Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Su hermano y Yo por 4gesen

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aquí les traigo el segundo capítulo! espero les guste tanto como a mi me gustó escribirlo ! n_n

 

Aquel muchacho se ve muy animoso haciendo simples mandados, como ir a revisar faenas o ayudando a los maestros a entender los planos. Le quedo mirando por largos lapsos y de pronto me descubro sonriendo ante ciertos detalles y gestos que hace, como muecas o el hecho de correr de un lado al otro como un niño.

"Se parece demasiado" -Con ese carisma y esa hermosa sonrisa, pero cuando su mirada se cruza con la mía, es totalmente distinta. Puedo sentir un aura casi oscura que envuelve sus ojos y me transportan a un lugar desconocido que me eriza la piel. Le temo.

- Puedo ir a almorzar con usted? -me consulta tímidamente al ver que yo ya me arreglaba para hacer mi rutina de siempre de ir a la plaza y comer algo rápido -Traje el mío -dijo rápido ante mi mirada de cuestionamiento, mostrándome un pequeño bolsito rectangular.

- Claro -dudé un momento pero antes de decidirme ya estaba aceptando con una leve sonrisa.

Durante el camino permaneció callado, pasé a comprar un sándwich de atún y una ensalada y seguimos hacia la plaza.

- La última vez que te vi medías como un metro -bromeé abriendo mi botella de jugo una vez ya acomodados en mi lugar favorito, la pileta.

- No era tan bajito -rió fingiendo molestia -pero sí, ha pasado mucho tiempo -pareció nostálgico. Guardé silencio y pronto habló de nuevo -Porqué le gusta comer aquí, en vez de ir a un restaurant o algo así? -sonrió viéndome con intriga.

Me quedé pegado viendo sus ojos, pero reaccionando desvíe mi mirada a la gente indicándoles apenas con un gesto al mover la cabeza.

- Me gusta observar a la gente, sobre todo en esta plaza, ocurren sucesos tan diferentes en el mismo espacio y tiempo. Pero cada quién pareciera tener una burbuja, ninguno tiene conexión con el otro -explicaba sin despegar la vista de la gente.

Sentí su mirada insistente clavada en mi rostro, le miré de reojo y no pude evitar sonreír ante el nerviosismo que me provocaba.

-Mira -le indiqué a un caballero con un largo abrigo gris y una boina, quién sentado en una de las bancas alimentaba a las palomas -él viene todos los martes y jueves. Le he visto en varios horarios durante esos días. Siempre me había preguntado por qué eran esos días y no otros. Entonces una vez miré más, y me quedé observándolo hasta que el sol bajó... -me detuve y le miré. Me veía intrigado, como cuál niño escuchaba un cuento de terror.

- Y qué descubrió? -me dijo con voz baja.

- Que siempre que alzaba la mirada, miraba hacia allá -le indiqué un edificio.

- La clínica... -dijo al unísono conmigo y sonrió ante eso encogiéndose leve de hombros.

- Y se queda esperando y viendo su reloj a cada rato. Pasan las 7 pm y se marcha de ahí a tomar el autobús -me detuve viéndole fijo, esperando a que concluyera lo mismo que yo.

- A las 7pm normalmente acaba el horario de visitas... será que...? -alzó la vista hacia el anciano, viendo como éste pegaba la vista en la clínica.

- Exacto... Quizá no se atreve a visitar a alguien y espera todo el día esperando tener el valor de hacerlo -bebí un poco de mi jugo viendo igual al anciano quién nuevamente bajaba la vista hacia las palomas tirándole un puñado de migas, con un dejo a tristeza en toda su postura.

- Jamás me hubiese dado cuenta de eso -murmuró el chico sacándome de mis pensamientos.

- No es nada de qué preocuparse, simplemente encuentro que hay más cosas que ver en el resto que en mi propia vida, tal vez -reí leve mordiendo mi pan.

- Pero... eres, digo -se disculpó -es… alguien muy interesante a mi parecer -le miré y ahí se encontraba, con una sonrisita amigable y un poco de rubor en las mejillas. Tan deliciosamente fresco.

Desvié rápido mi vista, antes de que pudiera sentir el nerviosismo que causaba en mí. No puedo salir de mis cabales –me recordé a mí mismo respirando hondo.

-          Deberíamos regresar –dije luego de un rato cuando ya acabábamos de comer.

Los días siguientes fueron bastante ajetreados, con suerte alcanzaba a comer algo que me traía mi asistente y a ratos me perdía viendo a lo lejos al muchacho practicante. Le daba un par de instrucciones, por no tener mucho tiempo, y me alejaba para seguir en lo mío. Me alegré cuando por fin llegó el viernes.

El día pasó rápido, y no me di cuenta, cuando la hora de salida ya pasaba y yo aún me encontraba en mi escritorio viendo unos detalles constructivos.

-          Ya me voy –avisó mi asistente ya con el abrigo puesto. Le hice un gesto de despedida sin alzar la vista y seguí en lo mío.

Pronto, volvieron a abrir mi puerta.

-          Disculpe –me habló el pequeño Jean, digo “Alec”. Levanté la vista viendo sus preciosos ojos pardos –me preguntaba si quería un café, iré por uno antes de irme –indicó afuera con un pulgar. Su voz sonó temblorosa y lucía bastante avergonzado.

Sonreí  encantado.

-          Bueno, si vienes a tomártelo conmigo –no pude evitar sonar interesado. Arrepintiéndome enseguida de lo que decía.

-          Claro! Vuelvo enseguida –dijo animoso con una amplia sonrisa.

-          Espera –le detuve cuando se devolvía por la puerta y busqué mi billetera –podrías traer también un dulce, un pastel o algo por el estilo –le estiré la mano ofreciéndole un billete.

-          Ok, vuelvo enseguida –lo recibió y enérgico desapareció en la puerta.

Sonreí para mí, y mágicamente mis ansias por trabajar habían acabado. Continuaré mañana- me atreví a darme un descanso para disfrutar un rato de su compañía. ¡¿Disfrutar?! –Ya, no hay nada de qué alarmarse. Es solo que se parece mucho a Jean, y hace tiempo que no lo veo. Debe ser eso, sí. Intentaba convencerme mientras guardaba mis trabajos y cerraba sesión en el computador.

El tiempo que demoró en llegar me pareció eterno, aunque solo fueron unos 15 minutos.

-          Siento la tardanza –fue lo primero que dijo intentando entrar a la oficina, viéndose bastante complicado con ambos vasos de café y una bolsita colgando de su brazo. Me apresuré en ponerme de pie, y abrirle bien la puerta al tiempo que le arrebataba uno de los café de las manos.

-          Está bien, te demoraste poco –sonreí haciendo un espacio en el escritorio para que dejara las cosas.

Abrió la bolsita que traía mostrando unos pastelitos de chocolate.

-          Intentas sobornarme para que te haga un buen informe? –bromeé –me encanta el chocolate –tomé uno de los tenedores desechables.

Se encogió de hombros y se sentó en silencio en frente mío, parecía avergonzado con ese leve rubor en las mejillas. Ansiaba preguntarle qué pensaba, mas me dediqué a mirarle como sorbía un poco de su café.

-          Gracias –pronunció de pronto llamando mi atención –gracias por darme esta oportunidad –alzó recién la mirada pareciendo aún más sonrojado, haciendo que yo igual me sienta apenado.

-          No hay de qué –respondí rápido intentando pasar por desapercibido.

-          No, enserio. De verdad le admiro mucho –sonrió tímidamente. Temí formular una pregunta, mas no tuve que hacerlo, él siguió hablando. –No sería mentira decir que por usted entré a estudiar Arquitectura –le miré extrañado arqueando las cejas.

-          ¿Cómo…? –sonreí incrédulo.

-          Bueno, una vez estaba hojeando unas revistas, en una visita al médico –contaba moviendo las manos de un lado a otro –y pues, había una noticia sobre un concurso de arquitectura, y usted fue el ganador –me miró seriamente.

-          Enserio? Qué concurso? He ganado como 5 –sonreí orgulloso de mí mismo.

-          Fue uno de hace 7 años, creo que aún era estudiante, no? –me miraba fijamente haciéndome creer que veía a través de mí. Asentí despacio sabiendo exactamente a que proyecto se refería –Bueno, la revista la vi hace unos 4 años, cuando aún no estaba seguro de qué estudiar. Pero lo curioso fue… que yo ya había visitado ese “memorial” antes de ver la revista –sonrió ampliamente.

Sonreí también ante tan bonita mirada que me ponía, y pronuncié un “¿Qué?” con los labios, sin emitir sonido alguno.

-          Quedé encantado esa vez, era magistral… el espacio realmente provocaba demasiadas emociones, y más aún por la historia de mi familia plasmada directamente ahí. –El memorial trataba sobre un gran incendio en un orfanatorio, para conmemorar a las víctimas y todos los bomberos que fallecieron ahí. Entré al concurso sabiendo muy bien la historia, dónde el abuelo de ambos chicos había fallecido intentando rescatar a dos niños, que por suerte salieron ilesos. Era un regalo para Jean, mas nunca lo vio.

-          Pues realmente me enorgullece saber eso –sonreí sintiendo un alivio enorme, aunque haya sido dedicado a Jean, si su hermano lo disfrutaba, puede ser que mi amigo igual lo haría.

-          Cuando vi la foto del Arquitecto creador del proyecto. Te reconocí enseguida –bajó la vista notándose aún más afligido.

Le miré por un largo rato en silencio, bebiendo de mi café y no atreviéndome a preguntar o ir más allá. Se me estaba haciendo cada vez más peligroso el terreno. “Él es como Jean, o como me gustaría que hubiese sido” –divagaba en recuerdos cuando sentí su mirada clavada en mi rostro.

-          Es hora de irnos –le sonreí apenas acabando con mi pastel. Asintió haciendo lo mismo.

Nos despedimos en el estacionamiento, dónde ofrecí llevarle, mas prefirió tomar el autobús.

En casa, me recibió mi gato con un maullido exigiendo su leche de la tarde.

-          Qué glotón eres, ya ves cómo te estás poniendo? –lo levanté del suelo acariciándole la barbilla –Están pasando cosas muy raras –le comenté al felino quién ronroneaba feliz, mientras me encaminaba con él a la cocina –Ese chico me pone los pelos de punta, sabías? –le dejé en el suelo nuevamente para buscar la leche y servirle un poco en su plato –no sería justo caer otra vez, no crees? –le acariciaba el lomo mientras lamía el blanco líquido.

 

 Flash-Back

Me llamó diciendo que tenía algo muy importante que decirme, mi mente comenzó desde ese momento a maquinar mil opciones posibles que podían ser. No podía decidirme ni si quiera qué ponerme para ir a ese bar con él. Todo era muy confuso, hace ya casi dos meses que no le veía, y ya parecía una tortura.

-          Voy a casarme –dijo de pronto mientras bebíamos unas copas.

Casi me atraganté de la impresión y le vi espantado.

-          Hey! No es para tanto –rió sobándome la espalda.

-          Pero, cómo? Cuándo? POR QUÉ?!! –le dije exaltado.

-          Pues con Lourisse, nos iremos de intercambio a Australia, y queremos casarnos antes de irnos- decía tímidamente.

“Lourisse?” quién es esa? –me sentí realmente molesto por no saber lo que pasaba en la vida de mi mejor amigo, ¿tanto tiempo me perdí? Arquitectura y sus larguísimos proyectos –regañé entre mí.

-          Vaya, si que me perdí de mucho –le miré incrédulo bebiendo lo último de mi vaso.

-          No te preocupes, seguiremos en contacto –posó su mano en mi brazo intentando “serenarme”.

-          Ni si quiera sabía que estabas saliendo con alguien –regañe soltándome de su agarre.

-          Si te hablé de ella Noa! –pareció molesto –nunca me prestabas atención, estabas demasiado sumido en tus proyectos –se cruzó de brazos con el ceño fruncido.

Ok. Tiene razón, nos juntamos un par de veces. Me iba a ver a mi habitación y yo solo pretendía escucharlo mientras seguía trabajando. Lo siento, de verdad me apasiona la arquitectura, y más aún en esa fecha que intentaba ganar el concurso, para él.

-          Pero que va, te irás a Australia –pedí otro trago y de puro orgullo no le comenté sobre que ya había entregado mi participación, los resultados saldrían en un mes.

-          Me voy en 2 semanas –terminó por sentenciar lo poco y nada que me quedaba de corazón, creí hasta escuchar cómo se quebraba y caían trocitos al suelo.

-          Y cuando te casas? –bajé la vista casi hablando por inercia.

-          El Lunes, irás verdad? –sonrió bonitamente y feliz.

-          Claro –fingí alegría.

Esa noche nos emborrachamos, lo dejé en el taxi, y yo caminé, y caminé. Me daba vueltas la cabeza, y no solamente por el alcohol. ¿Por qué tenía que abandonarme? ¿Porqué no lo hizo cuando entramos en la Universidad? Mierda, todo hubiese acabado en ese día de graduación.

No fui a su matrimonio. Si hubiese sabido que esa iba a ser la última vez que le veía, quizá me hubiese declarado. Y quizá si tenía suerte, él hubiese creído que solo fue un sueño, al otro día.

Me encerré las 2 semanas enteras, con el celular apagado. No quería despedirme.

 

Fin Flash-Back

Notas finales:

Espero lo hayan disfrutado! Espero se animen a dejar algún comentario y/o crítica! siempre serán bienvenidas :)

 

Sin más, nos vemos en el próximo capítulo.

 

Muy buenas noches


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).