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I want to bite por VeinMrsTop

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Notas del fanfic:

Hellow~(?)

Aquí tengo esta adaptación por la que me moría de ganas publicar. Bueno lo demás lo explicaré en las notas del capítulo~ nah xD

La historia original es de Izaya Takamori y pues no pude resistirme a hacer mi adaptación con GTOP <3

Notas del capitulo:

Sé que no he actualizado "Romance escalofriante"  -Se cubre con un escudo(?)- pero he tenido mis razones. Aquí van:

1.- Desde agosto no tengo internet... (Mi servicio es un asco y ya me aburrí de llamar para insultarlos(?)

2.- Estoy en el hospital desde agosto y practicamente llego a medio día a casa y solo me boto a dormir hasta el día siguiente y de ahí al hospital en la noche otra vez. (Sí, mi vida se volvió una rutina).

3.- Muero lentamente por el estrés.

4.- Sufro porque mi iphone tuvo un pequeño accidente así que no utilizo el internet de mi móvil :c <//3

 

También les comento que en ocasiones voy a dividir los caopítulos porque algunos estan muy largos y pues quiero que la historia sea larga(?). Bueno... Creo que tengo algo de mala suerte xD que va... dejo mis pesares y les traigo este capítulo. Espero les guste <3~

Pudo escuchar la voz de Bom por el auricular que tenia en la oreja izquierda - ¿Cómo van las cosas por allá?


 


Seung se bajo las gafas oscuras y vio con sus astutos ojos negros la entrada al bar nocturno. Clientes entraban y salían por debajo de las luces rosas. Luces con forma de un ramo de rosas color chillón. 


 


-El objetivo acaba de ingresar


 


Seung habló al micrófono escondido en la solapa levantada de su chaqueta y se recostó contra el mugriento muro de ladrillo. Actuaba como si estuviera esperando que llegara un amigo. Revisó la hora en su reloj, era cerca de media noche. La hora del día en la que la sangre comenzaba a fluir y ellos empezaban a moverse a niveles más elevados.


La lluvia había dejado de caer, pero el aire aún se sentía como una manta de humedad. La ligera brisa, impregnada con olor de tabaco y perfume barato, rozaba sus mejillas. Un mal presentimiento se había apoderado de él y le preocupaba.


Una mujer que estaba cerca de la entrada le lanzó una mirada sugestiva, pudo percatarse a simple vista de que el saco corto de piel que llevaba puesto era de imitación. Una tela de encaje salía de la minifalda que llevaba puesta, y un par de botas largas se ajustaban a sus piernas bien formadas. Si se quedaba mucho tiempo allí afuera ella se entrometería en su camino.


 


Bom le preguntó indiferente. — ¿Cómo se llama el lugar?


 


—Capullo de Rosa, ¿tiene una cripta?


 


Escuchó una vibración en su auricular mientras Bom revisaba sus notas. Suspiró, podía imaginar la decepción en su rostro. —No puedo asegurarlo. No está en la lista. El club nocturno tiene una licencia regular, nada fuera de lo ordinario. Espera un momento, revisaré los planos.


 


El sonido de su voz fue remplazado por el sonido de las teclas de su ordenador. Seung vio nuevamente su reloj. Cinco minutos habían transcurrido desde que su objetivo entrase.


¿Seung?


—Te escucho.


Tenemos un problema. También se puede acceder al establecimiento desde el otro lado de la calle.


 


—Maldición, ¡me lo hubieras dicho hace cinco minutos!


 


Se retiró de la pared y caminó velozmente. Si había sido visto, el objetivo ya lo sabría. Seung suspiró decepcionado y enfurecido, esperando no haber sido descubierto.


El portero miró a Seung de pies a cabeza y le pidió la tarifa de la entrada. Seung no sabía si existían requisitos de vestimenta, o lo que se consideraba “apropiado” para el establecimiento. Aunque mientras esperaba, vio a una pareja de llamativos pelirrojos con camisetas rotas, y el cabello al estilo mohicano, con botas de metal que parecían más ser armamento que calzado, cadenas por todos lados y una mirada algo lunática, parecían estar en casa.


 


En cambio, Seung vestía chaqueta, camiseta negra de cuello alto y pantalones de cuero. No se vestía así porque tuviera un interés especial en alguna moda, el traje era simple… no se preguntaba qué combinaba con qué, y le funcionaba para el trabajo. Su cabello era negro también, pero sólo porque ése era el color con el que había nacido. Pagó la tarifa y otro hombre enorme, cuyo trabajo de día debía ser cuidar la entrada del infierno, abrió la puerta. Seung se quitó las gafas oscuras y entró al club.


El lugar estaba más lleno de lo que había anticipado. No le sorprendía que hubiera dos entradas. La música de ritmo estruendoso pulsaba en su plexo solar y las voces roncas se fusionaban con la risa y el ruido de fondo. Luces rojas y verdes irradiaban el local, resaltando el humo del tabaco sobre los clientes que bailaban.


Seung observó cuidadosamente todo el club, sus ojos iban de una persona a otra. El rostro de su objetivo apareció ante su mirada escrutadora. Los instintos de los vampiros operaban con un ritmo distinto al de los humanos y con un poco de entrenamiento, un cazador podía aprender a reconocerlo.


 


—Confirmado —murmuró en su micrófono mientras caminaba hacia la barra.


La música le dificultaba escuchar algo, golpeó con un dedo el micrófono para que el sistema de compensación de sonido se activara.


 


El volumen de voz de Bom subió unos decibelios. — ¿Qué está haciendo?


 


—Bailando. Parece estar bastante relajado.


 


¿Acaso esto se convertirá en otra de tus largas y problemáticas misiones?


 


La forma en la que lo dijo hizo que Seung frunciera el ceño. Parecía estar diciendo que el joven pasaría un buen rato en la fiesta, mañana tenía clase en el primer período y prefería terminar las cosas pronto. Moviéndose entre las personas, murmuraba cortantemente.


 


—No estaría tan seguro. Cuando los síntomas se presenten y su garganta se reseque será imposible contenerlo.


 


Si la calma se acaba puede que las cosas se calienten. Asegúrate de no terminar con otra víctima en tus manos.


 


—No tienes que decírmelo. Sólo porque no los atrapes en el acto, no quiere decir que no puedas capturarlos.


 


Hablando del tema, trata de contenerte, lo necesitamos.


 


—¿Crees que exista la posibilidad de conseguir información de ése? Está en el lugar más bajo de la cadena alimenticia.


 


Bom seguramente se estaría encogiendo de hombros al escuchar su tono prepotente. —No seas arrogante. Una rata acorralada puede morder al gato.


 


—Lo sé, lo sé.


 


En el bar, Seung le pidió al barman que llevaba un corbatín, una cerveza. Volteó su cabeza a un lado para que el auricular no fuera visible. El barman no parecía tener buena salud, pero no era uno de ellos. Los clientes que estaban en el bar eran todos humanos.


 


Así que, después de todo, ésta no era una cripta ni nada por el estilo. Fuera cual fuera la razón, ellos no iban a reunirse con sus Maestros, sólo era un punto en el que podían calmar la sed. Seung se retiró con su vaso a una esquina del lugar sin quitarle la mirada de encima a su objetivo mientras le daba un sorbo a su cerveza. Fue en ese momento cuando el mal presentimiento volvió.


 


Todos los clientes eran hombres. Las “mujeres” eran hombres travestidos. ¿Acaso la “chica” de las botas altas que había visto fuera del club también lo era? Era difícil de creer, pero posible.


 


Sintió que alguien lo observaba. Un chico con cabellera plateada, de unos veinte años y con una perforación en la nariz, lo estaba repasando de pies a cabeza. No era para nada discreto. Seung volteó la mirada fingiendo que le interesaba más su cerveza. El lugar lo estaba asustando, sentía un sudor frío recorriendo su espalda.


 


—Oh, cielo santo.


 


¿Qué ocurre? ¿Encontraste una cripta en el lugar, Seung?


 


—No, este lugar es un club gay, no de vampiros.


 


Hubo una pausa. Luego escuchó una risa escandalosa en su oído. Teniendo que hacer acopio de todo su autocontrol para no gritarle.


 


¡¿Qué es tan gracioso?!


 


Bueno, tiene sentido, ahora que lo analizo se llama Capullo de Rosa. Será mejor que te cuides o los tendrás a todos detrás de tu pequeño capullo de rosa.


 


Seung apretó los dientes. —Eres tan graciosa, Bom.


 


Sintió a alguien a su lado. Un chico alto y delgado estaba observando el bar con los codos apoyados sobre el mostrador. Sus orejas sobresalían de sus mechones de cabello plateado. Un arete con forma de murciélago podía verse gracias a la escasa luz.


Seung jamás lo había visto, de su otra oreja también colgaban un par de aros.


Dos ojos felinos, negros o cafés, lo observaban por debajo de los largos mechones. Cuando esos ojos fueron tocados por la luz brillaron como obsidianas. Calculaba que tendría alrededor de dieciocho años.


 


 Vestía un chaleco negro sobre una camisa roja. Largos guantes cubrían sus dedos. Los hombros del chaleco no estaban cosidos el uno con el otro, el hombro izquierdo estaba atado con una cinta de zapato y el izquierdo con varios ganchos. Era como cualquier adolescente al que encuentras jugando en esta parte de la ciudad, de día o de noche. Excepto porque sus perfectas facciones lo hacían resaltar. Aunque no estaba “arreglado”, era mucho más atractivo que el resto, aunque los demás hubiesen puesto todo su empeño en acicalarse.


 


De hecho, cuando pasaban a su lado, lo miraban llenos de envidia. Su semblante y sentido de la moda eran perfectos para cualquier modelo de revista.


 


Las orillas de sus suaves labios rojos parecían reír todo el tiempo. Hasta que una sonrisa devastadora se dibujó en sus labios. Era la clase de sonrisa que encantaba sin esfuerzo, atrapando al pez sin que éste se percatara de su destino.


 


Seung lo miró sin cambiar de expresión.


Hola, hola. — Bom continuaba hablándole por el auricular. Fue en ese momento cuando reaccionó. Silencio. Le indicó tosiendo. El sonido terminó. Podía ser una verdadera molestia, pero la mujer sabía el momento en el que tenía que ser discreta.


 


El chico examinó a Seung con una expresión llena de intriga. Seung se dio la vuelta y sorbió de su bebida. Sin importar cuan bonito fuera, seguía siendo un chico.


 


No hay nada malo en mirar.


 


El chico obviamente estaba buscando a alguien para pasar un buen rato, Seung bajó su vaso, no quería ser cordial. —Estoy esperando a alguien, desaparece.


 


—Oh, no estás esperando a nadie, más bien estás vigilando a alguien. —Dijo con tranquilidad, de una forma muy cordial. Se recostó contra la barra, los ojos de Seung se abrieron con sorpresa, a pesar de que tratase de ocultar la verdad. Los ojos del chico se entrecerraron como los de un gato acomodándose bajo del sol.


— Un chico solo resalta en un lugar como éste, ¿no lo sabías? Eres nuevo y no estás enviando las señales correctas. Los tiburones están esperando la oportunidad de atacar. Es difícil hacer un movimiento con todos observándote. No me gustaría ver que las cosas se salieran de control. —Habló con confianza, como si conociera el lugar como la palma de su mano. ¿Quizás también era un vampiro?, ¿un sirviente?, ¿un representante?, ¿un progenitor?, ¿trataba de interferir para poder retrasarlo y que así los demás pudieran escapar?


 


Observó con detenimiento al chico, pero no pudo encontrar evidencias que pudieran confirmar esa teoría. No detectó esa sed sin sentido que caracterizaba a los sirvientes o a los de bajo rango, esa sed por la que podían morir.


 


—¿Qué buscas? —Dijo en voz baja e intimidante.


 


El chico no se dejó asustar. Sonrió con dulzura. —Oh, nada, sólo quiero algo contigo. Como pensaste al principio.


 


—No me interesan los hombres en ese sentido, estoy aquí por negocios.


 


—¿Por qué no te conviertes en un buen soldado e interpretas el papel completo? -Tomó a Seung del brazo y lo llevó a la pista de baile.


 


Seung tuvo que contener un grito lleno de ira. —¡Oye, te dije que desaparecieras!


 


—Sólo trato de cooperar. Mira las cosas desde mi punto de vista.


 


Se mezclaron con las otras parejas en la pista de baile meneando sus cuerpos al ritmo de la música. El chico estaba frente a Seung, colocó las manos sobre su cintura, acercando y presionando sus cuerpos una contra otro.


 


—¿Qué demo…?


 


—Continúa mirando en aquella dirección—susurró.


 


Seung  alzó la mirada y vio a su objetivo entre las otras parejas. Le estaba murmurando algo al oído a su acompañante, rieron y compartieron un momento divertido privado.


 


—¿Qué te hizo pensar que lo estaba vigilando?


 


—Lo estabas observando, ¿cierto? Fue fácil darse cuenta con esa mirada peligrosa que tienes…


 


Isaac bufó molesto y reaciamente colocó sus brazos alrededor del chico. Maldición. ¿Qué demonios hago tocando a otro hombre? Si fuera una chica sexy como Bom sería una ganancia.


 


—Abrázame más fuerte, mírame. Continúa con esa mirada hostil y todos se darán cuenta.


 


Seung maldijo en voz baja y suspiró profundamente. Sin embargo, hizo lo que le dijeron. “Cuando estás en Roma”… copió el comportamiento de los demás a su alrededor. Nadie en la pista de baile estaba observando a nadie.


 


Su objetivo estaba calentándose y besando con pasión a su pareja de baile, luego le indicó con los ojos que salieran del lugar, se acercó a él, mejilla contra mejilla, susurrándole dulzuras al oído para convencerlo de que se fueran.


 


Seung estaba tan ensimismado con el pequeño melodrama que estaba pasando en la pista de baile que no se dio cuenta cuando el chico levantó la cabeza que estaba recostada sobre su pecho y presionó los labios contra su cuello.


 


La negociación parecía estar terminando. Recostado uno sobre el otro abandonaron la pista de baile. Seung respiró profundamente y comenzó a seguirlos. El chico lo atrapó inmediatamente, con unas fuerzas inesperadas.


 


—Oye, déjame ir, te debo una. Te lo agradezco luego.


 


—Que conste —dijo suavemente el chico y abrazó el cuerpo alto de Seung.


Seung se alejó involuntariamente. Miró rápidamente hacia el lugar por el que estaba alejándose la pareja. El objetivo estaba apresurando a su “acompañante” mientras miraba a su alrededor, asegurándose de que nadie los seguía.


 


Se contuvo hasta que desaparecieron de su vista, un desesperado Seung corrió a toda velocidad hacia la salida encontrándose en la calle opuesta a la que había entrado, ésta era mucho más estrecha y solitaria. Corrió, su objetivo se había desvanecido. El alumbrado público iluminaba la calle, su brillo intermitente se reflejaba en los charcos de agua. Pudo ver las luces de un auto que pasaba.


 


—¡Maldición! ¿A dónde se fueron?


 


—En aquella dirección.


 


El chico sonrió y apuntó con su mano derecha. —El que se fue con él, pasa mucho tiempo aquí. Se lleva a sus clientes en aquella dirección, a unas dos cuadras, para ganar un poco de dinero. Es un callejón sin salida y nadie se atreve a ir allí.


 


Seung no se detuvo a agradecerle, simplemente salió corriendo. Pasó la primera cuadra, miró de reojo en dirección a la calle principal y pudo distinguir un túnel sin iluminación. Entró al callejón de la segunda cuadra, se pegó contra el muro y escuchó con cuidado. El sonido de alguien quitándose la ropa y unas voces llegaron hasta sus oídos.


 


—No tan rápido, no necesitas apresurar las cosas.


 


La protesta no recibió respuesta, sólo se escuchó un crudo y errático gruñido en la oscuridad. Seung sacó el arma de la funda que estaba debajo de su brazo. Estabilizó su propia respiración, saltó y apuntó con el arma.


 


—¡Deténganse!


 


Todos se detuvieron obedientemente. Los ojos de su objetivo lo vieron con una hostilidad inhumana, brillaban rojos en la profunda oscuridad. Manteniendo el arma en su dirección, Seung se fue hacia adelante.


 


—Déjalo ir.


 


—Oye, no hay necesidad de que interfieras, todo es consensual.


 


—Será mejor que pienses tu consentimiento después de conocer sus verdaderos colores.


 


—¿Verdaderos colores? —Dijo el chapero, dándose la vuelta. Sus ojos se abrieron sorprendidos y dejó escapar un grito. La poca iluminación del alumbrado público y la luz de la luna era todo lo que necesitaba, dos enormes colmillos salían de los labios del hombre. Los ojos color rojo sangre brillaban como el fuego del infierno.


 


El hombre tomó al chapero y lo lanzó contra Seung, éste último ni se molestó en sostenerlo. El chapero cayó al suelo con un doloroso golpe.


 


—Toma… —dijo Seung lanzándole un crucifijo de plata al chico y luego salió corriendo detrás del vampiro.


 


El vampiro corrió en dirección opuesta a la calle principal. Quizás no sabía que era un callejón sin salida. Seung lo atrapó contra la pared. La lisa superficie del muro no parecía poder escalarse. El vampiro titubeó tan sólo un segundo, enterró sus largas uñas entre los morteros que unían los ladrillos y comenzó a escalar.


 


Seung se molestó y nuevamente apuntó con el arma. —Éste es real. —Dijo en voz baja y luego haló el gatillo. Tres balas de madera de espino con punta de flecha se ensartaron en la espalda del vampiro.


 


Cayó contra el suelo, gritando y revolcándose. El espino pertenece a la familia de las rosas, a las que los vampiros son extremadamente alérgicos. Incluso el roce de una bala pequeña de espino resulta devastador para ellos.


 


Seung cambió el arma a su mano izquierda, sacó una pequeña linterna y apuntó al vampiro. La luz azul le pegó en el rostro y comenzó a gritar revolcándose por el suelo.


 


—¡Detente! ¡Por favor detente!


 


—Genial —dijo Seung— le afecta la luz ultravioleta, las espinas también. Hay cambios visibles, colmillos alargados, ojos rojo sangre y uñas como garras. ¿Es eso suficiente, Bom?


 


Verifica su reacción contra un crucifijo. —Respondió por el audífono como si estuviera chequeando una lista, lo que era muy probable.


 


Seung se encogió de hombros, tomó una cruz de su bolsillo y la lanzó contra su espalda, el vampiro dejó escapar un aterrador grito. Arqueó la espalda y sus extremidades se tensaron.


 


—Reaccionó.


 


De acuerdo, una reacción negativa contra la luz ultravioleta y el crucifijo son sólo los primeros síntomas, con suerte podrá recuperarse.


 


—No estaría tan seguro. —Isaac respondió en un tono desinteresado. Le dio al hombre una ligera patada, aún estaba congelado en algún tipo de rigor mortis, el cuerpo se estremeció y convulsionó.


 


He confirmado tu ubicación. Los policías estarán llegando .Ten cuidado.


 


—De acuerdo. Tú, detente.


 


El adolescente chapero que había acompañado al hombre estaba tratando de salir del callejón. Isaac le apuntó con el arma y éste se quedó inmóvil en el lugar.


 


—Oye, yo no soy un vampiro, no me mordió. Vamos, deja que me vaya a casa.


 


—De ninguna manera. Primero, tengo que hacer que te revisen en algún hospital, si tienes aunque sea un rasguño, tienes que vacunarte. Es tu deber como ciudadano.


 


—¡Ya te lo he dicho, no me mordió!


 


—Puede ocurrir sin que te des cuenta. Los colmillos de los vampiros son filosos. Tienen anestésicos en su saliva también. ¿Quieres terminar como este sujeto? —Seung apuntó la luz ultravioleta a su cuello, sus ojos se abrieron y lanzó la cabeza hacia atrás con un grito de dolor.


 


—¡Oh cielos! ¡Le está saliendo humo de la cabeza!


 


—Ups… —Seung apagó la linterna. El emocionarse con sus instrumentos le haría meterse en problemas con los profesores después. Una pequeña cámara instalada en la parte superior de sus audífonos grababa todo lo ocurrido.


 


—Siéntate aquí. Huye y te dispararé. No tengo que decírtelo, pero soy un cazador certificado, estaré en mi derecho de hacerlo.


 


—Me lo imaginé —respondió decepcionado el adolescente. Se recostó contra un cajón de madera y pudo escuchar las sirenas en la distancia acercándose.


 


---------


 


Después de haberles encomendado las cosas a los oficiales de policía, Seung dejó la escena. Se despidió de Bom, apagó el audífono y el micrófono, y se estiró perezosamente.


Había salido en misiones de cacería casi a diario en las últimas semanas. El trabajo ya estaba agotándolo, algo bueno de la misión de esta noche era que el objetivo no había sido muy experimentado, de lo contrario no habría terminado todo tan fácilmente.


 


Pensó detenerse en un bar para relajarse, pero reconsiderándolo, tenía clases a primera hora mañana. Revisó su reloj, ya eran las dos. Los autobuses no estaban funcionando. Sí, no vale la pena.Lo mejor sería llamar a un taxi y terminar la noche. Quedarse con los gastos necesarios. La regla prácticamente estaba tatuada en su mente.


 


Había comenzado a caminar cuando de repente una cabeza apareció frente a él de la nada. Por reflejo se hizo hacia atrás, alguien se había colgado de cabeza en una escalera de emergencia de un edificio cercano. El rostro sonriente desapareció un momento y antes de poder analizarlo el chico delgado estaba parado en el suelo. El mismo chico que había conocido en el club nocturno hacía un rato. Se recostó sobre la escalera y miró a Seung como un gato travieso.


 


—Dijiste que me compensarías luego.


 


A Seung se le había olvidado por completo, suspiró. —Seguro. Puedes comprar una a mi nombre, pero no en eselugar.


 


—Es un poco tarde para ir a beber, ¿no crees?


 


—¿Qué, tienes hambre?


 


Seung miró al chico y se quedó inmóvil. El chico sonrió coquetamente, un par de afilados colmillos salían de sus labios. Isaac movió su mano para alcanzar su arma, pero el chico ya había desaparecido, dejando el eco de sus pasos corriendo por las escaleras metálicas oxidadas. Con el arma en mano, Seung saltó a las escaleras y salió corriendo detrás de él. El tejado del viejo edificio tenía sólo unas pocas plantas de altura, era un desperdicio de espacio. No parecía que nadie viviera en el lugar, tenía lazos para colgar ropa, antenas oxidadas y pedazos de ladrillo desperdigados.


 


El tejado estaba únicamente iluminado por la luz de los edificios distantes y la luna. Con el arma lista buscó por el lugar, estaba tan silencioso como un cementerio, no había ningún tipo de aura.


 


El chico era un vampiro e Seung no podía olfatearlo a pesar de haber estado tan cerca, debía ser un increíble ejemplar. Definitivamente no era uno de rango inferior, ni ningún sirviente. Estaba más arriba en la cadena alimenticia, Isaac nunca se había encontrado con uno así.


 


El tejado era parte de un penthouse dilapidado. Seung escuchó un ligero sonido y se pegó contra la pared. Caminó con sumo cuidado, con el arma preparada, giró en una esquina y un pequeño animal huyó.


 


—Vaya, tan sólo era un pequeño gatito.


 


Seung se dio la vuelta y el chico estaba parado justo detrás de él. Sus ojos estaban enfocados directamente a los suyos, sólo con parpadear lanzaron una especie de tela de araña, el cazador fue incapaz de moverse.


 


 El chico entrecerró sus magnéticos ojos y sonrió lánguidamente. La luz de la luna se reflejaba sobre sus enormes pupilas negras, mirarle directamente era como estar al borde de un abismo. Acarició la mejilla del paralizado Seung, con un largo, delgado y elegante dedo. Sus uñas eran de un tono tornasol, rosa ligero, como una gota de sangre diluida en un vaso de leche.


 


—Bajaste la guardia, —murmuró al oído de Seung. Sus labios rozaron los del joven, enviando una sensación turbulenta a través de su cuerpo. El chico tomó el arma de la paralizada mano de Seung. —Mira esto, ahora son totalmente automáticas. Qué conveniente, solían ser revólveres y balas hechas a mano.


 


—Es porque… se han… estado… reproduciendo… como conejos… últimamente. —Seung dijo esas palabras con mucho esfuerzo y con el mayor sarcasmo que pudo. El chico sonrió pacíficamente y luego rió de una forma escalofriante.


Maldición, éste era uno de los vampiros malvados.


 


Los ojos del chico reflejaron una luz misteriosa, como la luna dibujándose sobre la superficie de un lago, acompañados de una sonrisa que prácticamente hizo que Seung entrecerrara los ojos; repasó los labios del cazador con la punta de la lengua. Seung apretó los dientes, su cerebro no podía decidir si la sensación era placentera o desagradable. A la vez sintió el cañón de su pistola en la sien de su cabeza, escuchó cómo le quitaba el seguro. El arma no estaba cargada con munición real, pero a esta distancia la herida podría causar daño cerebral severo.


 


Abrió la boca reaciamente, no estaba de humor para ser asesinado con su propia arma. Con el dedo en el gatillo, el vampiro introdujo la lengua en la boca de Seung, entrelazándola con la suya. Un cosquilleo se esparció por todo su cuerpo. Seung recordó lo que él mismo le había dicho al chapero, la saliva de los vampiros contenía un tipo de narcótico, anestesiaba el dolor y provocaba la creación de endorfinas. Aún peor, estimulaba y amplificaba las respuestas sexuales, los vampiros no desperdiciaban esos efectos.


 


Mientras atacaba con persistencia la boca de Seung, el vampiro presionó su pierna contra la entrepierna del cazador y comenzó a ondular lentamente su muslo, excitando la parte más sensible de su torso. Los ojos de Seung se abrieron inmediatamente. El bastardo está jugando conmigo.


 


Trató de patear y echarse hacia atrás, pero el cañón del arma estaba presionado contra su cabeza y no podía moverse. Consideró morder la lengua del chico, pero eso liberaría su sangre y podría terminar tragándosela. Sólo pensarlo hacía que su cuerpo se erizara.


 


Seung trató de tranquilizar sus nervios y soportarlo de la mejor manera posible, era común que los vampiros jugaran con su presa, nunca dudaban de sus poderes. Esa arrogancia era la oportunidad perfecta para un contraataque.


 


El chico finalmente se retiró, dejando un rastro de saliva que aún los conectaba. Lamió sus húmedos labios y sonrió pícaramente, a Seung no le gustaban los hombres en ese sentido. Pero la sonrisa y los brillantes labios poseían una extraña aura atractiva que era difícil de resistir.


 


El chico presionó con los labios el cuello del cazador, pasando su lengua por la piel. Era similar a la sensación del algodón antes de la inyección… para Seung  ése no era un recuerdo agradable.


 


—Oye, una recomendación amistosa. Me acaban de inyectar mi vacuna vespertina, sí fuera tú no haría eso, a menos que quieras entrar en shock.


 


El chico levantó la cabeza, su expresión apenas había cambiado. Sonrió y en sus mejillas aparecieron hoyuelos. — ¿Tuviste que inyectarte para cazar a alguien como él? Es una excusa bastante patética para un cazador oficial certificado por el Grupo YG.


 


—Me gusta ser cuidadoso.


 


—¿Te tomaste una cerveza? —El chico sonrió y enterró su rostro en el cuello de Seung—. Los efectos de la vacuna G se contrarrestan con el alcohol. Una gota de alcohol y para ti sería como beber un quinto de vodka. Hasta que el efecto de la vacuna expire beber está terminantemente prohibido, un cazador con experiencia lo sabe.


 


Miró hacia arriba y besó a Isaac largo y tendido, el cazador contuvo la respiración mientras removía el arma de su sien. En lugar de tirarla a un lado, el chico colocó el seguro y la puso de regreso en su funda, debajo del brazo de Seung.


 


El chico vio sorprendido a Seung y sonrió como un gato incorregible. —Eso fue realmente delicioso. Cielos, sin importar cómo lo veas, un cazador con una marca del beso de un vampiro… es realmente vergonzoso. Realmente me siento apenado por ti, así que te dejaré ir. En cambio…


 


Colocó sus dedos sobre el cinturón de Seung, antes de que el cazador pudiera analizar lo que ocurría, abrió el cinturón, lo próximo que supo fue que sus pantalones y ropa interior estaban alrededor de sus rodillas. No había ni sentido el frío viento nocturno cuando la boca cálida del chico estaba rodeándolo.


 


Seung abrió la boca con sorpresa. En primer lugar, no entendía bien lo que estaba ocurriendo. Una onda de placer recorrió su espina dorsal, tan intensa que incluso bordeaba en el dolor. No fue sino hasta un momento después que se percató de lo que el chico le estaba haciendo.


 


—¡Deten… detente! —gritó con una voz tan irregular que incluso se asustó a sí mismo. Sus piernas y brazos parecían haber sido atados contra el muro, solamente podía mover las yemas de los dedos. En este caso, lo mejor hubiese sido que su sistema nervioso también hubiera sido dormido, quizás debido a los efectos del anestésico, las señales de placer atravesaban su cuerpo con tal intensidad que hacían palidecer lo que había experimentado antes.


 


El chico se arrodilló frente a Isaac y se acercó, reposó sus manos contra el muro de detrás, su rostro estaba al nivel de la entrepierna de Seung. Se hizo hacia adelante, tomando toda la longitud de Seung en su boca y luego se hizo hacia atrás.  Acariciándolo con la punta de la lengua y los labios mojados. En ocasiones, lo rozaba con los dientes, enviando un poderoso y desconcertante cosquilleo a su entrepierna.


 


En una pausa, Seung trató de aplacar su erección, pero lo único que logró fue lo opuesto, aumentando su placer. Era casi una especie de tortura, debería rendirse ante lo inevitable, pero lo que quedaba de su orgullo no se lo permitía.


Quizás, consciente de la lucha mental que mantenía, el chico no hizo que se corriera tan rápidamente. Se comportó como un perro mordiendo un hueso y tratando de hacer que le durara el mayor tiempo posible, con mucho entusiasmo y a la vez con algo de autocontrol se dedicó a su comida.


 


Levantó la vista en dirección a Seung, sus miradas se encontraron. Ver al vampiro con una ligera sonrisa alrededor de su erección, llenó a Seung de un enorme odio. Al percatarse de la furia de Seung, el chico amplificó sus esfuerzos eróticos. Debido al irresistible placer que recorría su cuerpo, Seung echó su cabeza hacia atrás, las rodillas le temblaron y fue incapaz de resistir la onda de placer, así que eyaculó en la boca del chico. Sus caderas comenzaron a moverse impulsivamente mientras se vaciaba. Y un poco impaciente, el chico se tragó hasta la última gota.


 


Seung escuchó su propia respiración errática, su cabeza comenzó a aclararse, trató de mover sus dedos pero aún tenía las ataduras. Mientras Seung luchaba por romper el hechizo de una forma u otra, sin que se lo pidiera, el chico acomodó su ropa. Luego se puso de pie, lamió la humedad de su boca y rió lleno de felicidad.


 


—Buen trabajo, lo aprecio bastante.


 


Seung sintió como si la cabeza le fuera a explotar, pero al chico no le importaron sus sentimientos y le dio un beso húmedo. El viril y reciente olor a sexo sólo lo perturbó, el chico lo miró solapadamente mientras acariciaba su mejilla con los dedos. Con una última y ligera sonrisa comenzó a retirarse. —


Buenas noches, que duermas bien, Seung Hyun.


 


Sorprendido, Seung le preguntó— ¿Cómo sabes mi nombre?


 


El chico no respondió, sólo se paró en el borde del tejado, en el que no habían ni escaleras ni barandas alrededor, y chasqueó los dedos. La fuerza conteniendo a Seung desapareció. Su propia energía enfurecida hizo que diera unos pasos torpes hacia adelante y que casi cayera. Logró recuperar el equilibrio y sacó el arma, preparado para disparar.


 


Tenía excelente puntería, pero el chico esquivó cada uno de sus tiros, sin perder el equilibrio ni una sola vez. Se cruzó de brazos con toda paciencia, miró por encima de su hombro y sonrió. Seung estabilizó su brazo y volvió a preguntar. —Contéstame, ¿cómo sabes mi nombre?


 


Pero el chico sólo se movió agraciadamente por la orilla, con una sonrisa extraña en su rostro. Encorvó la espalda y susurró. —Hasta luego…


 


Se hizo hacia atrás y fue tragado por la oscuridad, sus movimientos parecían desarrollarse a cámara lenta y simplemente desapareció de su vista.


 


Seung corrió hacia al borde, se arrodilló y miró hacia abajo. La calle no tenía ni una sola sombra y escuchó lo que parecían ser los ecos de una risa. El cazador se puso de pie y maldiciendo, pateó un pedazo suelto de ladrillo que estaba cerca de sus pies. No podía creer lo que acababa de ocurrir, ese vampiro delgaducho había jugado con él como juega un gatito divirtiéndose con un ratón. —Rayos. Hasta luego, ¿eh? ¡La próxima vez te dispararé, bastardo!


 


La amenaza fanfarrona fue tragada por la húmeda brisa y se desvaneció inútilmente entre los edificios.


 

Notas finales:

¿Y bien? ¿Qué les pareció?

Comentarios y dudas en reviwes~  ^^ 

Espero no tardar en actualizar y bueno... Espero que también me regresen mi internet ya T_T

Ah~ "capullo de rosa" esto va en doble sentido... ya saben coffcoffAnocoffcoff(?) ay esta tos~(?)

Y que viva el GTOP *-*~ <3  -Lanza dulces y mucho amor(?)-


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