“Inicio de una historia…”
La risa del menor de ambos sonaba alrededor de la habitación con un tono completamente sarcástico- Linda la bromita, caí, buena la bienvenida vecinal pero ya pueden salir y llevarse al bebé- dijo terminando con su risa.
El mayor solo observaba al bebé y al otro detenidamente, después de unos minutos, el menor comenzó a colocarse nervioso puesto que nadie salía.
-En serio caí, podrían llevarse al bebé- dijo con cierto nerviosismo, ningún ruido se escuchaba, después de unos minutos, el mayor se acercó a la canasta tomándola, sin observar su interior y se dirigió al elevador. – Seung ¿A dónde vas?- pregunto siguiéndolo.
- Voy a entregar a este bebé- dijo decidido- no tengo nada en contra de las bromas, pero no se deben hacer con señuelos humanos- su voz denotaba cierta molestia.
-Espera, iré contigo- dijo el otro, sorprendido por el pensamiento del mayor.
Bajaron a recepción y fueron directamente a la oficina del gerente, ninguno de los inquilinos tenía algún bebe, preguntaron al recepcionista, no había visto a nadie llegar con un canasta, las cámaras de vigilancia no mostraban a nadie entrando con él, todo era extraño, pasaron de departamento a departamento y nadie sabía nada de aquel bebé.
Estaban por tocar la última puerta, cuando él bebé comenzó a llorar.
-¡Demonios Ji, está llorando!- gritó frustrado el mayor.
-¿En serio? Pensé que se estaba riendo- dijo fastidiado- tal vez tiene hambre, vamos, tenemos que darle algo- termino por decir mientras caminaba en dirección a su departamento.
-Está bien- tras un bufido el mayor lo siguió mientras daba una última mirada al último departamento.
Llegaron a su departamento, Ji saco al bebé de la canasta.
-Eres tan mono- un desagradable olor llego a su nariz- pero no hueles muy bien, ¡Seung!- grito al mayor, que se encontraba en la cocina, calentando leche.
-Ya voy, Ji, ya voy- dijo saliendo con la mamila que venía en la canasta.
-Seung, está sucio, tenemos que cambiarle el pañal, de pura casualidad ¿Hay pañales en la canasta?- pregunto colocando un puchero.
-Si- dijo entregándoselos, mientras miraba todo lo que había en la canasta, encontrándose una nota.
-Mira Ji, él bebé viene con una nota- dijo volteando a ver al menor, que miraba el pañal y al bebe desnudo con extrañeza.
-Es la bebe Seung, es una bonita niña, pero- hizo una pausa soltando un suspiro- no es muy bien cómo se hace esto- dijo con una cara de incertidumbre.
-Ni me mires, jamás he cambiado un pañal, ni lo he visto- dijo mientras tomaba la nota y comenzaba a leer.
-Veamos esto se pone así y- el menor intentaba colocar el pañal a la bebé que solo lo miraba con, al parecer, compasión y una expresión divertida a la vez.
-¡Por Dios JiYong!- gritó el otro, asustando al menor, provocando que el pañal sucio volara justo en medio de su camiseta.
-Seung, ¿Estás loco?- se giró completamente enojado, mientras tomaba la prenda a su alcance y se comenzaba a limpiar.
-¡Tú eres el loco!, ¿Cómo es que no recuerdas ni con quien te metes?, como para dejarla embarazada y no saberlo- gritó enfurecido, mientras seguía observando la nota.
-¿De qué rayos me estás hablando?, jamás me he metido con nadie ¿Qué me crees?- termino de limpiarse y le quito la nota al mayor aventándole la prenda en el rostro.
-Demonios, que asco- se quitó la prenda- ¿Quieres morir? Esta es mi chaqueta- gruño molesto- Ya no poder usarla está llena de- no termino de quejarse pues otro golpe lo cayo- ¿Qué te sucede?.
-Me reclamas a mí, sí que eres idiota, en mi vida me he metido con alguien, dejas hijos por ahí y te quieres quitar la responsabilidad lanzándomela a mí- le reclamó.
-No lo quieras negar, seguro en una de tus fiestas te metiste con alguna mujer y como todo casanova la dejaste después sin siquiera- no termino de hablar pues otro golpe lo cayo.
-Podrás decir lo que sea de mí, pero jamás haría algo así, que tú lo hagas no quiere decir que por eso todos debemos ser igual de bastardos que tu- dijo completamente frustrado.
-A mi madre no le faltas al respeto, que fui bien educado por ella quieras o no- dijo sin mirarlo.
-Seung- dijo después de unos segundos en silencio y más tranquilo- Juro que no me he metido con nadie- dio un suspiro- Y si este bebé no es tuyo ni mío, de alguien debe ser, esta nota solo dice “En tus brazos estará mejor, cuídala y amala, es el destino” no dice el por qué, solo debemos ir a entregarla para que busquen a sus padres, tal vez y se equivocaron de departamento- sonrió- Algo tenemos que hacer, además es muy bonita- volteo a mirar a la bebé- Nadie deja un bebé así.
-Está bien Ji, démosle de comer y vayamos a la delegación- correspondió su sonrisa- Y perdona- dijo bajando la mirada- Pero mío no era, así que creí que era tuyo, no quería ofenderte.
-No importa hyung, yo también te debo una disculpa- tomo la mamila y se la dio a la pequeña.
-Estamos bien ¿Cierto?- le ofreció la mano, sonriéndole.
-Claro Hyunnie- en lugar de tomar su mano lo abrazo- Somos amigos, pasaremos esta broma o lo que sea- se separó sonriéndole.
La bebe tomo tranquilamente el biberón, después de aquello decidieron ir a la delegación, pasaron en varias delegaciones y nadie sabía nada, no había ningún rastro de aquella niña.
-Lo siento, he revisado varias veces y no encuentro nada, porque no la cuidan tal vez mañana la madre o padre lleguen por ella y si no pueden registrarla y adoptarla- dijo un hombre de mediana edad, mientras observaba su computador.
-Gracias, ya veremos que haremos- dijo Ji, mientras tomaba a la bebe y salían en dirección al departamento.
Después de un rato llegaron a el, los tres estaban cansados, Ji y Seung de tantos “No encuentro nada” “Esta niña no existe” “Ningún registro” etc., y la bebé no había podido dormir tranquilamente.
-Seung estoy muerto- dijo mientras se recostaba en el sillón
-Yo también Ji- dejo a la bebé en la canasta de nuevo- Lo mejor será asearnos y descansar, la bebé también está cansada, debemos darle un lugar para dormir y asearla.
-Está bien, vamos- se levantó con pesadez y tomo a la bebé.
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-Por favor pequeña no llores, por favor- decía desesperado el mayor mientras bañaban a la niña.
-Seung creo que solo lo empeoras, no deja de llorar- el rubio hablo divertido, mirando la escena.
-Deja de bromear y ven a ayudarme- dijo mientras tomaba la playera del rubio y lo jalaba hacia ellos.
-Está bien- tomo a la niña y comenzó a pasarle la esponja mientras hacía muecas graciosas ganándose que dejara de llorar- listo pequeña estas lista, ¿Lo ves hyung? fue sencillo- se reía mientras cambiaba a la bebé- Ahora hay que dormirla, prepárale su mamila mientras preparo un lugar para que duerma.
-Está bien- salió de la habitación hacia la cocina, preparo el biberón y regreso a la habitación, observo como estaba una cama con muchas almohadas en las orillas formando un agujero en medio, lo interpreto como una cuna improvisada.- Listo aquí tienes- le dio la mamila al rubio que tenía a la pequeña en brazos.
-Gracias, aquí tienes preciosa- la pequeña acabo rápidamente pero seguía con los ojos bien abiertos, la arrullaba, pero nada, la niña seguía completamente despierta, tenía sueño, el mayor se había quedado dormido en la cama, de un momento a otro la niña empezó a llorar, no lograba calmarla y el pelinegro parecía muerto ni siquiera se movía.
-Seung, hyung- dijo moviéndolo- ¡Hyunnie!- termino gritando asustando aún más a la bebé pero logrando el mayor abriera los ojos.
-¿Qué demonios pasa? ¿Por qué llora?- dijo irritado.
-No puedo hacer que deje de llorar, no quiere dormir- dijo con un puchero.
-¿No eras la mamá modelo?- dijo riendo mientras tomaba a la bebe y comenzaba a arrullarla.
- Jamás dije eso, y no soy ninguna mamá- dijo molesto, sin quitar el puchero.
La bebe se tranquilizó y al poco rato se quedó dormida, el mayor la acomodo en la cama y busco con la mirada al rubio, lo encontró durmiendo tranquilamente en el sillón de la habitación, se acercó y lo comenzó a mover pero solo recibía quejidos.
-Vamos Ji, tienes que dormir en tu habitación- el menor levanto los brazos dando a entender que quería lo cargaran, el mayor bufo, pero aun así lo tomo como si de una princesa se tratase y lo llevo a su habitación, le quito todo lo incómodo y lo dejo en la cama, estaba por retirarse cuando una mano lo jalo, tirándolo en el colchón.
-Quédate, me gusta abrazar algo cuando duermo- dijo medio dormido el menor.
Estaba cansado, tenía mucho sueño, así que solo se quedó ahí sin rechistar. La noche paso tranquila para los tres, no hubo nada que interrumpiera su sueño, a excepción de los rayos del sol que se colaban por la ventana ocasionando que el menor se removiera, abrió los ojos y se encontró al mayor frente a él, durmiendo tranquilamente, se levantó de inmediato ocasionando se cayeran una cosas el ruido provoco un llanto el fin del sueño del más alto.
-Ji, ¿Por qué llora? Tal vez tenga hambre, hay que desayunar e ir a ver qué podemos hacer- dijo levantándose.
-Está bien hyung- se había reparado de la impresión, no tenía nada de malo, ambos eran hombre al fin y al cabo.
Seung fue por la niña y le dio un biberon más, mientras el menor se aseaba, termino y se quedó con la niña preparando el desayuno, ambos desayunaron y salieron a buscar ayuda, obtenían los mismos resultado que el día anterior, no sabían que hacer, tenían un bebé y no sabían de quien era.
Estaban en un café, cada uno en sus pensamientos, hasta que hablo el mayor.
-Ji, sé que tal vez suena loco, pero estoy cansado no encontramos nada respecto a la niña, ¿Qué te parece si la cuidamos nosotros? Tal vez es un reto o algo así- dijo mirando de reojo esperando alguna reacción.
-Oh cierto, tal vez esto es parte del estudio, tienes razón Seung, hay que cuidar a esta pequeña- dijo sin más levantándose y tomando a la niña- Sé que de alguien debe ser y es muy bonita como para reclamar, además con nosotros estará bien- dijo sonriéndole.
-Está bien, Ji, cuidémosla- sonrió- pero hay que comprar muchas cosas.
-No te preocupes hyung, tengo una tarjeta que solo es para casos de suma emergencia y creo que este es uno, así que vamos- dijo sin dejar de sonreír, pidiendo la cuenta.
-Vamos- salieron del café, rumbo al centro comercial, compraron todo lo necesario para poder cuidar a un bebé, desde ropa hasta carriolas y demás, después de todo a ambos les encantaba la moda, principalmente al menor, pero aun así era asombroso ir de compras juntos, hace tiempo que no se la pasaban tan bien, al parecer la alegría de ambos era transmitida a la pequeña pues iba muy alegre en todas las tiendas.
Después de un día de compras, llegaron al departamento con demasiadas cosas, se tiraron en el sofá y dieron su mamila a la pequeña.
-Sí que compramos cosas- dijo entusiasmado el menor- este día fue bueno, no me había entretenido tanto desde hace tiempo.
-Cierto, fue un lindo día- sonrió el mayor- lo mejor será descansar.
Ambos se asearon y recostaron a la pequeña en su nueva cuna, se durmió al instante. Fueron a sus habitaciones, una estaba enfrente de la otra, abrieron las puertas al mismo tiempo, se voltearon a ver y sonrieron, ambos lo sabían y aunque no lo dijeran con una mirada bastaba, sabían que este era el inicio de una nueva historia…