo- Yamada empezó a preparar el desayuno. – ¿Te sientes mejor como para comer algo?- Le preguntó cuando vio que había terminado su té. –No, la verdad no tengo ganas de comer. Todavía siento el estómago revuelto- Se llevó ambas manos al estómago en un intento por calmar su malestar. -Está bien. Pero yo si tengo mucha hambre- Se iba a preparar unos huevos revueltos con salchicha. Estaba batiendo los huevos cuando Takashi al olerlos sintió una arcada y se llevó inmediatamente su mano a la boca. – ¡Yamada, esos huevos están podridos! ¿Cómo te vas a comer algo así?- Se lo dijo al ver que Yamada tenía ya los huevos en la sartén y sobre la estufa -¿Podridos?- Se acercó a olerlos y no encontró nada extraño en ellos. –Pero si no huelen mal- Takashi no lo aguantó más y en menos de nada ya se encontraba en el baño vomitando.

–Mañana iremos al médico- Le dijo Yamada al verlo salir del baño. Estaba muy pálido y sudando. –No es necesario, pronto se me pasará- -No importa, igual iremos mañana- Le dijo poniéndose serio. Takashi era muy testarudo y no daba su brazo a torcer, pero cuando se trataba de su salud, Yamada era muy imparcial y no se dejaba amedrentar.

Al día siguiente fueron al médico ya que en esos dos días Takashi no dejo de sentirse mal. Vomitaba todo el día y los mareos no cesaban. Yamada se preocupó mucho. Le hicieron varios análisis y al día siguiente volvieron por los resultados.

Estaban en el consultorio y el médico leía detenidamente los resultados poniendo una cara de total asombro. -¿Sucede algo? ¿Está todo bien?- Preguntó Takashi preocupado al ver la reacción del médico. –Bueno, sí, pero…- -¿Pero qué? ¿Qué sucede?- Preguntó esta vez Yamada, también muy preocupado. -Creo que tengo que realizarte más exámenes para confirmar estos resultados- Lo dijo señalando los documentos que tenía en sus manos. –Dígame de una buena vez que es lo que tengo- La paciencia no era una de las virtudes de Takashi. –Pues que según estos resultados usted está embarazado- Respondió el médico inmediatamente.

-¡¿QUÉ?!- Gritaron los dos al tiempo y poniéndose de pie. –Disculpe Doctor pero usted está equivocado. Por si no se da cuenta yo soy hombre como para que eso suceda, así que creo que esos resultados están mal. –Sí, eso es lo que pienso también, por eso debo hacerle más análisis- Y así, fue, él se quedó en el hospital donde le realizaron exámenes muy exhaustivos y hasta le practicaron una ecografía. Ya en la tarde el médico tenía los resultados y les confirmó las sospechas.

–Después de haberle realizado todos los exámenes, se confirmó que estás de unas cinco semanas de embarazo- Takashi no podía creerlo, se sentía muy confundido. Él era un hombre y los hombres no tienen hijos. Ellos son los que brindan soporte, protección y seguridad a sus parejas, no al contrario. Estaba muy consternado. -¿Cómo es eso posible?- Preguntó finalmente Yamada. –Los hombres no tenemos la capacidad de concebir- Le recalcó al médico. -Tiene usted razón- Se puso de pie y empezó a caminar. –Los únicos capaces de hacer son las mujeres pero…- -Pero qué Doctor, ya déjese de rodeos y explíquese- Estaba muy impactado con la noticia.

-…pero hay excepciones. Estos casos son demasiados raros. Hasta el momento se conocen muy pocos casos en el mundo de hombres que hayan tenido hijos. Bueno, ahora usted- Le dijo señalándolo- Esto se debe a una alteración genética que ocurre durante su desarrollo antes de nacer. No se conocen las verdaderas causas de esto y, además, es muy difícil y costoso determinar quiénes la tienen, por lo que la única forma de saberlo es cuando ya están en embarazo- El Doctor terminó de hablar pero un ambiente tenso se sintió en la habitación.

Yamada no era capaz de decir nada, aunque por dentro se sentía muy feliz porque iba a tener un hijo con el amor de su vida. Pero le preocupada la reacción de Takashi. Él se consideraba el hombre más hombre del mundo, a pesar de sus preferencias. Le gustaba hablar de deportes, de autos. Era el activo de la pareja. Era más fuerte y más alto que él. Era atlético y le gustaba ejercitarse. No era muy expresivo en cuando a sentimientos se tratara. Era un poco parco en ese sentido, aunque sí se lo demostraba y muy de vez en cuando le decía que lo amaba, pero él sabía que lo amaba profundamente aunque no se lo dijera. No lloraba porque decía que eso sólo era para niñas y creía que lo haría ver débil. Era algo autoritario, celoso y posesivo. Se ponía furioso cuando lo veía hablar con alguien de una manera muy cercana. Se agarraba a golpes con cualquiera que quisiera meterse con él o su familia. Y ahora el enterarse que estaba embarazado, sería lo peor para su orgullo.

–Usted debe estar bromeando- Habló finalmente Takashi. –Esto es una broma, ¿Cierto?- Lo dijo enojado y mirando al Doctor y a su novio. Pero al ver la expresión seria de ambos supo que todo era verdad. –Pues no me hace ninguna gracia. Yo soy un hombre- De un momento a otro le dio un golpe al escritorio del doctor y se puso de pie. -Esto no me puede estar pasando.- Empezó a caminar de un lado otro en el consultorio. No quería tenerlo. Si dejaba que el embarazo continuara, todo el mundo se iba a enterar y se iban a burlar de él. No podía permitir eso. Paró en seco y se dirigió al doctor. -¿Cómo hago para darlo por terminado?- Tanto Yamada como el Doctor se quedaron absortos con lo que dijo. -¿Cómo que por terminado?- Preguntó Yamada. –Lo que oíste. No quiero tenerlo- Lo dijo con firmeza, mirándolo a los ojos. –Tú no puedes tomar esa decisión sólo. Ese también es mi hijo. Y yo lo quiero. No tienes ningún derecho- Estaba furioso. Se acababa de enterar que iba a ser padre y Takashi le salía con esas. –Claro que tengo todo el derecho de hacer con MI cuerpo lo que me venga en gana. Esto es tú culpa y todo por esa estúpida apuesta. Pero no te preocupes que yo cómo siempre voy a solucionar el problema- Se iba a ir del consultorio a lo que Yamada se  paró bajo el marco de la puerta para detenerlo. -Esto no es ningún problema que tengas que solucionar. Estás hablando de una personita creciendo dentro de ti. Esta es una decisión que debemos tomar los dos. Además, para mí esa apuesta fue lo mejor que me pudo haber pasado en la vida. No voy a permitir que atentes contra la vida de mi hijo- -Pues ya tomé la decisión y tú ni nadie me va a detener- Trataba de quitar a Yamada del camino. -No te atrevas, Takashi- Tenía un nudo en la garganta de las ganas de llorar de la rabia que tenía al escuchar todo lo que Takashi decía. –Podremos ver la forma de que nadie se entere y cuando nazca diremos que lo adoptamos- Quería convencerlo. -Ya te dije que no. Apártate.- Takashi no pensaba. La noticia lo dejó en shock y lo único que decía era que no quería tenerlo. –No me quitaré del camino. No lo hagas.- Ya estaba al borde del llanto. -Que te quites- Ya estaba al límite. Así que de le asestó un fuerte puñetazo a Yamada en el estómago que lo hizo caer de rodillas en el suelo y se fue. Cuando por fin recuperó el aliento, Yamada lo siguió pero ya no lo encontró por ningún lado. Se empezó a angustiar mucho. No sabía de lo que sería capaz de hacer. Dijo que se desharía del bebé por lo que empezó a llorar de la rabia y frustración. Tomó un taxi y se fue para la empresa. No estaba allí. No contestaba sus llamadas. Se fue para su departamento y tampoco lo encontró. Se quedó de pie en medio de sala. Pensaba lo peor. Que había conseguido su propósito. Cayó de rodillas al suelo llorando de la angustia de no saber que estaba haciendo Takashi. –Takashi, por favor, no lo hagas. No mates a nuestro hijo. Recapacita por favor.- Se repetía a sí mismo una y otra vez. –Pero si lo haces, no te perdonaré nunca. No me volverás a ver. No podré vivir más al lado tuyo sabiendo de lo que fuiste capaz de hacer.-  

*********

Takashi salió furioso del hospital. Se dirigió a su auto y se fue. No sabía qué iba a hacer. Conducía sin rumbo. Su teléfono no paraba de sonar. Era Yamada. Lo tomó y lo apagó. -¿Por qué me tenía que pasar esto a mí? Ahora dirán que yo soy la mujer de la relación. ¿Por qué me dejé convencer y acepté esa estúpida apuesta? Algo me decía que no lo hiciera.- Vio un bar. Detuvo su auto y se dirigió hacia allá. Pidió un trago. El alcohol era lo único que lo calmaba. Iba a tomar un sorbo pero recordó a la esposa de un amigo de él.

Era un compañero del trabajo, él y su esposa estaban esperando su primer hijo. Estaban en una fiesta en la casa de ellos celebrando su aniversario. Le había ofrecido un trago a la joven pero ella le dijo que no podía tomar porque le haría daño al bebé.

Se quedó viendo el vaso y volvió a ponerlo sobre la barra, no fue capaz de tomar. –No lo quiero. Qué me importa si tomo y le hago daño. Igual no lo voy a tener.- Volvió a tomar el vaso, pero nuevamente no pudo hacerlo. Dejó el vaso sobre la barra. Se puso de pie. Pagó y se fue. –Sólo hay una persona que me puede ayudar.- Tomó su auto y se fue para donde su madre. La quería mucho. Ella siempre lo aconsejaba y ayudaba cuando tenía dudas y más cuando se dio cuenta que le gustaban los hombres. Gracias a ella su padre aceptó a Yamada.

Llegó a la casa de sus padres. Para su fortuna ella se encontraba sola, por lo que podrían hablar sin problemas. –Hola hijo. Qué agradable sorpresa.- Lo abrazó, pero como toda madre, sintió que algo le pasaba. -¿Estás bien? ¿Qué sucede?- Ella sabía que su hijo necesitaba de sus consejos en ese momento. –Sigue. Vamos a sentarnos para hablar tranquilamente- Él simplemente asintió. Una vez se sentaron en el enorme sofá de 4 plazas, uno al lado del otro, ella lo tomó de las manos. –Cuéntame hijo. ¿Qué es lo que te tiene así? ¿Peleaste con Yamada?- Asintió.- ¿Está todo bien entre ustedes?- Takashi suspiró profundamente y le contó lo sucedido. La noticia del médico. Su reacción y la reacción de Yamada al enterarse y sobre la decisión que él había tomado. Su madre quedó muy sorprendida. Hubo un momento de silencio.

-Hijo- Le acarició el rostro con la mano muy tiernamente. Solo como una madre sabe hacerlo. –Te conozco muy bien y sé lo orgulloso que eres. Sé que ahora estás muy confundido. Pero no creo que estés en las mejores condiciones para tomar decisiones tan apresuradas y más cuando de eso depende la vida de tú pequeño.- -Madre, ¿No sé qué hacer?

*********

Takashi quedó muy pensativo después de hablar con su madre. Prefirió salir a caminar. Caminó por varias horas hasta llegar cerca de su departamento. Era tarde en la noche y se sentó en la banca del parque que se encontraba cerca a pensar. Lo que su madre le dijo de verdad le llegó muy profundo. Amaba a Yamada. Ya habían hablado de adoptar. Él sí quería tener hijos, pero la forma en que se estaba presentando no era la que él esperaba. No quería verse débil y que sus amigos se burlaran de él, además de todo lo que implicaba el embarazo. Los cambios de humor, los antojos, los achaques. Pero como siempre, su madre tenía razón en todo lo que le dijo. ¿Será que sí llegaría a querer a ese bebé? ¿De verdad quería tenerlo? En esas estaba pero no se dio cuenta que cuatro hombres lo rodearon. –Miren que tenemos aquí- Dijo él que se encontraba frente a él. Al darse cuenta lo volteó a ver y se puso de pie. Miró a los cuatro. Se veían más jóvenes que él y se notaban que no estaban ahí para entablar una conversación. Vio que dos de ellos llevaban cuchillos y le estaban apuntando. –Danos todo lo que traes- Le puso el cuchillo en el abdomen. –Claro. Tomen- Les pasó su celular, su billetera y su reloj. –No traigo nada más de valor- Uno de los que no tenía cuchillo y se encontraba frente a él, recibió todo.  -¿Eso es todo?- Todos lo miraron de arriba abajo. –Uno que estaba tras él habló. –Pero miren lo bien vestido que está.-Miren la chaqueta y los zapatos. Son de marca. ¡Quítatelos!- Apenas lo escuchó, se quitó lo que pidió y se los entregó. –Ya les dí todo lo que tenía. No es necesario que me hagan nada. No voy a hablar con la policía.- Todos rieron. –Está bien. No nos diste problemas. Te dejaremos ir.- Y así, sin más, se fueron.

Takashi ahora sí respiró tranquilo. Salió del parque y se dirigió a su departamento. Caminaba por las calles solo son sus medias puestas. No podía creer que se hubiera dejado robar. No era la primera vez que pasaba y siempre se agarraba a golpes con los ladrones así tuvieran armas. Una vez resultó herido de bala en el brazo izquierdo, nada grave. Él también salía golpeado, pero siempre a la final, los que se llevaban la peor parte eran los ladrones. Él sabía que podía acabar muy fácilmente con esos cuatro. Eran delgados y un poco más bajos que él. Pero lo que lo detuvo fue ver que uno de ellos puso el cuchillo en su abdomen y el saber que si peleaba y salía golpeado, podría hacerle daño al bebé y eso lo asustó mucho. Tenía que protegerlo. Por eso no hizo nada para evitar el robo. Su bebé estaba a salvo y eso era lo importante.

********

Ya era casi media noche cuando regresó a su departamento. Al entrar y prender la luz, vio a Yamada sentado en la sala abrazando sus rodillas y con los ojos rojos e hinchado de tanto llorar. Volteó a ver a Takashi y no dijo nada. Sólo lo miraba con cara de enojo, tristeza, decepción y como esperando una respuesta. Takashi sólo caminó y se sentó junto a él. – ¡No pude hacerlo!- Fue lo único que pudo articular. Estaba al borde del llanto. Yamada ahora sí se acomodó bien bajando los pies y encarándolo. – ¿Eso quiere decir….que lo quieres tener?- Lo preguntó porqué quería estar seguro de lo que había dicho. - ¡Sí!- Lo dijo con una enorme sonrisa. -¡Vamos a ser padres!- Yamada de un brinco se lanzó sobre él, lo abrazó y lloró pero ahora de la alegría. –Gracias, Takashi.- Lo besaba y lo besaba. Estaba muy feliz.

–Perdóname por lo que dije antes. Pero es que me tomó por sorpresa. Nunca me llegué a imaginar que algo así me pudiera pasar. Me asusté mucho. No estoy preparado para esto.- Lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas. Era la primera vez que Yamada lo veía llorar. – ¡No te preocupes! No estás sólo. Los dos sabremos qué hacer. Te amo. Los amo.- se bajó a darle un beso al bebé por sobre el abdomen de Takashi. –Ya déjate de cursilerías- Le dijo Takashi alejándolo. Yamada sólo lo miró y se rió. A pesar de su estado, no iba a dejar de ser el mismo. Esa noche hicieron el amor. Pero ya todo había vuelto a ser cómo antes. –Bueno, ahora es mi turno de estar arriba.- Dijo Yamada. –Ya te dije que no. Eso no volverá a pasar nunca. Mira lo que hiciste.- Se señaló el vientre. –Olvídate que eso se va a repetir.- Se acostó de lado dándole la espalda. Yamada lo abrazó por detrás. –Y que tal si el bebé quiere un hermanito- Le besó el cuello. –Pues que se quede con las ganas. O adoptamos.- Se volteó. Y dio espacio para que Yamada se recostara sobre su pecho. Se besaron y se quedaron dormidos. 

Notas finales:

Vamos a ver cómo le caerán a Takashi los síntomas del embarazo. Pobrecito. :P


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