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Conquistando a mi condena por Shindokun

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Notas del fanfic:

Este original le empece a públicar hace tiempo y tras públicar la introducción alguien cercano me hizo un mal comentario y me desanimo a continuar. Ahora he decidido volver a empezarlo con una nueva introducción y esta vez espero no abandonarlo.

Notas del capitulo:

Tras años de abandono he decidido rempezar esta história desde cero y esta vez continuarla.

Introducción

Traje morado, capa y bombín a juego. Estas eran las características principales de Louie, un famoso ladrón de cuadros poco conocidos. La policía llevaba muchos años intentando atraparlo sin ningún éxito aparente pero ese último año la cosa había empezado a cambiar. Tras la aparición de aquella persona que en principio les había parecido demasiado joven, la policía estaba estrechándole el cerco demasiado. Era un chico frio y calculador que podía deducir los movimientos de Louie mucho mejor de lo que lo había hecho la policía durante todos aquellos años cosa que hizo que el ladrón decidiera retirarse para siempre. Aunque aún le quedaba un último golpe. En internet encontró la ubicación de un cuadro que hacía tiempo que buscaba y por fin lo había encontrado. Sería el trabajo final tras el cual se jubilaría. Tras unos días estudiando el terreno, había decidido, ir por fin, a robar aquel cuadro y en ese momento se encontraba en las afueras de la mansión esperando que los guardaespaldas hicieran el cambio de turno para colarse en el interior. Tras media hora esperando vio la oportunidad pero, para su sorpresa, apareció un chico con un pasamontañas que se coló en el interior de la casa antes que él. Louie no entendía que sucedía pero ese cuadro iba a ser suyo aquella misma noche, así que, sin dudarlo lo más mínimo siguió a aquel joven imprudente al interior de la casa. Tras poner los pies en esa mansión lo vio. Tras el chico vio gente que se movía en las sombras y lo entendió todo a la perfección. Todo aquello era una trampa muy bien elaborada con el único objetivo de atraparle y, probablemente, lo hubieran conseguido si aquel ladronzuelo no se le hubiera avanzado. Al darse cuenta de todo, dio media vuelta y se dirigió a la salida, pero, cuando ya tenía la mano en el pomo, se paró. Aquél chico probablemente no se lo agradecería y se cabrearía si lo hacía pero, aunque involuntariamente, le había salvado de ser atrapado por la policía. Tras pensar eso dio media vuelta y se dirigió sigilosamente hacía el chico. Cuando estaba lo suficientemente cerca, le tapó la boca con una mano para que no chillara y con el brazo libre le cubrió con la capa para quedar los dos ocultos en la penumbra. El chico se removió intentando zafarse del agarre hasta que Louie le susurró al oído.

- Estate quieto, chico. Estamos rodeados por la policía.

El chico se quedó quieto de inmediato y observó con cautela a su alrededor. Entonces vio que estaba rodeado de gente que en esos momentos miraba confusa alrededor preguntándose porque había desaparecido el ladrón. Aprovechando la confusión Louie se deslizó hasta la salida con el chico pegado a la pared. Para cuando los policías tuvieron la idea de abrir la luz para buscarlos, ellos ya habían salido de la mansión. Cuando los dos se habían alejado lo suficiente se pararon. Entonces Louie vio con sorpresa cómo el chico intentaba regresar hacía la mansión y le detuvo.

- No te he salvado para que vuelvas entre los policías para que te detengan. –dijo el ladrón.

- No lo comprendes. –dijo el chico.- Necesito ese cuadro. Después de tanto tiempo buscándolo no puedo quedarme de brazos cruzados sabiendo que está tan cerca.

- Lo siento chico. –se disculpó el ladrón.

Tras decir esas palabras Louie le dio un golpe en la nuca dejándolo KO y se lo llevó con él hasta donde vivía. No sabía que iba a hacer cuando despertara pero no lo había salvado para que acabara entre rejas. Mientras estaba desmayado Louie comprobó la página web de donde había sacado la información y comprendió que el cuadro ni siquiera había estado en la mansión nunca. Todo había sido una trampa y eso le acabó decidiendo para retirarse del todo. Tras un rato esperando el chico despertó mientras se tocaba la nuca y profería un quejido. Louie fue hasta la cama.

- Perdóname, pero no podía dejar que te quedaras allí. Te habrían atrapado para nada.

- Muchas gracias por salvarme, –dijo el chico.- pero ahora regresaré a la mansión.

- ¿Ibas a robar el cuadro anunciado en internet? –preguntó Louie. De inmediato añadió.- Porque si era eso no hace falta ni que te molestes. El cuadro nunca estuvo en la mansión. Todo fue una trampa para atraparme.

El chico se quedó estático sin decir nada y a continuación dio un puñetazo en el colchón con todas las fuerzas que tenía.

- Llevó tanto buscándolo. Pensé que por fin podría ser mío.

- No te ofendas chico, -dijo el ladrón.- pero no tienes madera de ladrón. No serias capaz de robar nada sin que te descubriera la policía al momento.

Entonces Louie tuvo una idea. Durante un tiempo era mejor que el ladrón morado desapareciera de las calles pero quizás no había llegado el momento de dejar el bombín. Había llegado el momento de pasarlo a una generación más joven.

- ¿Cómo te llamas chico?

- Me llamó Max.

- ¿Qué estarías dispuesto a hacer para robar ese cuadro que tanto anhelas conseguir?

- Cualquier cosa.

- ¿Incluso robar otros cuadros?

Max observó al veterano ladrón con extrañeza. Esa era una propuesta rara. Hacerse una carrera como delincuente no le ayudaría en nada. Podría ser atrapado antes de conseguir lo que tanto deseaba. Y no veía como eso podía ayudarle.

- No voy a convertirme en delincuente. –dijo Max.- Eso no beneficiaría a nadie y podría acabar en la cárcel antes de conseguir lo que quiero.

- ¿Y si te entrenara para ser mejor ladrón y mientras me ayudas yo te ayudo a ti?

La propuesta era realmente tentadora pero aun así Max nunca había querido convertirse en un criminal. Bien era cierto que se convertiría en uno en cuanto robara aquel cuadro pero, esas consecuencias estaba preparado para asumirlas.

- Me iría bien que me entrenaras pero aun así no quiero robar más cuadros que el que deseo.

- Hay otra manera en que podrías ayudarme.

- ¿Cuál? –preguntó Max intrigado

- Me he pasado la vida recogiendo auténticas obras de arte maltratadas por sus propietarios por el simple hecho de no ser famosas. Estas las he restaurado y las conservo todas en perfecto estado. Pero aún hay otra manera de contribuir en ayudar al arte.

- ¿Y cuál es ese método?

- Las falsificaciones. En la actualidad las galerías están llenas, sin saberlo, de cuadros falsos. Te propongo que robes esos cuadros por mí y tras hacerles las pruebas necesarias para demostrar su falsedad las devuelvas a su sitio con el documento que pruebe que no son las originales.

- ¿Y que gano yo a cambio de eso?

- A cambio te entrenaré para convertirte en un buen ladrón y dedicaré todo mi tiempo libre a encontrar el paradero del cuadro que quieres.

A Max le gustó la idea y aceptó. Con un aliado como el ladrón púrpura estaba convencido de que tarde o temprano encontraría el cuadro. Los dos se aliaron y Louie pasó el siguiente año entrenado a Max. De ese intenso entrenamiento se originó el ladrón conocido actualmente por la policía como “el restaurador de arte”.

Louie esperaba que aquel chico joven de mente fría y calculadora que una vez había estado a punto de atraparlo, colaborando con la policía, se olvidara de todo. No imaginó lo equivocado que podía llegar a estar.

 

Notas finales:

Espero que os haya gustado. No s vemos en el próximo capitulo.


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