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Amor incomprendido por Etsuko Kagayaku

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Notas del capitulo:

último capítulo de esta temporada :( que nostalgia xD pensar que lo empecé hace un año este fic jajaja. Creo e.e

 

Espero les guste.

Habra un capítulo extra, un aviso donde dire acerca de la segunda temporada, les aconsejo que lo lean será corto.

MÚSICA EN LA QUE ME INSPIRÉ: (http://www.youtube.com/watch?v=5anLPw0Efmo)

 

La explosión había dado un gran espectáculo al incendiar con ella casi todo el muelle. Aún se vislumbraban las grandes llamaradas y seguían cayendo vidrios y por demás materiales al mar. La policía no tardó en aparecer en el lugar. Descubriendo con impresión el gran desastre que había sido causado. El único policía que había hablado con Sebastian, quien se había enterado que este había robado un auto de su cuartel. Lo siguió todo el camino llevando refuerzos con él.

Comenzaron a buscar el cuerpo de ambas personas, porque estaban seguros que en el muelle se encontraba Ciel Phantomhive. Pero no encontraron nada, comenzaron a alejarse de la escena, creyendo que ambas personas habían muerto en la explosión. Pero algo llamó la atención de todos los que se encontraban allí.

Con sus linternas en medio de la noche, alumbraron la orilla del mar. Por donde se podía ver a dos personas caminando, casi a rastras, tosiendo con cansancio.

Con impresión se dirigieron hacia ellos, notando que ambos estaban conscientes y sin ninguna herida. Excepto Ciel quien tenía una herida en su abdomen.

Llamaron rápidamente una ambulancia, en la cual Ciel fue trasladado hacia el hospital. Mientras Sebastian era ayudado por los policías. Este les contó detalladamente como había ocurrido todo y quien era realmente el asesino.

Obviamente Sebastian junto con Ciel habían sido noticia en todo Londres, al haber sido de los pocos que sobrevivieron...

...

Se miró por última vez en el espejo mientras sonreía feliz. Dos semanas habían pasado desde que Ciel había estado en el hospital, se había recuperado realmente rápido. No esperaba menos, su niño era la persona mas fuerte que había conocido. Ese día le darían el alta a Ciel. Se estaba impacientando demasiado, durante esas dos semanas no lo había podido ver ya que si causaba un sobresalto o algo parecido en el menor, podría correr el riesgo de que su herida se abriera nuevamente. Por suerte hoy era el último día que pasaría sin su Ciel.

Cerró el departamento y bajó tarareando una canción, era la mismísima imagen de la felicidad en persona. Sacó su auto y se dirigió hacia el hospital privado de Londres, donde Ciel se encontraba esperándolo, igual de impaciente que él.

Cuando se encontraba parado, esperando a que el semáforo cambiara de color, vislumbró una hermosa tienda de flores. Sonrió nuevamente mientras estacionaba su vehículo.

...

-Maldición, ¡¿Cuando llegará?!.-Se decía a si mismo Ciel sentado en la camilla de su habitación, junto una pequeña mochila en la cual llevaba su ropa y demás mientras había estado en el hospital.

De pronto la puerta de su habitación se abrió, mostrando a un pelinegro, con unos jeans negros y una remera gris junto un chaleco negro. Y el toque final, en sus manos un hermoso ramo de rosas blancas.

Su enojo desapareció, dando paso a un notorio sonrojo, desvió la mirada avergonzado mientras su padre lo miraba divertido.

-Ahora no me vas a venir con eso de 'una flor para otra flor'¿No?.

-De hecho, estas son unas rosas para un niño histérico.

Ciel lo miró con enojo.

-¡Sebastian!.-Le reprochó enojado ante el corte de cursilería que había tenido, su padre sabía arruinar el momento.

Sebastian puso el ramo de rosas frente a su rostro. Para que su niño no viera de la manera en que se reía, aunque este lo podía escuchar, aumentando su vergüenza.

Ciel iba a lanzarle la lámpara que había en su mesa, pero no pudo ya que en un rápido movimiento, el pelinegro lo apresó en la cama y lo besó dulcemente. En otra ocasión lo hubiera corrido, pero...Hace tanto que no probaba los dulces labios de su padre. No tenía idea de cuanto lo había extrañado.

Se separaron dejando sus rostros a escasos centímetros y se sonrieron, mas felices de lo que podían ser. Volvieron a darse pequeños y cortos besos mientras sonreían entre ellos. En cuanto terminaron se abrazaron nuevamente. Y esta vez Sebastian realmente le dio el ramo de rosas a Ciel, logrando que este se sonrojara nuevamente y escondiera su cara en su pecho, sacándole una leve risa a Sebastian.

-Es hora de irnos Ciel.

Ciel asintió y salieron del hospital. Subieron al auto de Sebastian, en dirección al departamento, el cual luego de haber terminado la investigación, estaba nuevamente abierto.

Ciel de pronto sintió un delicioso aroma en el aire, ¿Ese era el perfume de su padre?. Se acercó a él y olfateó levemente su cuello, dejando a Sebastian, quien conducía, totalmente petrificado.

-¿Que haces Ciel?.-Preguntó confundido ante la acción del menor.

-Es que...Mmm tu aroma es delicioso.-Confesó sin pudor alguno.

El acercamiento de sus cuerpos de alguna manera les causaba deliciosas sensaciones que por un tiempo habían olvidado por la separación. Hacía casi dos meses que no tenían ni un pequeño contacto íntimo. Primero por el secuestro y luego por la estancia de Ciel en el hospital.

Obviamente se sentían deseosos del otro, pero Sebastian no creía que fuera bueno que hicieran el amor luego de que Ciel saliera del hospital. Por primera vez debía controlarse, no quería imaginarse a Ciel nuevamente perjudicado.

Trató de separarlo de él, alegando la razón, pero no lo logró.

-Ciel, por favor, no creo que todavía sea momento, acabas de salir del hospital.-Le dijo preocupado por las caricias que lo extasiaban.

-Solo déjame probar...

Realmente, el cuello blanquecino expuesto de su padre lo tentaba en demasía, parecía que lo invitaba a posar su boca en él y dejar miles de marcas probando esa deliciosa piel. Sin siquiera pensarlo dos veces su boca se posó en la parte derecha del cuello de Sebastian, saboreando ese delicioso sabor. El aroma exquisito de Sebastian lo extasiaba de manera inverosímil.

Sebastian sintió cómo un escalofrío recorría por completo su columna vertebral. El haber estado por un tiempo sin 'acción' con Ciel lo había dejado muchos mas sensible a las caricias de este.

Ciel con sus dientes apresó un poco de piel para luego succionarla fuertemente, sacándole a Sebastian un fuerte gruñido. Siguió con su tarea de lamer su cuello. Si era posible quería arrancarle toda la ropa y dejarlo desnudo a su merced, probar cada parte de su cuerpo hasta el cansancio.

Sin poder controlarse sus manos viajaron al pecho de Sebastian, donde como pudo, al estar del lado derecho, comenzó a desabotonar su camisa.

Sebastian, viendo que no podía detener la excitación del muchacho y la suya tampoco. Manejó hacia un pequeño descampado, donde estacionó el coche y se dispuso a disfrutar de las caricias de su niño. Reclinó el asiento hacia atrás, quedando el en una posición horizontal, logrando que Ciel subiera a su cuerpo.

-Al parecer quieres jugar Ciel.-Le dijo con la vos ronca por la excitación.

-Raramente, me siento demasiado excitado.-Confesó en su oído mientras le daba una leve lamida a este.

De nuevo bajó a su cuello, mordiendo y chupando todo lo que había a su alcance, logrando que Sebastian suspirara pesadamente.

Sintió como las manos del pelinegro acariciaban su espalda, logrando que su excitación aumentara aún mas.

Bajó por el torso de su padre, todavía no había desabotonado la camisa por completo, así que se dedico a lamer sus pezones por encima de su camisa sin pudor alguno, logrando que estos sobresalieran de entre la ropa.

-ngh.

El saber que le causaba placer a su padre lo incentivaba a seguir por mas.

Descaradamente abrió las piernas de este, dando a mostrar un gran bulto sobresaliente en los apretados jeans negros del pelinegro. Su lengua se dirigió a ese delicado lugar, donde lamió por sobre la ropa nuevamente, sacándole varios jadeos a su padre. Quien luchaba internamente por no retirarse los pantalones y hacer que su niño se tragara por completo su miembro. Lo estaba torturando lenta y placenteramente.

Se restregó contra su miembro como un gatito en busca de una caricia, ante la mirada extasiada de Sebastian.

Al ver la cara de placer de Sebastian, decidió sacar el miembro de este de esa prisión de género. Dio una pequeña lamida desde la base hasta la punta, sacándole un gran jadeo al pelinegro.

-¿Tanto te excita la idea de que te la chupe Sebastian?.

Sebastian no podía ni creer que ese niño fuera Ciel, su niño no era así, al parecer el tiempo de abstinencia le había pegado mas fuerte que a él.

-Si me dejas así, puedo jurarte que mañana no podrás levantarte de la cama.

Ciel sonrió y metió el glande en su boca, mientras que con su lengua daba leves golpecitos en el meato, logrando que Sebastian arqueara su espalda de manera brutal.

Empezó un vaivén de arriba hacia abajo, mientras se deshacía de su propia camisa y acariciaba sus pezones, pellizcándolos fuertemente, gimiendo entre las succiones hacia el miembro del pelinegro.

Sebastian bajó sus manos hacia la cabeza de Ciel, tomándolo por el cabello incentivándolo a que fuera mas rápido. Excitándose al sentir el cabello del niño cosquilleando en su pelvis.

Cuando estaba a punto de correrse Ciel se separó rápidamente de él.

No pudo hacer mas que mirarlo con reproche.

Ciel sonrió con autosuficiencia.

Sacó por completo los pantalones de Sebastian los cuales estaban por las rodillas, y también sacó el cinturón negro que los pantalones tenían. Una vez con el cinturón en mano. Ató las manos del pelinegro por sobre su cabeza, dejándolo estupefacto.

-¿Que haces?.-preguntó su padre desesperado, moviéndose frenéticamente bajo él tratando de desatarse.

-Juguemos a un juego.-Le dijo con una sonrisa.

-¿Ah si? ¿Que juego mi querido Ciel?.

-Si me tocas sin mi consentimiento, tan solo una vez, perderás, y quedarás en abstinencia un mes.

Sebastian no entendía del todo bien el 'juego' que le había propuesto su niño, y aún sabiendo que tenía poco auto-control, aceptó arriesgándose.

Ciel sonrió y se sentó en su pelvis. Comenzó por retirarse los pantalones, una vez solo en ropa interior, acarició sus muslos por la parte interna mientras suspiraba pesadamente. Llegó al elástico de la ropa interior, donde colando dos de sus dedos, lo retiró por completo. Dejando al descubierto su miembro deseoso bañado en pre-seminal.

Con su pequeña mano apresó su miembro, comenzando un sube y baja que dejaba al descubierto su glande en cada sacudida.

-Ah mmm.

Sebastian no podía creer lo que veía, su hijo le estaba dando un completo espectáculo ante sus ojos, ahora entendía que no debía haber aceptado. Sus manos se contrarían deseosas de tocar a ese niño preso del placer auto proporcionado.

Ciel apretó fuertemente sus testículos gritando de placer.

-¡ah! Sebsatian, por favor.

Suplicó ante la mirada deseosa de su progenitor, quien lo devoraba con sus ojos.

-Eso es trampa, maldita sea.-Jadeó Sebastian desesperado.

Ciel siguió tocándose, aumentando el ritmo en su miembro, cada vez mas rápido, sintiendo que en cualquier momento llegaría. Un hilo de saliva salía traviesamente por la comisura de sus labios a medida que jadeaba cada vez mas fuerte el nombre de su padre.

Sebastian realmente no podía mas. Su erección dolía horrores y el cosquilleo en su estómago era cada vez mas fuerte ante tan sugestiva imagen.

Como pudo y con fuerza que no sabía que poseía, rompió el cinturón que ataba sus manos ante la mirada de sorpresa del niño. No le importaba perder. Se abalanzó hacia él y lo beso apasionadamente. Jugando con su lengua de manera frenética, mientras bajaba una mano al sexo del niño y lo tomaba, comenzando a masturbarlo él mismo.

Ciel gimió aún mas al sentir la mano de su padre en esa parte tan íntima, al igual que él se encontraba demasiado sensible por ese tiempo sin sexo.

Haló los cabellos de su padre dejando nuevamente su cuello al descubierto, donde mordió con fiereza tratando de aliviar los espasmos que recorrían su cuerpo, el cual se contraía entre los brazos del pelinegro.

Sebastian dejó el miembro del niño, apretándolo con fuerza contra su torso mientras con sus manos viajaba por todo el menudo y blanquecino cuerpo del niño, tocando todo lo que había a su alcance.

Ciel terminó de despojar a Sebastian de su ropa, ahora ambos se encontraban realmente desnudos y a merced del contrario. En un movimiento rápido Sebastian tiró a Ciel en el asiento de atrás, haciendo que este se sostuviera de la luneta del auto. Dejando su trasero a su disposición.

Ciel al sentir uno de los dedos de Sebastian tantear su entrada lo detuvo.

-No, quiero que lo metas sin preparación.-Le ordenó entre jadeos.

Sebastian lo miró con impresión.

-Pero te dolerá.

-Quiero que duela, que lo hagas con fuerza para sentirte después de todo este tiempo.-Le suplicó moviendo su cadera contra el miembro del pelinegro, el cual jadeó al sentir esa pequeña y estrecha entrada bañada en fluidos, la cual se contraía en su espera.

Se acercó al niño y metió su miembro de una sola vez, escuchando el grito mezclado entre dolor y placer que Ciel profería.

La cabeza de Ciel se hizo hacia atrás chocando con el hombro del pelinegro, el cual tomó sus mejillas y le obligó a voltearse para darle un nuevo beso cargado de lujuria.

Comenzó a moverse rápidamente sin esperar a que Ciel se acostumbrara, después de todo su niño era masoquista.

El ritmo aumentaba, Sebastian dio la vuelta a Ciel para poder ver su rostro mientras lo penetraba con fiereza.

Ambos se miraron. Ciel podía apreciar los ojos llenos de lujuria de su padre, y el sudor en su rostro debido al esfuerzo. Al igual que Sebastian podía apreciar el rostro sonrojado del menor y su boca que no podía cerrarse a causa del placer.

Tomó una de las piernas de Ciel por su tobillo, poniéndola sobre su hombro a medida que incrementaba su fuerza.

Ciel ya no daba mas de placer, por lo cual en un pedido desesperado, con sus manos abrió mas sus glúteos tratando de que el miembro del pelinegro entrara mas en él.

-Ah ah, Mas Sebastian, por favor ah...

Sebastian se excitó aún mas al ver la entrada absorbiendo su miembro, y el ruido de sus testículos al chocar con el trasero de su hijo no ayudaba en nada a que se calmara.

Gruñó fuertemente al sentir como Ciel apretaba a propósito su entrada, logrando que su miembro fuera apresado de manera deliciosa y fatídica. Luego de eso pudo ver la sonrisa triunfante de Ciel. Por lo cual con fuerza lo empotró logrando tocar su próstata, escuchando el grito de placer de Ciel mientras tiraba su cabeza hacia atrás y sus ojos se cerraban contra su voluntad. Sonrió con orgullo entre jadeos por lo cual Ciel lo miró con rabia.

Como pudo se subió sobre su padre y comenzó a penetrarse el mismo, logrando que el miembro de Sebastian fuera mas profundo dentro suyo.

-Ciel, esta tan caliente aquí dentro ahh...

La temperatura de sus cuerpos aumentó mas si eso era posible y en un último gritó ambos se vinieron, no pudiendo soportar mas ese placer.

Sus cuerpos, aún cubiertos de sudor y sonrojados por la acción recientemente hecha, se contraían en espasmos cada cierto intervalo de segundos.

Se miraron a los ojos y sonrieron como si acabaran de hacer una travesura.

Un último beso fue la demostración de amor que cerró ese acto pasional junto a un 'Te amo' de ambos.

Por fin luego de tanto tiempo, volvían a estar juntos.

...

Tres semanas habían pasado luego de que todo había vuelto a la normalidad, faltaban unos pocos días para volver a las clases, cosa que desalentaba por completo a Ciel, quien sentía que las vacaciones habían sido demasiado cortas.

Sebastian le había contado con tristeza acerca de la muerte de Claude, y del porqué se había suicidado. La noticia le entristeció demasiado, no se imaginaba que Claude tenía algo que ver con su secuestro. Pero mas se entristeció al saber de su muerte. Realmente lo quería.

Los policías de alguna manera aseguraban que el cuerpo de Undertaker podría haber estado en la explosión, que seguramente la grabación que les mostró antes de comenzar el 'juego', había sido en vivo. Pero todavía no tenían muestras de ello. Undertaker había desaparecido por completo del mapa. Para Ciel si estaba muerto mejor, nunca creyó que su mejor amigo podría hacer algo así, pero mas le confundía el porque, ninguno comprendía porque había hecho todo eso.

Ese día haría algo especial con Sebastian.

Caminando lentamente y en un silencio para nada incómodo. Ya que de alguna manera se sentían en paz con si mismo y con el entorno. Llegaron al cementerio. Fueron hacia la tumba de Rachel, desde que había muerto Ciel no la había visitado. Cuando llegó a esta depositó un hermoso ramos de rosas rojas, las favoritas de su madre. Los arboles de alrededor se mecían levemente por el viento y varias hojas de un hermoso color verde claro caían al suelo. Cerró los ojos, por fin se sentía en paz con si mismo. De alguna manera sentía que el espíritu de su madre por fin estaba en paz. De alguna manera su muerte había sido vengada al tener al culpable.

En cuanto a Sebastian, el fue hacia la tumba de Claude, un lugar mas alejado. Cuando llegó a esta, descubrió una tumba al lado de esta. Con sorpresa vio el nombre de esta 'Thompson Westley'. Se sorprendió, ¿Acaso ese era el niño del cual su amigo se había enamorado?, al parecer Claude no solamente planeó su muerte, sino también donde lo enterrarían.

Se arrodilló en el suelo y sonrió con nostalgia.

-Debiste haber sido un niño maravilloso si lograste enamorar a mi mejor amigo.-Susurró por lo bajo.

Repartió las rosas en ambas tumbas y cerró los ojos un momento. Extrañaba a su amigo. Pero...Sentía que este se encontraba mejor donde estuviera, seguramente Claude había sufrido mucho todos los años sin su amado Thompson. Sin abrir los ojos se levantó y se dio la vuelta. Cuando abrió los ojos, se sorprendió. Por un momento pudo jurar ver la figura de Claude sonriendo y agarrando la mano de un pequeño niño. Cerró y abrió los ojos nuevamente, pero la figura ya había desaparecido. O estaba soñando, o de alguna manera Claude le demostraba que realmente se había reunido con quien amaba. Prefirió creer en la segunda opción.

Sin poder evitarlo sonrió mientras sus ojos se cristalizaban. Por fin el alma de su amigo se encontraba en paz.

Limpió sus ojos y salió del cementerio, en la puerta de este vio a Ciel quien sonreía con nostalgia. Sabía que pensaba en lo mismo que él.

Se agarraron de las manos con una sonrisa tranquila en el rostro mientras salían.

De pronto el celular de Sebastian sonó.

Lo atendió sin saber quien era.

-*Hola*

-*Señor Michaelis, soy el policía que atendió el caso de su hijo, debo decirle algo de suma importancia*.

-*¿Sucedió algo?*.

-*Encontraron el cuerpo de quien se hacía llamar Undertaker*.

-*¿Que?*-Preguntó sorprendido.

-*Hallaron su cuerpo en un antiguo edificio, lo llevaron para hacerle una autopsia, debe ir cuanto antes*

-*Iré en este preciso instante, se lo agradezco*

La llamada se cortó y Sebastian miró preocupado a Ciel.

-¿Que sucede?.-preguntó Ciel preocupado.

-Hallaron el cuerpo de Undertaker.

Fueron hacia la morgue donde se encontraba el cuerpo del susodicho, cuando llegaron. Se encontraron con un cuarto de cerámicos blancos y una mesa llena de objetos especiales. Se encontraban dos médicos forenses y por último...El cuerpo de Undertaker en una camilla de acero.

Sebastian le tapó los ojos a Ciel para que no viera semejante imagen, la cabeza de Undertaker se encontraba abierta totalmente y también su abdomen, donde se podían visualizar los órganos internos.

Ciel le corrió las manos alegando que había visto cosas peores.

De pronto uno de los médicos forenses se acercó hacia Sebastian.

-Encontramos esto...En su estómago.

El medico pudo mostrarle a Sebastian una rara envoltura en cera de vela con lo que parecía ser un pequeño casete.

-Ábranla.

El médico con un pequeño bisturí lo abrió dejando el casete a la vista. Agarraron una antigua grabadora y lo colocaron en ella.

La voz de Undertaker comenzó a hablar.

-Señor Michaelis. Supones que serán los vivos los que tengan el poder de juzgarte, porque los muertos no tendrán derecho sobre tu alma. Tal vez te equivoques. Dé por hecho que mi obra continuará. ¿Cree que se ha acabado porque estoy muerto? No se ha acabado, el juego...Acaba de empezar.

Dejó caer la grabadora al suelo mientras miraba a Ciel, quien se encontraba igual de asombrado que él.

El juego aún no había terminado.



Continuara...
Notas finales:

Espero les haya gustado, fue un placer haber escrito esto para ustedes. Realmente este fic a mi parecer mejoró un poco con el tiempo xD al menos eso creo jajaja.

 

Besos y desde ya, muchas gracias por haberme leído. Recuerden leer el siguiente capítulo extra con el aviso. 

 

Besos mis lectoras :3


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