Las puertas del bar se azotaron, un malhumorado cliente salió de aquel lugar con una botella de licor en la mano izquierda mientras que en la otra sostenía el rizado pelirrojo de una inconsciente mesera.
El halo de los faroles en la calle penumbra hacia que sus ojos esmeralda de aquel tipo destellaran aun mas de un hermoso resplandor verde.
Camino hacia un callejón oscuro, arrastrando el inconsciente cuerpo de la chica y maldiciendo a cada paso que daba.
Al llegar frente al edificio más alto de aquel callejón miro hasta arriba y se puso en posición de carrera. 1-2-3- La figura de él y la pelirroja se vieron borrosas en el aire, en menos de un segundo ambos se encontraban en el techo.
Gerard tiro la botella de licor a un lado, levanto el cuerpo de la chica y con la mano vacía chasqueo sus dedos medio y pulgar frente al rostro de la mesera.
La chica levanto sus brazos y los llevo hasta sus ojos los cuales tallo, al abrir completamente sus ojos Gerard la acerco a él tirando de su cabello, ella dio un fuerte grito por el dolor en su raíz capilar.
-Oh no, aun no gastes tus gritos, cuando sepas la criatura que soy te harán falta- dijo Gerard tirando aun mas de su cabello
-¿P-porqué debería gritar?- pregunto la pelirroja agonizando del dolor y agarrando las mangas de Gerard con ambas manos
-Veras…-inhalo profundo -soy un Vampiro
La mesera dejo de forcejear contra la ropa de Gerard y dejo caer ambas manos a sus costados en rendimiento.
-Mentira…- agacho la cabeza la chica
-¿Qué?
-Es mentira, los… ¡Los Vampiros no existen!- grito apretando sus puños
-Querida- dijo en tono chusco y levantando el mentón de la pelirroja –Esto es Transilvania, creí que eras más inteligente, que lastima- dejo caer su rostro
Gerard regreso la mirada a la sombría noche observando lo vacíos que estaban los callejones y lo lleno que estaba aquel bar.
-Aunque es un milagro que sigas viva- retomo –muchas… mueren de un infarto cuando les digo lo que soy, pero tu aun sigues aquí. Te diré algo… Realmente esto ya me tiene aburrido
-¿Porqué, por qué haces esto?- pregunto con sollozos entrecortados
-¿Es enserio? Yo en verdad creí que eras una mesera inteligente
El vampiro se exaspero y con nada de fuerza levanto aun más el cuerpo de la pelirroja quedando su rostro frente al de él, ella dio un fuerte quejido y abrió sus ojos con lágrimas saliendo de ellos.
Ambas miradas llenas de dolor y furia se cruzaron, tornando el ambiente más irritante para el torturador.
-La razón más grande es que si no succiono sangre moriré de hambre, pensé que unas estúpida como tú lo sabría, y la otra razón… Mi papel es, seducir a una mujer que se encuentre en ese bar, llevarla a un callejón oscuro y… Matarla. Pero ya estoy harto- apretó el puño lleno de cabellos –De hacer todo esto todas las malditas noches, ¿O tu qué opinas mi bella Rosette?, ¿Tú no te hartarías?
El pecho de la chica subía con rapidez mientras trataba de contener los sollozos que se le salían.
-¡Contéstame maldición!
-¿Porqué yo?- logro hablar –Habiendo tanta mujerzuela en ese asqueroso lugar, ¿Por qué me tomaste a mi?
-¿Qué parte no entiendes, “seducir a una mujer que se encuentre en ese bar”?, al parecer todas las “Mujerzuelas”, como tu las llamas son iguales, hasta tu, que al momento de seducirte te veías encantada. Así que no te creas especial
-Dijiste que te gustaba
Gerard entrecerró los ojos y se acerco al rostro de la chica –Como podría sentir gusto por un huma-
La oración de Gerard fue silenciada por el mismo.
Miro arriba del hombro de la mesera, aquella silueta que se encontraba con otro humano, parados en el callejón donde Gerard había subido.
Dejo caer el cuerpo de la chica, oportunidad para que ella se levantara, corriera y buscara la forma de cómo bajar de ese lugar.
El Vampiro por su parte, camino hasta la orilla de aquel lugar observando la pequeña silueta, que al parecer era de un hombre, el humano que estaba con él era otro hombre, pero se veía más interesado en el bajito.
Se quedo mirando hasta que ambos chicos sacudieron sus manos en ademan de adiós, el menos importante tomo rumbo para donde había luz, el otro tipo camino por el largo callejón oscuro, hasta que se perdió de la vista de Gerard.
Al otro día a la misma hora, el vampiro subió a otro edificio con el propósito de ver aún mejor, pero el intento fue en vano, pues aquél tipo esperado por las esmeraldas de Gerard jamás se apareció como la anterior noche.
Así pasaron cuatro días seguidos en los que iba a posarse hasta arriba, esperando a que esa persona llegara.
Hasta que en el quinto día…
-Nos vemos mañana Frank- se despidió Carlos
-Adiós- Término con una alegre sonrisa el bajito de orbes avellanas
Ambos se dieron la vuelta.
Cada uno por su lado.