Me encontraba sentado en la pileta de la plaza a un par de cuadras del trabajo. Veía a la gente caminar con prisa, hablando por telefóno, preocupada, estresada. Y un poco más allá un grupo de jóvenes riendo y pasándose un cigarrillo a escondidas. El uniforme escolar era muy similar al que utilizamos alguna vez hace unos 10 años atrás, y sonrío leve recordando a mi grupo de amigos de la secundaria.
- "Eran buenos tiempos" -terminé lo último de mi sandwich y amuñando la servilleta me puse de pie. Luego de sacudir mis ropas y botar la basura en un ceto me encaminé de vuelta a la obra.
Soy Noah, un arquitecto de 28 años. Soltero, no me quejo. Me gusta mi independencia, y la aprecio cada vez más cuando veo a mis colegas con sus problemas familiares. Mi mejor amigo, Jean, vive en australia hace unos 7 años, luego de irse con su esposa. De vez en cuando hablamos por email y hace poco nació su 2ndo hijo, me envió una foto -suspiro -Ok. Él fue mi primer amor, y estuve loco por él los últimos 3 años de secundaria, en secreto claro. Qué digo, aún me siento frustrado y creo que jamás lo superaré.
- Tengan cuidado con eso! -grito fuerte a los maestros mientras me pongo el casco para seguir fiscalizando mi proyecto. Ésta vez, es un hotel.
- Señor, han traído el concreto, debe firmar acá para la recepción -se me acerca corriendo mi asistente.
- Tu espalda -le hago girarse para apoyar el papel ahí -han llamado de la municipalidad? -consulto con dificultad al tener la tapa del lápiz entre los dientes.
- Sí, han dicho que mañana deberían de llegar los papeles. Han sido aprobados -dijo el muchacho.
- Genial -sonreí con ganas -"un trámite menos" -pensé entregándole los papeles. Me giré en mis tobillos y vi algo que me erizó la piel -"un fantasma" -fue lo primero que pensé al abrir los ojos más de lo normal.
Erwin al notar mi reacción me miró extrañado.
- Él lo está esperando hace un rato, quiere hablar con usted sobre práctica, o algo así -indicó al pelinegro quién timidamente miraba hacia los alrededores parado cerca de la puerta de mi oficina.
Mierda, es igual a Jean hace 10 años atrás -sacudí la cabeza intentando digerir lo que que veía.
Tragando despacio me acerqué y me miró medio sorprendido.
- Muy buenas tardes -hizo una rápida reverencia viéndose bastante nervioso.
- Hola... tú eres.. -le miré cohidido, era endemoniadamente igual a él, solo que tenía la piel un poco más oscura y los ojos miel. A diferencia de Jean que los tenía verde.
- Oh, disculpe. Soy Alec Blair, mi hermano me recomendo que viniera a verle -me ofreció la mano, más yo le miraba espantado aún no asimilando lo que me decía.
- Con que eres el hermano de Jean, no? -Todo pareció calzar cuando recordé al pequeño niño que nos espiaba cuando jugabamos videojuegos en casa de los Blair. Tomé su mano aún temeroso y shockeado por su parecido, que me hacía sentir mil volteos de electricidad recorrer por mis venas.
- Sí, me dijo que podría venir a hablar con usted, para ver si me podría aceptar como practicante -sonrió timidamente -Estoy en mi 4to año de Arquitectura -sacaba un papel del bolso que llevaba cruzado en el torso.
- Ok, entremos a mi oficina porfavor -le indiqué entrar mientras abría la puerta del conteiner.
- Aquí está mi malla curricular y la carta del decanato de mi facultad -sonrió algo sonrojado el muchacho luego de sentarse, mientras me ofrecía una carpeta negra.
- Qué días tienes disponibles? -consulté hojeando los documentos, intentando olvidar que era hermano de mi primer amor.
- De martes a viernes, estoy dando solo 3 ramos y se imparten el lunes -sonreía ansioso, me quedé mirándole algo embobado, me recordaba demasiado a él.
- Ok, entonces podrías empezar mañana? -no pude evitar sonreír, y me sorprendió que sus mejillas se sonrojaran significativamente.
- Si! sería genial -respondió rápido con una amplia sonrisa.
- Ok, entonces trae ropa de seguridad -me puse de pie -acá te pasaremos un casco -le ofrecí la mano para cerrar el "trato".
- No lo decepcionaré -fué lo último que dijo antes de desaparecer por la puerta.
Ok. Eso no me lo esperaba -me tomé la frente, mas mi mano tuvo que bajar a mi pecho. Mi corazón palpitaba como loco -Esto es demasiado confuso.
Flash-Back
La graduación pareció eterna, recibimos nuestros diplomas y algunos lloraban abrazados unos con otros. Se tomaban fotos y platicaban sobre sus futuros estudios y/o planes, en cambio yo, estaba más preocupado con la desición que había tomado. Hoy, le confesaría mi amor a Jean. Y nadie podría detenerme. O eso creía en ese entonces.
Carraspié la garganta y me decidí a acercarme a dónde se encontraba firmando algunos anuarios.
- Oh! Noah, qué haces allí? -me sonrió tan serenamente como siempre, algo nervioso le sonreí llamándole con la mano para que se saliera de entre el grupo - Qué ocurre señor misterioso? -rió una vez a mi lado.
- Tengo que hablar contigo, vayamos a la fuente? -le dije intentando parecer normal, mas me miró con cara de espanto, notando recién ahí que mi voz había sonado casi de ultratumba.
- Ocurrió algo? -me miró preocupado cuando ya estabamos en el lugar.
- Pues ... -comencé a balbucear -me han aceptado en la escuela de Arquitectura en Ohio -Dije mirándole fijamente. Pareció sorprendido, pero luego se le formó una gran sonrisa en la cara.
- pero eso es genial! -se abalanzó a abrazarme -felicitaciones! -rió palmeándome la espalda.
- Creí que sería el único que me iría a Ohio! Será genial! podremos seguir viéndonos y jugar videojuegos como siempre ! -decía emocionado el pelinegro.
Entonces entré en consciencia. No podía confesarme, ser rechazado, y luego perder la oportunidad de seguir viéndole. Pensaba en contarselo con la idea de quizá no verle jamás. Ok, guardaré silencio una vez más.
***
Una vez que entramos en la Universidad, cada uno vivía en los dormitorios de su respectiva institución, nos juntabamos los fines de semana a comer alguna porquería, beber y jugar videojuegos. Todo iba de maravilla, menos ese sentimiento que crecía cada vez más y se acumulaba queriendo explotar y salirse por todos los poros de mi piel.
- Estás tan ebrio -rió Jean con una voz casi inentendible.
- Creo que ese eres tú -sonreí leve cargándole hasta su dormitorio.
- Noah, eres muy bueno conmigo, deberías conseguirte una buena novia y dejar de cuidarme -decía entre balbuceos con la cabeza gacha.
- No estoy interesado, prefiero pasar el tiempo contigo -cerré la puerta tras entrar, y depositarle en la cama.
- No siempre estaré... -decía con los ojos cerrados por el cansancio. Se le veían las mejillas coloradas bajo la escasa luz de la luna que entraba por la ventana, la boca levemente abierta y respirando por esta con dificultad. Esa escena, se me hizo demasiado erógena, aún más con el alcohol que llevaba encima.
Sin dudarlo me acerqué, y me acerqué más, hasta acortar el espacio entre nuestros labios. Me quedé ahí unos segundos, hasta sentir su mirada clavada en la mía.
- Qué haces? -dijo con la voz demasiado clara como para lo ebrio que pensé que estaba.
Me alejé inmediato y senté en la cama sin saber qué decirle.
- Lo siento, no sé en qué estaba pensando. -dije aún sin mirarle.
- definitivamente necesitas una novia. Hoy conocí a una chica, es bastante agradable -pareció preocupado por mi -y tiene una amiga.. deberíamos salir alguna vez -me sobó el hombro.
Sentí como mi corazón era atrevesado por esas palabras, no sabía bien si era pena u odio, pero debía de acabarse.
- Mejor me voy, nos vemos otro día -me paré mecánicamente y sin esperar que respondiera salí de ahí.
Y así mismo, con el sonido de la puerta, cerré aquella ilusa idea de tener algo con él. Simplemente nunca ocurriría.
Fin Flash-Back