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Amor incomprendido por Etsuko Kagayaku

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Notas del capitulo:

AVISO IMPORTANTE: DESDE HOY PONGO FECHA DE PUBLICACIÓN. ESTOY DE VACACIONES Y DECIDÍ PONERLAS PARA SU DELEITE :3,

 

Amor incomprendido, sera actualizado cada miercoles.

 

Monócromo amor, sera actualizado cada domingo.

 

Aprendiendo a ser un niño.Su actualización no tiene fecha, ya que no falta mucho para que termine y no quiero poner algo fijo.

 

Sin mas, me despido, espero disfruten de este capítulo.

Quien diría que llegaría a esa situación, el, Ciel Phantomhive Michaelis, estaba en el hospital, ¿el por qué?, simple, se desmayó después del “castigo” que su padre le dio. Como ya sabemos Sebastian le hizo mantener unos juguetitos dentro suyo, el castigo duro una semana entera, al último día él se desmayo en los brazos de Sebastian mientras ambos se encontraban mirando t.v . Sebastian no espero ni un minuto para llevarlo al hospital. Desesperado pidió ayuda, Ciel al otro día despertó sin saber donde se encontraba. Sebastian le explicó todo y bueno creo que mejor sería recordar...

...

Ciel se encontraba entre abriendo los ojos, lo primero que divisó fue un techo de color blanco, parpadeó un par de veces para poder acostumbrar sus ojos a la cegadora luz del sol que se colaba por la ventana de la habitación. Lentamente se desperezó y se sentó en la cama. Miró a su alrededor un poco en shock al no saber donde se encontraba. Entonces vio a su padre sentado en una silla al parecer durmiendo. Realmente no sabía que pasaba, luego de unos segundos de tratar de analizar donde se encontraba, el pelinegro comenzó a dar indicios de despertarse.

Abrió los ojos lentamente y logró ver que Ciel se encontraba sentado en la camilla.

-Ciel, al fin despiertas-dijo mientras iba hacia él y le abrazaba.

-¿Qué pasa Sebastian?, ¿Que es este lugar?-pregunto intrigado.

-Estamos en un hospital-le dijo serio.

-En un hospital, pero...¿Por qué?-pregunto serio.

-Bueno...yo-dijo con una sonrisa nerviosa.

En ese momento entró la salvación por la puerta, el doctor, un hombre alto de cabellos castaños y ojos verdes amarillentos, quien al ver al niño despierto se acercó a él con una sonrisa.

-Que bien que despierta jovencito-dijo con una sonrisa-seguro esta imaginando el por qué esta aquí ,... ¿oh me equivoco?-preguntó.

Ciel solo asintió con la cabeza, un poco intimidado ante el extraño médico.

Sebastian estaba que se comía las uñas, él pensaba que el doctor sería la salvación, pero seguramente sería su perdición.

-Bueno primero que nada, debo decir que me impresiona que un jovencito con tan solo doce años, lleve una vida sexualmente activa.-dijo de manera neutral.

Ciel en ese momento se sonrojó de manera demasiado notable, su cara parecía un tomate.

-Como le dije, usted sufrió un desmayo porque ha estado teniendo relaciones sexuales de manera un poco...descontrolada, por eso su pequeño cuerpo al estar en desarrollo no soportó la presión de tantos estímulos-dijo mientras se colocaba su bata.

Sebastian miraba al doctor con ganas de matarlo, había metido la pata, tendría que haberlo echado apenas entro a la habitación.

-Bien, por suerte no fue nada serio, pero le voy a dar un último chequeo y le voy a dar una receta para que compre algunos medicamentos que relajen sus músculos-Dijo mientras levantaba un poco la bata del niño.

Ciel se dejo hacer completamente, sus ojos estaban escondidos detrás de sus cabellos, esto le saldría caro, muy caro al ojirojo.

El doctor lo reviso de manera rápida y le dejo la receta sobre la pequeña mesa que en esa habitación se encontraba.

-Bien, como última recomendación; le aconsejo abstinencia al menos por un mes y trate de que cuando mantenga relaciones sexuales con su amigo, por favor se cuide también de hacer una práctica tan peligrosa como es el sadomasoquismo.

Ciel le miro y asintió con la cabeza, eso había sido muy vergonzoso, al parecer Sebastian había inventado eso del amigo para que no supieran obviamente que mantenía relaciones justamente con él.

El médico salió de la habitación, y Sebastian trato de salir despacio detrás de él, iba en puntitas de pie para que Ciel no se diera cuenta.

-Sebastian-dijo en vos alta, mientras aún su cabello cubría sus ojos.

-¿Si corazón?-preguntó inocente, pensando que si trataba así al menor lo endulzaría.

-Ven aquí...mi amor-dijo con vos de ultratumba.

Sebastian tragó saliva ruidosamente, fue hacia él con pasos lentos, se esperaba todo menos lo que Ciel hizo.

El menor se abalanzó contra él y lo tiró a la cama comenzando a ahorcarlo.

-¡Pervertido!, ¡te dije que algo pasaría!, ¡me dejaste ese jodido vibrador una semana completa!, ¡tengo suerte de sentir mi maldito trasero!, ¡maldito desquiciado!-dijo enojado mientras apretaba el cuello.

-Ci-el, me, me dejas sin respiración-dijo entrecortadamente.

Ciel quería seguir ahorcándolo, lo quería matar, quería que sufriera, si era posible le metería en el trasero la lámpara que tenía al lado para que sintiera lo que sintió con el vibrador...aunque no se podía quejar...le había gustado mucho el hecho de ser sometido por Sebastian a esa práctica, solo por eso y porque le amaba le soltó el cuello, el cual ya tenía marcas de las pequeñas manos del niño.

-Gracias por dejarme vivir-dijo con sarcasmo.

-Tsk, sabes-dijo con una sonrisa-ahora el que se va a joder eres tu papá-le dijo con una sonrisa, aún sentado sobre las caderas de Sebastian con una pierna a cada lado.

-¿Pe-pero porque?-preguntó serio.

-Ya oíste al médico, abstinencia al menos por un mes, y no sabes cómo voy a gozar el tentarte y dejarte con las ganas-dijo con una sádica sonrisa.

Sebastian de nuevo tragó saliva fuerte, ¿de verdad soportaría un mes en abstinencia de Ciel?. Era una prueba demasiado dura, seguramente se la había mandado Dios por ser tan lujurioso, pero vamos, no podía evitarlo, quien se resistiría a ese pequeño de ojos zafiros y piel nívea, era imposible, su pequeño cuerpo, tan suave como la seda, y su...debía dejar de pensar en eso antes de tener una erección. La abstinencia empezaba...empezaba su infierno.

...

Por suerte el médico ya le había dado el alta, después de tres días soportando a su padre junto a él, demasiado meloso cabe decir, ya que el pelinegro se esforzaba porque Ciel lo perdonara, y así no lo tentara durante la abstinencia...oh pero Ciel ya estaba decidido, se vengaría, haría que tuviera al menos una erección todos los días y que no lo soportara. Todavía se reía por dentro al imaginar las caras que pondría Sebastian, sería realmente divertido. La vos del que abarcaba sus pensamientos lo saco de ahí.

-Ciel, ya podemos irnos, ya junte todo-Dijo mientras le miraba sonriente y le agarraba la mano, acto que no se mostraba anormal ante la sociedad al ser padre e hijo.

-Si vamos-dijo sonriendo de manera sádica, algo que hizo que a Sebastian le recorriera un escalofrío,

Ambos salieron de ahí y fueron al departamento. El viaje no fue muy largo y tampoco hubo mucha conversación, solo había dos personas, una pensando en torturas salvajes y otra con miedo queriendo desaparecer del planeta.

Cuando llegaron al departamento, lo primero que hizo Ciel es sentarse y ponerse a realizar la tarea que Undertaker había copiado por él mientras estaba en el hospital, claro que para Undertaker, Ciel había tenido un ataque de asma e igual para sus compañeros...si supieran que estuvo en el hospital por tener sexo desenfrenado...

-¿Ciel qué haces?-preguntó interesado Sebastian, mientras dejaba leche con galletas como merienda para el menor.

-¿Estás ciego?, estoy haciendo la tarea que no hice en estos días-respondió con enfado.

-Uff, pero que carácter-dijo con burla

-¿Sabes?, creo que tu también tendrías mal carácter si no sintieras el trasero-dijo serio.

Sebastian solo se sonrojo levemente y se fue por donde vino, mejor dejaba de molestar a Ciel porque la cosa empeoraría.

...

Ciel se encontraba en el colegio, por suerte el día anterior Sebastian había ido a buscar las cremas y pastillas que el médico le había dado en la receta. Ahora ya no sentía dolores. Se encontraba mirando el pizarrón mientras que el profesor Grell copiaba, de pronto el asistente del director entró por la puerta.

-Hola niños-saludo con una sonrisa-vengo a avisarles que la temporada de deportes a comenzado y que los chicos ya pueden ir anotándose en hockey sobre césped y las niñas en voley-dijo feliz.

Todos aclamaron con alegría, incluso Ciel, a pesar de tener asma, jugar hockey era algo que sabía hacer muy bien, fue el campeón por dos años consecutivos y este sería el tercero, oh si, era muy bueno en ese deporte y no lo dudaba.

-Supongo que entraras en el equipo ¿o no Ciel?-preguntó Undertaker sonriendo.

-Claro que si, sabes que es el deporte que mejor se me da y no lo voy a desperdiciar.-dijo con una media sonrisa.

-Contigo en el equipo, ganaremos Phantomhive-dijo William acomodándose sus gafas.

Ciel volvió a sonreír, permitiéndose hacerlo con un poco de prepotencia.

Cuando llegó al departamento luego de ir con sus amigos a anotarse a la dirección para el equipo, lo primero que hizo es ir a revisar su ropa y buscar el uniforme con el que jugaría, lo buscó y lo buscó hasta que lo halló entre unos cajones. Feliz lo sacó e iba en camino hacia el cuarto de lavandería. Cuando iba a llegar al cuarto Sebastian lo detuvo.

-¿Qué es esa ropa Ciel?-preguntó con curiosidad el pelinegro mientras le abrazaba por detrás.

-Es mi uniforme de hockey-dijo con una media sonrisa-hoy empezaron las inscripciones para los deportes y este es el que mejor se me da-Dijo mientras entraba al cuarto seguido por el pelinegro.

-Dame que yo lo lavaré-dijo con una sonrisa.

-¿Sabes lavar la ropa Sebastian?-preguntó serio.

-Tsk claro que si-dijo con una sonrisa arrogante.

-Bien entonces te lo encargo-Dijo despreocupado mientras salía de la habitación.

...

Una hermosa mañana, los pájaros cantaban, el sol iluminaba todo Londres de una manera inimaginable, la gente andaba por la ciudad de manera alegre ante ese clima inesperado. Paz, felicidad y tranquilidad, bueno...no para todos...

-¡Sebastiaaan!-gritó Ciel encabronado mientras entraba a la habitación donde su padre dormía.

-¡Ahh!-gritó sobresaltado, al ser sacado bruscamente de su sueño-que sucedió Ciel, ¿entraron ladrones?, ¿te lastimaste?, ¡Dime que paso!-gritó desesperado.

-¿¡Que cojones es esto!?-preguntó desesperado

Sebastian vio lo que Ciel le ponía en la frente, era su pantalón de hockey, solo que este estaba convertido en shorts.

-Yo...lo siento-dijo con cara de borrego a medio morir.

-¡Me dijiste que sabías lavar la ropa, hoy es el torneo!-dijo enojado.

-Es que yo, yo-decía tartamudeando.

-Como pudiste hacer esta estupidez-replico enojado.

Sebastian solo recordó el momento en que puso a lavar el pantaloncillo.

...

-Tsk, que se cree Ciel, claro que se lavar la ropa-dijo enojado.

Comenzó a buscar el lavarropas hasta que lo encontró, lo enchufo y ...

-¿Cómo se prende esto?-preguntó intrigado mientras apretaba varios botones del aparato.

De pronto el lavarropas comenzó a andar frenético, Sebastian lo miró con extrañeza, abrió la tapa del lavarropas y arrojo el pantalón ahí, luego leyó varias opciones que el lavarropas tenía.

-Mmm, que cosa debo apretar-decía para sí mismo-ya se, debe ser esto-Dijo mientras apretaba el botón de lavado caliente...lo que no sabía es que debía ponerlo en frío y que además no debía tirar tanto jabón en polvo. Una vez acabada esta tarea, salió con cara de ganador de la habitación.

-Fue fácil-se dijo para sí triunfante, yendo a tomarse un café a la cocina.

...

-¿Ahora qué haré?-preguntó Ciel deprimido.

-Te comprare otro, en la casa de ropa deportiva deben tener este uniforme-dijo Sebastian triunfante.

-El torneo es en media hora, debemos apurarnos-Dijo mientras comenzaba a sacarse la pijama y se ponía ropa cotidiana.

Sebastian solo lo imitó en silencio, mejor era no avivar el fuego.

Recorrieron prácticamente todo Londres a las corridas, venían de aquí para allá, hubiera sido más fácil si Sebastian tuviera auto, el cual había sido tirado al muelle por Ciel hace días, pero igual ya había encargado otro. Todas las casas de ropa deportiva les decían lo mismo.”Lo sentimos, pero todavía no llego la ropa de esa temporada”. Estaban que no daban más de cansados. Ciel se resignó completamente.

-Ya es hora, va a empezar el torneo, debo ponerme esto-dijo con desprecio mirando el pantalón que llevaba en su mochila.

-Realmente lo siento Ciel, te recompensare-le dijo Sebastian con una sonrisa feliz.

Ciel solo lo miró y desvió la mirada, debía hacerlo sino le sacudiría el rostro de una bofetada.

Ambos llegaron al colegio, Sebastian no se iba a perder el torneo de su hijo, por lo tanto llamó a Claude diciéndole que hoy no iría a trabajar. Una vez, ahí Ciel se fue a los vestidores con Undertaker y los demás. Todos quedaron impresionados ante lo que les dijo Ciel, todos buscaron un pantalón por todo el colegio que hiciera de remplazo pero no encontraron nada. Ciel agradeció a sus compañeros la ayuda, pero les dijo que dejaran de buscar, que usaría esos pantalones y ya.

Cuando se vistió y salió de los vestidores, cabe decir que había demasiados pervertidos viendo las blancas piernas del menor, Undertaker les dedicaba una mirada de furia al igual que Ciel.

Sebastian vio a Ciel con esos shorts y no se resistió, se veía muy sensual, pasó lentamente su lengua por los labios, Ciel vio ese gesto y se sonrojó, Sebastian rió y fue hasta el.

-Bueno, después de todo no se te ven tan mal-dijo con burla

-Cállate idiota-dijo enojado-por tu culpa tengo al menos a unos veinte pervertidos viéndome-le dijo furioso.

-En realidad veintiuno-dijo con extrañeza

-¿Veintiuno?-preguntó intrigado.

-¿A mí no me cuentas?-preguntó riendo sonoramente.

Ciel solo se sonrojó y le dio un fuerte golpe en el estómago, pero que a Sebastian no le hizo daño. Sebastian enternecido ante esto, sin que nadie le viera depositó un pequeño ósculo en sus labios.

-Vas a ganar-dijo sonriente mientras se alejaba a las bancas.

Ciel solo lo miró y en ese momento toda su furia se disipó, dejando paso a una sonrisa.

-Ese idiota-dijo en un susurro con una sonrisa enamorada.

El torneo empezó, el equipo contrario era bastante bueno, pero no tanto como el de Ciel, este estaba primero en la tabla de puntuación, junto con su equipo. Todos alentaban al equipo de su colegio, bastó tan solo media hora más para que el equipo de Ciel ganara, todos aplaudieron al jugador principal que más puntos hizo, obviamente él. Todos se fueron a las duchas a refrescarse.

Ciel se encontraba buscando la ropa en su bolso, viendo como todos los chicos iban saliendo de las duchas, se vestían y se iban. Cuando al fin hallo la ropa que iba a usar para cambiarse se metió a las duchas y comenzó a enjabonar su cabello. En un momento sintió un ruido extraño, imaginó que sería uno de sus compañeros, pero que sorpresa se llevó al ser apresado en la ducha.

-¡Idiota!, ¡Me asustaste!-le gritó enojado.

-Lo siento Ciel, es que no pude aguantarme, te veías demasiado bien en la cancha con esos pantaloncillos-le dijo con la mirada más pervertida que pudiera tener.

Ciel solo se sonrojó y desvió la mirada.

-Sal de aquí antes de que alguien te vea-le dijo dudoso

-Por favor Ciel, necesito de ti, de tu cuerpo, necesito estar dentro de ti-susurró en su oído mientras tocaba el desnudo cuerpo del menor bajo el agua.

-Ngh Sebastian, ya oíste lo que dijo el médico, abstinencia al menos por un mes-dijo extasiado.

-No doy más, pero por ti voy a esperar Ciel-Confesó mientras le sonreía y salía de ahí casi mojado completamente.

Ciel solo lo vio irse y cambió la temperatura del agua, por una más fría, ya que una parte de su anatomía se encontraba un poco despierta.

Casi se cumplía un mes desde que Ciel había salido del hospital, pero por su bien debía estar al menos unos días más en abstinencia, solo para asegurarse de que estaría bien de nuevo para tener relaciones con su padre, para él no había sido tan duro...pero...para su padre fue el mismísimo infierno, estaba que no daba más, sus hormonas clamaban a gritos el cuerpo de Ciel, quería enterrarse en el hasta desfallecer, follarlo con fiereza, de verdad lo necesitaba. Era raro que él fuera el desesperado siendo el adulto.

Obviamente este último mes, el había vuelto a dormir en el sillón, porque si dormía con Ciel seguramente terminaría follándolo sin su consentimiento, lo mejor era evitar tentaciones. Oh pero una noche su cerebro… le hizo una mala pasada.

Se encontraba despertando de un sueño bastante sugestivo, por no decir demasiado caliente, era la primera vez que tenía un sueño húmedo tan erótico con Ciel, su respiración estaba agitada, estaba sudado, con el corazón acelerado. Se fijó en sus pantalones y vio como un gran bulto resaltaba entre ellos, tenía una erección tremendamente grande y que dolía horrores al contenerse. Sin pensarlo dos veces bajo sus pantalones y comenzó a masturbarse lentamente. No tenía mucha experiencia en masturbarse ya que nunca lo había necesitado.

-Ngh-gemía por lo bajo.

Se sacó su remera y con la mano libre comenzó a tocar sus pezones, haciendo que un escalofrío le recorriera, mientras hacía esto, estaba tan hundido en recordar ese sueño tan húmedo con Ciel, que no se dio cuenta de la presencia que bajaba por las escaleras.

Sintió un ruido raro en lo bajo del departamento, lo primero que pensó hacer era ir a ver si su padre estaba bien, lo único que faltaba es que entraran ladrones. Bajó las escaleras lentamente, hasta que la pequeña luz de uno de los veladores que había en la mesa del líving, alumbró la imagen más erótica que podría haber visto en su corta vida. Su padre estaba masturbándose, mientras tocaba sus pezones y gemía por lo bajo, seguramente para que él no lo escuchara. El nunca había sido pervertido, tampoco era de dar la iniciativa, pero esa imagen lo sumergió en un éxtasis tan grande, que no le importó nada, ahora era como un pequeño demonio, deseoso de sexo, la abstinencia se podía ir al carajo, ya tenía una erección en sus pantalones, y ahora sorprendería a su padre de la mejor forma posible.

Se acercó lentamente a él, viéndolo con la mayor mirada de lujuria. Su padre entreabrió los ojos al sentir un ruido y vio a Ciel, el chico tenía los zafiros azules puestos en el, podía jurar que estos se transformaron en rojos por un momento, vio su mirada lujuriosa y solo gimió más alto.

Ciel se acercó a él y le abrió aún más las piernas, viendo ese gran miembro siendo apretado en un sube y baja lento por la mano de su padre, se relamió los labios con lascivia y comenzó a lamer las piernas de Sebastian, subiendo hasta la parte de adentro de los muslos, dejando marcas en el, Sebastian solo gimió más fuerte. Se acercó al miembro del pelinegro y sacó las manos de su padre, reemplazándolas por las suyas, comenzó a masturbarlo en un ritmo un poco más rápido, haciendo gruñir al pelinegro, se sentó a horcajadas sobre el y mientras le masturbaba comenzó a lamer ,chupar y morder los pezones del pelinegro.

-Ahhh Ciel-gimió el pelinegro.

Ciel se encendió aún más al escuchar estos gemidos, volvió a bajar al miembro de Sebastian y dejó de masturbarlo, para soplar donde se encontraba el glande, estremeciendo a Sebastian, pasó su lengüita mirando a Sebastian a los ojos, la paso por el meato y Sebastian dio un gemido tan alto que seguramente se debía haber escuchado por todo Londres.

Ciel comenzó a lamer el miembro como si fuera una paleta, mientras que con un dedo delineaba el prepucio, sacando líquido pre seminal. En un arranque de irremediable lujuria se lo metió por completo en la boca, succionando el glande y chupando ese gran trozo de carne de forma frenética.

-Ngh ahhh Ciel, así...así-gemía de manera descontrolada.

Ciel se excitaba cada vez más al oír estos gemidos, tanto que el mismo gemía entre las succiones que hacía al miembro del pelinegro.

Ciel se lo sacó de la boca antes de que Sebastian se viniera, recibiendo un gemido de protesta de este. Se subió a sus piernas y comenzó a rozar su trasero contra el miembro del ojirojo, sintiendo su pantaloncillo mojado por el pre-seminal de este.

-Ngh, quiero hacértelo Ciel, pero creo que todavía hay que esperar un poco mas-dijo entre cortado, aún con la erección.

-No me importa...no me importa-decía con éxtasis mientras se movía sobre el miembro del pelinegro.

Sebastian se descontroló y le sacó el pantaloncillo que Ciel traía, Ciel se ensartó de una sola vez sobre el miembro de Sebastian.

-Nghh ¡ahhh!-gritó de placer y dolor, de verdad se había hecho masoquista.

Sebastian gimió de manera profunda,no pensó que Ciel se lo metería de una sola ves. Sintió su miembro encerrarse entre las paredes anales del niño.

Ciel no esperó mas y comenzó a moverse de arriba hacia abajo de manera frenética sobre el pelinegro. Ambos gemían en alto. Habían extrañado demasiado sus cuerpos. Sebastian apoyo su cabeza sobre el hombro de Ciel cerrando los ojos y gimiendo hondamente, mientras Ciel arañaba su espalda y mordía su hombro, sentía que sino reprimía sus gemidos, lo escucharían todos los vecinos.

Ciel se descontroló aún más al sentir que Sebastian había tocado en un punto que le hizo ver el Cielo por unos segundos.

-Ahí Sebastian ahh dale ahí-gemía descontrolado.

-Ahh-gimió Sebastian de placer mientras agarraba las caderas del menor y lo ensartaba aún más en su miembro.

El sillón amenazaba con romperse en cualquier momento, era increíble la fuerza con la que sus cuerpos se movían.

-Mas, ¡dame más duro Sebastian!-gritó de placer Ciel.

Sebastian gruñó por lo alto al sentir su miembro totalmente mojado por los fluidos del niño. En un arranque de descontrol lo cargo y lo estrello contra la pared mientras movía sus caderas en un compás frenético, ambos estaban en un descontrol total, de sexo, sudor y placer.

Ciel agarró las caderas de Sebastian para que este se metiera mas dentro de él, quería que volviera a tocar ese punto dulce que lo enloqueció. Sebastian entendió esto y esta vez lo tiró al suelo, y lo puso en cuatro, de nuevo volvió a penetrarlo, entrando increíblemente más profundo. Comenzó a darle nalgadas a medida que lo embestía. Ciel ante esto solo gimió por lo alto y sus brazos desfallecieron, quedo apoyado su rostro en el frió suelo y con las caderas levantadas.

-Ahhhh Ciel, Dios que estrecho eres ahh-gemía en lo alto el pelinegro.

Sebastian logró tocar de nuevo la próstata de Ciel, este gritó de placer y Sebastian dejó de darle nalgadas y con su mano agarró el miembro del niño y lo masturbó con fuerza.

Ciel sentía que iba a morir de tanto placer, sintió un cosquilleo fuerte en su estómago y se dio cuenta que en cualquier momento llegaría al placer absoluto que era el orgasmo.

-Me, me corro-gimió fuerte.

Tan solo una embestida basto para que Ciel liberara su esencia manchado el frío suelo, Sebastian al sentir su miembro apresado de manera tan fuerte, dentro de ese interior caliente y húmedo, se corrió con un gemido fuerte.

Ambos estaban con la respiración agitada, Sebastian se recostó en el suelo al lado de Ciel, ambos trataban de regular su respiración.

-Sentí que iba a morir-dijo entre jadeos divertido.

Sebastian solo cerró los ojos y rió ante lo dicho por Ciel, lo abrazó y lo recostó en su pecho.

-Ya extrañaba tu cuerpo Ciel-le susurró al oído.

-Yo también extrañé el tuyo-dijo tímido mientras ocultaba su rostro en el pecho del mayor.

-¿Te sientes bien?, ¿no fui muy rudo?-preguntó con una sonrisa burlona.

-Me gustó que me hayas dado duro-Dijo mientras lamía su pecho.

-Ngh no hagas eso Ciel, sino quieres que vuelva a tomarte.-le dijo serio.

-¿Qué hiciste para ponerte así?-preguntó dudoso.

-Tuve un sueño bastante húmedo contigo-dijo con una sonrisa pervertida.

-Degenerado-dijo divertido.

-Me dices degenerado cuando eres tu el que vino, me hizo una mamada y me cabalgo como si su vida dependiera de ello-dijo con una ceja alzada

Ciel solo se sonrojó hasta las orejas, estúpido Sebastian.

-¡Cállate!-gritó enojado.

-No te enojes, mi Ciel, no ahora que volvimos a entregarnos después de tanto tiempo-dijo con una pequeña sonrisa en un susurro.

Ciel solo lo miró y sonrió malicioso.

Agarró la sábana que Sebastian usaba para taparse, la cual estaba sobre el sillón, los tapó a ambos y se metió dentro de la sábana.

-¿A dónde vas?-preguntó divertido.

Se veía a Ciel tapado con las sábanas y de pronto Sebastian gimió muy alto. Ciel había metido su miembro flácido, pero ahora despierto en su boca.

-Veo que el niñito está con ganas de mas-dijo entre gemidos.

Ciel solo contesto lamiendo el glande del miembro.

Esa noche sería muy larga, se habían extrañado demasiado ese mes de abstinencia, ninguno de los dos estaba preparado para soportar mucho tiempo sin el cuerpo del otro. Ya que lo suyo no era solamente sexo, cada vez que lo hacían también demostraban su amor, y eso nunca iba a cambiar...por mas visitas al hospital que hicieran.
Notas finales:

Les gusto?, espero que si :D

 

Besos mis lectoras :3


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