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Amor incomprendido por Etsuko Kagayaku

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Notas del capitulo:

Me tarde, lo se, no tengo excusa para esto. En fin, perdón. Les traigo el nuevo capítulo, solo falta un capítulo mas para el final.Así que en el capítulo que viene este fic termina. (Que nostalgia) :3

 

 

AVISO: ESCUCHEN ESTA MÚSICA QUE ME BASE EN ESTE CAP, ACONSEJO QUE LA ESCUCHEN, DA MAS SUSPENSO A LA SITUACIÓN (http://www.youtube.com/watch?v=hWaNoK3gN6M)

 

XD no se rían por la música, se que estoy enferma xD 

 

Debía aceptar la dura realidad, su mejor amigo había muerto. Salió del hospital lleno de ira y dolor dentro de si. Por un momento se había olvidado que Claude lo había traicionado. Era difícil perder a una persona tan querida. Sin quererlo las lágrimas seguían cayendo de sus ojos de manera irremediable. Sentía furia, furia por la 'familia' de Claude, los malditos que lo habían llevado a semejante atrocidad, que había hecho que matara al amor de su vida. La culpa de que ahora Claude estuviera muerto.

Secó las lágrimas de sus ojos con su mano mientras caminaba hacia la comisaría de Londres. Debía darle el aviso a los policías de que el sospechoso había muerto, ahora solo restaba encontrar a Ciel. Una vez que llegó a esta, le informó a la recepcionista de lo que había sucedido. Cuando estaba por irse, un oficial de policía lo detuvo en la entrada.

-Señor Michaelis, debemos seguir con el interrogatorio, necesitamos que nos diga lo último que habló con el sospechoso.

-¿Es necesario que les cuente todo?.

-Sabemos que está pasando por un momento duro, por lo tanto solo necesitamos que nos diga lo esencial, si él le dijo algo personal dejaremos que lo retenga.

Sebastian asintió y entró a una sala de interrogatorios distinta. Ya comenzaba a odiar ese lugar.

Una vez dentro se sentó frente al policía.

Recibió un pequeño asentimiento del policía, incentivándolo a que comenzara a hablar.

-Claude me contó acerca de su familia. Su padre era un traficante de personas y además tenía un negocio de sicarios en el interior. Su madre, era una maldita drogadicta asesina. Eso es lo que se.

El policía se quedó sorprendido ante esto, trató de remediar su mueca de asombro poniéndose serio.

-¿Le confesó la razón por la que secuestró a su hijo?.

-No, no me dijo nada acerca de eso, solo me contó de su pasado.

Eso era un gran problema, Claude había dejado el mundo sin dar siquiera una pista del paradero de Ciel.

De pronto el celular de Sebastian sonó. Un mensaje de texto de número desconocido.

'Sus instintos le dirán que haga una cosa, pero yo le ruego, que haga todo lo contrario'.

Sebastian se paró rápidamente de la silla sin poder creer lo que había leído.

-¿Que sucede señor Michaelis?-Preguntó sobresaltado el policía ante las acciones del pelinegro.

Sebastian solo le pasó el celular, el policía lo leyó y sin querer lo dejó caer al suelo, no pudiendo creer lo que ahí decía.

Al parecer había mas de un sospechoso.

Sebastian se puso frenético y golpeó con sus manos la mesa de metal, que causó un estruendo que retumbó por completo en la habitación. Comenzó a dar vueltas por toda la sala, enojado con si mismo y con Claude nuevamente por no haberle dado siquiera una pista acerca de su hijo.

-Cálmese Michaelis.

El policía trató de tomar a Sebastian por los hombros pero este se soltó rápidamente.

-¡No me diga que me calme cuando es mi hijo el que está ahí afuera desprotegido!, ¡Podría estar pasándole cualquier cosa y nosotros ni enterados!.

-Por fa...

-Jefe, han revisado las cintas, necesitamos que las vea, es de suma importancia.-Dijo un hombre de cabellos castaños y ojos negros entrando de pronto a la habitación.

-¿Las cintas de video?, ¿Las de la casa de Claude?-Preguntó Sebastian mas calmado e interesado.

-Si, necesitamos que venga con nosotros.

Sebastian asintió levemente y siguió a ambos policías. Pasaba por los pasillos viendo como todo el cuartel estaba movilizado buscando a su hijo. El ser alguien poderoso en la sociedad londinense tenía sus ventajas a la hora de necesitar ayuda.

Entró a una rara sala iluminada con luces rojas, había equipos de computación y por demás artefactos irreconocibles.

Como en una película de suspenso, pudo ver como el oficial metía lentamente la cinta de video en una antigua maquina. La tecnología que había usado el secuestrador no era del todo buena.

La cámara se prendió y el corazón de Sebastian latió fuertemente. En la pantalla se podía ver la habitación de ladrillos y a Claude poniendo a Ciel en el suelo. Luego de un rato se podía apreciar a Ciel frente al televisor, donde del otro lado una persona con una máscara extraña le decía algo. Pero no lograba escucharse muy bien, ya que la vos camuflada del asesino hacía interferencia con los equipos de sonido.

De pronto la escena se cortó, se pudo ver como las luces se apagaban. Adelantaron la grabación. Se pudo ver como el techo se abría y bajaba una figura por las escaleras, la cual se llevaba a Ciel el cual ya estaba dormido nuevamente.

La grabación se cortó.

-¡Con esto no tenemos nada!.-Gritó Sebastian exasperado.

-¡Espere señor Michaelis!, ¡Vea esto!.-Le pidió el policía sobresaltado al prender nuevamente el monitor.

Sebastian hizo caso y miró con atención nuevamente la cinta.

-La figura es distinta, puede verse a Claude al principio, pero la figura que se lleva a Ciel al final de la grabación es mas pequeña.-Le dijo el policía.

Sebastian suspiró pesadamente, no tenía idea de que pensar.

-Cámeron, quiero que inspecciones la vos modulada, trata de descubrir la verdadera vos con el equipo de sonido.-Le pidió el comisario al detective que se encontraba viendo la cinta.

Este solo asintió. Pudo escucharse un nuevo ruido, la cinta de video cambió mostrando solo a la máscara.

-Hola señor Michaelis.

Los tres hombres se quedaron helados al oír esa aterradora vos, el asesino se encontraba en las tres pantallas de computadora.

-Si llegó hasta aquí es porque ha seguido bien los pasos. Le aconsejo que piense bien las cosas antes de actuar, cada pedido cuenta. El reloj de arena se esta vaciando Michaelis, tiene exactamente media hora. Desde ya.

La grabación se apagó, las tres personas dentro de la habitación comenzaron a desesperarse.

De pronto el detective habló.

-Comisario, esta grabación fue la misma que hizo en el momento que se llevó al niño.

-¿Que?, ¿No acaba de mostrarse en vivo?-Preguntó desconcertado el policía.

-No, esta grabación tiene ya...Tres horas exactamente.

-Pero eso no tiene sentido.-Declaró el policía enfadado.

El detective negó lentamente con la cabeza.

-No oficial, el asesino sabía perfectamente que llegaríamos hasta este punto, él lo tenía planeado desde el principio. Sabía que el señor Michaelis vería esta grabación.

-¡No entiendo!, ¿Porque el asesino querría que lo descubriéramos?.-Preguntó Sebastian exasperado.

-Él detrás de todo esto quiero revelar una verdad, sea cual sea.-Dijo el detective mientras seguía trabajando con el equipo de sonido, tratando de develar la vos.

-Señor Michaelis, piense por favor, remóntese a un mes atrás, las señales, las personas, el entorno en el que estuvo este último tiempo. Todo cuenta.

-No, mi mente esta bloqueada, que no entiende que nadie parecía sospechoso, mi mejor amigo de quien menos desconfiaba trabajaba para este hombre, quien quiera que sea.

-Piense en algo inusual, justo como pasó con su amigo, piense desde otra perspectiva. La persona que se llevó a Ciel fue otra. La persona que se lo llevó debe de ser alguien que conocía a Ciel y sus movimientos a fondo. Que tuviera tiempo de espiarlo en todo momento sin levantar sospecha alguna, que tuviera sus horarios y supiera mas de lo que debería. Alguien que usted no se imaginaría ni en la mas remota situación.

De pronto Sebastian se quedó pensativo, un pensamiento atravesó su cabeza cono un flash. No podía ser cierto...¿No?.

De pronto la modulación de vos que estaba haciendo el detective... Dio en el blanco, pudo escuchar esa vos.

-'El reloj de arena se está vaciando Señor Michaelis, tiene exactamente media hora. Desde ya'.

Esa vos se repetía en su mente una y otra vez retumbando en sus oídos de manera dolorosa. No podía ser cierto.

Salió desesperado del cuartel, dejando al policía y al detective estupefactos. No le importó absolutamente nada, sino tan solo las pistas que tenía. Agarró un auto de policía sin importarle el delito que estaba cometiendo. Fue hacia una pequeña casa en el centro de Londres, una vez allí derribó la puerta de una patada, entró al pequeño líving-comedor. Viendo papeles por todos lados, fotografías y archivos.

Vio una cinta en medio de la mesa, sabía que estaba dirigida a él. La tomó entre sus manos y la puso en el televisor de la sala.

Otra vez esa máscara conocida minutos atrás.

-No deja de sorprenderme señor Michaelis, al parecer no me escucha como es debido. Sino no estaría aquí, en fin, si sigue sin hacerme caso perderá el juego. Donde todo empieza, todo termina.

La grabación se apagó, ¿Donde todo empieza todo termina?, ¿Que era lo que eso significaba?.

...Lo recordó.

La primera vez que Ciel dio muestra de una actitud sospechosa. La primera vez que eso había sucedido, había sido en el laberinto de los espejos, en la feria del muelle.

Salió a toda velocidad de la pequeña casa y subió nuevamente a la patrulla de policía. tenía menos de media hora para encontrar a su hijo.

...

Sentía el olor a polvo en sus fosas nasales, un dolor fuerte en su abdomen hizo aparición. Recordó nuevamente la herida, trató de llevar una mano a su estómago pero una cadena no se lo permitió. Gimió de dolor y de cansancio, se encontraba demasiado débil para luchar con el metal que lo ataba a la pared.

Trató de levantarse, pero cayó al suelo inmediatamente. Sus piernas fallaban, no se había estado alimentando bien, ya había perdido la cuenta de las horas, tal vez de los días que llevaba encerrado. Lo que si sabía es que había cambiado de lugar. El asesino lo había llevado a otra parte, el ambiente no era el mismo que en esa habitación de ladrillos.

Recostó su cabeza en el frío suelo, ya ni siquiera podía pensar con claridad.

...

Llegó al muelle, las pequeñas rejas estaban cerradas con un candado. Sin importarle mucho las escaló hasta saltar al otro lado. En cuanto miró en frente, sintió un escalofrío surcar su cuerpo. No tenía un buen presentimiento y la imagen frente suyo no lo ayudaba en nada. La feria ya había cerrado ya que las vacaciones de verano estaban por terminar. Por lo tanto todo estaba completamente oscuro, iluminado a penas por la luz de la luna. Corrió por el piso de madera sintiendo el frío calar sus huesos. Entonces llegó, llegó a ese maldito lugar. El laberinto de los espejos tenía la puerta abierta, como si estuviera esperándolo.

Entró rápidamente por la puerta y comenzó a correr desesperadamente buscando a Ciel, de pronto cayó al suelo a causa de un bulto. El 'bulto' emitió un jadeo de dolor.

Abrió los ojos impresionado. Tanteó lentamente lo que lo había hecho caer.

-¿Ciel?.

De pronto el 'bulto', emitió un jadeo de impresión.

-¡¿Sebastian?!.-Gritó Ciel a todo pulmón.

Sebastian sin esperar un segundo mas lo abrazó en la oscuridad, sintiendo su cuerpo un poco mas delgado y débil.

-Oh Ciel, no tienes idea cuanto te he extrañado, te he estado buscando con locura por todo Londres.- Dijo Sebastian.

Ciel sintió unas pequeñas gotas caer en sus mejillas. En la oscuridad mientras abrazaba a su padre tocó su rostro.

-¿Estás llorando?-Preguntó impresionado.

Sebastian solo ocultó su rostro en la curvatura del cuello de Ciel, sintiéndose levemente avergonzado.

-Sentí que mi vida se acababa sin ti Ciel.

Volvieron a abrazarse con fuerza. De pronto recordaron donde se encontraban.

-Debemos salir de aquí.

-No podemos, estoy encadenado a la pared.

Sebastian entre la oscuridad tocó levemente las cadenas que ataban a Ciel a la pared. Con fuerza comenzó a tirar de estas, logrando romperlas.

-Ahora si vamos.

Sebastian agarró a Ciel en brazos mientras salía corriendo del laberinto. Pudo ver la luz que entraba por la puerta aún abierta del laberinto, sonrió, al fin serían libres... Pero el destino era cruel. Sintió como su pie tocaba levemente una pequeña palanca que había en el suelo.

La puerta se cerró, una luz roja iluminó todo el lugar dándole un aspecto mas terrorífico. Los telones que cubrían los espejo cayeron al suelo, mostrando por fin la figura de ambos reflejada en estos.

Sus miradas se desviaron a un pequeño televisor que había en la esquina de una pared.

Ya estaban asqueados de ver esa máscara que se mostró al encenderse el televisor.

La figura del otro lado comenzó a reírse frenéticamente.

-Le dije señor Michaelis que hiciera bien las cosas, que oyera mas mas allá de lo que debía oír. Pero no me hizo caso. No me diga que no se lo dije.

Sebastian lo recordó.

'Sus instintos le dirán una cosa, pero yo le ruego, haga todo lo contrario'.

Por no escuchar ahora su vida y la de su hijo estaba en riesgo. Su instinto le había dicho desde un principio que fuera a donde debía, a donde había comenzado todo. Si tan solo no hubiera ido, no todo hubiera terminado como lo había hecho.

La figura del otro lado se sacó su máscara, revelando su identidad.

Ciel se quedó estupefacto.

-Undertaker...Susurró para si.

-En fin, creo haberle dicho a Ciel hace unos días. 'A las personas hay que hacerles pagar sus pecados en vida'. Es tiempo de pagar los tuyos Sebastian. Tienen siete minutos para encontrar una salida, sino lo logran, volaran en miles de pedazos.

La televisión se apagó y un reloj se vislumbró en la pared, una cuenta regresiva desde siete fue lo que les dio la señal para comenzar a buscar una escapatoria.

El aire comenzó a faltarles, ya no tenían una escapatoria, estaban a menos de dos minutos de volar en pedazos.

De pronto Sebastian encontró una pequeña rendija en el techo. Como pudo la golpeó con sus manos hasta abrirla, mostrando el cielo oscuro.

Cargó a Ciel en brazos y lo subió hasta sacarlo por completo. Ciel trató de ayudarlo a subir pero no tenía fuerzas suficientes, y Sebastian no lograba alcanzar la rendija por si mismo.

-Vete Ciel.

Ciel abrió los ojos impresionado.

-¡Ni lo creas!, ¡Si mueres tu muero yo también!.

Ciel hizo aún mas fuerza tratando de ayudar a Sebastian a subir, tan solo faltaban diez segundos.

Como pudo, Sebastian hizo presión con sus brazos y con su torso hizo palanca en el techo del laberinto para subir el resto de su cuerpo.

Una ves afuera ambos vieron a la gran altura que se encontraban, el mar era lo único que amortiguaría su caída.

-¡Salta Ciel!.-Exclamó desesperado Sebastian.

Tres...

Dos...

Uno...

00:00

El tiempo se había acabado.

El laberinto explotó en miles de pedazos. La explosión pudo escucharse en todo Londres.

Notas finales:

No tengo nada que decir, espero les haya gustado.

 

próximo capítulo. Gran final.

 

Besos mis lectoras :3


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