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Amor incomprendido por Etsuko Kagayaku

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Notas del capitulo:

:D hola mis lectoras vengo con un nuevo capítulo de este fic,me esforze bastante ya que no lograba que me llegara la inspiración, pero eso al final no fue problema.

 

advierto que habra un poco de sadomasquismo , por favor a las que nos les gusta esta práctica, les aconsejo que no lean este capítulo mas de lo debido, ya que también tiene partes importantes de la trama.Igual es leve el nivel de sado que habra. También la noche pasada hice un one-shot por demás sexual xD, llamado, tan solo Sebastian, para las que no pudieron leerlo aquí les dejo el link :

 

http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=111953 

Ciel se encontraba viniendo del colegio, caminaba tranquilamente. Al parecer una tormenta se acercaba, de a poco las nubes negras comenzaban a tapar el cielo azul, si quería llegar a casa seco debía apurarse. Emprendió su marcha más rápido, hasta que sintió que alguien le chistaba, cosa que le causó cierto desconcierto, volvió a sentir un ruido y a paso lento se acercó a un callejón, se llevó una gran sorpresa. En el callejón había escrito en rojo en la pared, “Apresúrate, el reloj de arena se está vaciando”. En ese momento supo, que el que había escrito eso, era uno de los sujetos que él buscaba, seguramente relacionado con la muerte de su madre. Rápido se apuro a salir de ahí, estaba más que seguro que el que escribió eso seguía por ahí, observándole desde lo lejos.

Una vez llego al departamento. Se sacó la mochila. Justo en ese momento cayó un rayo, esto hizo que se sobresaltara, colocó su mano en el corazón, sintiendo su golpeteo fuerte. En ese momento le rugió el estómago y fue a la cocina, abrió la heladera e iba a sacar un pequeño pastelillo, cuando lo tenía entre manos cerró la puerta y se asustó porque Sebastian estaba detrás de la puerta del refrigerador.

-¡Idiota!, me asustaste.-dijo con el ceño fruncido.

-¿Esa es la manera de tratar a tu padre?.-preguntó Sebastian con una sonrisa burlona.

-Tsk, déjame en paz-dijo enojado mientras se sentaba.

-Oh vamos, ¿Y mi beso?-preguntó con fingida tristeza.

-Dátelo tu mismo, yo no te lo voy a dar por ser un idiota-Dijo mientras mordía el pastelillo.

-Veo que alguien está de mal humor.-dijo mientras reía y comenzaba a masajear los hombros de Ciel.

-Hum, no es eso.-Dijo mientras cerraba los ojos ante la sensación.

-¿Paso algo Ciel?-preguntó preocupado mientras se sentaba a su lado.

-No, no paso nada-Mintió mientras desviaba la mirada.

-No me mientas Ciel, te conozco, ¿Qué fue lo que paso?-preguntó nuevamente.

-Tsk, nada, solo que últimamente estoy muy paranoico, todo el tiempo siento una presencia como si me persiguieran.

Ciel, sabía perfectamente que eran esas ’presencias‘ que decía sentir, después de todo el sabía que lo estaban buscando, que no había tiempo para nada y que debía empezar a buscar cuanto antes al responsable de la muerte de su madre y aunque prometió no decirle nada a Sebastian, al menos debía descargarse un poco y contar “parte de la historia”.

-Presencias, creo que estas exagerando mi Ciel, ¿Vengo alimentándote

-¡Cállate!-gritó enojado.

-¿Sabes?, todavía estoy esperando mi beso.-Dijo mientras se acercaba a él.

Ciel solo lo miró y de manera muy rápida le dio un beso en los labios.

-Oh vamos, ¿A eso llamas beso?-preguntó con burla.

Ciel se enojó y volvió a besarlo, introduciendo su lengua en la boca del pelinegro.

Este gustoso por haber dado en el orgullo del niño, le correspondió de manera gustosa, en un movimiento rápido lo cargo y lo puso en sus piernas. El beso se hacía cada vez más apasionado, Sebastian cargó a Ciel y lo sentó sobre la mesa, lentamente lo tiró para atrás y siguió dando besos en su cuello, se acercó a su oído y le susurró.

-Dame una sola razón, para no tomarte en esta misma mesa-Dijo mientras lamía su oreja.

-Ahh ngh papá-gimió.

Iban a seguir hasta que escucharon la puerta del departamento abrirse.

-¿Sebastian?, ¿Ciel?, ¿están aquí?.

-Creo que ahí tienes la razón por la cual no puedes tomarme-Se burló mientras se bajaba de la mesa.

Sebastian solo gruñó por lo bajo y Ciel sonrió de satisfacción.

-Oh aquí están.

-Tsk, ¿Qué haces aquí Claude?, interrumpiste algo importante-dijo enojado. En ese momento sintió el golpe que Ciel le dio con su codo.

-¿Qué interrumpí?-dijo confundido.

-Nada tío Claude, papá y yo estábamos hablando nada mas, bueno yo los dejo solos, iré a mi habitación a hacer mi tarea-Dijo mientras salía de ahí sonriente.

-¿Porque estás aquí Claude?-pregunto de mala gana mientras se sentaba.

-¿Esa es tu manera de tratar a un amigo?-preguntó con una ceja alzada.

-Tsk.

-Bien, solo estaba de pasada y quería saludarte a ti y a Ciel-Confesó mientras se sentaba frente a él.

-¿Solo por eso?-preguntó dudoso.

-De acuerdo, me descubriste, no solo por eso, también venía a decirte que estamos a finales de junio y debes dar las vacaciones de invierno a tus pobres empleados, he recibido varias quejas de todos diciendo que las vacaciones se atrasaron, últimamente estás en las nubes Sebastian, no descuides la empresa-le dijo serio.

-Solo ando distraído, en fin, yo acabo de salir de la empresa hace un rato, así que regresa tu a la empresa y anuncia que las vacaciones de invierno empiezan este viernes y que finalizan a mediados de agosto-ordenó mientras tomaba un poco de agua.

-De acuerdo, oye te noto preocupado-dijo dudoso.

-No es nada, es que, hace un rato cuando hablaba con Ciel, este me dijo que se siente, de alguna manera perseguido por alguien, está un poco paranoico últimamente, espero que no sea nada malo-Dijo mientras le miraba dudoso.

-Oh eso es inquietante-dijo sorprendido-tal vez es por la edad ya sabes, está en pleno crecimiento, los cambios hormonales están a cada hora-Dijo mientras reía

Sebastian tan solo rió despreocupado.

-Igual, voy a vigilarlo un poco más, no quisiera que nada malo le pasara. Aparte, últimamente andan pasando cosas raras, como en la empresa, recuerda que la semana pasada entraron a robar y no se llevaron absolutamente nada-dijo serio.

-En momentos como este solo queda no confiar en nadie, esa es la regla de supervivencia-dijo con una sonrisa-pero tú no te preocupes, todo va a pasar-mientras le miraba.

-Si tienes razón, tal vez es todo parte de mi imaginación.-dijo dudoso.

Ciel se encontraba en su habitación haciendo sus deberes. Lástima que en realidad su mente se empeñaba en recordarle lo de hoy.

-Tsk, ¿cómo es que no me percaté de que me seguían?-Se preguntó enojado.-tuve tan cerca a una persona involucrada con la muerte de mi madre y no pude hacer nada-Dijo mientras rompía el lápiz que tenía en la mano-maldición, esa estúpida advertencia me dejo mas paranoico que antes, debo apurarme. Tengo que rememorar cada momento de ese día-se decía para sí-mi madre fue al trabajo, luego de eso, pronto me fui hasta el colegio, yo para el colegio salgo a las siete y cuarto, pero...a mí me avisaron dos horas más tarde su fallecimiento, mi madre en dos horas ya tendría que haber llegado a la empresa, por lo tanto debe haber pasado por otro lado antes de ir hacia la empresa, pero ...¿adonde fue?-se preguntaba intrigado.-mi madre no tenía amigas, ni compañeras de trabajo, ella era muy tímida en ese aspecto, por lo tanto ¿a dónde podría ir?, ¿qué lugar podría conocer?-Dijo mientras se acostaba en la cama.-en la revista donde trabajaba y hacía las entrevistas no deben saber nada.-Dijo para si y sin encontrar más pistas se quedó dormido.

...

Se encontraba una bella mujer de rizos dorados y vestido blanco, sentada en un piano tocando una bella melodía. Tal hermosa melodía cautivaba a su hijo, quien estaba a su lado viendo como las manos de su madre recorrían con destreza las blancas teclas del piano.

-Mami, ¿tú me enseñaras a tocar el piano?-preguntó sonriendo.

-Claro que si mi niño, la próxima vez que vengamos aquí comenzaré a enseñarte-Dijo mientras le sonreía levemente.

-¿Por qué tenemos que venir a este lugar mamá?-preguntó confundido.

-Esta era la casa de tus abuelos, en la que me crié yo de pequeña. Este será nuestro refugio, siempre que estemos tristes o sintamos soledad en nuestro corazón, debemos venir aquí, cuando tu crezcas quiero que vengas aquí cada vez que quieras, cada vez que te sientas perdido, esta casa será la respuesta a tus pesares, mi vida-Dijo mientras besaba su frente.

-Yo no quiero estar solo-dijo con un pequeño puchero.

-Mi niño, algún día yo no estaré contigo, y deberás guiarte tu solo por los pasos de la vida, recuerda Ciel, cada vez que sientas que no encuentras respuestas a tus problemas, ven aquí, créeme, aquí estará la solución a tus problemas.

-Mmm, mami vuelve a tocar-Dijo mientras besaba su mano.

-Claro que si mi amor

La melodía volvió a sonar por toda la habitación, inundaba sus oídos esa bella tonada que lo arrullaba.

Lentamente iba despertando de su sueño

...

Ciel despertó con los ojos abiertos como platos.

-Eso es, la cabaña en la colina, la casa de mis abuelos, donde yo iba con mamá de pequeño. Según ella ,la casa sería la solución a mis problemas, tal vez mi madre antes de morir fue ahí para dejarme una pista, ella sabía que yo iba a investigar, ahí debo ir-Dijo mientras se levantaba de la cama con su pequeño bolso.

Salió de la habitación y vio que Claude seguía ahí con Sebastian, al parecer ambos estaban leyendo papeles de la empresa.

-Papá, saldré un rato a dar una vuelta.-Le dijo mientras le miraba dudoso.

-¿No quieres que te acompañe?-preguntó.

-No, solo quiero pensar un rato, eso es todo, no te preocupes-Dijo mientras le sonreía.

-De acuerdo pero llévate un abrigo, no quiero que te enfermes-Dijo sonriéndole.

-Si, no te preocupes, adiós Claude-Se despidió mientras salía de ahí apurado.

-Creo que esta apurado-dijo con una media sonrisa Claude.

-Mmm si, está actuando extraño-Dijo mientras miraba la puerta recién cerrada.

...

Ciel caminó por las calles bajo el nublado cielo, solo pensaba en llegar a esa cabaña, donde al menos algo descubriría. De a poco se iba alejando de la ciudad, de las calles más pobladas, un completo silencio se extendía por todo el lugar. Divisó un camino de tierra, silencioso aún, se dirigió lento por ese camino. Al terminarlo, se podía apreciar un bella cabaña, la cual a pesar de los años parecía no estar tan demacrada. Subió los pequeños escalones de esta, descubriendo que la puerta no tenía llave, entro y de pronto, miles de recuerdos lo azotaron, recordó a su madre tocando el hermoso piano, el cual ahora estaba cubierto por una gruesa capa de polvo.

-Bien, aquí debe haber algo, una carta, una advertencia, algún indicio de que mi madre estuvo aquí antes de su muerte-decía para sí mismo.

Comenzó a registrar la pequeña cabaña, ensuciándose completamente de polvo y demás. Se sorprendió al no hallar nada, cosa que lo dejo muy frustrado.

-Maldición-dijo enojado.

En ese momento cuando se disponía a irse, piso la alfombra escuchando un rechinido debajo de esta. Curioso retiró la alfombra, encontrándose con una madera sobresaliente. Con sus débiles brazos hizo fuerza hasta que logró sacarla. Encontró varios papeles, cartas y demás.

Se sentó en la pequeña mesa que había en el líving-comedor y comenzó a ojear cada uno de los papeles. Se impresionó, había al menos unas quince cartas de amenazas, distintos años, distintas fechas, al parecer a su madre no la dejaron descansar nunca. Todas las cartas amenazantes solo pedían que esta se aleje ,que si decía algo saldría herida.

Con asco tiró las cartas a la basura. No podía creer que su madre le haya ocultado estas cosas, todas esas amenazas empezaron desde que Rachel había quedado embarazada. Se entristeció al pensar que había sido una carga pesada para su madre por más que esta lo quisiera con todo su corazón.

Entonces encontró otra carta, estaba por tirarla, pero esta no estaba envuelta y tenía la letra de su madre. La leyó y abrió los ojos como platos. La carta decía:

“Quien quiera que haya llegado hasta aquí, ya sea Sebastian o mi hijo, quiero que sepan que no tengo mucho tiempo, ya no falta nada para que seguramente me asesinen, antes de irme quiero decir que el asesino es...

La carta no estaba terminada, la letra estaba escrita de una manera rápida, tenía faltas de ortografía, se notaba el nerviosismo de la persona al escribir, la letra al final ya no se entendía para nada, entonces en ese momento se dio cuenta. A su madre la atraparon en esa misma cabaña. En ese momento un aire frío golpeó a Ciel, sintió escalofríos. Divisó parte de la cabaña que estaba un poco mas alumbrada, encontrándose con sangre en el piso, al parecer trataron de limpiarla, porque esta estaba mezclada con alguna sustancia parecida al agua. Asustado salió rápido de allí, en esa misma cabaña, habían asesinado a su madre.

Salió a paso apresurado y no paró hasta llegar sano y salvo a su hogar.

Los días pasaban, y no encontraba ningún indicio más que el que vio en la cabaña que tuviera relación con la muerte de su madre, se encontraba en la habitación pensando tranquilamente, hasta que su celular sonó.

-*hola*

-*Ciel,soy yo, Undertaker*

-*Ah... hola Undertaker, ¿qué haces?*

-*Estaba en casa haciendo unos deberes para el colegio, pero me aburrí y decidí llamarte*

-*Ajam, ya que estas tan aburrido podrías ayudarme*

-*¿pasó algo?*

-*no logro encontrar nada relacionado con la muerte de mi madre, aparte de lo que te conté el otro día en el que estuve en la cabaña*

*oh, era eso...*

-*Di...he estado buscando cuanto pude, pero no hallo nada, es realmente frustrante*

-*Oye...ahora que lo pienso, el día que tu madre murió, ¿quien atendió su funeral?*

-*Pero que tiene que ver es... ¡Undertaker!*-gritó Ciel con impresión

-*Así es Ciel, ahora que lo pienso, si tu madre murió, alguien antes le hizo una autopsia, para verificar el por qué de su muerte*

-*Una coartada*

-*Ciel, el día que tu madre murió, ¿quién fue la primera persona que te informo acerca de todo?*

-*Maldición, lo tuvimos cerca todo el tiempo, como pudimos ser tan despistados*

-*Exacto Ciel, el tiene algo que ver con la muerte de tu madre...El escribano john mitcher, quien arregló todo para su funeral*

-*Busca donde trabaja Undertaker, ven a las diez de la noche a mi casa, esta misma noche vamos para haya*-dijo mientras cortaba.

Ciel sabía que para salir debía hacer que su padre se durmiera primero, así que hizo lo que tenía a su alcance.

Ciel se puso nada mas una camisa que apenas tapaba sus muslos, entró a la cocina donde estaba Sebastian, quien al parecer estaba cocinando, había un olor realmente delicioso a carne asada, no hizo caso a esto y abrazó por detrás a su padre, si bien el no era de tomar la iniciativa cuando iban a tener sexo, por esta vez debía superar su vergüenza y hacerlo.

-¿Ciel, que haces?-preguntó intrigado Sebastian mientras terminaba de cortar unos vegetales.

-Mmm Sebastian.-Susurró en su oído mientras tocaba por sobre la ropa interior el miembro de su padre.

-Ah, Ciel, ¿Que estás haciendo?, esto es raro en ti-Dijo mientras se daba la vuelta.

-Sh, hoy me siento un poco mas...deseoso, vamos a la habitación-le susurró al oído luego mordiendo el lóbulo de este.

-Ngh ah-gimió, entonces agarró a Ciel en brazos y salió corriendo a la habitación.

Sebastian sabía lo vergonzoso que era para Ciel todavía acostumbrarse a tener intimidad, cosa que le causaba ternura, aunque a veces era un poco frustrante. Pero ahora que tenía a Ciel tan...desesperado por tener sexo, no lo iba a desaprovechar, aparte del hecho que el niño tomara la iniciativa lo excitaba demasiado.

Ciel tuvo una noche por demás agitada en la cama con Sebastian, esta demás decir que el pelinegro se quedo dormido con Ciel sobre su pecho. Si quería salir esa noche de la casa sin que este se enterara, debía cansarlo un poco para poder irse sin dejar rastros.

Lentamente sacó el brazo de su padre, quien lo abrazaba de manera protectora, cosa que le enterneció, se levantó despacio de la cama y se vistió con sumo cuidado, mirando a Sebastian de reojo, rogando a Dios que este no despertara. Una vez estuvo listo salió del departamento y se dirigió a la puerta del edificio, le costó trabajo divisar a Undertaker, hasta que lo vio en el estacionamiento.

Ciel se acercó a él de manera rápida.

-Undertaker, que bueno que estas aquí-dijo en un susurro.

-Yo nunca fallo Ciel, ¿Cómo hiciste para salir de ahí sin causar sospechas?, es decir, es temprano, no creo que tu padre se haya ido a dormir de manera voluntaria-Dijo mientras reía pícaro.

-Cállate sino quieres que te golpee-dijo sonrojado y enojado.

-Oh está bien, no te enojes Ciel-Dijo mientras reía de nuevo.

-¿Tienes la información?-preguntó ignorando las risas burlonas de su amigo.

-Claro que sí, me ha costado trabajo conseguirla pero nada es imposible para mí-Dijo mientras sacaba de su bolso unos papeles.

-Bien, vámonos-Ordenó mientras le miraba serio.

-Espera Ciel, el lugar donde trabaja está bastante lejos, el escribano trabaja en un estudio jurídico en un lugar alejado de Londres, si vamos caminando llegaremos al amanecer-dijo serio.

-Maldición, no tenía eso en cuenta-dijo enojado.

Ciel trató de pensar en qué hacer, hasta que la respuesta llego justo frente a sus ojos. Pudo ver en el estacionamiento, el auto de su padre, bueno...después de todo quien no lo vería, era un auto demasiado lujoso.

-Iremos en auto-dijo sonriendo.

-¿En auto?, ¿De donde sacaremos uno?-preguntó intrigado.

Ciel se acercó al auto de su padre, y vio que este estaba obviamente cerrado.

-¿Tienes un clip en tu bolsa, oh algún elemento punzante?-preguntó serio.

-Toma-Dijo Undertaker mientras de su bolso sacaba un clip que usaba como separador de hojas en sus carpetas de colegio.

Ciel agarró el clip, lo torció de manera que el clip quedara en un ángulo recto, y comenzó a hacer fuerza en la pequeña cerradura del auto, hizo un poco mas de presión, y la puerta se abrió. Ciel sonrió con orgullo y luego agarró dos pequeños cables que había en el auto debajo del volante. Uno rojo y uno gris, los descolocó de manera que quedara el hilo de cobre al descubierto y comenzó a hacer contacto con ambos cables, un último intento hizo y el auto se puso en marcha.

-Las clases de electricidad en física-química en el colegio sirvieron de mucho-dijo riendo ante lo que Ciel hizo.

-Al fin la escuela sirve para algo-dijo burlón.

-La escuela sirvió para eso pero...¿cómo puede ayudarnos la escuela para que logremos manejar un auto?-preguntó con burla.-si no lo recuerdas Ciel, somos menores, no tenemos licencia, y menos sabemos manejar un auto-dijo con una ceja alzada.

-Oh vamos, que tan difícil puede ser manejar un auto-Dijo riendo nervioso-aparte, una vez asistí a un examen que mi madre hizo para tener licencia y vi los procedimientos que usaba, haré mi mayor esfuerzo-dijo de forma neutral.

-Si, ¿qué es lo peor que nos puede pasar?, ¿chocar? ,¿matar a alguien?, ¿matarnos nosotros?, tsk cosas simples y sin importancia-dijo con burla, mientras se sentaba en el asiento del copiloto.

-Si usas ese pesimismo tuyo no vamos a llegar a nada-dijo Ciel enojado mientras cerraba la puerta del auto

Dio vuelta a la llave y el motor del auto se encendió, Puso primera para salir e inmediatamente puso segunda una ves que estuvo en la calle.

-Bueno, creo que algo sabes, te confío mi vida Ciel-dijo con burla Undertaker mientras reía.

-Ya cállate-dijo enojado, mientras comenzaba a ir por las calles desoladas por ser de noche.

-¿Dónde queda la dirección?-preguntó mientras veía al frente.

-Avenida Silver Street, entre la calle seis y ocho, cuadra par y el número es...1450, ahí debes ir.

-Bien-dijo suspirando.

Ciel se encontraba en completo silencio dentro del auto, al igual que Undertaker, ambos no sabían de qué hablar, bueno. Después de todo no hay mucho que decir mientras se está cometiendo un delito tan grande.

A Ciel comenzaron a cerrársele los ojos, cosa que notó Undertaker, y justo vio como un camión venía hacia ellos.

-¡Cuidado Ciel!-dijo mientras arrebataba el volante de las manos del menor y daba la vuelta.

-¡Diablos casi me duermo!-dijo enojado.

Lo único que ellos no sabían es que al hacer un movimiento tan brusco con el auto, el cable del freno se cortó y el volante quedo trabado.

Ciel volvió a agarrar el volante y se dio cuenta de que este estaba duro y no podía darlo vuelta, vio al frente y divisó el muelle.

Ciel apurado apretó el freno pero no pudo parar, ya que este no respondía.

-¡Undertaker!, ¡El freno se rompió al igual que el volante!-dijo desesperado.

-¡Que!, tienes que estar bromeando-dijo asustado.

-No estoy bromeando idiota, Dios vamos a morir-dijo entrando en pánico.

Ciel al entrar en un estado de paranoia apretó el acelerador el cual se trabo e hizo que el auto anduviera más rápido.

-Ciel, para ya, no estoy para juegos, aprieta el freno maldición-dijo desesperado.

-No estoy jugando, sostente Undertaker-dijo asustado.

Ambos volvieron a ver al frente y en ese momento, solo vieron el Cielo, y luego vieron abajo mientras caían al agua.

Ambos dieron un grito asustado, y cayeron al mar, las puertas del auto se trabaron a causa del agua, y no podían abrirlas.

-Hay que romper el vidrio-dijo mientras el agua tapaba sus cabezas.

Undertaker y Ciel aguantando la respiración, comenzaron a golpear el vidrio, hasta que lograron romperlo, suerte que lo hicieron con las manos cubiertas por su campera, sino ambos tendrían una fuerte cortadura. Ambos lograron nadar fuera del auto y rápido se dirigieron a la superficie, inhalando el aire que tanto les había hecho falta.

-Vamos... a la orilla-dijo jadeante Undertaker mientras comenzaba a nadar delante de Ciel.

Ciel solo lo siguió en silencio, llegaron a esta y comenzaron a caminar, cuando ya estaban en la calle fueron interceptados por la policía.

-Alto ahí, las manos arriba.-dijo un policía apuntándoles con un arma.

Ambos solo alzaron las manos por sobre sus cabezas.

-Creo que esta ves...no nos salió tan bien-dijo en un susurro de manera burlona a Ciel.

-¿Tú qué crees?-dijo enojado mientras miraba al policía.

Las cámaras de seguridad de la cuadra habían captado como el auto había perdido el control y había sido tirado al mar, no solamente eso, sino que también habían captado cuando Ciel y Undertaker sacaron el auto del estacionamiento, obviamente como lo habían robado.

El policía comenzó a interrogarlos, sorprendiéndose del hecho de que eran menores de edad, el interrogatorio no duro mucho. El lugar no tardó en llenarse de policías y de cámaras de televisión. Se veían a reporteros hablándole a la cámara comentando lo que había sucedido.

En otro lugar se encontraba un pelinegro despertando cansado, pero que al recordar la que había hecho con su pequeño, terminó sonriendo orgulloso, se dio la vuelta dispuesto a abrazar a Ciel y volver a dormir, pero que sorpresa se llevo al no verlo a su lado, se puso de pie rápido y lo busco por todo el departamento. Mas que enojado maldijo.

-¡Maldición!, se ha vuelto a escapar-dijo enojado-seguro se fue a otra fiesta-dijo para si mientras se sentaba y encendía el televisor. Este al prenderse mostró las noticias de media noche.

-Noticia de último momento, se ha hallado un auto en el muelle, los policías están investigando, se ha encontrado a los responsables, estos al parecer son dos menores de edad, se los llevara a la comisaría central de Londres y se esperara a que aparezca el tutor responsable.

-Pero que irresponsabilidad estos padres de hoy en día-dijo con seriedad.

Estaba viendo las noticias hasta que vio como la cámara enfocaba a los menores de edad, los ojos se le abrieron como platos al ver quiénes eran. En su pantalla se mostraba como Ciel y Undertaker estaban con unas esposas con las manos en sus espaldas, mientras eran metidos en un auto por los policías.

Sebastian estaba con la mandíbula desencajada. Su cabello cubrió sus ojos y un aura oscura se apodero de él.

-Ah no...ahora me conocerá...ese mocoso-Dijo mientras salía del departamento.

Fue hacia su estacionamiento y buscó su auto, el cual no lo encontró, entonces ahí se dio cuenta de todo, Ciel no solamente había tirado un auto al mar, sino que el auto, era ¡su!, auto, ese que tanto dinero le costó, que tuvo que ser traído de Alemania hecho especialmente para el, doscientos cincuenta caballos de fuerza, arreglos enchapados en oro y plata, y un motor tan potente como para llegar a Brasil en menos de dos horas.

Sebastian dio un grito enojado.

-¡Porque!-gritó enojado-mi hermoso auto no tenía nada que ver en esto, cuando tenga a Ciel de nuevo aquí yo...-dijo con una sonrisa macabra.

Salió apurado del estacionamiento y pidió un taxi para ir hasta la comisaría. Una vez que llegó ahí, vio como Ciel y Undertaker estaban sentados en un pequeño banco, siendo vigilados por tres policías.

Estos al ver llegar a Sebastian, se les erizó la piel, sus ojos estaban más aterrados y la boca la tenían casi por el suelo.

-Hola, vengo por mi hijo, he visto en las noticias lo que ha pasado, yo soy el tutor responsable de Ciel Phantomhive-dijo serio.

-Oh, es usted su padre, déjeme decirle que no hace muy bien su trabajo, su hijo tiro un auto al muelle, no solamente eso sino que el auto es robado-dijo enojado el policía.

-Lo sé, el auto es mío, mi hijo al parecer lo sacó sin mi permiso del estacionamiento, discúlpeme por todo lo que ha pasado, pagare la fianza y recompensare el problema que les ha causado mi hijo.

-Más vale que así sea-dijo enojado el policía mientras iba hacia Ciel y Undertaker.

-¿Pagará la fianza del amigo de su hijo también?-preguntó el policía.

Sebastian estuvo tentado a decir que no y que el mocoso ese se quedara en la cárcel, pero era el amigo de su hijo, y estaba más que seguro que si lo dejaba ahí a su suerte Ciel lo dejaría mínimo, un par de años en abstinencia.

-Pagaré su fianza también-Dijo mientras chasqueaba la lengua enojado.

Ciel y Undertaker ya estaban libres. Sebastian como “buena persona” que es, llevó a Undertaker hacia su casa. Ciel y Undertaker estaban en completo silencio, no era bueno que el pelinegro estuviera callado, no era bueno que se comportara como alguien de buen corazón, no era bueno que hiciera favores, tampoco era bueno el hecho de que no les mirara.

-Adiós Ciel, nos vemos mañana en el colegio, adiós señor Michaelis-dijo con terror-gra-gracias por traerme a mi hogar-corrió hacia la entrada de su casa y cerró de un portazo, todo al ver la cara que Michaelis le dedicaba, bueno en realidad al verlo tan ido, Sebastian estaba con los ojos rojos, que mas bien parecían brillar en un tono violáceo, sus pupilas estaban dilatadas y la mirada la tenía perdida, ni hablar que su mirada también era la de una persona que acababa de salir del manicomio.

Sebastian siguió en el taxi con Ciel, ambos se dirigían al edificio.

-¿Estás enojado papá?-la pregunta más estúpida salió de su boca mientras miraba el ceño fruncido y los ojos de maniático que su padre tenía.

Sebastian no contestó, solo atinó a sacar un poco de dinero de su billetera y entregárselo al hombre que los había traído, bajó lentamente del auto seguido de un Ciel que tragó saliva de manera fuerte al ver como caminaba su padre.

Este caminaba encorvado, con los puños cerrados, los cuales se ponían rojos de tanta presión.

Ambos subieron en el ascensor y entraron al departamento, Ciel sin mediar palabra iba detrás de Sebastian, rogando por estar vivo al otro día.

Ciel no se percató cómo pero Sebastian se dio la vuelta y lo empujó contra la pared, Ciel jadeó del susto y miró con terror los ojos de Sebastian.

-Te has portado muy mal Ciel-dijo con los ojos entrecerrados.

-Pa...pá-dijo asustado.

-Los niños malos merecen un castigo muy fuerte-dijo mientras le daba una nalgada.

-Ah-jadeó Ciel de dolor y …¿placer?.

-Esta noche, conocerás lo que es el dolor y el placer unidos Ciel, me gustaría que fuera más dolor que placer viendo las circunstancias, pero creo que me descontrolaría y terminaría matándote-dijo entre dientes.

-No-susurró con miedo.

-Si Ciel, ahora te diré tu castigo...Ahora no seré misericordioso, ahora cada vez que yo quiera tener sexo, lo tendré, te tomare en donde se me cante la regalada gana, y no solamente eso, sino que ahora mismo te follare con tanta fuerza que mañana te costará caminar para ir al colegio, yo podría llevarte en el auto...ah cierto que ya no tengo, está en el muelle, siendo sacado por los del auxilio-dijo con enojo.

-Yo, solamente quería ir a una fiesta-mintió de forma inocente.

-Qué lástima, la verdadera fiesta la tendrás aquí conmigo-dijo mientras lo cargaba en sus hombros.

-Suéltame maniático, llamaré a la policía papá, ¡auxilio!, ¡mi padre quiere violarme!-gritaba enojado mientras pataleaba

-Shh, Ciel, nadie escuchará ni creerá nada a un pequeño revoltoso con complejo de adulto-dijo el mayor con una sonrisa siniestra.

-Te aseguro que si me tomas ahora sin mi consentimiento, te dejo en abstinencia un año entero.

-Voy a correr el riesgo-Dijo mientras iba hacia una habitación desconocida.

Ciel estaba un poco impresionado, ¿hacia dónde iban?, una puerta se abrió detrás de una biblioteca, dejando a Ciel impresionado, ¿Acaso eso era un pasadizo secreto?, Sebastian caminó por un estrecho camino hasta que se detuvo en una puerta de madera, la abrió dejando ver lo que adentro de esta había.

Ciel abrió los ojos como platos, en esa habitación había, esposas policiales, látigos, consoladores colgados en distintos lados de la pared, láminas muy finas de plata, una mesa de madera en el centro y también había lo que parecía ser un madera con dos agujeros como para meter los brazos, esta era sostenida por un fino hierro quedando así parada.

Ciel se sonrojó al máximo al ver esto, ¿cómo era que su padre tenía todo eso?, ¿como él no se había dado cuenta?, esto era demasiado. Al estar hundido en sus pensamientos, no se percató que su padre lo posicionó en el suelo y lo encadenó, paso sus brazos a través de los agujeros de la madera, dejándolo a él con las caderas alzadas y con sus brazos totalmente apresados.

-Mas vale que me saques de aquí Sebastian, si sabes lo que te conviene-gruño Ciel enojado.

-Lo siento mi niño, pero los nenes malos deben recibir un castigo y tu eres muy malo, por eso ahora utilizare esto-Dijo mientras agarraba un látigo entre sus manos.

Sebastian le bajó la ropa a Ciel, dejándolo desnudo completamente de la cintura para abajo, con una tijera que tenía cerca corto su remera, ahora dejándolo desnudo completamente a su merced.

Sebastian estaba al tanto de que para Ciel esto era nuevo. La habitación la había mandado a hacer hace algún tiempo, era algo así como una habitación de pánico por si entraban ladrones, pero él no iba a dar mucho uso a esa habitación, y desde que con Ciel tenían una relación más que padre e hijo, remodeló la habitación sabiendo que la usaría bastante con su ahora “amante”.

Sebastian sabía que no quería hacerle daño a Ciel, puso como excusa lo que había hecho Ciel para estrenar la habitación, lo haría bastante, aparte había leído un poco acerca de la práctica, había leído del sadomasoquismo y era algo que estaba dispuesto a probar con su preciado hijo.

Lentamente desenvolvió el látigo que estaba cubierto por una capa de cuero, dio la vuelta al rededor de Ciel quien estaba con una cara de muerte, su ceño estaba tan fruncido que sus cejas casi se juntaban. Cosa que se le hacía bastante divertida a Sebastian.

-Mi niño comenzará a portarse bien-dijo con una sonrisa, mientras le besaba los labios y luego pasaba su lengua por la mejilla de Ciel.

Ciel solo jadeó, debía admitir que la situación lo estaba poniendo bastante cachondo, aunque se le hacía un poco vergonzoso aún mostrarse desnudo frente a su padre, el hecho de que Sebastian lo sodomizara se le hacía demasiado excitante.

Sebastian de nuevo se dio la vuelta con una sonrisa burlona y con el látigo azoto un poco la espalda del menor, haciendo que esta se marcara un poco.

-Ah-gimió de dolor Ciel.

Sebastian se arrodilló y comenzó a lamer los rastros de sangre de la espalda del menor.

-Ah Sebastian-jadeó Ciel al sentir esa lengua escurridiza en su espalda, realmente Sebastian tenía razón, el dolor combinado con el placer, era algo inigualable.

Sebastian de nuevo agarró rápido el látigo y de nuevo comenzó a azotar a Ciel solamente que esta vez azotaba el trasero del menor, dejándolo rojo y con varias marcas que no se borrarían en bastantes días.

-Maldición-masculló cuando sintió una erección crecer a causa de los latigazos en su espalda baja.

Sebastian sonrió con burla y acercó su boca al oído del menor.

-Veo que mi pequeño hijo es masoquista, después de todo esa erección habla por ti-dijo con burla mientras mordía su oreja.

Ciel solo gimió ante esto, la vos de su padre era algo tan sensual, tan excitante, lo llevaba completamente al nirvana del placer.

Sebastian se arrodilló de nuevo y esta vez comenzó a lamer la entrada del menor, con sus manos abrió un poco más las nalgas del menor, haciendo que la pequeña entrada se abriera un poco y el colocase su lengua dentro de esta.

-Ahhh Dios-gimió de placer al sentir esa lengua recorriendo su interior.

Sebastian comenzó a succionar su entrada de manera deliciosa, haciendo que las piernas de Ciel flaquearan.

Ciel sin darse cuenta de sus actos comenzó a mover su cadera en busca de más movimiento pero Sebastian volvió a pararse abruptamente.

-Jum-sonrió con burla-veo que al niñito le gusta.

Ciel sabía que Sebastian no le daría tregua esa noche, así que hizo algo que en su vida entera hubiera hecho, pero estaba en un estado de completo éxtasis, por lo tanto no le importó nada.

-Por favor Sebastian, fóllame, házmelo con fuerza, quiero que me des tan duro que mañana no pueda levantarme, hazme correrme con tanta fuerza que duela, te lo ruego-jadeo con desesperación.

Sebastian tragó saliva ruidosamente al oír esas palabras, su erección palpitaba fuertemente y parecía que quería romper sus pantalones, de manera rápida sacó al menor de ahí y lo tiró sobre la mesa de madera, ató sus brazos por sobre su cabeza y abrió sus piernas de manera tal que estas casi creaban un ángulo de ciento ochenta grados.

-Esto te pasa por haberme mentido, por haber salido sin permiso y por haber robado mi auto-dijo con enfado y excitación a la vez que entraba en el menor con fuerza.

Ciel gimió de manera fuerte , el dolor y el placer que sentía era algo tan...increíble, se sentía en el cielo.

Sebastian sin esperar consentimiento comenzó a moverse de manera fuerte dentro del menor, haciendo que este gimiera de placer.

-Ahh, más duro Sebastian-dijo entre gemidos.

-Ngt, llegaré tan dentro de ti, que ahh, que te dolerá-dijo gimiendo de placer ante la estrecha entrada del menor. Se movió con más fuerza.

Sebastian al moverse de manera tan brusca toco fuertemente la próstata del menor.

-Ahhh si ahí Sebastian, ¡Ahh, toca ahí!-dijo fuertemente.

Sebastian golpeó repetidamente la próstata del menor, haciendo que este desfalleciera de placer. Su movimiento de caderas aumento llegando hasta el fondo del interior de Ciel.

-Ah tan...dentro de mi ahh-dijo Ciel entre gemidos de placer.

-Ahh, que mojado estas Ciel, y muy ahhh...apretado-dijo el mayor moviendo sus caderas más fuerte que antes.

Sebastian y Ciel estaban por correrse, pero Sebastian salió del interior de Ciel.

-Pero que ahhh-gimió al sentir como Sebastian alzaba sus caderas y se metía su erección en la boca.

Sebastian había desatado de manera rápida al menor y había metido en su boca el miembro del niño. Se lo sacó de la boca y con un dedo comenzó a delinear el prepucio, haciendo que Ciel gimiera levemente, luego de esto succiono el glande mientras Ciel gritaba de placer.

Sebastian de nuevo metió el miembro a su boca y comenzó una felación rápida haciendo que Ciel delirara de placer.

Saco de nuevo su erección de la boca y comenzó a masturbar su miembro junto con el del menor, mientras hacía esto succionaba los botones rosas del niño.

Cel ya no aguantaba más, como pudo desprendió sus manos de las ataduras, y se dio la vuelta quedando él con la boca en el miembro de Sebastian, y Sebastian con el miembro del niño en su rostro, ambos creaban un perfecto sesenta y nueve.

Ciel como pudo se metió el enorme miembro del mayor en la boca y comenzó a succionarlo de manera rápida.

-Ahhh Ciel, lo haces muy bien-gimió mientras metía el miembro del niño en su boca y metía un dedo en la entrada de este.

Ciel gimió y siguió succionando, mientras a su vez, Sebastian agregaba otro dedo a la entrada del niño.

Ciel tenía curiosidad de cómo sería el interior de Sebastian, tenía un poco de pánico al saber lo que iba a hacer, pero se decidió y comenzó a acariciar la entrada de Michaelis. Este al sentir esa caricia abrió sus ojos sorprendido y gimió, sabía lo que Ciel tenía pensado hacerle, debía admitir que el también tenía curiosidad de saber cómo sería tener un intruso en su interior, por eso no lo detuvo, es más, iba animarlo a hacerlo.

-Puedes ahh, meterlo si quieres Ciel-gimió Sebastian.

Ciel entró en confianza ante esto y de manera rápida metió un dedo en la entrada de Sebastian.

Este gimió impresionado ante el placer que le causaba ese pequeño intruso dentro de sí, el nunca había tenido sexo con hombres, siempre con mujeres, digamos que el nada mas sabía el placer de “dar” y no el de que “te den”.

Sebastian comenzó a moverse contra ese dedo exigiendo más atención, Ciel al percatarse de esto metió otro dedo haciendo que Sebastian gozara aún más.

Ambos estaban en éxtasis, estaban al borde de llegar al orgasmo, Ciel se corrió en la boca de Sebastian largando un sonoro gemido, he hizo un pequeño esfuerzo mas y de pronto metió un tercer dedo en la entrada de Sebastian, tocando su próstata. Sebastian gimió muy fuerte y largo su sustancia en la boca del menor.

Ambos respiraban agitados y todavía no salían de la posición en la que se encontraban.

Sebastian de pronto comenzó a reír y Ciel se extraño.

-¿De qué te ríes idiota?-preguntó enojado.

-Tienes un lindo trasero Ciel-dijo mientras le daba una mordida en una de las nalgas del menor.

-Ah, eres un estúpido-gruño con fingido enojo.

-No es mi culpa que me guste tu trasero, es tan redondito y ...-

-Ya ¡cállate, cállate, cállate!, me estresas-dijo tapándose sus oídos avergonzado.

Sebastian solo volvió a reír divertido y se sentó sobre la mesa con Ciel sobre él. Este se dio la vuelta y lo miró.

-Espero que hayas aprendido la lección-susurró en su oído.

-Créeme que si-respondió desviando la mirada.

-Pero todavía falta una parte del castigo-dijo sonriente

Ciel solo lo miró desconcertado, ¿qué le haría ahora su padre?.

...

Era un día soleado y se podía apreciar a un peliazul caminando hacia la escuela, pero había algo raro en su aspecto, estaba nervioso, sudaba un poco y cada tanto jadeaba por lo bajo, tratando de que la gente que caminaba a su alrededor no se diera cuenta.

Cuando llegó a la escuela saludo a sus amigos quienes le miraban extrañados.

-Phantohive, ¿qué te pasa?, estas sonrojado y un poco sudado-dijo con extrañeza.

-Es que ayer tuve un poco de fiebre y creo que todavía no se me quitó.-dijo nervioso.

-kyaa,Ciel, que mal que estuviste enfermo, me hubieras llamado e iba a curarte-dijo la chiquilla mientras le abrazaba.

-Lizzy, por favor, me as-fixias-dijo nervioso.

-Lo siento-respondió apenada.

-Chicos, ya debemos entrar, y contigo tengo que hablar Ciel-le dijo Undertaker con una sonrisa.

Todos entraron al colegio y vieron como Ciel se sentaba con un gesto de incomodidad, Undertaker solo rió en su interior, ya se imaginaba el por qué a Ciel le costaba sentarse, la clase pasó con demasiada lentitud, al menos eso era lo que pensaba Ciel, cada vez se sentía más acalorado y sonrojado.

El por qué era simple, esa mañana, Sebastian le había dado su otra parte del castigo, le había metido un consolador fino y largo que llegaba hasta su próstata, el cual enviaba pequeños choques eléctricos haciendo que un gran placer le recorriera, pero también había metido en su meato otro finísimo tubito que hacía que su pene estuviera erecto y que no le dejara correrse, por esto Ciel había elegido ponerse pantalones holgados esa mañana, para que su erección no se notara.

Sebastian le había advertido que si se sacaba algo de lo que le había puesto, lo castigaría de nuevo y con algo más fuerte. Asustado huyo hacia el colegio, pero con lo que no contaba Ciel, era con lo que Sebastian iba a realizar.

-Alumnos, el día de hoy tenemos a un invitado especial, el les enseñara matemáticas el día de hoy, el es un empresario muy famoso, y también el padre de uno de nuestro alumnos, Ciel Phantomhive.

Grell abrió la puerta y de nuevo se quedo con los ojitos como corazón viendo al pelinegro. Ciel se sorprendió al ver pasar a su padre por la puerta, tenía que ser broma. No podía estar jodiéndolo de esa manera.

Sebastian pasó y todos lo miraban con impresión, excepto los amigos de Ciel, ya que la mayoría no pensaban que Ciel tuviera un padre, según el nada mas tenía una madre.

-Buenos días chicos, yo soy el empresario Sebastian Michaelis, padre de Ciel y de seguro conocerán mi marca de dulce, juguetes y demás-Dijo sonriendo

Todos asintieron con la cabeza aún extrañados.

-Hoy he sido llamado por su colegio para darles una charla sobre contabilidad que les servirá para matemáticas.-Dijo mientras miraba a Ciel con una sonrisa macabra.

Ciel palideció ante esto, no era bueno, no lo era para nada. Algo se traía entre manos.

Sebastian comenzó a caminar por el salón charlando, lo hacía de una manera tan fluida que lograba atraer la atención de todos, paso por al lado de Ciel y rió por lo bajo al ver la cara sonrojada del niño.

Agarró una lapicera entre sus manos mientras charlaba, ante los ojos de los demás era una lapicera común y corriente, pero no lo era. En realidad era un pequeño control remoto que mandaba vibraciones y choques eléctricos al consolador que Ciel tenía metido.

Sebastian miró a Ciel y apretó la “lapicera”, Ciel lo miró impresionado ante esto ya que las vibraciones en su entrada había aumentado, dándole un gran placer. Jadeó muy despacio para que nadie lo escuchara y apoyó su cabeza en el banco mientras se tapaba sus ojos con las manos.

Sebastian sonrió de la manera más divertida y macabra ante esto, oh si, le estaba haciendo pagar cada una de las cosas que hizo, pero con placer.

Sebastian siguió hablando y cuando vio que Ciel ya se acostumbraba a las vibraciones, volvió a apretar el simple objeto entre sus manos, esta vez haciendo que el pequeño tubito que Ciel tenía metido en su meato comenzara a vibrar de manera descontrolada.

Ciel abrió los ojos como platos y se removió intranquilo en su silla, estaba que no daba más, quería correrse y a la vez no, quería seguir sintiendo ese gran placer, y quería también descargarse.

Sebastian terminó su charla y salió del salón sonriendo. Ciel aprendería por las buenas o por las malas.

Ciel rogaba a Dios que esa clase terminara de una vez.

Grell comenzó a dar unos ejercicios para que los demás lo copiaran, absolutamente todos en silencio hicieron caso, excepto Ciel quien ya no podía mantener los ojos abiertos de tanto placer.

La clase terminó y todos se retiraron, Undertaker quiso acompañar a Ciel y hablar sobre lo que había pasado la noche anterior, pero se extraño ante el pedido de Ciel quien le dijo que el iría solo por ahora, y que saldría un poco más tarde del colegio porque debía hablar con el director, más que dudoso, Undertaker se fue. Dejando a Ciel completamente solo en el salón.

-Debo decir... que has sabido manejarlo muy bien Ciel-dijo Sebastian sonriente mientras entraba de nuevo al salón.

-Maldito-dijo entre jadeos-no doy más, por favor , sácame esto y fóllame maldita sea-dijo desesperado.

Sebastian sonrió y comenzó a acariciar su propia y reciente erección ante la mirada lujuriosa del menor.

-Creo que ya aprendiste la lección, ahora es momento de que te de un descanso-Dijo mientras sonreía y desnudaba a Ciel.

-Sabes que alguien puede entrar y vernos ¿o no?-preguntó sonrojado entre gemidos.

-Si ya lo sé, y eso solo lo hace más excitante.-Dijo sonriente.

Esa sería una tarde agitada en el salón de clases, ¿quién diría que ir a la escuela no estaría tan mal?.
Notas finales:

espero les haya gustado :D

 

Besos mis lectoras :3


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