Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Cambio por Dragon no Shiryu

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bueno, éste fic es cortito solo tendrá dos o tres capítulos, espero que lo disfruten, no olviden dejar su opinion ^u^

Notas del capitulo:

Este es el primer capítulo, espero que les guste :)

Por razones que aún no alcanzaban a comprender completamente, todos estaban ahora en un mismo universo preparándose para pelear en la guerra santa. Todos los caballeros de oro entrenaban con aquellos que eran tan similares a ellos como  si fueran espejos, en algunos casos fue sencillo, en otros simplemente era casi imposible. Mu entrenaba con Shion y Dohko, Aldebarán con Hasgard, Saga y Kanon intentaban entenderse con Aspros y Deuteros, lo que les resultaba casi imposible, pues ahí todos querían mandar, ni siquiera entre hermanos lograban ceder. Los caballeros de cáncer decidieron hacer una prueba y el más poderoso, aunque fuera por un poco, sería quien iba a dirigir al otro. DeathMask tuvo que someterse a Manigoldo a regañadientes. Aioria y Régulus no tuvieron problemas en adaptarse el uno al otro, de igual forma con Asmita y Shaka. En el caso de Kardia y Milo, aceptaron una tregua que duró menos de cinco minutos, pues en un instante ya estaban peleando entre ellos sin poner una pizca de atención al entrenamiento. Shura simplemente dejó que El Cid tomara el control, nunca le importó mucho ser él quien dirigía las órdenes. Camus y Dégel intentaban entrenar por una hora seguida, pero era casi imposible, ambos con un orgullo tan frío que no eran siquiera capaces de prestarse atención mutuamente. Albafica y Afrodita eran completamente opuestos, a pesar de ser ambos piscis. Mientras Afrodita presumía de su belleza y encanto, Albafica intentaba parecer invisible a los ojos de todos los demás caballeros, incluyendo los que no pertenecían a su época, que se encantaron con su belleza desde que lo vieron por primera vez. 


Una vez terminado el entrenamiento, Afrodita salió casi huyendo del templo de piscis, estar con Albafica le resultaba completamente insoportable.


Albafica, en tanto, se sentó en las escaleras de su templo y un minuto más tarde, Manigoldo fue con él.


-¿Qué pasa, Fica? ¿te costó trabajo adaptarte a Afrodita?-


-Ya te he dicho que no te me acerques tanto Manigoldo-


El caballero de cáncer sonrió ante el típico saludo que le daba siempre el menor cuando iba a buscarlo.


-Eso no era lo que decías anoche, Alba…-


-¡Basta! y lo de anoche estuvo mal, ya sabes que es peligroso que lo hagamos, no importa si te proteges, eso no significa…-


-Shhh… Albafica no te enojes- se acercó a besarlo muy suavemente, solamente tocando sus labios -bien, no diré nada más, pero deberían intentar lo que yo hice con DeathMask, una pequeña prueba, el que fuera mejor sería quien dominaría al otro-


-Es diferente, no soporto a Afrodita en ningún sentido, es narcisista y egocéntrico, le gusta llamar la atención, además toma a juego el poder de las rosas, y por supuesto, él no es venenoso como yo, puede hacer lo que le dé la gana, todas las cosas que le plazcan, entre ellas, echarme a mí en cara que no tengo la misma posibilidad que él-


-Tenle paciencia, acaba de llegar y está celoso de que todos te miraran a ti aún estando él presente… pronto se dará cuenta de tu hermosura- tras decir esto, sintió la mirada de Albafica tan peligrosa y mortífera como la excálibur de los caballeros de Capricornio -me refiero… a la interior- se apresuró a aclarar y después abrazó a Albafica, quien en un principio, como siempre, estuvo a punto de aventarlo lejos para evitar su contacto, pero también como siempre, terminó cediendo y dejándose abrazar por su pareja.


 


-¡No lo soporto!, tiene una actitud peor que la de Shaka cuando se pone en su "plan", todo le parece dramático y melancólico, y tiene un fetiche con las rosas, ¿cómo pretenden que entrene un caballero así? ni siquiera sabe sacarle provecho a su belleza, escondiéndose de todo el mundo como si ser hermoso fuera pecado… ¡no lo soporto!-


-Tranquilo, Dita, no lo tomes así, además ¿para qué quieres que ande ventilando su belleza por todas partes?, creo que eso te molestaría todavía más ¿no? tener un poco de competencia… aunque 


z       para mi tu estás mejor-s


-Cállate DeathMask, no creas que no noté tus miradas hacia él cuando lo viste, ¡sus pelos lacios como paja se le acomodan mejor que a mi!, el muy maldito no se despeina cuando peleamos, yo tengo que acomodar mi cabello cada vez que terminamos un entrenamiento-


-Bueno, pero él no tiene tus lindas curvas… en el cabello claro- le dijo DeathMask con un guiño en el ojo -vamos, no le tomes tanta importancia, que tiempo nunca sobra entre los caballeros de oro y deberíamos dedicar el nuestro a algo mejor que viborear a tu compañero-


-Ash, ¡está bien! pero después tienes que escucharme de nuevo-


-Si, Dita, te escucharé quejarte todo lo que quieras pero ya no me hagas esperar, vamos al templo de cáncer que no hay nadie ahorita-


 


Manigoldo consiguió que Albafica le regalara un par de horas entre las sábanas, en el templo de piscis, definitivamente hacer el amor con su pareja era lo mejor que podía sucederle después de un entrenamiento tan pesado con alguien como DeathMask, que parecía estar inconforme con todo. Pronto, el templo de piscis se llenó de respiraciones agitadas y los suaves gemidos de Albafica, que en ningún momento dejó de murmurar el nombre de su pareja. Completamente sonrojado, Albafica al fin sintió llegar el clímax y llenó con su esencia el torso de Manigoldo, mientras que éste hacía lo mismo en su interior. El mayor se dejó caer agotado al lado del caballero piscis. Como siempre, vio al menor sonrojarse y sonrió.


-Te dije que no sucedería nada, Albafica… no eres tan peligroso como tu lo crees, solo debemos tener cuidado- 


-Lo sé…- Albafica solo escondió su rostro en el cuello del mayor, no quería tocar el tema, no le gustaba saber que su pareja debía ser cuidadoso en todo momento, en ningún momento había podido besarlo profundamente, solo besos secos, para no mezclar su saliva venenosa. Cuando hacían el amor, Manigoldo siempre tenía que usar cualquier tipo de protección para evitar envenenarse. Estaba seguro de que tenerlo a él como pareja era un dolor de cabeza y una carga para cualquiera, pero si algo era cierto, era que Manigoldo nunca se había quejado, ni lo haría, el parecía disfrutar incluso de los pequeños berrinches de su pareja.


 


-Ahhhh DeathMask… ¡¡¡así!!! ¡¡más!!- Afrodita llegaba al clímax por tercera vez justo cuando Manigoldo regresaba del templo de piscis. 


-¡¡¡Afrodita!!!- gritaba DeathMask que también alcanzaba el orgasmo, dentro del cuerpo de su amante.


-Escuchen, no es que me guste interrumpir, pero…  el templo de cáncer no es para que traigas a tus amantes, DeathMask-


DeathMask salió del interior de Afrodita y luego lo cubrió con una sábana 


-Como si tu ni hubieras hecho lo mismo con Albafica…-


-Pero no en medio de la sala principal, al menos debiste meterte a la recámara- puntualizó el mayor y después continuó su camino. 


Muy entrada la noche, Manigoldo continuaba mirando el templo de Piscis. Algunas veces se arrepentía de ser caballero, y de haberse enamorado de Albafica, en todas las batallas sentía ese horrible vacío de tenerlo entre sus brazos una noche y en la mañana comenzar una pelea contra marinas de Poseidón o contra cualquier enemigo, peleaba teniendo en su mente a Albafica, temiendo que muriera o temiendo morir él y dejarlo sólo, bien sabía que pocos eran los caballeros que no le tomaban importancia a su veneno y se acercaban a él, los demás preferían hacer caso a las palabras del mismo Albafica y alejarse de él. Dos amigos y una pareja, eso era lo que Albafica tenía, ni siquiera la misma Athena solía acercarse demasiado.


En eso estaba cuando escuchó que alguien entraba en su habitación, era Death Mask 


-¿Sigues molesto por lo de esta tarde?-


-No- le respondió el mayor inmediatamente


-No te enojes Manigoldo, anda, merecíamos un descanso después de la forma en que nos dominaron tu y tu noviesito-


Manigoldo lo miró a los ojos de inmediato y sonrió con cierto sarcasmo


-Bueno, si no te gusta, mañana puedes ganarme y dominarme tu, así de simple-


DeathMask miró hacia otro lado molesto 


-Bien búrlate, mañana verás de lo que soy capaz-


-Muy bien, pero ahora ya regresa a tu cuarto, ya es hora de dormir-


DeathMask no dijo nada y se levantó inmediatamente para irse.


 


En el templo de piscis, Albafica estaba vestido con una ligera bata de seda y tenía unas zapatillas muy suaves y delgadas, que parecían medias. Cuando salió a tomar una taza de té, se encontró con Afrodita, que iba saliendo de la cocina


-Vaya- comentó el menor -¿tanta elegancia para tomar té? creo que exageras, Albafica- 


-Bueno, prefero eso que tu mal gusto- le dijo al menor y continuó su camino, haciendo caso omiso de la expresión incrédula de Afrodita ante sus palabras


-¿Mal gusto?, ¡es un short y una camiseta de seda! hace demasiado calor ésta noche, y perdóname por no vestirme como el heredero al trono para ir por un vaso de té a medianoche...-


-No tienes que darme explicaciones, simplemente a mi no me gusta tu forma de vestir como a ti no te gusta mi forma de ser-


Afrodita enrojeció, detestaba ser criticado por su manera de vestir o de peinarse, especialmente si se trataba de una crítica viniendo de alguien com Albafica, que según Afrodita, no daba la impresión de tener el más mínimo sentido de estilo. Se enojó tanto que le aventó el vaso con el té caliente, pero Albafica pudo esquivarlo con suficiente rapidez, después le lanzó una mirada desaprobatoria a Afrodita y sin una palabra más, caminó hasta su recámara intentando ocultar su enfado.


 


-No me interesa si estaba enojado porque se le corrió el maquillaje, si vuelvo a saber que tu amigo, novio o lo que sea vuelve a intentar algo contra Albafica…-


-Manigoldo, no exageres, sólo es una pelea infantil e inocente, Albafica es un caballero dorado, no creo que un poco de té caliente le haga demasiado daño-


-No es por el té, ahora es eso, después serán golpes, ataques de uno contra el otro, no sé cuanto tiempo vayan a estar aquí, pero tienen que comportarse-


-Solo olvídalo, ya basta…- DeathMask estaba harto de escuchar a Manigoldo quejarse por el ataque de Afrodita contra Albafica la noche anterior, y el acostumbrado grito de su amante a continuación, sólo sirvió para aumentar la tensión de los caballeros de cáncer


-¡DeathMask!- Afrodita llegó corriendo con un mechón azulado y ondulado en la mano -¡¡Albafica me cortó el cabello!!- gritó con desesperación mostrándole el delgado mechón en la mano. Albafica apareció detrás de él caminando tranquilamente, con una daga en la mano 


-No exageres Afrodita, sólo te corté un mechón del grueso de un dedo, además te hice un favor, no dejaste de quejarte toda la mañana de que te estorbaba-


-¡Eres un idiota! ¡si querías ayudar, lo que debiste hacer es decirme tu secreto para que tu cabello no se despeine!-


Albafica suspiró con hartagzo 


-No tengo ningún secreto, así es mi cabello, y ni siquiera me interesa si se acomoda o no-


Afrodita miró a DeathMask


-¿Ves? ¡¿ves a lo que me refiero?! ¡es insoportable!-


-Ya basta, no pienso seguir entrenando con un caballero afeminado y terco, que no es capaz de entender que esto es sólo un entrenamiento, no un desfile de belleza-


-¡Hay te detesto Albafica!- corrió desesperado hasta DeathMask y lo abrazó, haciendo el puchero con el que solía conseguir el consuelo del santo de cáncer.


Albafica suspiró y se dio media vuelta, hasta que DeathMask tuvo una idea


-Escuchen todos… Manigoldo, tu y yo no podemos entrenar juntos, Afrodita y Albafica no pueden hacerlo tampoco… ¿por qué no entreno con Albafica y tu entrenas con Afrodita?, así cumpliremos la regla de entrenar con un caballero que no pertenezca a nuestra generación, no necesariamente tenemos que ser el mismo signo-


Manigoldo lo consideró un momento, pero terminó por acceder


-Bien… creo que es lo mejor- aceptó y se llevó a Afrodita al templo de cáncer, mientras DeathMask seguía a Albafica.


 


-¿Podemos descansar un poco?- le preguntaba DeathMask a un incansable Albafica que no dejaba de lanzarle rosas venenosas.


-Claro, y cuando un espectro te ataque, le dices que te dé cinco minutos para descansar-


-No exageres, llevamos horas entrenando, además falta que esquives mis ataques, no sólo debes atacar tu-


-Entonces lánzalos, el enemigo no esperará pacientemente a que tu le lances un ataque, mucho menos va a sugerirte ventaja…-


-Tranquilo Albafica, podrías tomarte esto un poco más a la ligera, tu no eres el enemigo, así que puedes ser un poco indulgente-


-Bien, descansa- le dijo el caballero de piscis y se dio media vuelta, pero justo en ese momento, sintió un ataque en la espalda que lo lanzó hasta hacerlo chocar con la pared. DeathMask estaba parado enfrente de él con una sonrisa maliciosa en el rostro 


-Cuando el enemigo te ataque, no va a avisarte, ni lo hará de frente, florecita-


Albafica se levantó furioso, más por la palabra "florecita" que por el golpe en sí mismo. 


-¿Qué no sabes que no se debe atacar por la espalda a un compañero de entrenamiento?-


-No te enojes, lo hice por tu bien, como tú dices, los enemigos no van a esperar para atacarte de frente-


-Si el entrenamiento se detiene no tienes ningún derecho a atacarme, al menos yo lo hice de frente-


-Tranquilo, no te enojes Albafica… lo siento- le dijo DeathMask caminando hasta él de una forma extraña, como coqueteándole. Albafica con se inmutó, se dio la vuelta, pero antes de empezar a caminar, sintió el abrazo del caballero de cáncer por la cintura, que le murmuraba al oído 


-Shhh… suficiente entrenamiento… tal vez deberíamos divertirnos un poco- antes de que el santo de piscis pudiera reaccionar a eso, le dio media vuelta y lo besó.


 


-Mani… ya termino el entrenamiento ¿verdad?- le preguntó agotado el caballero de piscis a Manigoldo.


-Así es… voy a buscar a Albafica al templo de piscis, si quieres puedes acompañarme-


Ambos se dirigieron a la doceava casa, pero Manigoldo notaba un comportamiento extraño en Afrodita, que no dejaba de tomarlo por el brazo y abrazarlo. Se sentía incómodo, y tenía la esperanza de que llegando al templo de piscis lo soltara, porque a Albafica no le gustaría nada ver eso. Estaban saliendo del templo de acuario cuando vieron a DeathMask rodar por las escaleras de piscis y a Albafica furioso, de pie en el último peldaño.


-DeathMask- exclamó Afrodita y corrió para levantarlo -¿qué te hizo Albafica?- dirigió su mirada a Manigoldo -¿ves? ¡el es el problema, pelea con todo el mundo!, conmigo, con DeathMask… tu y yo no tuvimos ningún problema hoy…-


-Tampoco nosotros- interrumpió Albafica molesto -hasta que me abrazó a la fuerza y me besó-


Afrodita y Manigoldo abrieron los ojos incrédulos y dirigieron sus miradas a DeathMask, que estaba en el suelo con una expresión aterrada en el rostro, por lo que estaba a punto de ocurrir


-¿Besaste a Albafica?- le preguntó el caballero de piscis al mayor, que bajó la vista y trató de tranquilizar la situación.


-Ehh… bueno, yo…-


Afrodita bajó la vista y sin decir una sola palabra más,  se dirigió rápidamente al templo de piscis 


-Dita…-


-Lárgate antes de que te golpee- interrumpió Manigoldo furioso. No podía imaginar los labios de DeathMask sobre los de Albafica, su Albafica, y la sola idea le provocaba dolor de cabeza y hacía que le hirviera la sangre


-Pero quiero hablar con Afro…-


-¡Que te vayas!- el caballero de cáncer avanzó hasta DeathMask y éste no tuvo más remedio que desaparecer.


Manigoldo caminó hasta Albafica y lo besó en los labios, mientras con sus brazos rodeaba la cintura del menor.


-¿Te beso por mucho tiempo?-


-Sólo fue un instante, no le dio tiempo de nada… pero…- Albafica suspiró, sabia que lo que iba a decir no sería en absoluto del agrado de Manigoldo -me besó… con la lengua-


Manigoldo bufó molesto y se separó de Albafica. Él jamás había hecho algo así, y no le gustaba para nada que otro fuera quien le dio el primer beso francés a su pareja, pero entonces pensó en algo.


-Espera, Fica… si DeathMask te besó de lengua entonces…-


Albafica sonrió alzando una ceja con cierta malicia 


-Entonces al parecer estará en cama al menos ésta noche-


Claro, el veneno de Albafica, aunque sólo hubiera sido un contacto leve, DeathMask lo había  besado con la lengua, sin pensar un momento en que no sólo la sangre de Albafica era venenosa. Sería al menos una pequeña reprimenda por haberse portado de esa forma, sabiendo que Albafica tenía pareja. 


Pero en ese momento, Albafica recordó a Afrodita, que había corrido hasta su recámara cuando se enteró de lo que su amante había hecho. 


-Sabes… creo que es mejor que hable con Dita-


-Si… pero… Albafica…- Manigoldo lo tomó por la cintura -déjame darte un beso bien dado… como me gustaría hacerlo-


-Pero Man…-


-Sólo será uno, y estaré en cama un día, com DeatkMask, de todas formas no tengo con quién entrenar si él está enfermo-


-Bueno… pero sólo esta vez… porque quiero probar un beso de verdad, y que sea con quien de verdad quiero estar- se acercó por voluntad propia, puso sus manos sobre los hombros de Manigoldo y lo miró a los ojos 


-Te amo- le confesó al santo de cáncer y antes de que éste pudiera reaccionar a sus palabras, le dio un beso dulce, apasionado, lleno de avidez y deseo. Manigoldo se quedó inmóvil, intentando asimilar las palabras de su pareja, pero después correspondió al beso con amor y lo atrajo hacia su cuerpo.


Albafica no podía haber pedido un beso más hermoso, a pesar de ser aparentemente frío y distante, era un hombre muy romántico, y de eso no cabía duda.


Cuando terminaron, Manigoldo abrazó a Albafica y después lo miró a los ojos 


-También te amo Albafica…- le dijo muy suavecito con una sonrisa en los labios.


-¿Ya no estas enojado?- 


-Ya no… además yo sé que el nunca tendrá tu cariño-


-Lo sabes… ahora, debo ir con Afrodita, y tu, deberías ir a prepararte para estar en cama todo el día, si empiezas ahora a cuidarte, tal vez no te enfermes demasiado- le dio otro beso en los labios, ésta vez seco, y después se dirigió a la recámara de Afrodita.


 


El caballero de Piscis estaba recostado en su cama, llorando en silencio, se había quitado la armadura y ahora sólo llevaba su ropa de dormir, esa que a Albafica le parecía de mal gusto. Albafica entró muy despacio y tocó la puerta 


-Dita…-


-Nada de "Dita"… no seas hipócrita, lárgate de mi recámara, Albafica-


El mayor suspiró y se sentó junto a él 


-Escucha, Afrodita, yo no besé a tu pareja, y no quería que te enteraras de esa forma, pero tenías que saber…-


-Cállate, ya sé que no lo besaste tú… pero se que no te agrado, no quieras verme la cara, y no quiero tu estúpida lástima que ni tu mismo eres capaz de…-


-Escucha… no es lástima lo que siento, sólo… tal vez tu y yo no nos llevemos bien, pero eso no significa que te desee algo malo, mucho menos si se trata de la infidelidad de una pareja- 


Afrodita se quedó callado un momento, y después se dio la vuelta, hasta quedar frente a Albafica


-¿Te han engañado alguna vez?-


-Bueno… la verdad es que no… pero eso no significa que no sea capaz de entenderlo-


-¿Has tenido otra pareja además de Manigoldo?-


-No… cuando llegué aquí, venía acompañado de él, éramos amigos… un par de chicos estuvieron enamorados de mi, pero yo siempre estuve enamorado de Mani, en secreto, además… al enterarse todos de mi veneno, me quede con muy pocos amigos, Manigoldo y Dégel… y después Dohko, los demás se fueron… aunque no los culpo, fui yo quien me aislé de todos-


-¿Y Dohko y Degel… no saben de tu veneno?-


-A ellos no les importó, se quedaron conmigo… ellos dos y mi pareja, es por eso que jamás tuve a otra persona a mi lado, además… Manigoldo me gustó desde que lo conocí- se inclinó un poco más -¿y tu Afrodita? ¿has tenido otras parejas demás de DeathMask?-


-Yo… si tenía una pareja, era Camus, pero… a él siempre le gustó Milo, así que decidí no entrometerme… y DeathMask… bueno, el no es mi pareja… sólo somos amigos con derecho-


-Entonces…-


-Si… yo lo quiero, Albafica, y lo quiero mucho, pero… no es mi novio, no puedo reclamarle nada-


-Ahora entiendo… pero eso no le da derecho a hacer lo que hizo… Afrodita, ¿estás seguro de que quieres estar con alguien así?-


Afrodita bajó la mirada y suspiró, era la misma duda que le aquejaba desde la primera noche que amaneció en los brazos de DeathMask.


-No sé… si no sintiera por él lo que siento…-  suspiró y se mordió los labios para no dejar escapar de nuevo el llanto  -no quiero ser grosero, Fica, pero prefiero estar solo-


Albafica miró los ojos rojos y acuosos de su compañero y comprendió. Le puso una mano en el hombro y luego salió de la recámara, deseando no encontrarse a DeatkMask, a quien ahora detestaba mucho más.


 


Manigoldo llegó cansado a su templo, los efectos del potente veneno comenzaban a manifestarse 


-Maldición, sólo fue un besito, no es posible que me sienta tan mal- se quejó mientras se quitaba la armadura que cada vez le parecía más pesada, y se dirigía a la cocina a prepararse un té.


DeathMask gemía como si estuvieran matándolo, y Manigoldo comprendió que no era para menos, el veneno de Abafica era demasiado fuerte, además, el menor de ellos no tenía idea de que la saliva del caballero de piscis era venenosa, así que no podía haber tomado medidas para no sentir tan fuerte la baja de energía.


Se levantó a duras penas y salió de la habitación, dispuesto a tragarse su vergüenza y pedirle ayuda a su compañero de templo, cuando se cruzó con el y notó su semblante decaído y sus ojeras pronunciadas.


-¿Qué pasa...?- se sorprendió de ver al mayor con el mismo aspecto, quizá un poco peor -¿qué diablos pasa aquí? ¿es el día de que los santos de cáncer se enfermen?-


-Bueno, eso depende si los santos de cáncer probaron la saliva venenosa de Albafica-


-¡¿Que?!- exclamó el menor de ellos y se sujetó de la mesa -¿la saliva de Albafica es venenosa? ¡y por qué nadie me lo advirtió ¡y por qué lo besaste si lo sabías!-


Manigoldo lo miró exasperado y se apresuró a responder


-Nadie te lo advirtió porque Albafica es mi pareja, no tenía por qué importarte a menos que él te escupiera, cosa que jamás haría, a nadie le pasaría por la mente que ibas a engañar a Afrodita besando a la fuerza a mi pareja, y lo besé porque quería un beso francés de sus labios, aunque me enfermara unas horas-


-¡Horas…! y para que sepas, yo no engaño a Afrodita,- DeathMask se cruzó de brazos y le dio la espalda rápidamente a Manigoldo -él no es nada mío así que, técnicamente, no lo puedo engañar-


Manigoldo alzó la vista y se quedó mirándolo incrédulo de sus palabras


-¿No es tu pareja?- le preguntó justo antes de comenzar a toser -¿entonces…?-


-Es mi amigo, dormimos juntos cuando tenemos ganas, nos besamos, nos contamos las cosas, pero… no es mi pareja-


-No puedo creer que seas tan ciego- le respondió Manigoldo después de un rato, moviendo un poco la cabeza de forma negativa y se dirigió a la salida, pero DeathMask lo detuvo 


-¡Si no estoy ciego! yo se que es precioso…-


-No me refiero a eso… a Afrodita le dolió enterarse de que besaste a otro hombre, lo vi en sus ojos, y ahora entiendo por qué no te puede reclamar nada, claro, porque no es tu pareja, pero… deberías pensar mejor las cosas, si es que un chico  se muere por ti de esa manera es porque vale lo suficiente, al menos para que dejes de tratarlo como a una cualquiera- sentenció el mayor y sin más, desapareció, no tenía ganas de discutir con DeathMask, se sentía débil y cansado, pero había valido la pena.


 


Albafica se escabulló esa noche para ir a ver a Manigoldo, salió del templo de piscis casi a media noche y apagó su cosmo para que los demás caballeros no lo notaran. Llegó al templo de cáncer rápidamente y se arrodilló junto a su pareja muy despacio, para no despertarlo. Se acercó hasta él y le tocó la frente, tenía un poco de fiebre, y gemía de dolor de cabeza


-Mani…- Albafia le hablaba al oído -Mani… despierta-


-mmm… ¿Alba…?-


-shhh, vine a cuidarte- el menor de ellos se metió bajo las sábanas y quedó frente a su pareja -¿te sientes muy mal?-


-De la cabeza… me duele mucho, pero solo eso…-


Fué sorprendido por un beso en los labios, un beso seco que Albafica le robó, era la primera vez que lo hacía. Al ver la expresión del caballero de cáncer, el menor dejó escapar una risia 


-Gracias por lo que hiciste hoy- le susurró muy bajito. El mayor de ellos lo miró curioso, sin alcanzar a comprender muy bien lo que el menor le decía


-Si- continuó Albafica -gracias por ese beso… me lo diste aún sabiendo que ibas a enfermarte-


-Hay Fica… lo volvería a hacer, siempre, si estuviera en mis manos, pero no puedo vivir enfermo- le respondió Manigoldo acariciando su rostro. Luego, le vino un ataque de tos y el menor lo abrazó 


-Lo mejor es que te duermas, Mani, yo cuidaré de ti, si algo te hace falta, sólo necesitas pedírmelo-


DeathMask los observaba atento desde la puerta. Cuántas ganas tenía de conseguir esa atención por parte de Afrodita, pero eso no sucedería a partir de ahora, un chico como Afrodita no perdonaba fácilmente, especialmente si sabía que había otros caballeros a los que atraía tanto. Suspiró con cierto aire de tristeza y se encaminó a su recámara.


Pasaban de las tres de la mañana, cuando DeathMask sintió que alguien lo despertaba bruscamente, era Albafica.


-Albafica… ¿qué pasa? ¿por qué me despiertas tan…?-


-No vuelvas a besarme, ¿escuchaste bien?- le reclamó el caballero de piscis -no quiero que lo vuelvas a hacer, bajo ningún motivo, bajo ninguna circunstancia, tengo pareja, y si Afrodita es o no tu novio no te da derecho a meterte con otros caballeros contra su voluntad…-


El caballero de cáncer dejó escapar una risa


-Ya basta, además deja de hablar como si estuvieras leyendo un libro viejo, parece como si recitaras un papel en una obra de teatro…-


-Es el siglo XVIII y así hablamos, te guste o no, ahora, haz el favor de callarte, te lo voy a decir en tu lenguaje para que te quede completamente claro ¡No vuelvas a besarme!- le dio la espalda y se encaminó apresuradamente a la salida, cuando sintió la mano de DeathMask detenerlo por la muñeca 


-Escucha, caballerito, no en vano perdí a Afrodita, al menos voy a hacer que valga la pena y tu me vas a ayudar-


Comenzó a forcejear con Albafica para robarle un beso, unas cuantas caricias, y quizá algo más, pero sintió el golpe de Albafica de lleno en el estómago, un golpe que le dio con toda la fuerza de un caballero dorado, rastros del cosmo del caballero de piscis aún podían sentirse después de haber desaparecido de aquella habitación.


 


En la mañana temprano, las gotitas de lluvia aún mojaban la ventana de Manigoldo, que despertó un poco cansado, pero se sentía mucho mejor. Albafica estaba dormido a su lado, con los brazos cruzados sobre la cama y su rostro hundido en ellos. El mayor sonrió y despertó a Albafica para dejarlo entrar en la cama. Desde la entrada de la puerta, continuaba vigilándolos DeathMask. Ver a Albafica con Manigoldo lo exasperaba, saber que él no tenía ya a Afrodita y encima, no podía tener a Albafica siquiera un instante, aunque fuera para besarlo, no le importaba envenenarse un poco  más. Justo pensaba en eso cuando escuchó pasos detrás de él, era precisamente Afrodita de piscis, que llevaba su armadura reluciente, y por alguna razón, le pareció más hermoso que nunca. Se quedó mirándolo con la boca abierta desde su escondite, hasta que se acercó lo suficiente para ser descubierto


-¿Qué pasa DeathMask?, ¿es que ahora quieres besar a Manigoldo?, no me sorprendería que fuera así-


-Dita yo…-


-No vine a pelear o a perder el tiempo contigo, estoy buscando a Albafica-


-¿Qué?… pero…-


-Cállate, no me estorbes- le dijo enojado y lo apartó de un empujón, pero antes de que pudiera retirarse, el caballero de cáncer lo cogió por el brazo y lo acorraló e la pared.


-Afrodita…-


-¡Basta, aléjate de mi!- gritó el menor de ambos forcejeando con él para liberarse -¡tu no sientes nada por nadie! ¡no tienes amor por nadie!, aléjate de mi, que ya no voy a estar con alguien que sólo corresponde a mi cariño con un deseo sexual-


-¿Con qué cara dices eso?, siempre estoy contigo, como un amigo, escuchando tus problemas irritantes sobre tu cabello salvaje, sobre tus uñas delicadas, sobre el cuidado de tu piel…-


-¿Y qué? todo eso lo escuchas a medias mientras ya piensas en tenerme desnudo en tu cama, bajo tus brazos y gimiendo sin parar como un lobo en plena luna llena ¡ahhh DeathMask… sigue así, así, dioses, más…! ¡pues eso es todo!, hay muchos caballeros más con quienes puedes revolcarte y satisfacer tu insaciable lujuria, porque de mi no habrá más que un hola cuando te mire pasar- las palabras de Afrodita fueron com una puñalada en lo más profundo de los sentimientos de DeathMask, esos sentimientos que gritaban por salir a flote, pero el siempre decidió mantenerlos al margen, era mejor no enamorarse, era mejor no sentir nada por nadie, excepto cariño, así jamás sería lastimado. Pero no lo demostró, y rápidamente bloqueó esa parte herida de su alma, como solía hacerlo, y en un instante el dolor desapareció, o al menos esa impresión fue la que sintió el caballero de cáncer.


-Bueno, Afrodita, si eso es lo que quieres…-


-Si… es eso lo que quiero- suspiró el menor, triste pero aliviado por haberse librado de un horrible peso, el peso de amar a quien sabía que no podía corresponderle jamás a sus sentimientos, sabía que estaría triste un tiempo, pero valía más eso que vivir con dudas por siempre.


-Bien, entonces que así sea… no entiendo qué es lo que tanto te molesta, tu y yo no somos nada…-


-¡Ya lo sé!… ya lo sé, es ESO precisamente lo que me molesta, que no lo somos, porque te niegas a comprometerte con alguien… a veces quisiera que fueras como Manigoldo es con Albafica-


El mayor no daba crédito a lo que acababa de escuchar


-¿Qué?- abrió los ojos de par en par, y entonces… -¡claro! ya solo eso me faltaba, que me compares con un idiota, que no tiene la menor idea de…-


-¡Basta! ya cállate, él hace feliz a Albafica, quisiera tener a alguien que me hiciera feliz también-


-Bueno, entonces por qué no vas y te metes con Manigoldo, estoy seguro que no le va a molestar, solo cerrando un poco los ojos bastará para que te confunda con Albafica, son an parecidos, ¡en todo! aunque no te guste-


-¿Crees que soy como tu? ¿que voy a meterme en relaciones ajenas? ¡claro! hiciste que Shura rompiera con Shaka por meterte en medio, yo no soy así, y no voy a insinuármele a Manigoldo, aunque me guste tanto como tú me gustaste…- en ese momento, Afrodita se tapó la boca, había olvidado por completo que ahí estaba Albafica con Manigoldo, y seguramente habían escuchado absolutamente todo. Y lo confirmó al volver el rostro y mirar a Albafica desconcertado, pero lo que Dita aún no veía, era la expresión en la cara de DeathMask.

Notas finales:

Gracias por leerlo, próximamente la nueva actualización :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).