Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Oh singular dulzura de la sangre boloñesa! por nezalxuchitl

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este relato es un homenaje a la séptima novela de la séptima jornada de El Decamerón, una de mis favoritas, que he adaptado a un universo de donceles (solo hombres) con ciertos personajes de otros fanfics mios.

No obstante, el relato-homenaje puede leerse perfectamente bien como un oneshoot.

Bueno, obviamente no espero llegarle a los talones a Bocaccio, pero espero haber hecho un trabajo decente. En particular me interesa conocer opiniones sobre el uso de femeninos, terminos como "ella" y nombrar en femenino (ok, eso sono a Junta de Andalucía) en relatos ubicados en universos de donceles.

Personalmente me cuesta trabajo nombrar todo en masculino, y creo que, llegado el caso de que existiera un universo de donceles, deberia de haber una diferenciacion lingüistica para referirse a ellos, ¿que opinan?

Por ultimo deseo dedicar este homenaje, a mi amiga Misaki chan (espero que sea el alias correcto ;) quien ha estado esperando por la tercer aventura de lady Juha, y bueno, aqui es lady Juha, renacentista, tiene que contar como un adelanto, ¿verdad?

Notas del capitulo:

O singular dolcezza del sangue bolognese! Quanto se’tu stata sempre da commendare in così fatti casi!

Jornada séptima, novela séptima.

 

Teemu descubre a lady  Juha el amor que le tiene, el cual manda a Jari, su marido, a un jardín vestido como él y se acuesta con  Teemu; el cual luego, levantándose, va y apalea a Jari en el jardín.

 

***

 

Amorose donne, se io non ne sono ingannata, io ve ne credo uno non men bello raccontare, e prestamente.

 

Debéis saber que en Cristianía vivió un noble varón helsiguino, el cual, por su pobreza, habíase  hecho mercader, y le había ido tan bien con el comercio que habíase hecho en él riquísimo; y tenía de su doncel un solo hijo al que había llamado Teemu. Y para que a la nobleza del padre y no al comercio saliese, no lo había el padre querido poner en ningún negocio sino que lo había puesto con otros nobles varones al servicio del rey de Suecia, donde muchas buenas maneras y buenas cosas había aprendido. Y estando allí, sucedió que ciertos caballeros que volvían del  Santo Sepulcro, mezclándose en una conversación de los jóvenes entre los que estaba Teemu, y oyéndolos razonar entre sí sobre los donceles hermosos de Suecia y de Inglaterra y de otras partes del mundo, comenzó uno de ellos a decir que ciertamente de cuanto mundo él había recorrido y de cuantos donceles había visto, nunca una hermosura semejante a la del esposo de Jari de los Maenpaa de Oulu, llamado lady Juha, había visto; en lo que todos sus compañeros que junto con él lo habían visto en Oulu, concordaron, la cual cosa escuchando Teemu, quien aun de ninguno habíase enamorado se inflamó en tanto deseo de verlo que en otra cosa no podía fijar el pensamiento; y del todo dispuesto a ir hasta Oulu a verlo, y allí quedarse si a la dama le placía, dio a entender a su padre que quería ir al  Santo Sepulcro, lo que consiguió con gran dificultad.

Así pues Teemu, llegó a Oulu, y quiso la fortuna que al día siguiente viera a esta dama en una fiesta, y con mucho le pareció más hermosa de lo que pensado había; por lo que, enamorándose ardentísimamente de ella, se propuso no irse nunca de Oulu si no conseguía su amor. Y pensando en qué camino debía seguir para ello, dejando cualquier otro decidió que, si pudiera hacerse criado del marido de él, que tenía muchos, acaso podría sucederle lo que deseaba.

Vendidos, pues, sus caballos, y colocados sus criados de manera que estaban bien, habiéndoles ordenado que fingiesen no conocerlo, habiendo hecho amistad con su posadero, le dijo que de buena gana entraría como servidor de algún señor de bien, si alguno pudiese encontrar; a lo cual dijo el posadero:

 -Tú eres propiamente un sirviente que debía de ser muy apreciado por un noble varón de esta tierra que tiene por nombre Jari, el cual tiene muchos, y todos los quiere bien parecidos como eres tú; yo le hablaré de ello.

Y como dijo, así lo hizo; y antes que se separase de  lord Jari, hubo colocado con él a Teemu, lo cual le agradó grandemente. Y viviendo con lord Jari y teniendo oportunidades de ver con mucha frecuencia su gobierno, tan bien y tan agradablemente comenzó a servir a lord Jari que éste le tomó tanto amor que sin él no sabía hacer cosa alguna; y no solamente de sí sino de todas las cosas le había encomendado el cuidado.

Sucedió un día que, habiendo ido lord Jari de cetrería y quedándose Teemu en casa, lady Juha, que de su amor no se había apercibido aún por mucho que para sí mismo, mirándole a él y a sus maneras, muchas veces le había elogiado y le agradase, se puso con él a jugar al ajedrez; y Teemu, que agradarle deseaba, muy diestramente se dejaba vencer; de lo que la dama hacía maravillosas fiestas. Y habiéndose apartado de mirarlos jugar todos los donceles de compañía de la dama y dejándolos jugando solos, Teemu lanzó un grandísimo suspiro.

Lady Juha, mirándolo, dijo:

 -¿Qué tienes, Teemu? ¿Tanto te pesa que te venza?

 -Milady. repuso Teemu , mucho mayor cosa que lo es ésta fue la razón de mi suspiro.

Dijo entonces la dama:

-¡Ah! Dímela, si me quieres bien.

Cuando Teemu se oyó rogar «si lo quería bien» por quien sobre todas las cosas amaba, lanzó un suspiro mucho mayor de lo que lo había sido el primero; por lo que la dama otra vez le rogó que le pluguiese decirle cuál era la razón de sus suspiros.

A l fin Teemu dijo:

 -Milady, mucho temo que os sea molesta si os la digo y además temo que la digáis a otra persona.

A lo que la dama replicó:

 -Por cierto que no me será enojoso; y estate seguro de esto, que nada que tú me digas, sino cuando te plazca, le diré a nadie nunca.

Entonces dijo Teemu:

 -Puesto que así me lo prometéis, os lo diré.

Y con las lágrimas en los ojos le dijo quién era él, lo que de ella había oído y dónde, y cómo de ella habíase enamorado y cómo venido, y por qué había entrado como servidor del marido; y luego, humildemente le rogó que si podía ser le pluguiera tener piedad de él y complacerle en este su secreto y tan ferviente deseo; y que, si esto no quería hacer, que, dejándolo estar en el traje en que estaba, le permitiese amarlo.

¡Oh, singular dulzura de la sangre oulesa, que digna de alabanza has sido siempre en tales casos! Nunca te enorgulleciste de las lágrimas y los suspiros y continuamente has sido sensible a las súplicas, y a los amorosos deseos doblegable; si yo tuviera dignas loas para alabarte, nunca saciada se vería mi voz.

La noble dama, al hablar Teemu, le miraba; y dando plena fe a sus palabras, con tanta fuerza recibió por sus ruegos el amor en la mente, que también ella comenzó a suspirar, y luego de algún suspiro repuso:

 -Dulce Teemu mío, ten buen ánimo: ni dones ni promesas ni cortejar de nobles ni de lord alguno ni de ningún otro (que he sido y soy cortejado por muchos) nunca pudo mover mi ánimo tanto que amase a alguno; pero tú en tan poco tiempo como han durado tus palabras me has hecho más tuyo que lo soy mío. Juzgo que óptimamente has ganado mi amor, y por ello te lo doy y te prometo que te haré gozar de él antes de que termine esta noche que viene. Y para que esto tenga lugar, hacia la medianoche vendrás a mi alcoba; yo dejaré la puerta abierta; sabes de qué lado de la cama duermo yo; vendrás allí y si durmiere, tócame hasta que me despierte, y te consolaré de tan largo deseo como has sentido; y para que lo creas quiero darte un beso en prenda.

Y echándole un brazo al cuello, amorosamente lo besó, y Teemu a él.

Dichas estas cosas, Teemu, dejando a la dama, se fue a hacer algunas de sus obligaciones, esperando con la mayor alegría del mundo que llegase la noche.

Lord Jari volvió de la caza, y cuando hubo cenado, como estaba cansado se fue a dormir, y la dama tras él; y como había prometido dejó la puerta de la alcoba abierta; a la cual, a la hora que le había sido dicha, vino Teemu y calladamente entrando en la alcoba y volviendo a cerrar la puerta por dentro, del lado donde dormía lady Juha se fue, y poniéndole la mano en el pecho lo encontró que no dormía. El cual, como sintió llegar a Teemu, tomando su mano con las dos suyas y sujetándolo fuerte, dándose vueltas en la cama tanto hizo que despertó a lord Jari que dormía; al cual dijo:

 -No quise decirte nada anoche porque me pareciste cansado; pero dime, así te guarde Dios, Jari, ¿a cuál tienes tú por el mejor criado y el más leal, y quién amas más, de los que tienes en casa?

Repuso lord Jari:

 -¿Qué es eso, doncel, qué me preguntas? ¿No lo sabes? No hay ni ha habido nunca ninguno de quien tanto me fiase o me fíe o ame, cuanto me fío y amo a Teemu. Pero ¿por qué me lo preguntas?

Teemu, sintiendo despierto a Jari y oyendo hablar de él, había muchas veces tirado de la mano hacia sí para irse, temiendo mucho que la dama quisiese engañarle; pero ésta lo había sujetado y lo sujetaba de manera que no había podido alejarse ni podía.

La dama repuso a lord Jari:

 -Yo te lo diré. Yo creía que fuese como tú dices y que más fiel que ninguno otro te fuera; pero me ha engañado, porque cuando te fuiste hoy de cetrería, él se quedó aquí, y cuando le pareció oportuno no se avergonzó de pedirme que consintiera en hacer su gusto; y yo, para que esta cosa no necesitase probarte con demasiadas pruebas, y para hacértelo tocar y ver, repuse que me parecía bien y que esta noche, pasada la medianoche, iría al jardín nuestro y le esperaré al pie del pino. Ahora, en cuanto a mi yo no deseo ir allí, pero si tienes ganas de conocer la fidelidad de tu criado, puedes fácilmente, poniéndote encima una de mis túnicas y en la cabeza un velo, ir allá abajo a esperar si viene, que estoy segura de que sí.

Lord Jari, oyendo esto, dijo:

 -Por cierto que iré.

Y levantándose como mejor pudo en la oscuridad, se puso una túnica y un velo de la dama en la cabeza, y se fue al jardín y al pie de un pino se puso a esperar a Teemu.

Lady Juha, cuando lo sintió levantado y fuera de la alcoba, se levantó y cerró la puerta por dentro. Teemu, que el mayor miedo de su vida había sentido sintió, y que cuanto podía habíase esforzado en salir de las manos de la dama y cien mil veces a ella y a su amor y a sí mismo, que confiado habíase, maldijese, oyendo lo que al final había hecho, fue el hombre más feliz que nunca hubo; y habiendo lady Juha vuelto a la cama, amorosamente lo tomó entre sus brazos y tantas veces el beso que le diera en prenda le devolvió que un usurero habríase dado por bien pagado, tanto más la dama.

Acarició sus formas sobre la tela, y como lady Juha no se lo impidiera, por debajo de la prenda lo tocó, desnudándolo y desnudándolo a su vez la dama, para mejor gozar los frutos de su amor.

Si hermoso le había parecido vestido, hermosísimo desnudo le pareció: su pecho liso como de virgen, pues aún no había dado hijos a lord Jari, su vientre blanco y terso que terminaba, entre las piernas, en el miembro de doncel más delicioso que imaginarse pueda. A el dirigíose Teemu, y tanto de besos y caricias lo cubrió  que pronto le hizo degustar las dulzuras del placer, y con su néctar facilitó el camino de su navío a buen puerto.

Gustoso le recibió lady Juha, como que su marido menos de lo que le hubiera gustado se lo daba, dándoselo, sospechaba, a despecho suyo y de natura, a bien parecidos varones. La dama recibió a su amado y tanto hizo para satisfacer el deseo que tan largo tiempo había sentido, que tuvo Teemu que rogarle disminuyera su amoroso ataque, o no respondía de satisfacerlo, a lo que lady Juha de buena gana rió y le dijo que hacía rato satisfecho estaba, y que algo de la dulzura que le había hecho experimentar quería devolverle, por lo que le rogó se dejara llevar de sus caricias.

Honrando su noble nacimiento, Teemu complajo a la dama y pronto conoció en sus brazos la mayor dulzura del amor, más deliciosa de lo que jamás la hubiera experimentado.

Y como aún amor les quedase, juntos se solazaron y disfrutaron hasta que el ardor que los atizaba quedo momentáneamente aplacado. Luego, no pareciéndole a la dama que Teemu debiese quedarse más, lo hizo levantarse y volver a vestirse, y así le dijo:

 -Dulce boca mía, coge un buen bastón y vete al jardín, y fingiendo haberme requerido para tentarme, como si fuese yo misma, dirás insultos a Jari y me lo sacudirás de lo lindo con el bastón, porque de ello se seguirá luego maravilloso deleite y placer.

Levantándose Teemu y yendo al jardín con una vara de sauce en la mano, cuando llegó junto al pino y lord Jari lo vio venir, y levantándose como si quisiese recibirlo con grandísima fiesta, le salió al encuentro; al cual dijo Teemu:

 -¡Ay, malhadado doncel, así que has venido! ¿Has creído que yo quisiera inflingirle a mi señor semejante afrenta? ¡Seas mil veces mal venido!

Y alzando el bastón, comenzó a sacudirlo.

Lord Jari, al oír esto y ver el bastón, sin decir palabra comenzó a huir, y tras él Teemu, siempre diciendo:

 -Fuera, que Dios os dé malahora, mal doncel, que por cierto que mañana se lo diré a Jari.

Lord Jari, habiendo recibido una tunda de las buenas, lo antes que pudo se volvió a la alcoba; a lo cual preguntó lady Juha si Teemu había ido al jardín. Lord Jari dijo:

-Así no hubiera ido, porque creyendo que eras tú me ha molido con un bastón y dicho las mayores injurias que nunca se han dicho a un deshonesto doncel. Así yo me maravillaba mucho de que él te hubiese dicho aquellas palabras con ánimo de hacer algo que fuese en vergüenza mía; sino que porque te vio tan alegre y cordial, quiso probarte.

 Entonces  dijo la dama:

-Alabado sea Dios porque a mí me ha probado con palabras y a ti con obras; y creo que podría decir que yo soporto con más paciencia las palabras que tú las obras. Más puesto que tal lealtad te tiene, hay que tenerlo en estima y honrarle.

Lord Jari dijo:

 -Por cierto que dices verdad.

Y basándose en aquello, era de la opinión de que tenía el doncel más leal y el más fiel servidor que nunca había tenido un noble; por la cual cosa luego muchas veces los tres bromeasen sobre este hecho, tuvieron Teemuu y lady Juha mucha más facilidad de la que por ventura habrían tenido para hacer aquello que les daba deleite mientras que a Teemu le plugo quedarse con Jari en Oulu.

***

Stranamente pareva a tutti madonna Giovanna essere stata maliziosa in beffare il suo marito, e ciascuno affermava dovere essere stata la paura d’suo innamorato grandissima, quando, tenuto forte dalla donna, l’udì dire che egli d’amore l’aveva richesta…

 

Notas finales:

Los personajes que yo he imaginado:

Jari, el rubio, Teemu, el castaño: http://i1026.photobucket.com/albums/y326/NezalXuchitl/jariveateemu_zps46227443.jpg

Juha: http://i1026.photobucket.com/albums/y326/NezalXuchitl/Juha_zpsb4d781e3.jpg

Bueno, les reitero que agradeceria conocer su opinion respecto al "nombre en femenino" en un universo de donceles.

Kiitos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).