AMORE MIO
CAPITULO UNO: ADIOS FAMILIA
Amor, ya sea amor así a una pareja, amigos, familia, no importa es un gran sentimiento por el cual se da todo, el amor es la única razón por la cual el mundo a un no se destruye, la última esperanza, lo es todo, es lo que pensaba Sawada Tsunayoshi.
Él a la edad de 15 años fue electo como décimo Vongola, líder de la más grande y poderosa familia mafiosa de Italia, entrenado por el mejor Hitman del mundo el arcobaleno del sol Reborn, con su ayuda encontró a sus guardianes y sus mejores amigos, con ellos libro peligrosas batallas, aunque a él no le gustara, peleo por ellos, por protegerlos y proteger a los más débiles acepto ese oscuro mundo de crimen, sin embargo por su hermosa sonrisa y puros ojos miel, se ganó el corazón de muchas personas, por sus ideologías convirtió enemigos en amigos, y no lo cambiaría por nada.
Ahora con 20 años de edad, solo puede pensar en una cosa, la gran y pesada soledad en la cual se hundió, y de la cual nadie lo puede sacar.
¿Por qué?
Todo comenzó cuando se enamoró perdidamente de su guardián de la nube, y aunque no fue su primer amor, sí el que marco de una manera dolorosa su destino. Él amaba con todo su corazón al prefecto de Nami-chuu él carnívoro y guardián más fuerte, pero no tenía el valor para confesarle sus sentimientos, hasta que un día armado con todo su valor, se dirigió a paso firme a la prefectura de la escuela, aún era joven, tímido y descuidado, pero tenía la esperanza de que sus sentimientos llegaran a su guardián, pero cuál sería su sorpresa que al llegar al comité disciplinario, lo que vería le rompería por completo el corazón, su amado guardián besaba con ternura y amor a su querido hermano Dino Cavallone, ambos se abrazaban y acariciaban, el castaño solo pudo cubrir su respiración con sus manos y salir lo más rápido que podía de la escuela sin que nadie se diera cuenta de su presencia, sus ojos estaban llenos de lágrimas, no lo podía creer, jamás se imaginó que Hibari Kyoya se entregara a Dino Cavallone.
Al llegar a su casa no dijo nada, solo se metió a la bañera y se desahogó hasta que no pudo más, no podía meterse entre su hermano y su amigo, eso jamás se lo perdonaría, él los amaba a los dos, así que con el mismo amor se tragó sus sentimientos y días después como si nada hubiera ocurrido los enfrento con una hermosa y cálida sonrisa.
Un año después se tuvieron que mudar a la mansión de Italia, dejando a tras tristes recuerdos y dos amores no correspondidos, porque antes de Kyoya, su amor había sido para la hermosa Kyoko pero ella tampoco supo nunca de sus sentimientos ya que antes de que este se le confesara ella le confeso que había iniciado una relación con su mejor amiga Haru.
La sonrisa del menor seguía igual, como siempre, sincera, pura y cálida, nadie sabía que su corazón había sido roto ya dos veces, la vida continuo y él pensó que jamás se volvería a enamorar, pero se equivocó, una vez más su corazón latió por uno de sus guardianes, esta vez por Rokudo Mukuro, él ilusionista había cautivado el corazón del cielo, sin darse cuenta, pero el destino cruel volvió a jugar con el ojimiel, pues cuando el guardián de la niebla regresaba de una misión, no regreso solo, era acompañado por un alvino amante de los malvaviscos, anunciando su compromiso a toda la familia y el castaño aun con un nudo en su garganta, sonrió sinceramente y los felicito por su amor.
Los años pasaban y solo podía ser observador del amor y felicidad de sus guardianes y amigos, incluso los arcobalenos en cuanto obtuvieron de nueva cuenta sus cuerpos originales, gracias al ojimiel, formaron sus parejas, Verde con Fon, Viper con Skull, Collonelo con Lal Milch, Reborn con su pequeño hermano Lambo de 15 años, sus guardianes celebraban su felicidad, su alegría.
El castaño no podía hacer otra cosa más que sonreír cálidamente y desearles felicidad, ocultando su soledad bajo una máscara que nadie notaba.
Poco a poco el ojimiel fue siendo excluido de su propia familia, al principio aunque él se sentara en la cabecera del gran comedor, era como si su familia viviera en otra dimensión, una en la cual el castaño no podía entrar, el comedor se alargaba a su mirada quedando al final de cada comida solo, al final decidió comer en su oficina, alegaría que era por el trabajo, pero no fue necesario, su mano derecha solo se concretaba a dejarle la comida y salir corriendo a regañar a su esposo el beisbolista, nadie se percató de que el castaño ya no comía o convivía con ellos.
La soledad empezó a ser pesada y dolorosa, él había amado con todo su corazón pero en cada ocasión sus ilusiones eran destrozadas, su mirada perdió aquel brillo y su sonrisa ya no existía, pero nadie se dio cuenta.
Los años continuaron y el ojimiel solo podía escuchar a lo lejos la alegría y felicidad de su familia, se reunían con el solo por asuntos de la mafia, entregaban sus informes y recibían misiones de su jefe, pensaron que todo era como antes, pero solo estaban inmersos en su propio mundo.
La familia Vongola obtuvo grandeza y poder, ninguna familia podía hacerle frente, sabían que aunque el Décimo fuera benévolo no dudaría en mancharse las manos de sangre si era por proteger a su familia, además de que cada vez le importaba menos el arrebatar vidas, eso lo notaban las demás familias, y decidieron mejor no enfrentarse a Vongola.
El castaño no podía soportarlo más, y un día exploto, el día de su cumpleaños número 20.
Nadie recordó su cumpleaños, el castaño esperaba ansioso a su familia pero nadie entro a su oficina a felicitarlo.
Solo podía observar cómo la tarde empezaba a caer, y su escritorio seguía lleno de papeles por firmar, entrelazo sus manos y recargo su frente sobre estas mientras pequeñas gotitas saladas manchaban los papeles bajo sus manos, ¿Qué he hecho? Pensaba con tristeza, ¿acaso no he sido bueno con ellos? Recordando viejos tiempos, pero el estruendo de un fuerte rayo lo saco de todos sus pensamientos, giro su mirada a la ventana de su oficina y observaba como se desataba una fuerte tormenta.
Con el dorso de sus manos limpio sus mejillas
“ya no puedo más”
“no puedo enfrentarme a mi propia familia”
“tengo que escapar de esta prisión”
Abrió un cajón de su escritorio y tomo sus anillos del cielo y de Natsu los coloco en su mano y dejando escapar un profundo suspiro se levantó de su sillón tomo la capa que colgaba del perchero y se paró frente a la ventana, viendo como las gotas de lluvia simulaban lágrimas en su reflejo.
Giro observando con detalle su oficina murmuro algo y después abrió las ventanas, dejando que el fuerte viento entrara de golpe volando todos los papeles de su escritorio, la lluvia entraba mojando los muebles, pero no le importo, cerro sus ojos encendió su llama y voló fuera de la mansión.
Voló lo más alto que podio atravesando las oscuras nubes, la fuerte lluvia, la implacable tormenta y los estruendosos relámpagos, junto todo el aire que podía y dejo salir un fuerte grito lleno de ira, dolor, desesperación, frustración, grito lo más fuerte que podía hasta quedarse sin voz.
Siguió volando, dejando atrás la tormenta, quería estar lo más lejos posible de la familia a la que más amaba, sin darse cuenta había llegado al mar encontrándose en un hermoso y tranquilo lugar, donde el estrellado cielo de la noche se reflejaba sobre el pacifico océano, no sabía dónde se encontraba, pero no le importaba, dejando de lado el hermoso lugar al que había llegado continuo su vuelo.
Sus fuerzas se extinguían, su llama parpadeaba, anunciando que ya no aguantaría más y aun se encontraba en el mar, pensó que ese sería su final, su patético y solitario final.
La cálida luz del sol anuncio el pronto amanecer, el castaño había quedado en medio de la oscuridad de la noche y la claridad de un nuevo día, el sol y la luna contrastando su realidad, y fue en ese instante que su llama se apagó, llevándolo a caer del cielo inconsciente en medio de un océano de alguna parte del mundo.
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Mansión Vongola
Los rayos del sol iluminaban la esplendorosa mansión dando inicio a un nuevo día, y como siempre la fiel mano derecha había sido el primero en levantarse para llevarle a su querido Décimo su taza de chocolate caliente, camino a paso firme rumbo a la habitación de su jefe, toco tres veces sin obtener respuesta, abrió, encontrándose que lucía exactamente igual al día anterior, por lo que pensó que de nueva cuenta su Juundaime se había quedado dormido en su oficina, sin más cerró la puerta y se dirigió al despacho del castaño, toco tres veces pero no obtuvo respuesta, abrió lentamente tratando de no despertar a su jefe, pero al ver el escenario frente a él solo pudo dejar caer la taza de chocolate al piso, su rostro serio paso a uno lleno de preocupación, inmediatamente sonó la alerta roja, y en menos de un minuto todos los guardianes y arcobalenos ya se encontraban junto al peli plata con la misma cara que él.
¿Qué había ocurrido?
La ventana estaba abierta de par en par, los documentos volaban por todo el lugar, ramas y basura del bosque que rodeaba la mansión se encontraban enredadas en las grandes cortinas, la gran tormenta había causado muchos daños a la oficina y el décimo no se encontraba.
-hm, no están sus anillos.-se escuchaba la tranquila voz de la nube quien ya se encontraba revisando el escritorio de su jefe y amigo.
-tsk, Mukuro, Chrome, Fran y Viper, realicen una ilusión de lo que ocurrió aquí anoche.-ordenaba el arcobaleno del sol con tono molesto, ¿Cómo no se había dado cuenta? ¿Habían atacado a quien debía proteger y no lo supo? ¿Fallo como el mejor Hitman del mundo? Se cuestionaba mentalmente el ex tutor del castaño y ahora consejero del Décimo Vongola.
Los cuatro ilusionistas inmediatamente pusieron manos a la obra, ordenaron retirarse a todos del lugar para poder empezar a esparcir su niebla, una vez el lugar envuelto en la espesa neblina, empezó a tomar forma de nuevo el lugar, y pudieron observar al castaño sentado en su escritorio leyendo una torre de papeles frente a él. Era como estar viendo una película, tan real, el ojimiel estaba enfrente de ellos a todo color.
Observaban al menor, como sollozaba en silencio, su mirada ¿Cuándo había perdido su brillo? No lo habían notado, el dolor y la tristeza que reflejaban sus ojos miel, vieron como rebuscaba en su cajón y se colocaba sus anillos, se ponía su capa, y se dirigía a la ventana, se daba vuelta y susurraba.
“perdónenme, pero no puedo continuar”
Con esas palabras abrió la ventana dejando entrar a la tormenta, encendió sus llamas y salió volando lejos de la mansión.
Todos estaban en shock, no lo creían, su amigo, hermano, pupilo, jefe había escapado, se imaginaron cualquier cosa, un ataque enemigo, un secuestro, menos eso, nunca que él les dejara.
¿Por qué?
Un fuerte golpe saco a todos del shock, Reborn había golpeado con toda su fuerza la pared provocando que su puño sangrara, su mirada era oculta por el filo de su fedora, pero lo único que no podía ocultar era esa aura asesina que brotaba por sus poros, sin más salió del despacho y se fue a tomar aire a la azotea de la mansión.
CONTINUARA???