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Mi cuerpo será su calle por BelenBoiceFics

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Notas del fanfic:

Bueno este relatito lo tenía escrito hace tiempo, creo que unos meses, pensaba subirlo a tumblr, pero la gente esta muy loca, xD no, em, se supone que la gente de mi entorno (esos conocidos que no son amigos) no saben de mi perversión yaoista.. so, este definitivamente es el mejor lugar para subir mis creaciones.

PD: Este es el primero de espero muchos fics y one shots 

 

 

 

Notas del capitulo:

One Shot de la Busan Coulple (Yonghwa y Jonghyun) pero ya saben, fuera de sus roles normales. En otro entorno muy distintos de lo que en realidad son (miembros de cnblue) acá Yong es artista callejero  específicamente es un músico que se gana la vida en la calle con sú voz y su guitarra. Mientras que Jonghyun estudió leyes ( como yo este año D: ) y se convirtió en defensor público. 

Aún recuerdo la primera vez que lo vi, como todos los viernes por la tarde iba rápido a entregar una ficha del trabajo semanal a la Corte de Justicia, yo era un defensor público hacía ya dos años, al comienzo fue difícil, me subestimaron demasiado por ser tan joven y creían que era poco eficiente en lo que hacía, antes de siquiera comenzar. Pero me encargué de taparles la boca a todos esos abogados y fiscales destacados y de renombre que me menoscabaron durante mis inicios.

La tarde estaba fría, el otoño amenazaba con terminar y ahí escuche su melodiosa voz por primera vez, aquel viernes del que nunca me arrepentiré, decidí ir por otro camino, vaya que buena decisión fue. Desde la esquina podía sentir como su voz y la guitarra que lo acompañaba inundaban y resonaban en la calle, decidí seguir ese sonido y poco a poco pude distinguir cómo apegado a una muralla y con la funda de su guitarra abierta, estaba él, cantando y entregándole su arte al mundo para que le diesen dinero, sin titubear ni pensarlo dos veces me acerqué lo suficiente como para quedar fascinado por lo que mis ojos presenciaban. Era bastante guapo, mas bien demasiado para ser cierto, llevaba ropa ligera y un poco mal trecha con unos jeans ajustados y rotos a la altura de sus rodillas, su corte gentil y carismático me tuvieron contemplándolo por bastantes segundos, su mandíbula fuerte y su nariz recta hacían que su rostro fuese demasiado atrayente, sus ojos eran grandes, pero era su voz lo que más cautivaba, era abrazadora, te erizaba la piel por completo, era muy talentoso, su guitarra hacia lo propio, eran uno, o más bien un dueto, el cantaba y la guitarra le respondía. No comprendía como era yo su único espectador, las demás personas avanzaban calle arriba o a bajo, o a cualquier dirección sumidos en su rutina, sin dedicarle el tiempo que se merecía, tan solo un instante de su tiempo para apreciar su arte. Entonces miré como unas cuantas monedas brillantes apenas reposaban en la funda. Metí mi mano a mi bolsillo y busqué mi billetera, saque un par de billetes y los puse en su funda, cuando me acerqué aprecié mas su rostro, era realmente atractivo y varonil, con una de las sonrisas más cálidas y acogedoras que jamás habré recibido. Me reverenció agradecido sin dejar un segundo de cantar. Yo quería seguir ahí, plantado frente a él, escuchándolo, mirándolo pero mi mano derecha que sostenía mi maletín, me recordó mis responsabilidades y muy pesadamente mis pies comenzaron a moverse hacia mi destino inicial.

Desde aquel entonces y durante un mes ya, pasaba todos los viernes por la calle donde él se disponía a cantar, y es que desde el momento en que lo vi por primera vez que no podía dejar de pensar en ese hombre, ocupaba gran parte de mi pensamiento, incluso en el trabajo estaba algo distraído, tanto así que perdí un caso simple de resolver ante el fiscal. Pero lo peor de todo es que no me sentía culpable por ello, solo me importaba y deseaba con fuerzas durante toda la semana que por fin fuese viernes. Viernes, porque no me atrevía a ir por ahí otro día de la semana, le podría resultar extraño, podría reconocerme, podría asustarse, pensar que era un acosador. 

Por fin era viernes, salí de los tribunales en dirección a la Corte, por mi camino favorito, doble por la esquina y ahí lo vi, pero esta vez estaba rodeado de estudiantes, curiosas chicas que se encontraban hiperventilando a su alrededor. Me acerque más y las oía comentar lo guapo que él era, me sentí tan infantil por mi reacción pero no pude evitar el dedicarles una mirada asesina que por suerte no percibieron. Él seguía tocando, ellas murmurando, yo observándolas con odio, hasta que decidí olvidarme de que ellas estaban ahí y me dediqué a ponerle atención a él, había esperado otros 7 días para poder verlo, para escucharlo aunque sea por un breve instante y no dejaría que esas chiquillas desvergonzadas que no controlaban sus hormonas me arruinaran el momento.

Terminó la canción. Nunca me había quedado el tiempo suficiente como para dejarlo terminar una canción entera, una de las chicas sonriendo como idiota depositó un puñado de monedas en la funda de la guitarra, él le dedicó la misma sonrisa que a mi me pareció tan especial la primera vez.

— Oppa! eres muy talentoso —  Le dijo ella, que por lo menos se atrevió a hablarle, no como yo durante todo este tiempo —  Dinos tu nombre por favor —  Me erguí incómodo, nunca me había preocupado de averiguar como se llamaba.
—  Gracias por lo de talentoso —  sonrió de nuevo, la chica estaba sonrojada ahora —  Me llamo Jung Yong Hwa, pero ustedes ¿No deberían estar estudiando? —  dijo él y ahora posó su mano en la cabeza de la muchacha revolviendo sutilmente su cabello. Yonghwa, repetí en mi mente
—  YA! ... Oppa, no soy una niña —  Dijo algo irritaba y frustrada, peinándose con los dedos y se fue caminando humillada seguida por el grupo de chicas que comentaban lo que había sucedido.

Era mi oportunidad de acercarme a hablarle, pero entonces tomó su guitarra antes de que pudiese siquiera notar mi presencia y comenzó a cantar otra canción. Demonios, me hubiese quedado a escucharlo terminar, pero el deber me llamaba.

Había esperado una semana, para terminar desperdiciando otro día sin hablarle, concluí y ya me dirigía a mi destino mientras su voz se hacía más débil por la distancia que mis pasos creaban entre nosotros al alejarme del lugar.

Otra semana transcurría sin nada anormal,el miércoles me percate que perdí mi tarjeta de identificación, la que tenía mi horrorosa foto, ¡Genial! más trámites que hacer. Solo el jueves había ocurrido algo relevante, la fiscalía presentó una apelación a la sentencia de uno de mis casos, el juez había fallado a mi favor, pero ese hombre que yo representé y cuyo juicio gané, había vuelto a asaltar un pequeño restaurante de ramen y él dueño del negocio que lo había demandado antes, había reunido más pruebas en su contra. Estaba preparando mi defensa para enfrentar al tribunal de segunda instancia que se llevaría a cabo el lunes a las 9 am, cuando Yonghwa apareció de nuevo en mis pensamientos, esto ya era grave, estaba afectando mi desempeño laboral, mis sueños, mi cotidianidad. Debía hacer algo sí quería sacarlo de mi mente —  Mañana —  me dije a mi mismo pero en voz alta, definitivamente le hablaría.

Llegué temprano a los tribunales, me dirigí a la oficina compartida, necesitaba como nunca un café, no había dormido para nada bien, era un nerviosismo solo comparable con el que sentí cuando debía rendir mi examen de titulación de la universidad, hoy le hablaría.
Las horas seguían transcurriendo, eran las 8 pm, pero el cielo estaba oscureciéndose más veloz de lo normal, el invierno había llegado a Seúl. Por fin era tiempo de ir a dejar mi papeleo a la corte de justicia, sentí un nudo en el estómago, pero yo lo había decidido.

Camine por la calle, cada paso que daba resonaba en mi cabeza, queda una cuadra, el cielo estaba oscuro por completo ahora, y el aire frío me cortaba el rostro. Me acurruqué más en mi abrigo negro,metiendo las manos en mis bolsillos, no había mucha gente caminando, quizás evitando el frío en la calidez de sus hogares.

Por fin doble su esquina y lo pude ver a unos metros en su lugar de siempre, pero no estaba tocando la guitarra. Yonghwa estaba sentado en la acera con la guitarra enfundada y observando el cielo, como meditando con un semblante indescifrable. Pero lo que me sorprendió fue verlo usando solamente una camiseta manga corta y que se veía muy delgada, en un primer impulso pensé en quitarme el abrigo y ofrecérselo, pero eso resultaría extraño, yo nunca le había hablado, solo me detenía un par de segundos para escucharlo, depositar dinero e irme ¿Cómo podría ahora solo ofrecerle mi abrigo?. Medité un par de segundos cuando de la nada comenzó un aguacero.

La lluvia hizo que las pocas personas que merodeaban por la calle en la oscuridad de la ya Noche, corrieran y se marchasen en busca de refugio, él hizo lo propio y tomó firme su guitarra para luego comenzar a correr. Sin pensarlo dos veces lo seguí guardando unos metros de distancia. Se alejó mucho de las avenidas principales y cuando por fin se detuvo se perdió en la oscuridad de una especie de callejón con unas cuantas planchas de zinc mal trechas que hacían de techo y que por lo mal puestas que estaban sonaban arritmicamente por cada soplido del viento, metiendo algo de lluvia al, ahora refugio de Yonghwa. Antes de decidir si seguirlo hasta allí o no, me quedé vacilante a unos metros, el estaba ahí, yo solo debía armarme de valor y seguirlo, podría argumentar que quería capear un rato la lluvia, después de todo no llevaba paraguas.

Apreté mis manos fuerte empuñándolas y caminé en su dirección. Entre al callejón y ahí estaba él, pero me quede boquiabierto al verlo sin remera,a dorso desnudo, la estaba estrujando, y estaba completamente empapado, posiblemente yo también, o por lo menos superficialmente, ya que mi abrigo de algo debió protegerme. Baje la vista evitando mirarlo, la sangre se acumuló en mis mejillas, lo supe al sentir que éstas emitían calor.

—  Yo... yo lo siento, ya me marcho —  Atiné a decir a penas y me giré sobre mis talones, decidido a enfrentar la lluvia nuevamente y dejarlo ahí.

—  No —  Dijo, me detuve en seco —  No necesita irse, por mi, solo intentaba secar un poco más esto, aunque creo que es un poco inútil, pero enserio, quédese —  ahora giré de nuevo y ahí lo vi, me sonrió cálidamente, como la vez que le di dinero mientras cantaba, se veía realmente sensual, su cabello estaba mojado, bueno todo su cuerpo lo estaba y pude apreciar ahora su abdomen trabajado, no en exceso, eran líneas de firmeza pero sutiles, tal como me gustaban. Me sonrojé nuevamente pero esta vez por mis pensamientos. Aún así no podía dejar de mirarlo, sus oblicuos eran de otro mundo —  Por favor quédese, no necesita mojarse por mi, despreocúpese —  Ya no soportaba que me tratase de usted, tan anciano me veía? entonces me quité el abrigo y se lo ofrecí.

—  Úsalo por favor —  No usé honoríficos para hablarle, esperando que entendiese que podía hablarme él también de "tú".

—  Oh...no, no es necesario, no se preocupe por mí, pero acérquese, aún está mojándose —  Demonios, me seguía tratando de usted. Lo segundo era verdad estaba casi en la entrada y salida del pequeño callejón, ahora que lo observaba ni siquiera alcanzaba para llamarlo así, era como una cavidad de tres por dos metros, me acerque y quedamos uno al lado del otro. Estaba haciendo esfuerzos supremos para no mirarlo detenidamente, aunque por dentro no lo soportaba. Después de todo, estaba a mi lado, semi desnudo.

—  Gracias —  Me sobresalté cuando él rompió de la nada el silencio

—  ¿Por qué me agradeces? —  esta vez voltee el rostro para verlo, su mirada estaba clavada en mi, luché para sostenerle la mirada, hubo otro silencio, pero el golpeteo de una plancha de zinc mal puesta estaba siendo demasiado estrepitosa. El dijo algo pero no lo comprendí, definitivamente el invierno llegaba con un verdadero temporal de viento y lluvia —  Lo siento no eh escuchado —  grite un poco para hacerme escuchar, el viento seguía rugiendo, y el zinc sonando, pero ahora en un segundo un hormigueo recorrió mi columna al sentir que su boca estaba cerca de mi oído.

—  Gracias, Gracias por detenerte a mirarme siempre —  Mierda, no me esperaba eso, fui muy ingenuo al creer que no me reconocería si iba una vez a la semana —  Gracias por apreciar mi música, gracias por darme dinero por ella y gracias por... —  me estremecí por la cercanía en que nos encontrábamos.

—  No es nada, eres...muy, muy talentoso —  soné tan débil y sumiso que me sorprendí de escucharme así, digo, mi voz era la que acostumbraba a resonar por toda la sala durante un juicio, mi voz era capaz de apelar al juez, al fiscal, de hablar con dominio y comodidad.

—  Claro que es algo —  aún estaba cerca, sentí su aliento frío golpetear mi oído y parte de mi cuello, la escasa piel que mi camisa y corbata dejaba expuesta, mi espalda se irguió, creo que lo notó —  No he acabado de agradecerte —  su voz sonaba ahora diferente. Pero no me atreví a mirarlo.

Sentí unos dedos fríos en mi mentón, con fuerza me obligó a mirarle. Me perturbó su reacción pero no lo suficiente como para evitar cautivarme por su mirada, era intensa, no era cálida como hace un rato... era fría, relampagueante, parecía una persona diferente ahora, me atravesó con la profundidad de su ojos... era cautivante, ¿una mirada de deseo? o ¿lujuria?, o yo definitivamente estaba loco. Soltó mi rostro, pero esta vez tomó mi muñera y con fuerza me acorraló o más bien me azotó contra la pared y dejó que yo sintiera todo el peso de su cuerpo húmedo por la lluvia sobre el mío, y de paso mojándome la camisa por las gotas de lluvia que recorrían sus pectorales, brazos y abdomen.

—  ¿Qué estás ... qué diablos haces? —  Me las arreglé para decir, pero sentirlo tan cerca me estaba abrumando, no quería mirarlo, de nuevo el techo sonaba fuerte. Mi sonrojo debía ser muy notorio ahora, esperaba que las tenues luces de la ciudad no me evidenciaran.

—  Dije que no he terminado de agradecerte —  Junté valor y lo miré, su mirada oscura aún estaba ahí, me sonrió. Yo no estaba pensando ... no sabía que hacer ni que decir, había soñado con estar en una situación similar con él, hace un par de semanas atrás, pero ahora que lo estaba, no podía reaccionar.

Aflojó el nudo de mi corbata, pero no me la quitó y agarró con fuerza mi camisa, sin esperar a desabotonarla para quitármela, simplemente atinó a arrancarla haciendo que los botones saltaran. Iba a protestar pero mis piernas comenzaron a flaquear cuando sentí que su lengua húmeda y tibia trazaba un camino desde mi cuello y subía hasta mi mentón, pasando por mi manzana de Adán. Cuando se detuvo reuní las pocas fuerzas que me quedaban para empujarlo. Retrocedió solo un paso, sonrió de nuevo.

Era la oportunidad de recoger mi abrigo y salir de ahí, pero por algún motivo mis músculos no respondían y me encontraba clavado al piso. 
Pasaron dos, tres, diez segundos, y nos quedamos así sosteniéndonos la mirada como en una batalla.Él la terminó bajando... pero no en un acto de perder o de sumisión, sino que dirigiéndola directamente a mi entrepierna, haciendo que yo mismo me observara, y allí había un bulto que ejercía presión contra el cierre de mi pantalón, me avergoncé tanto que solo atiné a cubrirme con las manos y desviar la mirada, sin siquiera poder salir del lugar. Yo... había tenido una erección por el solo hecho de sentir su cuerpo húmedo por la lluvia ejerciendo presión sobre el mío.

—  Déjame ayudarte con ese problema... Ya sabes, debo agradecerte de alguna forma —  Sentí que mis ojos iban a salirse de sus órbitas, pero él ya estaba encima de mí, beso mi cuello, a lo que respondí con un leve gemido, sentí como sonrió en mi piel levantando sus labios, se notaba que le gustaba provocarme esas reacciones.

Fue bajando por la línea de mi pecho, succionando y besando, dejando su rastro por mi piel, era cálido, me excitaba sentir su tibia humedad detrás de cada beso, hasta que llego a mi ombligo dónde se detuvo al encontrarse con mi ropa, pero con maestría y usando una mano se deshizo de mi cinturón y bajó el cierre, aliviando la presión dolorosa de esa zona.

—  Detente.. por favor...yo no —  besó mi pene por encima de mis bóxers... Me estremecí arqueando la espalda —  Yonghwa ah! —  Dije ahogadamente y casi gritando, el se separó y se puso nuevamente de pie. Mierda! la fregué, cómo le explicaría que sabía su nombre, si nunca había hablado con él —  Yo... yo se... debe ser raro pero... yo

—  Mi nombre suena muy bien de tus labios...—  dijo susurrándome al oído, él... no le prestó importancia al por qué conocía su nombre —  Por favor, dilo de nuevo —  Un escalofrío recorrió mi espalda, su voz me estaba excitando aún más, al punto de no poder emitir sonido.

—  Aahh!...—  un gritito al sentir su fría mano, esta vez apoderándose de mi pene, aún por encima de la ropa interior —  Por favor... D-detente!, ya... no mas —  Soné suplicante, pero la verdad era que no quería que se detuviese.

—  Dilo de nuevo, di mi nombre —  esta vez bajó mis pantalones y mis bóxers en un solo movimiento, dejándome solamente con la corbata, pensé que podría morir de la verguenza, pero me equivoqué, yo permanecía ahí frente a sus ojos totalmente expuesto —  Di mi nombre! —  esta vez sonó agresivo y sentí por primera vez el contacto directo de su mano con mi ahora herguidísimo miembro, lo apretó con fuerza y mantuvo su mano quieta, ya no aguantaba mas, trataba de morder mi labio inferior para no dejar escapar más gemidos, hasta que no lo soporté.

—  Yong...hwa, Yonghwa! —  Comencé a moverme solo en su mano, mis caderas se movían de adelante hacia atrás haciendo que la fricción generada contra su palma firme me volviera loco, pero me detuvo —  Por favor... yo ya no...—  me tomó de las caderas y me sentó en un frío contenedor de metal que era lo único que había en ese pequeño callejón, quedando a la altura de su cabeza, el era mas bajo, pero aún así tenía mayor fuerza y musculatura que yo, el frío recorrió mi piel.

—  Siente lo que provocaste en mí —  Tomó mi mano eh hizo que sintiera por encima de su pantalón una creciente erección, me sonrojé de nuevo -... Eres adorable, deberías verte sonrojado y suplicante...yo no creo poder detenerme ¿sabes?

—  ¿ Qué dices? —  me alarmé un poco —  Yo ... no quiero.

—  ¿Estás seguro de que no lo deseas? —  Su mano volvió a apoderarse de mi pene y esta vez se movía rápido y fuerte, incluso provocándome dolor por la presión que su palma ejercía - ¿Quieres que me detenga?

—  Yong...hwaa Ah —  Suspiré de nuevo. Demonios, si que me hacía perder el sentido, pero debía recomponerme, yo no podía estar ahí en la calle, con un completo desconocido y apunto de terminar teniendo relaciones sexuales, con un hombre —  No...no —  Mas que una detención sonó como un ronroneo de mi garganta, su boca se apodero del lóbulo de mi oreja, el vaivén de su mano era frenético y termine por correrme en ella, manchándola con mi esencia.

—  Fue rápido, pero no creas que eh acabado —  Aún no podía reponerme del estado en que me dejó el que me masturbara, cuando vi que comenzaba a desabrochar su pantalón, sin sacárselos por completo y bajó sus bóxer, abrí los ojos entre intimidado por lo bien dotado que estaba, y maravillado por lo que estaba viendo. estaba en frente de mi, con aún algunas gotas de lluvia que recorrían sus músculos, pero ahora mezcladas con sudor frío, que también me recorría hacia ya rato. Se acercó y besó mis labios por primera vez durante todo este rato, fue corto... sentí sus suaves y cálidos labios sobre los míos tan solo por unos segundos, ya que de inmediato bajó y mordió mi labio inferior con fuerza, me levantó un poco y sin ningún tipo de preparación metió la punta de su erección en mi entrada. Grité fuerte, haciendo que se detuviera de golpe y es que era demasiada la diferencia de tamaño.

—  Due..le... duele... por favor no... sácaloo —  articulé apenas, era un dolor punzante y mis ojos amenazaron con dejar salir rebeldes lágrimas, que no lograba contener.

—  Lo siento, pero no puedo contenerme más...—  dijo con una entonación indescifrable, sin hacer ningún movimiento, pero tampoco haciendo caso a lo que le pedí- ...Jonghyun, eres irresistible —  había dicho mi nombre, como un susurro, su voz, su mágica voz, dijo mi nombre, ahora no comprendía nada. ¿Él me conocía? Me observó fijo, y su mirada ahora volvía a ser la cálida con la que lo conocí ese día, estaba inmóvil, observándome ... —  Yo.. tampoco podía dejar de pensar en ti, un día se te cayó tu tarjeta de identificación, la guarde, por eso se tu nombre..

Me sonrió, yo no sabía como reaccionar, le devolví la sonrisa, y armándome de valor comencé a autopenetrarme, enredando lentamente mis piernas al rededor de sus caderas, instándolo a seguir.

—  Jonghyun... no es necesario seguir si te duele... Aah —  gimió roncamente al final, en un sonido hermoso para mis oídos, agitado al percibir como lentamente su pene se abría paso por mi interior que oponía resistencia. Sentí como un par de lágrimas comenzaba a brotar por mis mejillas,el dolor era grande, pero yo quería propinarle placer, hacer que se estremeciera ahora él por mí. Cuando por fin todo su pene estaba dentro de mi, mis paredes comenzaban a apretarlo con más fuerza —  Eres... tan estrecho... eres.. perfecto —  dijo a penas de nuevo, sus comentarios provocaban en mi una satisfacción, que mezclaban la verguenza con la excitación, aún así permaneció inmóvil como esperando que mi cuerpo se acostumbrara a su presencia en él.

Me acerco más a él, a su pecho, a su cuerpo, a su calidez, como en un abrazo. Con suaves besos y la ayuda de su lengua limpió el rastro de lágrimas de mis mejillas y haciendo que mis piernas se elevaran más, me acomodó mejor para al fin comenzar a moverse. La primera embestida fue dificultuosa, yo había pensado que el dolor había pasado, pero no era así. Grite un poco haciendo que se detuviera de nuevo, lo que me causaba aún más molestia, pero ahora fui yo quiero se apoderó de su cuello, quería ahogar cualquier grito de dolor que lo hiciera detenerse de nuevo , se movió lento y a un ritmo único, el dolor comenzaba a ser placentero ahora.

—  Yong... —  dije suplicante, él entendió mi mensaje y comenzó a moverse mas rápido de forma paulatina, su erección choco con mi punto sensible y lancé un gemido —  Más...ah —  que resonó en todo el pequeño lugar, la lluvia se había detenido, igual como el tiempo, o por lo menos yo había perdido su noción. Necesitaba más y comencé a palpar los músculos de su ancha espalda húmeda por sudor y algunas rebeldes gotas de lluvia que se negaban a abandonar su escultural figura, eran exquisitos, bajé hasta sus firmes y perfectos glúteos y lo empujé más hacia mí, gruño de nuevo eh hizo lo propio tomándome fuerte de las caderas haciéndome subir y bajar. Yo ya no podía más, las fuerzas se acababan. Cuando estaba a punto de tener un segundo orgasmo, él salió de mi de golpe, dejándome completamente vulnerable y temblando, diciendo apenas —  Yo... estaba por...

Como si nada hubiese pasado se alejó mordiendo fuerte su labio inferior, se estaba conteniendo, también él estaba por acabar. Yo me quede boquiabierto, aún sentado en ese frío contenedor metálico, con ojos llorosos viéndolo, como terminaba fuera de mí, en su mano.

Cuando acabó me miró sonriendo, el guitarrista, el cantante amable y carismático se apoderó de nuevo de su rostro. Subió su bóxer y pantalón, subiendo el cierre de éste tomó mi ropa y se acercó con ella, para ayudarme a vestir, yo estaba atónito —  Yonghwa.. ¿por qué?...

—  ¿Por qué, Qué? —  la sonrisa no se iba de su rostro, termino de abotonar mi camisa, a la que solo le quedaban tres botones, ahora subía mi pantalón —  ¿ Puedes pararte?

No le respondí y solo me puse de pie, las piernas me fallaron un poco y me dolía el trasero, seguramente el dolor sería peor por la mañana —  ¿Por qué... te detuviste? —  Dejo su obrar y me acercó a él suavemente, en un semi abrazo, su boca de nuevo junto a mi oído.

—  Porque he decidido que me encanta estar en deuda contigo. Creo que podría acostumbrarme a agradecerte así, de esta misma forma, pero quizás en otro lugar y tengo muchas cosas en mente —  De nuevo me dejaba sin palabras, todo en él me sorprendía. Su idea era demasiado tentadora. Ahora se había separado de mi para buscar el abrigo, mi cuerpo de inmediato extrañaba sentir el suyo cerca, su calidez, en medio de una fría noche de invierno, su piel por si sola generaba más calor que cualquier chimenea —  También pienso que lo conveniente sería no esperar hasta el próximo viernes —  me ayudo a poner el abrigo —  Ya sabes donde encontrarme, y por si te rehúsas, dudo que un defensor público pueda andar por ahí sin su identificación, deberás recuperarla de mis garras, y cuando eso suceda terminaré de darte las gracias... o más bien comenzaré a dártelas, ya sabes, tengo mucho que agradecer por lo que necesitaremos muchos días - Yo simplemente me quede perdido en la hermosa sonrisa que ahora me entragaba.

—  Creo que me verás pronto entonces...—  Podía sacar una nueva identificación, era un tramite corto, pero también necesitaba una excusa para velo de nuevo, una que no me haga sentir tan culpable por desearlo tanto, por extrañarlo aún cuando estaba en frente de mis ojos.

—  Bien, te esperaré, mañana y pasado y pasado mañana, tu decides cuando —  ahora recogió su remera y la guitarra ambas abandonadas durante todo este tiempo en el rincón del callejón y sin siquiera terminar de vestirse para arriba ya iba saliendo del lugar, dejándome solo de nuevo, pero sin dudarlo yo mañana mismo iría a su encuentro —  Deberías aprovechar que no está lloviendo para marcharte a casa, nos vemos pronto a no ser que no puedas moverte mucho. 
Y terminó por desaparecer del lugar.

Notas finales:

Eso... pueden dejar las puteadas si quieren xD pero nada me detiene, así que seguiré subiendo cosas :l

Espero que por lo menos a una persona le haya gustado mi aporte, un relato más de Cnblue, dentro de lo escasos que son. 

(creo que es por su imagen de machos que se respetan jajaj no sé, que se yo, solo sé que hay pocos fics de ellos T_T)


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