Ritsu Onodera despertó esa mañana en el departamento de su vecino y jefe, Masamune Takano. No quiere saber la razón, ni tampoco lo que sucedió la noche antes, así que como siempre, decidió salir a escondidas de aquella habitación en la que tantas veces ha estado.
Al salir de aquella oscura habitación, se dio un pequeño golpe en la espinilla con la estantería que Takano tenía en su salón. Casi todos los libros de ella, cayeron inmediatamente haciendo un ruido espantoso. Ritsu, asustado, se asomó a la puerta de la habitación en la que había pasado la noche, para asegurarse de que su jefe no se hubiese despertado, e increíblemente, así fue, con lo cual volvió a el salón para colocar los libros en la estantería de nuevo.
Cuando por fin creyó haber colocado todos los libros, se dio cuenta de que faltaba uno, al cogerlo, una fotografía se desprendió de él.
Ritsu quedó perplejo al ver aquella fotografía, en la que aparecía su rostro sonrojado, (como siempre) pero lo que más impacto le causó, fue darse cuenta, de que esa foto mostraba a un Ritsu más joven, un Ritsu de hace 10 años. Esa imagen le llenó totalmente de recuerdos, en los que el protagonista era Masamune Saga, su Sempai.
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Por fin había tocado la campana de la última clase, lo que significa, que podía ir a la biblioteca, para encontrarme con mi Sempai.
Como siempre, cogí un libro y me senté en la mesa más próxima a la puerta de entrada, para que no fuese difícil encontrarme. Sentí como mi rostro se iluminó al oír unos pasos dirigiéndose hacia la biblioteca, abrieron la puerta, era él, mi Sempai, con sus ojos color miel mirándome a la vez que sonreía. Desde que él y yo “salimos” (Creo que eso es lo que estamos haciendo) Noto a Saga más… ¿Cómo decirlo? ¿Feliz? Y eso me llena de ilusión, ya que de una forma egoísta, pienso que es gracias a mi existencia…
-Buenos días, S-Sempai – Logré decir algo avergonzado.
Él solo levantó su mano, en señal de saludo, cada uno de sus gestos me hacía feliz.
Pasamos un largo tiempo en la biblioteca, yo estudiando y él leyendo otro de sus extraños libros, esta vez se trataba, nada más y nada menos de “La tortuga, y su hábitat”
Miré el reloj, la biblioteca estaba a punto de cerrar sus puertas al público, así que me levanté de la silla haciendo el mínimo ruido posible para no molestar a Saga.
-¿Ya te vas?
-S-sí, es que están a punto de cerrar y… bueno… yo .
-Espera, te acompaño.
Como él dijo, me acompañó hasta el cruce más cercano de mi casa.
-G-gracias por acompañarme, Saga – Mi cara estaba totalmente roja.
-Ritsu – Cada vez que decía mi nombre, yo me estremecía.
-¿S-sí?
-Me gustaría poder salir contigo mañana, si no tienes nada que hacer. He oído que un famoso escritor llegará a Tokio y querría saber si…
-¡Sí! – Le interrumpí – Bueno… yo… esto… - no sabía dónde meterme.
-Vaya, entonces genial. M-mañana te recojo aquí a las diez de la mañana… si… te parece bien… claro.
-¡Sí! – Seguro que son imaginaciones mías, pero juraría haber notado a Saga nervioso – Hasta mañana, que duerma bien, S-sempai.
Él hizo el mismo gesto que en la biblioteca para despedirse, y así, dejándome solo con mis pensamientos. No podía creerlo, ¿Yo? ¿Una cita con la persona a la que más amo en este mundo? Creía que mi suerte empezaba a cambiar desde ese momento… Al menos… Eso creía.
CONTINUARÁ.