Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Complicadamente Perfecto por Nessa Yaoi Uno

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Complicadamente Perfecto

 

      Sin duda es lo que creo cuando lo miro, lo perfecto es simplemente perfecto, no debería adornarse con nada más, pero esa regla no se aplica cuando hablamos del kitsune dorado cual gentil rayo de sol en primavera, y arrollador como remolino de viento en invierno, aunque parezca difícil de creer, no posee un punto medio que lo defina, pasa de lo razonable a lo inquietantemente descabellado, de la tranquilidad más absoluta a la explosividad más caótica que se pueda imaginar, lo dicho… él es perfecto para mí.

      Pensamientos personales y totalmente secretos de un joven cuya  existencia se basa en cumplir órdenes sin hacer demasiado espaviento, actuar sin caer en lo complicado, y sacar el mejor provecho posible a sus habilidades para que la misión no se convierta en algo peligroso y difícil de manejar, por todas esas razones y otras de carácter físico, el del ojiazul quiero decir, le atraía el rubio más carismático de la aldea de Konoha. Dicen que lo opuestos se atraen, y estos dos personajes a pesar de ser tan distintos, encajaban como dos piezas hechas a la medida, y difíciles de reemplazar.

- ¡Oye, despierta! ¡Muévete de una vez, Shikamaru! No quiero estar aquí todo el día, maldición – gritaba el kitsune, señalándolo con su instrumento para recoger basura en el rio.

- Ya cállate – riendo por dentro – Para empezar… ¿Qué hago aquí contigo? Por todos los cielos – con las manos en sus caderas y haciendo movimientos con su cuerpo para aliviar el dolor de su cintura, no estaba acostumbrado hacer mucho trabajo físico que se diga,  fuera del entrenamiento habitual, claro está.

- ¿Qué quieres decir, idiota? Oh, ya entiendo – mirando con suspicacia al otro –  Crees que ese chaleco verde te hace superior a mí, ¿Es eso? Igual puedo darte la paliza de tu vida, baka – mirándolo y haciendo una mueca de “puedo contigo” - No fui yo quien pidió tu ayuda, ¿Sabes? Ni siquiera debería estar aquí, rayos – pateando el agua.

- ¿A qué viene todo eso? ¿Por qué siempre tomas todo como si estuvieran atacándote? Lo que quise decir es que con todo ese lio del  Akatsuki, debería estar ocupado en la manera de cómo proteger Konoha y  a ti… de ellos – observando muy intensamente al rubio.

- Deja que yo me preocupe por eso, pero gracias de todas formas, ¿Podrías apresurarte? Quiero terminar esto antes de que me salgan canas – moviéndose tres veces más veloz de lo normal - ¡Y tú deberías ayudar también, Kakashi-sensei! Demonios – observando al peligris sentado con su espalda apoyada en un árbol mientras leía su libro favorito.

- ¿Ah? No me interrumpas, estoy en la mejor parte – pasando la hoja.

- Ya cálmate, cualquiera pensaría que tienes una cita – poniendo cara de hastío mientras reanudaba su tarea de limpieza.

- ¿C-Como lo sabes? Rayos… “¿Acaso él…? No, Jajaja… imposible”– poniendo rojo como tomate mientras rascaba su cabeza intrigado por el comentario del Nara – No dije nada de… - murmuró desviando su mirada hacia Kakashi, que los observaba desde la orilla, el Moreno clavo sus ojos negros en el sensei.

- ¿Lo dice en serio? – señalando con su pulgar al rubio, al tiempo que le hacia la pregunta al peligris.

- ¿Por qué debería saberlo? No soy su madre – dijo el mayor encogiéndose de hombros ante la inquisidora pregunta del Nara.

- ¿Por qué alguien se tomaría esa molestia? ¡Hump! Debe ser una equivocación… - quitándole importancia al asunto, aunque los celos comenzaban hacer estragos en su interior, nada que se viera a simple vista.

- ¡Hey, no pedí tu opinión!  Y pese a lo que puedas pensar, al parecer hay alguien que si cree que soy atractivo – dándole una gran sonrisa y la espalda al Nara para dirigirse hacia el peligris – Termine, así que ahí nos vemos – guiñándole un ojo al moreno a modo de despedida.

- ¡Oye, alto ahí! Aun no terminamos con esto – dando un salto y colocándose frente al ojiazul para impedirle la retirada.

- Yo ya acabe mi parte, allá tú si te pasaste la mayor parte del tiempo soñando despierto – apartando a un lado al Nara para seguir con su camino de regreso a la aldea.

- “Es tú culpa el que no pueda concentrarme en nada de lo que hago”  Y si tú fueras un buen compañero me ayudarías a terminar con el trabajo – agarrándole el brazo para frenarlo.

- ¿Desde cuándo necesitas de mi ayuda para hacer algo? “Don Perfecto” – mirando muy seriamente al otro – Voy tarde, y aun debo prepararme para mi cita… o lo que sea, solo espero que sea bonita, y con respecto a esto pídele alguien más  que te eche una mano… Oh, espera, ¿No hay nadie más  aquí, cierto? Es una pena – dijo con sarcasmo – Ya suéltame – quitando la mano que lo retenía.

- No puedes irte todavía, es una orden – queriendo atraparlo entre sus brazos.

- ¿Qué te pasa? Hoy no eres el capitán de misión, así que adiosito – agitando sus dedos frente al rostro del Nara.

- ¿Por qué tanto entusiasmo? Y además… ¿Qué pasa con Sakura? Se supone que siempre la has querido… “Y eso era muy conveniente para mi, ya que ella nunca te haría caso, y tu no mirarías hacia ningún otro lado”

- En otro tiempo tal vez, pero… puede que hoy sea mi oportunidad de estar con alguien que en verdad me aprecie – emitiendo un gran suspiro mientras daba una vuelta sobre sí mismo – Hasta mañana, Kakashi-sensei – al tiempo que levantaba su pulgar para mostrar su entusiasmo por lo que podría resultar de dicha cita.

- Y tú… ¿Dejas que se valla así como así? – pregunto con reproche el Nara al peligris.

- Estoy a favor del romance donde quiera que se encuentre, además de que tengo mucha curiosidad de ver cómo resultara todo – con una sonrisa picara bajo la máscara.

- O sea que sabes con quien tendrá esa supuesta cita, ¿O me equivoco? Kakashi-sensei – muerto de la curiosidad y los celos - ¿Quién es ella? – demandando saber, pero al mismo tiempo en un tono de “no me importa demasiado”

- ¿Qué te hace pensar que es un “ella”? – levantando la ceja   desconcertando al otro.

- ¡¿Qué?! No podría ser que… ¿Quién se atrevería a…? – no pudiendo controlar la rabia.

- ¿Qué quien se atrevería? ¿Lo has observado bien? Pero que digo… -disponiéndose a marcharse, cosa que hiso antes de que al Nara se le ocurriera pedir que explicara  sus comentarios.

      Y mientras el moreno seguía rumiando sus celos a la orilla del rio, el ojiazul llegaba muy animado a su casa, y comenzó a preparase para el gran acontecimiento del día. Ya era media tarde, así que decidió tomar un pequeño refrigerio, pues los nervios por dicho asunto no le dejaban llenar su estomago como acostumbraba hacer.

      Al pequeño bocado le siguió un relajante baño, ropa limpia y listo, ya estaba preparado para acudir al lugar asignado para el esperado encuentro. A todas estas ustedes se preguntaran como surgió dicho incidente. Recapitulemos…

      Muy temprano ese mismo día, y cuando nuestro ojiazul abría la puerta para acudir al puente, como todas las mañanas, en el suelo un trozo de papel doblado en cuatro llamo su atención, rápidamente lo recogió esperando que se tratara de un cupón para  rámen gratis en el Ichiraku, o eso pensó. Luego de pasada la decepción, paseo su vista por las letras en las que podía leerse “Me interesas, pero me da vergüenza confesártelo, ven esta noche al campo de entrenamiento, te  susurrare al oído lo mucho que me gustas, hermoso cachorrito” las dos últimas palabras fueron las que lo decidieron aceptar dicha cita a ciegas y lo que pudiera pasar después

      Pensó que esa última frase apelativa era muy cariñosa, y envuelta en un calorcito agradable y acogedor, al menos así le sonaba a sus oídos al repetirla en voz baja una y otra vez, la curiosidad aumentaba a medida que se acercaba al lugar asignado por la desconocida, o eso era lo esperaba nuestro lindo rubio, y mientras caminaba trataba de imaginar cómo sería la apariencia de la chica en cuestión y que la había llevado a querer confrontarlo a solas.

      Ya en el claro del bosque, decidió sentarse sobre unos de los troncos de castigo, los cuales conocía muy bien,  y esperar a su desconocida, los minutos pasaban junto con el sol por el horizonte mientras el cielo se tornaba rojo amarillento como un fuego a punto de extinguirse al igual que la paciencia de nuestro rubio ojiazul. Estaba a punto de marcharse pensando que todo había sido una pesada broma de alguien que no lo quería muy bien que digamos cuando unos pasos tras él lo alertaron.

- ¿K-Kakashi-sensei? ¿Qué haces aquí? – al ver aparecer de improviso al peligris.

- Eso debería preguntarte yo – acercándose al menor.

- Déjame adivinar, fuiste tú el de la nota, ¿Cierto? Vaya… - dejándose caer sentado sobre la hierba.

- No, y no sé de qué nota hablas, Naruto – agachándose frente al rubio.

- ¡Pues de ésta! – sacando de su bolsillo el pedazo de papel – Ya me parecía  que esto era demasiado extraño y bueno para que en verdad me pasara a mi – dando un hondo suspiro.

- ¿Por qué crees que no mereces que te pasen cosas buenas? – tomando la barbilla del menor.

- ¿Por mi mala suerte, tal vez? – poniendo carita triste.

- Vaya, no era lo que esperaba ver – se escucho la voz del Nara  cada vez más cerca de ellos

      Los ojos del kitsune bailaban en sus cuencas mientras una gama de  variados colores surcaban su rostro. Allí, y frente a ellos se encontraba la persona que menos le pasaba por la cabeza en ese momento,  y todo  porque no lo creía capaz de semejante lio,  Shikamaru no era persona de bromas, y mucho menos cuando de asuntos de amor se trataba.

- ¡¿Y tú que viniste hacer aquí, demonios?! No me lo puedo creer… - con rabia mezclada con algo de frustración.

- Pasear, ¿O es que hay alguna prohibición de la que no estoy enterado? Ahora soy yo el que pregunta… ¿Qué los trae por aquí a ustedes dos? – plantado frente a ellos.

- ¿Naruto? – llamo alguien inesperadamente.

- ¿Eh? Cielos… – el rubio se inclino hacia un lado, ya que el Nara le impedía la visión, para ver al recién llegado - ¿Kiba?

- Grandioso – murmuro el Nara.

- Esto se pone cada vez más interesante – dijo por lo bajo Kakashi al contemplar la cara de asombro del ojiazul.

- ¿Recibiste mi nota? Vaya, pero no tenias que venir acompañado, ¿Sabes? Rayos… - dijo el Inuzuka al ver a los otros.

- ¡Ellos son unos intrusos! Espera… ¿Fuiste tú él qué… en serio? Wauu… – pregunto el kitsune con su cara toda roja por la vergüenza – Oh, ya veo, o sea que eres el culpable de todo éste lio – acercándose a grandes zancadas al Inuzuka – Te crees muy gracioso, ¿No es así? Debes estar partiéndote de la risa en este momento, ¿Eh? – agarrándolo por la pechera.

- ¿Acaso ves que me estoy riendo? Lo que estoy es desconcertado… se supone que vendrías  solo – mirándolo directo a los ojos – Es decir, es extraño puesto que nunca sueles ser tan precavido, tú no eres así – mirando a los otros dos - Ah, y lo que dice la nota es la verdad.

- Si como no… ¡Ya déjate de eso! ¿Quieres? Es cruel… - poniendo cara de puchero.

- Te demostrare que no miento – susurro agarrando la cara del kitsune entre sus manos y le dio, en frente de los intrusos según él, un sorpresivo beso.

- ¡¿Qué estás haciendo?! – grito el Nara ya que el ojiazul parecía haberse quedado de piedra por la sorpresa.

- Esto se pone cada vez más intrigante – murmuro el peligris observando cada detalle.

- ¿Qué me dices tú, Naruto? – sin apartar sus manos del rostro del rubio.

- ¿Eh? – fue lo único que salió de su boca, aun no podía creer lo sucedido.

- Ya suéltalo, Kiba – ordeno el Nara.

- Esto no tiene nada que ver contigo, Shikamaru, así que aléjate – poniéndole mala cara al Nara – Ven, quiero hablar a solas contigo, y ya que ellos no tienen intenciones de marcharse… - agarrando de la mano al kitsune y llevándoselo lejos de las miradas indiscretas.

     Caminaron por un largo rato y aun el rubio no salía de su asombro, jamás imagino que algo como aquello podría pasarle, que los muchachos bromearan a su costa era normal, que algunas veces se patearan el trasero también lo consideraba bien, pero que alguno de ellos le soltara semejante bomba no era para nada aceptable, o al menos era lo que pensaba en ese momento, las chicas nunca le hacían caso y aunque era algo con lo que podía vivir, siempre tubo la esperanza de que algún día encontraría una compañera para compartir sus penas y alegrías, pero con lo sucedido hacia un momento nuestro rubio será forzado ampliar su visión de las cosas con el fin de entender un poco mejor que las relaciones humanas van más allá de lo convencional.

- Es maravilloso como llegan a sorprenderte las personas menos inesperadas  - comento el peligris al dejar el lugar.

- Sí, y mi pesadilla se está haciendo realidad – murmuro el moreno mordiendo su labio hasta hacerlo sangrar – “¿Qué debería hacer ahora? Está visto que Kiba va en serio, de lo contrario no creo… solo se estaría poniendo así mismo en una situación verdaderamente incomoda” – decidiendo si seguirlos o esperar por la reacción del ojiazul.

     Por otro lado el rubio recobraba poco a poco sus sentidos mientras su mente repasaba lo sucedido momentos antes,  no solo el beso del Inuzuka lo había dejado perplejo, también su coraje para hacer su confesión le pareció sumamente desconcertante, si estuviera en sus zapatos primero de mordería la lengua antes de decir semejantes cosas pensó el kitsune observando al moreno que no le quitaba la vista de encima.

- “Esto es bastante incomodo, ¿Se supone que tengo que contestarle? Vaya, yo esperando a una linda chica… y aparece el demonio de Tasmania, sí ya decía yo que lo más extraño y desafortunado solo me pasa a mi” – suspirando con paciencia.

- ¿Estás bien, Naruto? Parecías estar en otro mundo – dijo el cachorro viéndolo.

- “Sí, en el mundo de la decepción” Estoy perfectamente – cruzando sus brazos ya que por los nervios no sabía qué hacer con ellos.

- Pues no lo parece – acercándose un poco – Entonces… ¿Qué me contestas?

- ¿De qué o qué? – queriéndose hacer el desentendido.

- ¡Naruto!

- Ah, lo de antes… ¿Era en serio? – rascándose la cabeza.

- ¡Claro que era en serio! ¿Pues qué creíste, baka? – enseñándole su puño.

- Bueno, disculpa, pero no es la primera vez que me tomas el pelo – poniendo cara de enfado.

- Lo que te dije hace rato y el beso que te di son mis verdaderos sentimientos – tocando la mejilla del rubio.

- Espera, espera, espera – apartando con cuidado la mano de su cara – Yo nunca pensé en ti de esa manera, Kiba – mirándolo directamente.

- Sí nunca lo pensaste, piénsalo – dando unos pasos hacia atrás – esperare tu respuesta el tiempo que sea necesario – dando media vuelta y marchándose no sin antes alzar su mano en despedida.

- Esto es malo, debí decirle de inmediato que no me interesaba,  no como él quiere al menos – retomando el camino de nuevo hacía el campo de entrenamiento. Al llegar…

- ¿Y bien, como te fue? – pregunto el Nara que ya llevaba comida la novena uña de sus dedos.

- Que te importa, además, ¿Qué sigues haciendo aquí? – buscando con la vista al peligris.

- Se marcho – apoyado en uno de los troncos.

- Al menos tiene la delicadeza de no meterse donde no lo llaman – puntada que iba dirigida al moreno.

- Ya vez, los buenos amigos siempre están para dar consejos – reprimiéndose para no saltarle encima y hacerle confesar todo lo que había pasado con el Inuzuka – Aun no me contestas – con mirada inquisidora.

- Aparte de ponerme en un aprieto, supuestamente hay algo que tengo que pensar – sentándose de espalda a otro de los troncos – Demonios, era más fácil cuando nadie me hacía caso – apoyando sus codos en sus rodillas y la cara en sus manos.

- Veo que tienes un dilema, ¿Hay algo en lo que te pueda ayudar? – dejando su lugar y apoyando su hombro en el tronco que serbia de apoyo a la humanidad del rubio.

- Sí, desaparece – sin siquiera mirarlo.

- Vamos, no seas así – alborotando el cabello del kitsune – Cuenta, cuenta – deseoso de saber.

- Solo digamos que estoy confundido, sé que tengo mala suerte con las chicas, pero jamás pensé que podría atraer a un chico – mirando al cielo – Eso mírelo por donde lo mire es completamente extraño.

- Ni tanto, supongo que hay personas a las que les ocurre lo mismo que a ti, y eso no quiere decir que estén equivocadas o que tengan nada de malo… simplemente hacen lo que su corazón les dicta – hablando sabiamente y abriendo el camino para cuando fuera su turno.

- En conclusión quieres decir que tengo que tomarme mi tiempo y pensarlo – levantándose y sacudiendo su trasero – Bien, es lo que hare, gracias por tus consejos, Shikamaru – corriendo de vuelta a la aldea.

- Perfecto, esto tuvo un efecto totalmente contrario a lo que quería, solo espero que no piense tomarme como paño de lagrimas – suspirando hondamente – Maldición – pegando con su puño en el tronco.

     Mientras corría de vuelta, el rubio pensaba en las palabras del Nara, pero por más que le daba vueltas al asunto no se convencía de que podría ni remotamente tener una relación con un chico, trataba de imaginar cómo serían los momentos íntimos entre los dos y eso le ponía la piel de gallina, ni siquiera podía decidirse si el beso le había gustado o no, todo era muy confuso y complicado a la vez, siempre había sido una persona que encaraba de frente sus problemas, pero en esta ocasión tal vez debería dar un rodeo y pensarse las cosas muy bien.  

- ¡Hey, Shikamaru! ¿Me tienes alguna Noticia? – pregunto el Hatake al topárselo por la misma calle por la que transitaban.

- ¿Sobre qué? – haciendo un gesto de mal humor.

- Por tu cara se diría que nada bueno al menos – parándosele en frente.

- ¿Qué dices? Eso no tiene nada que ver conmigo, no soy yo el del problema – desviando su mirada.

- Vamos, no te hagas el tonto – poniendo su mano sobre el hombro del Nara – Se perfectamente que te gusta Naruto – sonriendo.

- ¿No se te escapa nada, verdad? – cruzando sus brazos.

- Pues no, ¿Y qué piensas hacer? Está visto que Naruto no es muy receptivo en eso de relaciones entre hombres, no por nada ha estado enamorado de Sakura por años.

- Pero él dijo que…

- Quizás me equivoca y ya haya dejado esa ilusión atrás… como otras tantas cosas, en fin, puede que sí le insistes un poco cambie de opinión – dándole una palmada en el hombro y siguiendo su camino - ¡Tienes que esforzarte si quieres obtener lo que deseas! – desapareciendo entre la gente.

- Esforzarme, lo dice como si fuera tan fácil – murmuraba mientras caminaba distraídamente sin saber a dónde – “¿Cómo vine a parar aquí? Definitivamente hoy no es mi día” – alzando la vista por el edificio de departamentos donde vivía el ojiazul.

- ¿Shikamaru? ¿Qué haces aquí, viniste a darme alguna nueva idea? – parado detrás del Nara con una bolsa llena de envases de rámen.

- ¿Por qué crees eso? “Vaya por dios, ¿Por qué tenía que encontrármelo? Aunque bien mirado fue él el que me encontró a mí ya que aquí vive, ¿Y ahora que le digo?” – dándole la cara.

- ¿Si no por qué vendrías? Además de que eres bueno dando consejos, al hablar contigo puede que aclare ciertas dudas, ¿Ya cenaste? – mostrando la bolsa en su mano.

- Todavía no llego a mi casa.

- Entonces hagámoslo juntos, ¿Te parece? Vamos – agarrándolo de la mano sin darse cuenta, cosa que hizo muy feliz al Nara.

-  A la orden – siguiendo escaleras arriba al rubio.

- No te burles, baka – apretando la mano del moreno.

     Ya en el departamento, el Uzumaki puso agua a hervir y coloco la bolsa sobre la mesa y saco los envases de rámen de seis sabores diferentes, dos vasos para el agua, un par de servilletas de papel, su trasero en una de las sillas, y una pregunta.

- ¿De qué sabor quieres? – mirando al otro.

- Cualquiera estará bien – dijo pausadamente.

- Ah, lo dices como si no tuvieras opción,  es como si te dijeran “voy a patearte” y tú contestaras “empieza por donde te plazca” – poniendo boquita de pescado.

- Vaya, que comparación tan ingeniosa, me extraña de ti – sonriendo.

- ¡Humph! Tengo mis momentos – poniendo cara de enfado pero sin sentirse ofendido.

- El agua – señalando la tetera.

- ¿Qué? – despistado.

- Esta hirviendo.

- Oh, ya voy – apagando el fuego.

- Siguiendo con lo de esta tarde… ¿Qué crees que debería hacer? – sentados uno frente al otro.

- “Aquí vamos otra vez” – tratando de no parecer disgustado – Lo importante aquí es lo que tú quieras hacer – hiéndase por las ramas.

- Por eso ya te dije que…

- ¿Te gusta?

- ¿Qué cosa? – no entendiendo.

- Kiba – soltó sin poder evitarlo, tenía que saber.

- Es algo difícil de decir, me divierto cuando estoy a su lado, se diría que nos gustan las mismas cosas… - nombrando actitudes en común.

- No es eso a lo que me refiero, ¿Puedes imaginártelo contigo en la cama? – pregunto muy serio el Nara.

- Aghh…  ¡¿Quéééé?! Dijiste – atragantándose con el rámen - ¿E-En la cama? – poniendo ojos de horror.

- Si quieres llegar a alguna conclusión tienes que posicionarlo en todos los escenarios posibles, ¿Comprendes? Usa tu imaginación – tragando grueso.

- Ya veo, lo que quieres decir es que… ¿Debería dejar que me bese de nuevo? – poniendo cara de duda.

- ¡No! – dando un golpe sobre la mesa - ¡Solo dije que lo imaginaras! – perdiendo los estribos.

- ¿Por qué te enfadas? ¿No es la experiencia lo que cuenta? Es lo que te da pie para captar mejor las cosas, ¿Cierto? – un comentario totalmente inocente de parte del ojiazul.

- Experiencia, eh, ¿Tú en realidad quieres saber si podrías estar con un chico? Sí es así, entonces… - agarrando la cabeza rubia por la nuca y besándolo apasionadamente.

     El beso duro casi un minuto, y cada segundo que pasaba, el moreno apretaba más y más como queriendo devorarlo, el rubio sentía que su cuerpo se aflojaba mientras que sentía un vacio en su estomago y una sensación de calidez muy agradable.

- ¿P-Por qué h-hiciste eso? – tartamudeo faltándole el aire.

- Te estoy dando experiencia, ¿No era eso lo que querías? – observándolo fijamente – Así podrás evaluar con más certeza la situación – caminando hacia la salida – Gracias por el rámen – dijo antes de cerrar la puerta.

-  Que demonios… se me aflojaron hasta las rodillas – dejándose caer en la silla con sus brazos colgando y la cabeza hacia atrás.

- Camina, camina, camina – poniendo fuerza en cada paso – Sí no salía de ahí no sé lo que podría llegar hacer – murmuraba - Por dios estoy tan excitado que hasta me cuesta caminar, una ducha fría y un poco de meditación tal vez calme mi… como si eso fuera posible – caminando con la cabeza gacha igual que un perro apaleado.

     El ojiazul caminaba por el departamento como si fuera un autómata, luego de recoger un poco se tumbo sobre la cama y miro el cielo a través de las puertas del balconcito, por más que quería pensar su mente divagaba hasta llevarlo al momento del beso del Nara, ni siquiera podía comparar entre este y el dado por el Inuzuka, los dos habían sido igual de sorpresivos, y sin embargo el del Nara lo había hecho sentir cosquillitas en todo su cuerpo mientras que el de Kiba lo único que le había inspirado era ganas de golpearlo, ¿Entonces qué? pensaba el ojiazul.

- ¿Significa que me atrae Shikamaru? Eso no puede ser, también es un chico por dios santo – estragándose la cara con sus manos como para borrar sus pensamientos - ¡Ahhh! Mejor duermo, mañana veré que hacer… o eso creo – cerrando los ojos. Al otro día en el puente…

- Kiba, ¿Qué haces aquí, no tienes misión hoy? – se sorprendió el rubio al ver al moreno a mitad del camino.

- En primer lugar buenos días, y no, estoy completamente libre por hoy – Pues que suerte – apoyándose en la baranda del lado contrario al moreno – Entre perseguir gallinas locas, la limpieza del río y otras cosas incomodas no he podido tener un día solo para mí – suspirando sonoramente.

- Estas muy atractivo hoy – acercándosele y apoyando sus manos en la baranda a ambos lados del cuerpo del ojiazul.

- ¿Huh? Qué dices, soy el mismo de ayer – pensando en cómo salir de ese embrollo.

- Puede que sea cierto, pero a mis ojos te ves más deslumbrante cada día – acercándose aun más.

- ¿Qué cosas, no? Jajajaja… “Que alguien me ayude”

    No muy lejos de allí el Nara caminaba hacia el puente con la esperanza de encontrarse a su tormento personal, mientras caminaba iba pensando que cada día le costaba más trabajo contenerse de tomar al rubio y huir a un lugar lejano y desconocido donde el kitsune solo pudiera recurrir a él, soñar no cuesta nada e imaginar se considera algo muy personal, al llegar al puente la escena que se desarrollaba frente a sus ojos lo dejo de piedra, sin vacilar un momento avanzó hacia la pareja que encendía su cólera.

- ¿Acaso tienes algo en el ojo? – le pregunto al rubio ya que la cara de Kiba estaba demasiado cerca de la suya.

- ¡Oh, Shikamaru! Llegas tarde, ¿Sabes? – haciendo a un lado al Inuzuka.

- ¿Huh? – se extraño el Nara.

- ¿Recuerdas que dijiste que me acompañarías a buscar aquello para Kakashi-sensei? Andando, no quiero oír sus reclamos después – agarrando del brazo al Nara y corriendo por el puente rumbo a las afueras de la aldea.

- ¡Oe, Naruto! – grito Kiba a los dos fugados.

- ¡Luego nos vemos! – por toda respuesta.

     Después de correr por largo rato, el ojiazul se detuvo de repente, lo que provoco que el Nara chocara con él y ambos fueran a dar al suelo con el moreno sobre el rubio, el Nara lo miro por un momento para luego preguntar…

- ¿Qué fue todo eso? – sin quitarse de sobre el ojiazul.

- Veras, la situación se estaba poniendo un poco incomoda, así que…

- Me usaste como excusa – dando un golpecito con su dedo en la frente del kitsune - ¿Por qué simplemente no lo rechazaste? Con esa actitud lo único que conseguirás es darle falsas esperanzas, porque quieres rechazarlo, ¿No es así? – mirándolo muy seriamente.

- Aun no estoy muy seguro de eso – desviando la mirada – “¿Qué más podría decirte? Me da vergüenza admitir que me gustan tus besos en lugar de los de él, eso no es fácil de decir, demonios – sonrojándose – Quisiera que se me quitara de encima, mi cuerpo comienza a sentirse extraño”

- ¡¿Qué no estás seguro?! Escúchame bien, todo lo que va pasar ahora es tu culpa – acercando su rostro al del otro.

- ¿S-Shikamaru? – abriendo grandes sus azules ojos.

- Pensé que podría esperar hasta que entendieras que el amor no es algo racional, que no puedes acomodarlo a tu conveniencia ni según los patrones a los que estamos acostumbrados – halando muy cerca de los labios del rubio – Sí, es normal que pienses que las parejas solo pueden ser formadas por hombres y mujeres, yo también pensaba lo mismo hasta que mi corazón me dicto otra cosa, y eso… eres tú, Naruto – mirándolo con un intenso cariño.

     Si el beso de Kiba lo había sorprendido, las palabras del Nara lo sacudieron desde su mente hasta el más recóndito rincón de su cuerpo, todas sus dudas se disiparon junto con la inquietud que había estado sintiendo desde el Inuzuka se le confesara, ahora lo único que quería hacer era sumergirse en esa nueva experiencia y esperar lo mejor, su mente lo pedía y su cuerpo clamaba por ser sometido a esas nuevas sensaciones que estaba seguro que el Nara le proporcionaría, no obstante estaba convencido de que le gustaba Shikamaru y era el momento de comprobarlo.

- Entonces tú… ¿Me quieres? ¿Por qué?

- Porque eres tú, y mi corazón no puede estar equivocado – besándolo con mucho deseo.

     Los brazos del ojiazul se aferraron a la espalda del Nara, se dejo llevar por las sensaciones que su cuerpo le mostraba a cada caricia y besos del moreno, en un instante la ropa de ambos había desaparecido junto con la vergüenza y las indecisiones que podría acarrear el futuro, pero era algo por lo que ambos tomarían el riesgo sin siquiera pensarlo.

- Mi cuerpo está muy caliente, ¿Eso es normal? – pregunto el ojiazul al notarse extraño y a su vez ansioso.

- Es porque deseas hacer esto – besándole tiernamente los labios.

- ¿Me enseñarías como amar? – acariciando la mejilla del moreno.

- Por eso estoy contigo, y será algo que no olvidaras jamás – empezando con el rito amoroso.

     Las manos del Nara se movían prestas por todo el cuerpo del ojiazul, a cada roce este jadeaba y gemía mientras trataba a la vez acallar su voz, ya que el oírse a si mismo lo avergonzaba en demasía, el Nara sonrió al notarlo y trato de que se sintiera bien consigo mismo, darle la confianza necesaria para expresar todo lo que el placer le hacía sentir y trabajar sobre ello, quería que ese momento fuera memorable para ambos y por eso se esforzaría al máximo.

- S-Shikamaru… ya no puedo… - advirtiendo de que se vendría pronto por el trato que el Nara daba a su miembro.

- Hazlo – observando el rostro del ojiazul.

- Pero… - poniendo sus ojos casi en blanco.

- No tienes que decirme lo que quieres hacer, solo tienes que hacer lo que tu cuerpo desee, así que… hazlo – masturbando el miembro del rubio hasta que derramo su esencia.

     El Nara lo beso por un rato mientras introducía sus dedos en la apretada entrada, uno a uno iban invadiendo el túnel cada vez más relajado y dispuesto,  el ojiazul gemía con un poco de dolor a cada invasor en su interior hasta adaptarse al movimiento de las falanges del moreno.

- Eso se siente muy extraño – tartamudeo el kitsune.

- Pero increíble a la vez, ¿No crees? Es fantástico como tu entrada absorbe mis dedos tan enérgicamente  - chupando los pezones del rubio.

¿Q-Qué quieres decir? – moviendo sus caderas involuntariamente.

- Que estás listo para recibir algo más grande y vigoroso – colocando las piernas del rubio sobre sus hombros – Quiero que me mires, Naruto, no dejes de hacerlo – colocando su miembro en la entrada del ojiazul – Eres hermoso – metiéndose poco a poco hasta la mitad.

- Eso no es ciertooooo… - gritando al sentir que algo había llegado hasta el fondo de sus entrañas.

- Lo siento… no pude aguantarlo más – inclinándose para besarlo - ¿M quieres, Naruto? – acariciándole el pecho.

- En este momento… ¡Quiero matarte! N-Ni se re ocurra moverte o te juro que… - con unas lagrimas escurriendo por la rayita del ojo.

- Perdóname, dime cuando pueda hacerlo, ¿Sí? – acariciándole las piernas y muslos.

- ¡¿Qué te parece nunca?! Maldición – tapándose la cara con los brazos.

- Eso no va pasar por mucho que me supliques, si luego quieres golpearme lo aceptare – comenzando a moverse despacio.

- ¡Te dije que…¡ Ahhh… eso no está tan mal - comenzando a sentir un gustito alentador.

- Me complace que te guste tanto como a mí… Ahhh, estas tan caliente adentro que no quisiera salir nunca… Oh, Naruto – apresurando sus movimientos.

     Luego de unos momentos arremetiendo contra el cuerpo del ojiazul, el Nara le dio vuelta colocándolo boca abajo y sin sacar el miembro de la entrada en dicha maniobra, le agarraba las caderas con firmeza pero sin dejar marcas, de eso se ocuparía luego para dejar fe de que había estado allí y que ese cuerpo le pertenecía, sellos rojos en el cuello, pecho y muslos del rubio eran las huellas que confirmaban su amor y supremacía sobre alguien a quien no dejaría marchar jamás.

     Después de que el Nara le había mostrado al ojiazul muchas diferentes maneras de conectar sus cuerpos ambos cayeron rendidos al placer y cansancio, durmieron por un largo rato abrazados uno al otro mientras sus mentes soñaban con todo lo ocurrido entre ellos, y en esos sueños depositaban las esperanzas de un mismo camino y meta en común para los dos.

- ¿Cómo te sientes? – pregunto al recién despierto.

- Rayos, me duele mucho el trasero – sobándose la parte – Dijiste que todo estaría bien… pero te saltaste esa parte, baka – tratando de ponerse su ropa.

- Si lo llego a mencionar, de seguro te habrías negado, ¿Cierto? – vistiéndose también.

- Tal vez – mirándolo de reojo – O tal vez hubiera probado de todas formas – con las mejillas sonrojadas.

- ¿Por qué? – abrazándolo por la espalda.

- Porque eres tú – agarrando los brazos del Nara.

- Te amo, ¿Sabias? – feliz como lombriz.

- Acabas de demostrármelo, y para que lo sepas… también te amo – volteando su cuerpo para abrazarse al moreno - ¿Y sabes que quiero en este momento? Comida, me muero de hambre.

- ¿Rámen? – sonriendo.

- Por supuesto – echando a correr - ¡El que llegue al último paga!

     Después de eso pasaron varios días en los que se amaron frenéticamente sin dejar nada por hacer, el ojiazul trataba de no encontrarse con el Inuzuka pues aun no sabía exactamente como decirle que ya había encontrado a la persona que llenaba su vida y su corazón.

- Hoy tengo misión, así que te veré en la noche, te quiero – besando al rubio como despedida – Pórtate bien – revolviendo el cabello rubio.

- Ya lo sé, ¿Pues quien eres, mi madre? No te mueras… Shikamaru – murmuro a espaldas del Nara.

     Kakashi le había informado que no tendrían misión ese día así que merodeo toda la mañana por el bosque, durmió un rato a orillas del río hasta que el hambre le indico que era mediodía y hora de visitar el Ichiraku para llenar su estomago, a media tarde decidió dar un paseo hasta el puente, casi llegando una voz grito su nombre.

- ¡Naruto! Eres difícil de localizar últimamente – dijo el Inuzuka mientras se le acercaba.

- Kiba… ¿Qué tal? – desviando su mirada.

- ¿Muy ocupado? Ni siquiera en tu casa he podido encontrarte, ¿Dónde has estado? Le pregunte a Kakashi-sensei y me dijo que no te había visto en un par de días – apoyándose junto al rubio en la baranda del puente hasta donde sus pasos los habían llevado.

- Bueno, he estado por aquí y por allá… ya sabes, haciendo el vago – con una risita nerviosa.

- ¿No querrás decir mejor que has estado huyendo de mí? En ciertas ocasiones me dio la impresión de que cuando estábamos a punto de encontrarnos tú desaparecías en un instante – pegando su hombro al del rubio.

- ¿Cómo crees? ¿Estás seguro de que era yo? – despegándose disimuladamente.

- ¿Vas a decirme que era uno de tus bushin? – volviendo a pegarse.

- Sabes que los utilizo para algunos mandados de vez en cuando – sin mirarlo.

- Como sea – poniendo ambas manos en los hombros del ojiazul – Aun no obtengo mi respuesta – observándolo fijamente.

- Respecto a eso yo… “Tengo que decirle, dejar todo aclarado por su bien… y el mío” – tomando aire y coraje, no se sentía nada bien romper un corazón.

- ¿Y bien? – inquieto por la respuesta.

- Escucha Kiba, me siento alagado por todo lo que sientes por mí, pero el hecho es que encontré a mi alma gemela, o media naranja, la contraparte que me hace completo – tratando de sostenerle la mirada – No es mi intensión lastimarte… simplemente así sucedió, lo siento – bajando su mirada.

- No tienes porque disculparte por haber encontrado el amor, es un privilegio que no todos poseen, solo quiero saber… Quién es la persona que se gano tu corazón – con una sonrisa triste.

- No es que yo lo planeara ni nada… Shikamaru – soltó al final.

- ¿S-Shikamaru? Vaya es la última persona que podría imaginar – soltando los hombros de ojiazul.

- Lo siento, Kiba.

- Ya te lo dije, no te disculpes, baka – abrazándolo – Estoy bien, pero si ese tonto se porta mal contigo no dudes en venir a mí, siempre te estaré esperando – separándose y acariciándole la mejilla.

- ¡Oe! Si quieres pescar ve al mar – se escucho la voz del Nara mientras caminaba hacia ellos – Porque ese pez ya cayó en mi red, Kiba – agarrando por la cintura al kitsune – Y no voy a soltarlo nunca – mirando retadoramente al Inuzuka.

- Por ahora – dijo el cachorro sin intención de rendirse.

- ¿Piensas hacerme la guerra en esto? Él ya decidió – mirando al rubio.

- No se preocupen, no intervendré mientras tanto Naruto sea feliz, es lo que cuenta, ¿Cierto? Al fin y al cabo es mi amigo – retirándose de la escena.

-Llegaste temprano de tu misión – rodeando con sus brazos el cuerpo del Nara.

- No estabas en casa, así que salí a buscarte y mira con lo que me encuentro, espero que le hayas aclarado las cosas, amor – agarrándole la barbilla.

- Le dije lo que tenía que decirle, y aun así me advirtió que seguiría esperándome, así que si te desvías tan solo un poco ya sabes lo que pasara – con una sonrisita sarcástica en su rostro.

- No me tientes, aquí donde me ves soy extremadamente celoso y sabes que te perseguiría incluso después de la muerte – apretándole el cuerpo con fuerza.

- Y si yo quisiera no podrías alcanzarme, ¿Quieres probar? – empujándolo un poco y echando a correr.

- ¡Detente ahí! ¡Cuando te atrape voy a castigarte! – saliendo detrás del rubio.

- ¡Jajaja… si no te esfuerzas un poco más llegare hasta Suna sin que puedas verme ni el pelo! – trepando por los arboles mientras reía a carcajadas.

- ¡Ya lo veremos! – lleno de felicidad también.

 

Fin.

                                                                                  Nessa Yaoi.

Notas finales:

Espero que te haya gustado mi historia, pase unos días fuera y por eso no pude terminarlo a tiempo, me disculpo por eso, pero como dicen por ahi "más vale tarde que nunca" espero la hayas disfrutado y nos veremos pronto.

besosssssss para todos y chaito.

                                                                Nessa Yaoi.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).