“Lee Seung Hyun”
-Hace frio- menciono Ji colocándose su abrigo, miro por la ventana, de verdad el aire estaba fuerte, arrastraba muchas cosas frente a ellos, se retiro de la ventana regresando a la mesa con todos los chicos- Tal vez si me lleve volando- menciono sacando una sonrisa.
-No digo que a Ri por que es pesado- menciono DaeSung haciéndolos reír.
-¡NO ESTOY GORDO!- grito tomando más chocolate.
-¿Cómo conocieron a Yang?- pregunto Ji tomando asiento a lado de Seung.
-Fue diferente para cada uno- respondió con tranquilidad Bae.
-¿Nos contaran?- pregunto Seung, los tres asintieron mirándose.
-Bien, comenzare yo- SeungRi hablo resguardándose en su abrigo- Creo que soy el menos trágico- soltó una risita mirando a la nada- en realidad yo fui olvidado por mi familia, me salí de mi casa cuando se fueron sin decirme nada, conocí a Yang en uno de mis trabajos de medio tiempo, ahí me ofreció trabajar en su cafetería, me daría un hogar y un buen sueldo, le costo hacerme aceptar pero hoy le agradezco que lo siguiera intentando- sonrió con nostalgia recordando todo.
Flash Back
-¡Madre!- un pelinegro gritaba ansioso- ¡Madre!- corría por toda la casa- ¡¡¡MADRE!!!- observo aquel amplio closet completamente vacio, ¿Dónde estaban las cosas de su madre? ¿La ropa de su padre? Corrió con el corazón en la mano, no podían hacerle eso, no otra vez, no después de que los había buscado, solo con tan solo trece años, no podían, llego a la puerta con las lagrimas desbordándose tomo el teléfono marcando ansiosamente ese número que había luchado por aprenderse, fuera de servicio, apagado, marco ambos números, sus padres debían estar ahí, tal vez habían salido temprano al trabajo y no querían despertarlo, tal vez alguien los llamo de urgencia, algo debía haber pasado, ALGO.
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Dos días después
La luz se había ido, el servicio del teléfono estaba próximo a vencer, el gas se había acabado, la comida escaseaba, sus padres no habían dejado mucha, miro la nota en donde rebosaba un ‘Lo siento’ no podía creerlo, no de nuevo, tres años, TRES MALDITOS AÑOS, buscándolos, ¿Para que? Para que lo dejaran de nuevo, ¿Por qué? ¿No lo querían? ¿Era difícil mantenerlo? ¿Tenia mala actitud? Podía cambiar, el los quería, quería estar con ellos, ser una familia, terminar de estudiar, llevarlos a su graduación, ¡Dios! Tan solo tenia 16 años, no tenía nada más que esa vieja casa, sus lágrimas se habían secado, había gastado todas.
Cinco días después
Tal vez habían salido y tuvieron un accidente, corrió con esperanza entre estaciones de policía y hospitales, observo las noticias durante una semana más.
Consiguió comida con el restante de sus ahorros, no había noticia de ellos, nada, las lagrimas volvieron a caer, ¿Por qué era tan estúpido?.
El dinero comenzó a escasear, no había mucho que hacer, tenia que empezar de cero, nuevamente, la escuela la había dejado desde la primera vez, tenia que encontrar un trabajo, no podía regresar con aquella señora que le había ofrecido refugio y cuidado, no después de haber salido sin decirle nada en contra de su oposición para buscar a los zánganos de sus padres, debió hacerle caso, su puño se estrello contra la pared duramente, sus nudillos sangraron, se limpio las lagrimas que aun emergían.
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Una florería
Podía trabajar ahí por el momento, ingreso al local con una sonrisa, debía ser fuerte, una vez más.
Un restaurante
No sabía nada acerca de eso, pero al menos de lava trastes fue contratado.
Una fabrica
Le tocaba cargar cajas por la mañana
Su vida se basaba en esos tres trabajos, no ganaba mucho pero intentaba subsistir, aquella casona tenia mucho mantenimiento, no podía venderla por que era menor de edad así que decidió salir de ahí, un viejo cuarto, pequeño, rustico y ligeramente mal atendido se convirtió en su refugio, por la madrugada salía a la fabrica, desayunaba un poco de pan y algún suplemento mientras caminaba hacia la florería, por la tarde se la pasaba en aquel restaurante, en donde a veces corría con suerte y le brindaban algo de comida.
Si lo pensaba bien era afortunado, no a cualquiera le daban trabajo si bien no eran una fuente de ingresos suficiente hacia lo que podía, quería regresar a la escuela, pero le era difícil no podía mantenerse solo, sabia muchas cosas, era inteligente, pero de eso se lo agradecía a la vida, esta le había enseñado muchas cosas.
Su confianza nació tras un año en aquella rutina, era aquel mecanismo de defensa que el había implementado, no volverían a hacerlo menos, el podía solo, como siempre.
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Tres años después
El invierno había llegado de un momento a otro, miro el cielo con cansancio, no podía salir de aquella rutina después de todo ese tiempo, a veces deseaba poder descansar un domingo aunque fuera solo, poder desayunar con tranquilidad aunque sea un pan y café, pero no todo se puede, sonrió con nostalgia, tenia muy en cuenta eso, arreglo su desgastado saco antes de salir del restaurante. Caminaba tranquilamente temblando ligeramente, paso por aquella cafetería de renombre, con precios demasiados altos pero con deliciosa comida o al menos eso le habían dicho, la miro por algunos segundos antes de ver una bolsa frente a el siguió aquel brazo que le ofrecía un vaso más una bolsa de papel con algo dentro.
-¿Qué?- pregunto viendo al hombre de traje frente a el, era extraño, ¿Qué diablos hacia ahí? ¿Por qué le ofrecía aquello?
-Deseas un café de este establecimiento ¿No?- pregunto con expresión tranquila.
-¿Qué?- volvió a preguntar sin entender, miro hacia los lados observando su alrededor no había nadie más, al parecer el tipo venia solo, no era tan grande podría con el.
-No soy un maleante- su paranoia fue escuchada- Te ofrezco este café más el pequeño postre de la bolsa, no es mucho pero deseas probar el café de aquí, te invito a que lo hagas después probaras el mejor café del mundo, el de mi cafetería.
-¿Es eso? ¿Esta promocionando su cafetería?- pregunto con sorna.
-En donde tú trabajaras- lo corto de pronto.
-¿Qué?
-Quiero que trabajes en mi cafetería, me hace falta un empleado.
-¿Qué?
-No es difícil de comprender, te quiero como empleado, aquí- saco un folder con un par de hojas- te ofrezco este sueldo por semana además de un departamento, el horario es este –señalaba cada aspecto en la primera hoja- la dirección de la cafetería es esta, el departamento esta cerca de la cafetería, puedes llegar en menos de diez minutos caminando.
-¿Es en serio?- pregunto asombrado, aquel sueldo era lo suficiente y más para sobrevivir de su manera en un mes, era maravilloso, pero nada era gratis ¿Qué quería aquel hombre por el trabajo, si es que era cierto?
-¡Por supuesto!, piénsalo- le ofreció dejándole el paquete en sus manos- Te veo mañana fuera del restaurante y me das tu respuesta- se ajusto el gran abrigo que traía, le dio una ultima mirada y una sonrisa de lado- Soy Yang Hyun Suk, buenas noches Seung Hyun, disfruta tu café- tras esas palabras partió con tranquilidad.
Miro aquel paquete con duda, abrió la tapa del vaso y aspiro el olor, delicioso, sonrió mirando el pequeño pan dentro de la bolsa, tal vez disfrutar de ello no le dañaría.
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El día siguiente fue común, aquel café fue delicioso, le encanto, hoy salía temprano del restaurante al parecer no había tanta clientela por lo que su trabajo disminuía, abrió la puerta con tranquilidad caminando con un silbido en sus labios, no llevaba prisa, tenia cierta curiosidad por ver de nuevo a aquel hombre, aquella había sido una oferta tentadora pero no estaba loco para aceptar algo de un desconocido, sin contar aquel café, no creía volver a verlo, mucho menos frente a su edificio.
-Seung- lo llamo sonriendo con tranquilidad.
-¿Usted? ¿Qué hace aquí?- lo observo fijamente, comenzaba a darle miedo, no sabia nada de aquel hombre, no sabia si confiar o no.
-Te traigo esto- levanto un termo color verde y una cajita de plástico con lo que al parecer era un postre- Es de mi cafetería, pruébalo- se lo ofreció- Al parecer aún no decides si trabajar conmigo o no, pero te aseguro que soy una excelente opción.
-No, gracias pero no- respondió decidido esquivándolo con la intención de entrar a su edificio- buena noche.
-¡Alto!- el tono de su voz se incremento, lo detuvo dándole aquel paquete- Pruébalo, seguiré viniendo.
-¿Qué- no pudo formular su pregunta, aquel hombre se dio la vuelta dirigiéndose a un auto negro frente al edificio.
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Cada día aquel hombre se presentaba por la noche, a veces se paseaba por la florería, le llevaba café de su cafetería que sin duda, aseguraba era más delicioso que de aquella cafetería de renombre, tenia un toque diferente, algo que lo hacia sentir tranquilo, relajado y en calma, le gustaba, pero no por ello aceptaría trabajar ahí, no conocía nada de ese hombre no se arriesgaría.
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Una semana después
Por alguna extraña razón se acostumbro al aparecer de ese hombre, sonreía al verlo, a pesar de los pocos días se sentía cómodo con el.
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Dos semanas después
Despedido, había sido despedido, la florería cerraría pues la anciana que era su dueña se iría con sus hijos del país, tendría que buscar un nuevo trabajo.
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Dos semanas después
NADA, ningún trabajo, nada, recorrió miles de lugares, recurrió a internet e inclusive a oficinas de empleos no cumplía con los requisitos, no había ningún horario que se acomodara a sus dos trabajos, tendría que renunciar a uno, no quería hacerlo.
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Una semana después
El dinero estaba escaseando, se le dificultaba demasiado mantener la renta a tiempo, no comía mucho, no le alcanzaba, si acaso consumía el café que ese hombre seguía llevándole, ¡UN MOMENTO!, YANG era la solución.
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Una semana después
Se había arriesgado, había dejado su vida en aquella pequeña ciudad, Yang lo había llevado a un pueblo cálido y pequeño, observo la cafetería por la noche, cuando se encontraba completamente vacía, era rustica pero sin duda hermosa, sencilla y acogedora, el departamento era grande, espacioso, era grandioso, estaba conectado en el mismo piso a otros tres departamentos, uno más grande que los demás, este vacio y los otros dos ocupados por los otros trabajadores de la cafetería, ¿Cómo eran? No lo sabía los vería por la mañana, estaba nervioso, era un nuevo inicio, tenía un departamento, miro las llaves en sus manos, y un trabajo bien pagado, era bueno, durmió con aquel pensamiento.
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-¡Chicos!- el grito de Yang resonó en la cafetería- El es Lee Seung Hyun- lo ingreso dejándolo frente a dos chicos, bien parecidos, peculiares, uno más bajo que le otro, piel moscada, interesantes- El es Dong Young Bae y el es Kang Dae Sung- la sonrisa de los dos brillaba dándole la bienvenida, su incomodidad e inseguridad se esfumo después de un rato, esos chicos le hablaban como si lo conocieran de toda la vida, le iría bien, estaba seguro.
Le agradecía a Yang, seguía sin saber nada de el, pero con el poco tiempo que habían pasado y a pesar de las circunstancias confiaba en el.
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¡Volvería a estudiar!, bueno la haría de manera rápida y diferente pero lo haría, estaba feliz cumpliría con sus estudios, mínimo los básicos.
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Meses después
-Dejen de pelear- les pidió Dae con una sonrisa- Parecen niños pequeños
-¡No!- respondieron al mismo tiempo causándose la risa de los tres.
-Es hora de dormir- pidió Dae dirigiéndose a la puerta
-Durmamos juntos- pidió Ri mirando la ventana, casi pasaba un año entre su nueva vida
-Eso es raro- respondió Bae con una sonrisa arrastrando una colchoneta y varias almohadas- Pero hagámoslo, vamos Dae
-Son tan raros- rio Dae cogiendo una frazada- pero bueno- se recostó en la colchoneta peleando con Bae por el espacio, SeungRi, si ese era su apodo, según Yang todos en la cafetería debían tener uno jamás les dijo por que, no lo utilizaban tampoco pero lo tenían, el suyo le gustaba por lo que lo usaba con normalidad, era como su segundo nombre, Bae era Taeyang y DaeSung era D-Lite. Sonrió mirándolos una ultima vez, sus padres estarían orgullosos, sí, aún pensaba en ellos, pero bueno, estos chicos eran su nueva familia, y esta vez ellos no se irían, apago la luz lanzándose encima de los dos, tras risas y escándalos los tres quedaron dormidos en diferentes posiciones.
Fin Flash Back
-¡¿Tus padres son estúpidos?!- grito JiYong cuando termino su historia- ¿Cómo demonios se atrevieron a dejarte? ¡Dos veces!- lo remarco causando una ligera risa en el trío
-No te aflijas JiYong hyung- respondió Ri dando un sorbo a su chocolate- Lo supere hace mucho tiempo, como lo dije, ustedes son mi familia, eso es lo importante- los miro con un brillo en los ojos
-Dae no llores- la voz de Seung les llamo, miraba a Dae con ternura
-Es que, es- respondió limpiándose las lágrimas- Somos su familia- respondió emocionado causando la risa de todos, dieron un sorbo más preparándose para la siguiente historia, tenían muchas preguntas sobre Ri y por supuesto sobre Yang peor lo primero era conocer el pasado de cada uno, era lo esencial. Miraron la ventana viendo la nieve caer lentamente, sonrieron acomodando sus abrigos, sonrieron esperando a que alguien comenzara a relatar.