Cuando uní mis labios con los de Zhang Yixing no pensé en el daño que le estaba haciendo a Tao, besar a Yixing conseguía que yo olvidara todo lo que importaba, Tao se volvía invisible.
No sé cuándo fue que me perdí en Yixing, fue hace mucho tiempo atrás y no sabía si fue cuando lo conocí, o cuando se volvió mi mejor amigo o peor, cuando me besó por primera a vez a escondidas en mi habitación.
Simplemente hacía que todo mi interior se hiciera añicos y yo solo era capaz de verme atrapado entre dos realidades: La primera estaba Tao a mi lado, aunque nuestras manos se tocaban, lo que surgía entre eso no era amor, era más bien un cariño extremo, como el que se le llega a tener a un hermano, pero ya no conseguía verlo como pareja; la segunda, éramos solamente Yixing y yo, frente a frente y había una chispa, no sé, algo que no podía encontrar con Tao. Esa era la realidad que yo quería tener para siempre.
“¿Quieres que te cuente un secreto?” Le dije a Yixing mientras le besaba el cuello con mimos.
“Siempre” me contestó.
Tomé aire, le miré a los ojos.
“Te amo”
“¿Más que a Tao?”
“Más que a Tao” le aseguré con un abrazo, me llené de su fragancia natural y entre besos no escuchamos más allá de lo que queríamos.
“¿Así que más que a mí?” creí que mi corazón se saldría por mi garganta y me entró un miedo terrible, el tener que afrontar mi engaño, cargar con mi culpa. Me aparté de Yixing en segundos, buscando la mirada furiosa de Tao y sin embargo, no estaba. No había nadie.
Me dejé caer en la cama temblando de pies a cabeza, me abracé a Yixing y dormí por unos minutos. Soñé que me perseguía, que no podía encontrar una salida y tampoco a Yixing, esa era mi peor pesadilla.
Cuando desperté, la cama estaba vacía y yo sudaba frío. Me levanté, fui a la cocina y lo encontré con su taza de café favorita.
“Kris, ¿Por qué no dejas a Tao?” me preguntó Yixing y pude ver por su rostro que esta vez no me iba a escapar tan fácil.
Me quedé callado. No encontraba las razones por las qué no le dejaba. Las había olvidado o perdieron su significado tiempo atrás.
“¿No crees que nos lo merecemos?” entrecerró los ojos.
De nuevo, no dije nada, ni siquiera me atreví a mirarle a la cara.
¿De verdad pensaba seguir de esa manera?
“Lo siento”
Me acerqué a él y lo besé una vez más, apoyé mi cabeza en su hombro y lo apreté. Acariciaba su cuerpo con mis manos hasta perdernos otra vez, la esencia de su cabello y piel me abrasaba con más turbulencia. La pregunta se quedó en el olvido cuando cayó el anochecer, pero entre mi deseo por ser más valiente, dije lo que debí haber dicho mucho tiempo antes.
“Esta noche le diré ¿Vale?”
Me tomó de la mano y me llevó hasta el umbral del departamento.
“Mañana nos vemos"
Me besó torpemente. Ni siquiera nos dimos cuenta que se hacía más tarde de lo que ya era. Permanecimos ahí minutos, horas, no lo sé.
De repente, el puño de Tao me estremeció y por un segundo creí que era una alucinación como antes, pero no.
Ya no había necesidad de esperar hasta la noche, Tao estaba ahí. Repetí el nombre de Tao en un suspiro culposo, no supe el daño que le había hecho hasta que no vi sus lágrimas caer. No alcancé a tomar la mano de Yixing.