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nervioso por ani 801

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-yo… yo te amo

Eso es lo único que logré decir. Mis mejillas arden y mis ojos pican, sé que las lágrimas no tardan en caer. ¿Por qué soy así?, ¿por qué tengo que esperar al último momento para poder expresar lo que en realidad siento?, ¿por qué tenía que llegar a estas circunstancias?

 Sigue igual de quieto, no se ha movido ni un solo centímetro. Sus brazos aun tensos, su expresión aun dura, esa pequeña arruga entre sus cejas todavía no se ha ido.

-Gumball… yo… yo…

¿Qué eso?, se oye confundido, ¿se siente inseguro?, ¿Marshall Lee inseguro? Ahora sí que no entiendo nada. Se supone que él es el seguro de sí mismo, él es el que nunca duda. El Marshall de siempre estaría sobre mí intentando besarme y quitarme la ropa. Pero esta vez está quieto. Debí haber sido capaz de decirle la verdad antes de que se molestara. Pero… está actuando raro.

Hace unas horas llegó hasta el castillo, entró en mi habitación y se recostó en mi cama mientras yo seguía jugando con mis tubos de ensayo. Estuvo en silencio un buen rato, igual que siempre,  y de pronto dijo:

-Gumball, yo te amo y te lo he dicho, pero… tu nunca me lo has dicho

Sentí como mis mejillas de por sí ya rosadas ardían.

Y es que enserio me cuesta decirle lo que siento. Aquel vampiro me tiene loco y cuando no me visita de verdad me hace falta pero no acostumbro a demostrar lo que siento y cuando lo tengo que hacer me pongo muy nervioso. Marshall sabe eso y siempre me pide que le diga cuanto lo amo, yo solo me resigno a abrazarlo y a apoyar mi frente en su pecho. Aunque esta vez lo dice de una manera distinta, como si el que no se lo diga lo fuera rompiendo un poquito más segundo a segundo. Creo… creo que veo dolor en su mirada.

-no seas tonto claro que te lo he dicho – estaba mintiendo, sabía claramente que nunca lo había dicho

Entonces él se enojó. Nunca se enoja. Con nadie. Y mucho menos conmigo. No me grito ni subió su tono de voz, pero algo en su expresión cambió.

-Gumball, solo dilo una vez – sentado en la cama con voz suplicante – solo estamos los dos, nadie más lo oirá

-Marshall, ya lo sabes, no tengo que decirlo – le dije volteándome hacia él pero sin poder mirarlo a la cara. Mi voz temblaba e intente reírme un poco para disimularlo

-¿de que te ríes? ¿Acaso esto es un juego para ti? – se le quebró la voz

- por supuesto que no…

-¡dilo Gumball! – su tono me sorprendió. Estaba de pie con una expresión que nunca había visto en su suave y azulado rostro

-yo… Marshall yo… - mis mejillas ardían como nunca, sentía que mi cara iba a explotar. Aunque eso me habría dado una excusa para salir corriendo – Marshall, yo… lo lamento no puedo hacerlo – comenzó a voltearse para salir de mi habitación – espera… me pones nervioso y eso lo sabes…

-no es excusa, solo dilo de una vez

Como continué en silencio soltó un suspiro o quizás dijo algo como “eso creí” pero no lo oí bien y salió de la habitación, yo lo seguí y me detuve en el umbral de mi puerta. Esta es la parte en la que suelto el “yo… yo te amo”, aunque no estoy muy seguro de si lo entendió o no porque para mí sonó más como un graznido. Y luego comienza a balbucear y me he quedado como una roca, incapaz de moverme.

-Gumball, yo… yo – su expresión de a poco comienza a cambiar a una mucho más suave, pero aún no se mueve – no llores

No lo noto hasta ese momento, me paso la mano por el rostro y es cierto, está húmedo. Lagrimas habían comenzado a brotar de mis ojos y no me había dado cuenta. Bajo la cabeza intentando ocultar mi cara bajo mis desordenados mechones de goma de mascar que tengo como cabello, aunque es demasiado corto como para que de resultado.

-discúlpame…

No logro decir nada más porque Marshall me aprieta entre sus brazos.

-Bubba, no llores por favor. De verdad no quería hacerte llorar.

-Marshall… - me calló con un beso

Me besa una y otra vez, intento hablar pero sé que él no tiene ninguna intención de establecer una conversación en este momento. Y creo que no me negaré  lo que en realidad quiere.

Se separa un momento de mí, me mira a los ojos y me seca una última lagrima que quedaba en mi rostro. Mientras el pasa su mano por mi rostro cierro los ojos y en cuanto los vuelvo a abrir Marshall ha vuelto a ser el e siempre. Mi vampiro pervertido y lujurioso.

-¿entramos? – me pregunta con una sonrisa en el rostro y ya empujándome dentro de la habitación.

Pone sus colmillos en mi cuello y da suaves mordidas, una tras otra. Una de sus manos deja de sostener mi cadera y se aventura a subir por mi espalda, para volver a bajar en un segundo. Deja que lo mire una vez más, se muerde el labio inferior y me susurra:

-eres dulce, Bubba

-estoy hecho de caramelo – le contesto mientras le desabotono la camisa

-¿Qué te sucede? Normalmente dejas que yo haga todo

El que diga esto hace que me sonroje, siento que mis mejillas explotarán en cualquier momento.

Me besa la punta de la nariz y me quita de una vez  la camiseta que él me regaló. De inmediato comienza a besar mi pecho y juega con mis pezones haciendo que yo suelte leves gemidos – que sé que lo excitan – mientras desabrocha hábilmente mis pantalones, que caen al suelo sin problemas. El continua bajando de mi pecho a mi abdomen, muerde el borde de mi bóxer y me empuja sobre la cama, apoyo las manos para mantenerme sentado. Mi vampiro se arrodilla frente a mí y con sus suaves y heladas manos baja lentamente mi ropa interior - que a estas alturas es lo único que traigo puesto – haciendo que el deseo dentro de mí crezca hasta no poder más. Antes de terminar, se acercó a mí ya crecido bulto y lamió por sobre la tela.

-Aaah – se escapó de mi boca

-déjalo salir, me gustan tus gemidos

Se quitó los pantalones quedando solo en calzoncillos. Tiró mi bóxer lejos de mi vista y se lanzó sobre mí. Me tomo por la espalda e hizo que me moviera más atrás en la cama para quedar más cómodos. Recorrió mi cuerpo hasta llegar a mi erección y comenzó a masturbarme. Mi respiración se comenzó a acelerar y no tardé mucho en correrme sobre su mano. Y al maldito de Marshall no se le ocurrió nada mejor que lamerse los dedos uno por uno con la cara más sexy que pudo haber puesto.    

Me moví suavemente, intentando salir de debajo del cuerpo de Marshall.

-¿sucede algo?

-tu tranquilo – le sonreí

Hice que se acostara de espalda y le saqué los calzoncillos. Recorro suavemente su pene, me detengo un rato, succiono y beso su hombría. Sus caderas se alzan. Muevo mis labios ansiosos de arriba a abajo, pronto el comienza a moverse adentro y afuera. Deslizo mi boca por su erección cálida y húmeda. Sus manos toco mi nuca y se enredan en mi pelo. Su respiración se agita y se corre dentro de mi boca. Me acercó hasta su cara y lo beso. Introduzco mi lengua e su boca, saboreando cada espacio dentro de esta y haciendo que el sienta el sabor de su leche.

-te has vuelto todo un pervertido – comenta

Me incorporo nuevamente y abro lo más que puedo mis piernas para que cueste menos introducir su pene en mi entrada. Ya que no me preparó esto va a costar un poco más. Con un poquito de esfuerzo ya está adentro de mí. A pesar de que al principio duele, el placer es mayor. Subo y bajo rítmicamente apoyándome de sus caderas.

-aaah ah aaah – es todo lo que se escucha aunque no sé de qué boca sale cada gemido

No pasa mucho antes de que Marshall se corra dentro de mí y yo me corra en su abdomen. Ambos caemos agotados sobre la cama viendo como nuestros pechos suben y bajan rápidamente. Me muevo suavemente para poder que quedar con la cabeza apoyada en el pecho de Marshall.

-discúlpame… te amo

-que no te de vergüenza decir lo que sientes ¿bien?

-te amo, en serio, pero siento que es algo muy grande y por eso me cuesta decirlo.

-no te preocupes ¿sabes? Creo que esta vez todo el dulce reino se enteró de lo que hicimos

-ahora no podré mirar a la cara a mi dulce gente

 

Notas finales:

mi primer fic :3 espero que te haya gustado y si no te gusto dime por qué para poder ir mejorando <3


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