Prólogo
Hace algunos años, en una pequeña ciudad de Corea del Sur vivía un joven soñador de 16 años llamado Kim Jaejoong. Su cabello era negro y sus ojos eran penetrantes y de mirada profunda, tenía una perfectamente esculpida nariz y unos pequeños labios que siempre estaban rojos. Pero aunque era muy guapo, su sonrisa reflejaba cierta tristeza. Vivía con sus padres adoptivos, pues había vivido hasta los doce años en un orfanato. Por ende, su carácter era difícil y era muy frío con las personas pues temía abrir su corazón para ser lastimado.
Su mayor anhelo era convertirse en artista. Sí, su sueño era ser cantante y el día que cumplió 17 años decidió escaparse de la casa de sus padres y de la cuidad en la que vivían para viajar a Seúl y llevar a cabo su gran sueño.
Caminaba por las calles de los suburbios, buscando un departamento en Seúl cuando vio un montón de gente agrupada en un círculo para ser espectadores de lo que sería una pelea. Si otro hubiese sido el caso, de seguro hubiese continuado con su camino, pero por alguna razón, sintió que debía acercarse a ver.
Entonces lo vio: uno de los chicos que peleaba, estaba sin camisa, tenía el cabello alborotado y gotas perladas de sudor adornaban su frente. Sin percatarse de ello, Jaejoong había entreabierto los labios al reconocer al hombre más guapo y sensual que sin duda hubiese visto antes. Sí, aquel chico tenía algo especial.
Días después, la agencia de talentos más importante de Corea estaba haciendo una audición en la que sólo dos chicos serían escogidos y Jaejoong decidió presentarse.
Lo organizaron en un gran grupo que superaba los 5.000 con chicos de su edad y lo formaron en una fila para que esperara su turno.
Una vez más, y como si ese fuera su destino, aquel muchacho de piel bronceada y cabello castaño apareció frente a sus ojos. Esta vez no se trataba de una pelea, sino de que el chico también se presentaría en la audición.
La música comenzó a sonar y el otro muchacho se movía como los dioses.
Dos horas después los resultados de la audición fueron revelados.
No cabía duda: era el destino. Entre los 5.000 chicos, Kim Jaejoong y aquel otro muchacho habían sido escogidos para la formación del que sería el nuevo grupo de la SM ENTERTAINMET.
Jaejoong sintió como su corazón dio un salto para luego paralizarse cuando el chico se le acercó para hablarle.
–Hola –saludó el más alto mientras sonreía amablemente –mi nombre es Jung Yunho. Espero que podamos ser buenos amigos. Soy de Kwanju y antes de venir aquí gané el premio nacional de YMCA por mi baile. ¿Tú de dónde eres?
–Soy de… –tartamudeó un poco –Soy de Chungnam y –bajó la voz con cierta decepción en sus palabras –no he ganado ningún premio antes.
–¡Qué coincidencia! –exclamó el menor ignorando el último apunte del más bajo –Ambas fuera de Seúl –rió Yunho –algo me dice que seremos buenos amigos –insistió –seguro que sí.
–Claro…
Ambos debían ser entrenados hasta su debut pero ninguno de los dos tenía un departamento propio, ni conocían a nadie en la cuidad por lo que después de hacerse buenos amigos –tal como Yunho lo predijo–, decidieron rentar un departamento juntos.
Una noche estaban exhaustos luego de un largo día de ensayos y duro entrenamiento; sentados sobre el único sofá que tenían en su diminuto hogar, comiendo arroz con agua hervida porque era lo único que tenía para comer, mientras veían una película de acción en el viejo y gastado televisor que un vecino les había regalado.
–Oye Yunho –habló el pelinegro –siento curiosidad… ¿por qué te estabas peleando aquella vez?
–¿De qué hablas?
–Días antes de la audición, te vi peleando en la calle, estabas sin camisa y parecías muy rudo. Pensé que eras un gánster.
–¿Un gánster? –Repitió el moreno riendo sonoramente –ese día me enojé con un tipo que no viene al caso. Intenté evadirlo pero seguía buscando pelea. Me trató de pobre diablo e insultó a mi familia por ser de Kwanju y mencionó algo acerca de mis padres... No sé cuál es su problema pero le di su merecido.
–Pero los puños nunca son la solución.
–Lo sé pero ya qué más da. Bien, ahora que te conté lo mío, tú respóndeme algo.
–¿Qué quieres saber?
–Antes de venir a vivir aquí juntos, te pregunté que si podía mudarme contigo a tu departamento pero siempre te negabas. ¿Por qué no querías vivir conmigo?
–Oh –Jaejoong sintió sus mejillas arder –seré honesto contigo. –Suspiró –En el lugar en el que vivía antes, la renta era de 150 wons. Llevaba varios días sin pagar y un día la dueña me dijo “Si no pagas hasta dentro de dos días, sacaré tus cosas a la calle” así que trabajé como extra en una película y con eso gané 80 wons pero aún me faltaban 70 wons para juntar el dinero. Entonces compré dulces y chocolates muy baratos para venderlos en las casas y en las tiendas pero… quizás pensaban que los había robado por mi apariencia común. Finalmente una señora dijo que yo tenía la edad de su hijo y me dio lo que faltaba, entonces pagué la renta por el siguiente mes, conseguí trabajo y pude aceptar tu ofrecimiento.
–¡Vaya! –Durante todo el tiempo que Jaejoong había hablado, Yunho había mantenido la boca abierta –no sabía que habías pasado tantas dificultades, y yo que pensé que no querías vivir conmigo.
–Nada de eso, Yunho –Se encogió en posición fetal abrazando sus piernas y sonrió –nada de eso…
Aunque Jaejoong no se atreviera a decirlo, lo cierto es que estaba realmente feliz de vivir con Yunho y de mantener aquella pura y perfecta amistad. Por otra parte, lo que Yunho decía era cierto, la vida de Jaejoong no había sido fácil en lo absoluto; por eso su personalidad no era precisamente cálida pero con él, todo su mundo cambiaba, porque sentía que aquel moreno sonriente era parte de él de alguna extraña forma.
Al otro extremo de la cuidad, se encontraba Park Yoochun, un chico de 16 años quien había vivido en Virginia-USA donde aprendió inglés y después de formar parte de un grupo juvenil en los Estados Unidos, regresaba a Corea para unirse a la SM ENTERTAINMET.
Mientras tanto, Kim Junsu y Shim Changmin de edades similares, aprendices de la misma agencia de talentos, empezaban a hacerse amigos: el primero era entrenado por la SMENT desde los 12 años mientras que el segundo, con sólo 14 años, había pasado la prueba e igual que Junsu, se seguía entrenándose y esperaba con ansias su debut.
Finalmente, los presentaron y les informaron que ellos cinco formarían un grupo que sería llamado “TVXQ!” o en coreano “DBSK-Dong Bang Shin Ki” ya que esto significaba “Los dioses del Este”.
Debutaron el 26 de diciembre de 2003 en un especial que navidad que protagonizaron BoA –su compañera de agencia– y Britney Spears. Su canción debut fue “HUG” y cantaron también una versión A Capella de “Oh Holy Night” junto a BoA.
Afortunadamente, el público los recibió muy bien y se convirtieron en todo un éxito. Siendo los embajadores del pop en corea y los más populares entre los adolescentes.
Es así como comienza la historia de los “Dioses del Este”. Cinco hombres que cambiaron la vida de miles de personas con su música y cuyas propias vidas tienen una compleja historia que merece ser contada.