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Amor incomprendido por Etsuko Kagayaku

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Notas del capitulo:

Se que quieren matarme de manera dolorosa, verme muerta de todas las formas posibles xD. Me siento realmente mal por haberme tardado tanto, por haber desaparecido de esta manera. Pero estoy de vacaciones en mar del plata y la computadora que tenemos en esta casa de playa anda para el culo xD. Por lo tanto debo ir a un ciber a actualizar y casi no tengo tiempo con las salidas a la noche y la playa durante todo el día.

 

Todavía estoy de vacaciones, por lo tanto no podre actualizar, estoy realmente resignada -.-

 

Por lo tanto, aviso desde ahora, para que no piensen que morí. Que hasta el 16 de febrero no voy a actualizar nada. Porque justamente ese día vuelvo a mi ciudad.

 

Acá les dejo este capítulo. Les aconsejo que lo lean por mas enojadas que esten xD, ya que este capítulo tiene una parte crucial de la historia, se darán cuenta cuando lo lean.

 

De paso les dejo aca un nuevo fic que estoy escribiendo, que me costó horrores desde la computadora pedorra que hay en la casa. Pero no pude evitarlo, Me llegó un golpe de inspiración y saben bien que no hay que desaprovechar cuando estos llegan.

 

http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=115855&warning=5

 

 

 

Estaba encerrado en una habitación, no podía reconocer el lugar, estaba totalmente en penumbras, una oscuridad tan fría que le aterraba, quería gritar pero no podía, no lo lograba. Comenzó a correr al sentir unos pasos detrás suyo, chocaba con las paredes, retrocedía cuando llegaba a un lugar sin salida. Llegó finalmente a una habitación que tenía una débil luz que iluminaba a penas el lugar, giró al sentir la puerta cerrarse detrás suyo, entonces lo vio, vio el hombre que lo persiguió durante años, a él y a su madre. Este sonrió y lo único que hizo, es apuntar detrás de él, giró hacia donde el hombre apuntaba, y esta vez vio a Sebastian atado a una silla. Se asustó completamente ante esto.

El misterioso hombre, quien tenía la cara tapada por la capucha de su campera, tiro un encendedor al centro de la habitación, encendiendo un charco de nafta el cual se prendió al instante, quemando parte de la habitación y al moreno que se encontraba atado a una silla.

Comenzó a gritar y llorar desesperadamente, trataba de ir a ayudar a su padre, quien se encontraba ardiendo sin piedad alguna, sin poder soltar sus alaridos de dolor al tener la boca amordazada. Pero había como un mural invisible que le impedía avanzar. La habitación de pronto se apagó completamente, y cuando volvió a encenderse, solo estaba el episodio de un asesinato realmente brutal, donde solo se encontraba el cadáver con graves quemaduras de su padre.

Gritó mientras grandes arcadas hacían aparición en su garganta.

Despertó rápidamente, viendo como su padre despertaba a la par, asustado por el brusco movimiento. Corrió hacia el baño y acercando su cabeza al retrete vomitó todo lo que había cenado aquella noche.

Escuchaba los gritos de su padre del otro lado de la puerta, pidiendo una explicación, asustado por su estado.

Pero él no podía parar de reproducir en su cabeza la imagen de aquel sueño, las llamas, el calor, el cadáver de su padre, y de nuevo las arcadas se hacían presentes, hasta vaciar completamente su estómago.

-¡Ciel!, ¿Estas bien?, ¿Qué sucede?-pregunto su padre exasperado del otro lado de la puerta.

Ciel haciendo caso omiso a las preguntas de su padre, se levantó, y lavó sus dientes sacando ese asqueroso sabor de su boca. Abrió la puerta del baño, encontrándose con un preocupado pelinegro. Al que abrazó son reparo alguno, sintiendo como este se estremecía y le devolvía el gesto. Escondió su cabeza en el pecho de su padre y largo unas pocas lágrimas sin poder evitarlo.

-Mi niño, ¿Qué sucedió?, ¿Tuviste una pesadilla?-pregunto preocupado.

-Soñé que tú morías.-le dijo Ciel totalmente desconsolado.

-Yo nunca podría morir mi niño.-le dijo con una dulce sonrisa.

-¿Cómo lo sabes?-pregunto confundido.

-Los muertos no vuelven a morir.-le respondió.

Ante esto Ciel se separó de él con confusión, cuando vio su rostro se aterró completamente. Su padre tenía la cara completamente quemada, su mandíbula estaba desencajada, con una sonrisa que alcanzaba hasta sus orejas.

Gritó completamente asustado y vio como el cuerpo de su padre se convertía en cenizas delante suyo.

Despertó nuevamente, pero esta vez de manera definitiva.

Sintió los rayos de luz colarse por la ventana, sus ojos se acostumbraron lentamente a esa cegadora luz. Se levantó lentamente de la cama, observando que su padre no estaba a su lado, este ya se había ido a trabajar. Suspiró profundamente, fue hacia el baño, donde se miró al espejo, observando su cara, con ojeras terriblemente grandes, y con lágrimas secas en sus mejillas. Volvió a suspirar y abrió el grifo. Con sus manos tomó un poco de agua y lavó su rostro. Cepilló sus dientes y tomo una rápida ducha.

Cuando salió del baño, se vistió de una manera cómoda, después de todo, no pensaba salir ese día del apartamento. Se puso unos pequeños pantalones que le llegaban un poco más arriba de las rodillas, y una playera negra con el nombre de su banda favorita en el centro ‘Evanescence’. Prefirió andar descalzo, disfrutaba sintiendo el frío suelo en sus delicados y blancos pies.

Bajo las escaleras del phenthouse, sintiéndose realmente fatigado al tener que habitar en un lugar tan grande. Extrañaba en demasía su antigua casa, el no necesitaba un lugar tan grande para vivir. Se tomaba al menos diez minutos en ir a cada cuarto.

Llegó a la cocina, donde vio una nota matutina pegada en el refrigerador, ni siquiera la leyó, sabía de quien era y que decía, sin más abrió la puerta de la heladera y sacó el desayuno que su padre le había dejado antes de irse, su vida se estaba convirtiendo en una rutina monótona.

Prendió la t.v que se encontraba en la cocina, mientras desayunaba, viendo como cada canal, pasaba la noticia de que el importante Escribano John Mitcher había fallecido a causa de un disparo. Desde el día anterior pasaban esa noticia, el día anterior cuando el visitó el lugar del homicidio y casi había sido atrapado por el asesino junto a Undertaker.

-Después de ardua investigación, sobre el asesinato del escribano John David Mitcher, hombre de treinta años de edad, que tuvo lugar en la calle Silver Street, los peritos han logrado llegar a la conclusión de que el asesinato fue cometido entre las tres y cuatro de la mañana. Los vecinos al sentir un disparo, alertaron a la policía, que llego al lugar rápidamente, encontrando el cuerpo del hombre muerto de un disparo en el lado izquierdo del pecho. A continuación tendremos la declaración de la policía central.

Ciel veía como en la televisión declaraban distintos policías, dando más información del hecho. El solo suspiraba mientras tomaba un poco de su té, lamentaba lo que le pasó al escribano, el solo era una víctima más en el macabro juego del asesino. El escribano tenía razón, ese día que fue a hablar con él, él asesino estaba vigilándolos, no cabía duda en su mente, de que fue el asesino quien lo mató por revelar información, si el tan solo no lo hubiera forzado a hablar, el escribano estaría vivo, en parte era su culpa.

Sintió como tocaban el timbre del apartamento, se levantó lentamente de la silla, y abrió la puerta. Vio cómo su amigo Undertaker pasaba, sin mediar palabra alguna, no eran necesarias para ninguno de los dos, ambos se encontraban en la misma situación. Fueron hacia la cocina y se sentaron mirando las noticias.

-¿Quieres comer o beber algo?-pregunto Ciel, dispuesto a servirle algo a su amigo.

-No gracias, desayune antes de venir.-respondió de manera simple.

Ciel volvió a sentarse ante el amago que había hecho de ir al refrigerador. Miró a Undertaker, quien estaba entretenido viendo las declaraciones de reporteros, vecinos y policías. Recostó su cabeza en la mesa, entre sus brazos y suspiró.

-Te sientes culpable.-le dijo su amigo, no era una pregunta, era una afirmación.

-Me conoces mejor que nadie.-respondió sin siquiera mirarlo.

-No debes sentirte así, sabes que no es culpa de nadie, y menos nuestra. Estoy seguro de que el asesino tenía planeado hace un buen tiempo deshacerse del escribano, después de todo era una pieza que no le servía de nada, y menos sabiendo lo que sabía.-le justificó inmutable.

-Quisiera haberlo salvado, el no merecía morir.-le dijo Ciel mientras subía su cabeza y le miraba.

-Nadie merece morir, y seguro que él tiene planeado asesinar a varias personas más, entre ellas estoy yo por ejemplo.-le dijo con una sonrisa.

-¿Qué?-pregunto incrédulo a su amigo.

-Acéptalo Ciel, soy un estorbo en el camino del asesino, soy tu amigo, el que sabe todo lo que tú, el que te ayuda en tu ahora venganza, en cuanto el asesino te rapte a ti, el no dudara en asesinarme. Después de todo, el piensa que daré aviso a la policía.-respondió con una mirada gélida y su sonrisa matutina.

-Yo no permitiré que te mate, ni a ti ni a nadie relacionado conmigo.-le respondió decidido.

-¿Y como lograrás que no me mate?, ¿Cómo estás seguro que no nos matara a los dos?-le pregunto confundido.

-El asesino no quiere matarme, me quiere a mí, quiere mi cuerpo, mi persona, él no me haría daño. En cuanto a ti, cuando el me rapte, no tendrá ojos para nadie más, lamentablemente igual deberás ocultarte, no quisiera perderte.-le respondió dulcemente.

Ante esto, el corazón de Undertaker comenzó a latir rápidamente, si bien hace buen tiempo había abandonado la idea de ser correspondido por el peliazul. Su amigo no ayudaba en nada a enamorarlo un poco menos. Desvió la mirada, logrando que su sonrojo no se viera por su flequillo.

-¿Cuándo piensas dejarte secuestrar?-pregunto interesado.

-Es solo cuestión de tiempo. Yo empezare a andar de manera descuidada, seré una presa fácil para él.-le respondió impasible.



Sebastian se encontraba en su oficina, trabajando, leyendo y firmando papeles, ese día realmente había sido ‘movido’, primero tuvo una reunión muy importante con unos empresarios, luego tuvo que ir a la parte de contabilidad a realizar unas cuentas pendientes, tuvo que verificar nueva mercancía, y arreglar varios destrozos que habían causado empleados suyos, como el los llamaba, ‘El trío de idiotas’, todavía no sabía el por qué no los despedía.

Sintió como alguien entraba a su oficina, sin siquiera tocar. Suspiró profundamente, sabía quién era.

-¿Cuántas veces debo ped…

-Sí, que toque la puerta, pero que más da, toque o no toque entrare de todos modos.-dijo divertido.

-Claude.-suspiro cansado el ojirojo.

-Se te ve cansado Michaelis.-le dijo su amigo jugando con una lapicera entre sus manos.

-Sí, no he podido dormir muy bien y hoy realmente tuve que hacer bastantes tareas.-respondió volviendo a suspirar.

-¿No deberías tomarte unas vacaciones?-pregunto con una mirada neutral.

-Sabes que eso es algo que no puedo hacer, soy el que manda esta gran empresa y no puedo tomarme descansos.-respondió sin siquiera mirarlo, leyendo unos papeles.-Oye, debo hacerte una pregunta.-le dijo Sebastian.

Claude ante esto lo miró.

-¿Viste las noticias esta mañana?-preguntó dudoso.

-Mmm, no…¿Por qué?-pregunto confundido.

-Recuerdas el escribano, ese tal John, quien me dio la custodia de Ciel, bueno, parece que lo asesinaron.-le dijo mientras se estiraba en su silla.

-¿Lo mataron?-pregunto impresionado.

-Sí, ¿No te parece raro?-pregunto Sebastian.

-Bueno, las personas que siempre están involucradas en distintos casos en la ley, siempre van a tener enemigos, apuesto cualquier cosa que quien lo asesino quería saldar cuentas.-le dijo dudoso.

-Sí, pero siento pavor, al ser el escribano quien atendió nuestro caso, temo por Ciel, no quisiera que nada le sucediera.-dijo nervioso mientras comenzaba a leer los papeles nuevamente.

-A veces el peligro está más cerca de lo que pensamos, pero tú eres su padre y sé que lo cuidaras.-le dijo con una sonrisa.

Sebastian solo sonrió y siguió firmando sus papeles.



-Definitivamente, odio al profesor.-dijo Ciel con los ojos entrecerrados.

-Sí, mira que dejarnos tarea para el verano, a veces cuando se lo propone puede ser un gran hijo de puta

-Undertaker.-reprendió Ciel ante lo que dijo el albino.

-Ese maldito pelirrojo travesti que se regala todos los días en las calles, que usa el maquillaje asqueroso...una puta barata.

-Undertaker.

-Seguro le deben romper el cu...

-¡Undertaker!

-Ya, lo siento, pero es que ahora podríamos estar haciendo algo mejor que tarea.-dijo con cansancio.

-En eso no te contradigo.

-Aparte, deberíamos aprovechar el poco tiempo que nos queda juntos, ya que cuando el asesino te secuestre no sabremos cuando volveremos a vernos.-dijo de manera neutral como si hablara de nada importante.

-Te aseguro...no, te juro, que en cuanto el asesino me atrape, haré todo lo posible de manera rápida, a mi no me retendrá por mucho tiempo. Una vez que logre ver su rostro, el juego terminará...lo mataré lentamente y le haré sufrir mi perdida en carne propia.

-Estoy de acuerdo contigo, pero, ¿no crees que pueda llegar a pasar algo malo con todo esto? recuerda que no siempre se gana la guerra.

-Estoy dispuesto a ganar, así pase lo que pase.

-Y si en todo esto queda involucrado tu padre, ¿Que harías si el asesino se la agarrara con él?

Ciel en ese momento se quedó mudo, no tenía idea que decir ante eso. Era verdad, Sebastian era lo que mas amaba en el mundo, lo que le hacía sentirse vivo. Si lo perdiera, definitivamente su vida quedaría completamente vacía y desolada.

-Si no me equivoco, tu padre es lo que mas amas, no creo que quieras que el asesino se empeñe en él. Estamos tratando con un hombre peligroso que es capaz de cualquier cosa.

-Si el asesino llegara a tocar un solo cabello de mi padre, te aseguro, que lo haré sufrir de maneras inimaginables.

Undertaker se sorprendió y quedó un poco asustado ante la mirada sombría de Ciel.Su amigo iba realmente enserio.

Luego de un rato de charlas, suposiciones y tácticas que harían para atraer al asesino, Undertaker se retiró, dejando a Ciel solo en el departamento.

Este se dirigió de nuevo a la cocina y abrió el grifo, sirvió un poco agua en su vaso y se dispuso a tomarla, estaba demasiado nervioso, lo que le dijo Undertaker resonaba en su cabeza. Se imaginaba la vida sin Sebastian y simplemente se daba cuenta que esa no era vida, si el no estuviera a su lado, nada valdría la pena.

Escuchó un ruido. La puerta del departamento había sido abierta. Se tensó por un momento.

-Ciel, ya llegue.

Escuchó la vos de su padre y se tranquilizó completamente, entonces su mente le jugó una mala pasada y recordó el sueño que había tenido, ese donde su padre se consumía en llamas. Su ojos se cristalizaron y soltando el vaso, el cual se partió en miles de pedazos contra el suelo, emprendió su carrera hacia el pelinegro.

Cuando estuvo frente a él, corrió saltando a sus brazos, poniendo sus piernas alrededor de las caderas de este. Y ante la impresionada mirada de su padre, lo besó, un beso lleno de desesperación, de angustia. Ese sentimiento de querer proteger lo que uno mas ama.

Sebastian, bastante impresionado, correspondió a ese beso. Sintiéndose extraño ante la angustia que le transmitía su niño.

Cuando el beso terminó, Ciel apoyó su cabeza en el pecho de Sebastian, quien acarició su cabello mientras se sentaba en el sillón, con el niño sobre él.

-Ciel, ¿Sucedió algo?-preguntó preocupado.

-Yo...yo...

No pudo terminar la frase cuando silenciosas lágrimas surcaron su rostro.

-Ciel,¿Que pasó mi niño?

Ciel abrazó mas a Sebastian contra si.

-Yo, yo soñé algo...

-¿Que soñaste?

-Tuve una pesadilla, donde tu morías.-dijo tristemente.

Sebastian abrió los ojos como platos ante lo que le dijo el niño. Para luego sonreír tiernamente.

-Ciel, eso no va a suceder, yo siempre estaré junto a ti, pase lo que pase, nada nos separará nunca.-dijo mientras le daba un beso en la mejilla.

-Es que no entiendes.-dijo tristemente, ciertamente no le podía revelar lo que sabía al pelinegro.-Sebastian, tu eres todo para mí, yo no podría vivir si no te tuviera a mi lado, simplemente, si tu murieras, yo te seguiría, mi vida no se llamaría vida si tu no estuvieras a mi lado. Date cuenta, tu eres la razón por la que sigo vivo en este mundo.-finalizó mientras agarraba su rostro con las manos y acariciaba sus mejillas.

Sebastian se sonrojo levemente, esas palabras lo habían estremecido notablemente, sintió una sacudida en su interior.

-Ciel...-susurró

-Sebastian, hazme el amor.-susurró Ciel en su oído.

Sebastian sin pensárselo dos veces, agarró al menor de sus piernas, y lo llevó cargando hasta la habitación, donde lo depositó suavemente en la cama. Se subió sobre él y comenzó a besarlo lentamente, sintiendo el deseo de protegerlo así se le fuera la vida en ello.

El beso comenzó a subir la temperatura de ambos cuerpos, los cuales necesitaban sentir mas el calor del contrario.

Se fueron despojando de sus ropas, lentamente, para nada con desesperación.

Una vez estuvieron ambos desnudos, detuvieron el tiempo, acariciando el cuerpo del contrario, disfrutando la calidez que se daban entre si.

Cuando sus cuerpos exigían mas, Sebastian procedió a entrar en Ciel, no sin antes haberlo preparado de la manera mas dulce y cuidadosa para que no sintiera dolor.

La danza de sus cuerpos dándose placer había comenzando, entre besos, palabras dulces y leves sonrisas. Llegaron al placer máximo que podrían sentir.

Ese día no necesitaban moverse de forma desenfrenada, gimiendo de manera descontrolada. Simplemente necesitaban sentir el calor de ambos, sentir realmente el amor que se profesaban.

Cuando el acto ya estaba terminado, se acostaron y se abrazaron con protección mutua.

Sebastian de pronto jaló al niño hacia si, acostándolo sobre él.

-Escúchame bien Ciel. Así el día de mañana yo no estuviera, aunque me sacaran el corazón y mi cuerpo quedara hecho cenizas, yo, seguiría a tu lado pase lo que pase.

Ciel se sonrojo levemente ante esto y lo besó con dulzura, sintiendo realmente las palabras del moreno.

Luego de un rato, se quedaron dormidos, disfrutando del silencio y del calor que se profesaban entre sí.

...

A la mañana siguiente, Sebastian se encontraba despertando, sintiendo un pequeño bulto sobre sí. levantó la sábana que lo cubría descubriendo a su pequeño niño sobre sí. Dormido mientras largaba pequeños suspiros.

Sonrió, sintiéndose el hombre mas dichoso del mundo al tener a semejante ejemplar de hermosura y ternura sobre sí.

Bajó su boca hasta la oreja del niño donde susurró.

-Ciel...

El niño se estremeció al sentir el aliento cálido de su progenitor. Sabía que era de mañana y que su padre debía ir a trabajar. Un poco enfadado con esto, hizo una mueca aún con los ojos cerrados y se acurrucó mas contra su pecho, haciendo sonreír al mayor.

-Corazón, debo ir a trabajar, pero si quieres puedo quedarme el día de hoy, todo el día me tendrás para ti y no tendré problema en que me uses como tu oso de peluche.

Ciel se sonrojó ante esto.

-No, debes ir a trabajar, es tu responsabilidad como adulto responsable.

-Pero que malo eres.

Ciel sonrió divertido ante el tono infantil que había usado su padre. Sin poder contenerse largó una pequeña risa. Era en esos momentos de tanta felicidad, donde se preguntaba si realmente estaba vivo o se encontraba en el mismísimo cielo.

¿Nunca sentiste que una persona, sea la que sea, te llenaba de felicidad con un solo acto?, ¿Nunca te hicieron sonreír cuando realmente querías llorar?, ¿Nunca sentiste que sin esa persona, tu vida, simplemente no sería vida?

Sebastian también rió divertido.

-Bueno, señor perezoso, tiene que levantarse para irse a trabajar.-dijo Ciel en tono mandón.

-Pero no quiero.-dijo Sebastian cruzándose de brazos y haciendo un leve puchero, que logró sacarle otra risa a Ciel.

-Lo harás, porque te prometo, que cuando vuelvas, te llenaré de besos.-dijo Ciel con una sonrisa.

Sebastian sonrió pícaro.

-Que tal si me das un adelanto ahora.-le dijo con una sonrisa.

-No ,no los besos quedan para después.

-¿Quien dijo que yo quería un beso?-preguntó con tono pervertido.

Ciel se sonrojó hasta las orejas y agarró una almohada, dándosela contra la cara a Sebastian y aplastando esta, 'ahogándolo'.

-Será mejor que te calles, maldito pervertido.-le dijo rojo como un tomate.

Sebastian comenzó a carcajearse debajo de la almohada, cosa que enfadaba mas al menor.

De pronto, se sacó la almohada de la cara y acorraló al menor contra la cama, besando cada mejilla y luego con su nariz acariciando la de Ciel, en un dulce acto. Cosa que sonrojó y enterneció al menor de sobremanera. Sintió su cuerpo desfallecer

-No, no hagas eso, se supone que estábamos peleando.-dijo sonrojado mientras desviaba la mirada.

Sebastian sonrió divertido.

-Mi hermoso niño, debo ir a trabajar, porque sino el señor de la casa me golpeará.-dijo con burla mientras se levantaba rápido de la cama y esquivaba entre risas las almohadas que el niño le lanzaba sonrojado.

-¡Sebastian!

Luego de una de sus peleas conyugales que terminaban en puros besos y risas, Sebastian, por petición del menor, se retiró a su trabajo.

Ciel un poco mas tranquilo, fue a la cocina para desayunar, cuando de pronto la puerta del departamento se abrió.

-Sebastian, ¿Que pasó?, ¿Olvidaste tus papeles?-pregunto desde la cocina mientras desayunaba.

Comenzó a desayunar, pensando que el moreno le respondería, pero...la voz de Sebastian nunca llegó.

De pronto, las luces del departamento se cortaron completamente. Dejándolo catatónico.

Con paso lento y vacilante, mientras se agarraba de las paredes al no ver nada, fue hacia el líving. Logró divisar la puerta del departamento cerrada, cosa que le extrañó, de pronto sintió un ruido proceder de las escaleras. Se dio la vuelta y no vio nada. Entonces escuchó unos pasos de la parte de arriba, con miedo corrió hacia la cocina, tropezando varias veces al no ver nada. Agarró un cuchillo y salió de nuevo.

Subió las escaleras, pensando que seguramente había un ladrón en la casa. Lo peor era que no podía ver absolutamente nada.

(http://www.youtube.com/watch?v=KA_8oaTpxac)

Se sobresaltó al escuchar, en la habitación donde se encontraba el piano. Como las teclas de este tocaban una aterradora canción. Tragó saliva ruidosamente y se acercó con nerviosismo hacia la habitación. De pronto el sonido se detuvo. Entró en la habitación, viendo la tapa del piano levantada.

Sintió que la puerta se cerraba detrás de si, en ese momento se detuvo el tiempo, giró con mucha lentitud y lo que vio, lo dejó atónito.

Un hombre se encontraba parado en el umbral de la puerta, sosteniendo un cuchillo, mucho mas grande que el suyo.

El hombre tenía un pantalón azul, con unas zapatillas deportivas y una campera gris, la capucha tapaba su rostro.

De pronto el hombre comenzó a correr hacia él.

Lo entendió todo, ese no era un ladrón, ese era el asesino tan buscado.

Corrió todo lo que pudo, si bien debía dejarse atrapar para así concluir su plan, entró en pánico. No creyó que el asesino vendría a buscarlo a su propio hogar.

Salió por la otra puerta, la cual lo llevaba a un pequeño cuarto de servicio. No encontraba salida por este, excepto una pequeña ventana, la cual daba al vacío del edificio.

Miró a todos lados, y encontró el ducto de ventilación, sin pensarlo dos veces, lo pateó con todas sus fuerzas, sacando la pequeña rejilla y se metió por él, comenzando a gatear por ese estrecho lugar. De pronto sintió un ruido detrás suyo, miró y ahí se encontraba, en el mismo lugar que él, el asesino, quien se metió y comenzó a gatear hacia el.

Ahogó un grito de miedo y se apuró, iba recorriendo el ducto, siendo perseguido por el maldito hombre, quien parecía no cansarse, por pequeñas rendijas, veía las habitaciones que iba pasando. El cuarto de lavandería, el baño, la cocina. En un momento, el recorrido del ducto se había acabado, ya no había escapatoria, hasta que divisó debajo suyo, otra pequeña rendija, la pateó y cayó sobre una mesa de vidrio, la cual se partió en miles de pedazos. Se encontraba en el suelo, mas que adolorido, con pedazos de vidrio y cristales clavados en sus brazos y piernas.

El asesino todavía se encontraba en el ducto.

Como pudo se levanto, cojeando al tener uno de sus tobillos doblados.

Caminó haciendo muecas de dolor, sosteniéndose de las paredes, llegó a la escaleras, donde trató de bajar, hasta que sintió un empujón. Rodó por las escaleras, terminando en el último escalón, queriendo llorar del terrible dolor que sentía en su cuerpo, el asesino lo había apuñalado en parte de su abdomen.

Vio como este bajaba las escaleras, con su cuchillo en mano. Se arrastró como pudo, pero sabía que no había escapatoria.

El hombre se arrodilló ante él y acarició sus cabellos,para luego poner un pañuelo con cloroformo sobre su nariz.

Lo último que escuchó, fue una vos, que logró reconocer levemente.

-Hora de dormir.

...

Sintió una punzada en su ser, un dolor muy fuerte se apoderó de él, mordiendo sus labios al sentir un ardor en todo su cuerpo. Llevó una mano a su pecho, sintiendo su corazón acelerado y de pronto una angustia terrible se hizo lugar en su pecho y un solo nombre se le vino a la cabeza.'Ciel'

Salió de la oficina apurado, sintiendo lágrimas caer por su rostro sin siquiera saber el porque.

La gente lo miraba asombrado al ver al empresario en semejante desesperación.

Agarró su auto y fue rápido hacia el departamento, sentía un vacío enorme en su pecho.

Llegó al edificio, el cual subió con un rapidez admirable. Entró al departamento, descubriendo las luces apagadas.

Trató de prenderlas pero al parecer estas estaban cortadas.

-¡Ciel!-gritó en medio de la oscuridad.

Pero nadie le contestaba. Corrió hacia la habitación de los fusibles, los cuales arregló con rapidez, devolviendo la luz al lugar. Salió de ahí para luego correr hacia el líving, cuando llegó, su cara cambió a una de horror, mas de lo que estaba anteriormente. Había un gran charco de sangre al pie de las escaleras. Entonces lo supo, alguien, se había llevado a Ciel.

Giró su cabeza para salir del edificio, dispuesto a ir con la policía. Pero se detuvo al ver un mensaje en la pared.

'Que empiece el juego'
Notas finales:

Espero les haya gustado y lamento tanto esta situación, como ya les dije hasta el 16 no voy a actualizar nada.

Como verán, la temática desde ahora sera parecida, nose si conoceran pero, La famosa saga de 'El juego del miedo' Jigsaw como quieran decirle. Será algo parecido a eso, si muy enfermo de mi parte xD

 

Besos mis lectoras :3


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