Oh, aquel ardiente sol que por un horizonte se elevaba, haciendo a las criaturas nocturnas sus ojos cerraran, haciendo que el dragón que sus hábitos de sueño había modificado despertara, le gustaban sus días, le gustaba su despertar, le gustaba aquel hilo de baba y su respiración calmada, le gustaba la batalla de la mañana para poder ponerlo en pie, pero cuando sus ojitos se abrían todo la pena valía.
Con un paso tambaleante, la puertita de hojas, como le llamaba Yixing o camuflaje, como le llamaba YiFan fue retirado, dejando que los dos jóvenes las piernas estiraran.
El baño matutino llego y como siempre, el aseo fue impecable. Pero Kris de algo estaba seguro, el aroma de Yixing con los días, más fuerte se hacía, ese aroma dulce… aroma apetitoso, ahí, en ese cuello blanco que su boca ansiaba probar.
Ese día era especial, ese día el cumpleaños del unicornio era, pero al parecer, cuenta no se había dado, aquello no sorprendía a YiFan, de sobra sabia el poco nivel de concentración que su novio poseía.
El día fue rutina, con su paseo de “caza” con Kris comiendo carne y Lay recolectando pequeñas frutas para mordisquear en aquel barranco en el que esperaban el atardecer, juntos después del vuelo vespertino de YiFan.
Pero esta vez no hubo vuelo vespertino solo de Kris.
-Yixing… ¿Sabes qué día es hoy?
-Huum… ¿Día de no le preguntes a Lay que día es porque vive en la nubes?
-No, idiota… ven, te lo recordare, pero tienes que subir a mi espalda.
Aún algo indeciso, el menor a aquella fuerte espalda subió, y los ojos un segundo cerro, segundo que él rubio aprovecho para al precio saltar, salto que un paro cardiaco al castaño le causo, gritando en el aire, los ojos cerro, hasta que los anchos hombros ajenos pronto de entre sus manos desaparecieron, pudo palpar aquellas poderosas escamas, aquella intimidante altura, aún no podía comprender del todo, como aquella bestia de 15 metros en la que estaba montado llegaba a ser su novio de 1.90. Pero ¿Importaba la altura? ¿Importaba algo en aquel momento realmente?
Sus ojos por fin se abrieron para a su alrededor observar, la inmensidad de aquel oscuro bosque frente a él se extendía, por ese día, Zhang Yixing, el unicornio pudo volar, por ese día, el viento en su rostro sintió, pudo ver este jugar con su cabello castaño, y su hoyuelo tierno en su rostro apareció.
Paso una tarde entera en el lomo de su pareja, jugueteando en su columna y su cola, viento, fuego y sonrisas aquel cielo compartió, lamentablemente, la noche lenta cayo. Los dos amantes a su pequeña cueva regresaron, aquella cueva que los vio crecer, aquella que ahora veía al feliz unicornio, aún revoloteando de aquí allá, su sueño al fin había sido cumplido y los cielos surco, ¿Qué mejor que en el lomo de su amado dragón? Se pregunto.
-¿Te gusto tú regalo? –Un agitado Kris pregunto, un dragón joven era, llevar en su lomo a alguien, la considero una tarea difícil, pero esa sonrisa de hoyuelo su pago entero fue, ver a su pequeño feliz era un placer, no por nada vivo lo mantenía.
-¡Me encanto! –Un grito eufórico el unicornio soltó, dejándose caer sobre sus hojas que de cama servían – ¡Yo también planee algo para ti! –Risueño susurro, mientras frente al mayor se ponía, con tal esplendor, que YiFan podría jugar que había fuego en su interior.
-¡Cierra los ojos y no los abras! Trampa no se vale hacer, porque si es así mi sorpresa se arruinara y ahí si me las pagaras.
Al final, Kris termino por obedecer, sus ojos se cerraron entre una sonrisa, mientras el menor con una carismática risa, intentaba darse prisa. A lenguas se notaban sus nervios. ¿La razón? Aquel deseo pecaminoso que sabía que su novio había ocultado en su corazón.
Así, pues, déjenme explicarles a situación.
YiFan pensaba que mucho a Yixing le había arrebatado, de mínimo debería sufrir un poco en aquella prohibida relación. Bien sabido era que los unicornios puros de mantenían hasta el momento de la procreación, cosa que con Yixing jamás llevaría a cabo, a esa auto-condena se impuso, como un perdón para su pequeño unicornio.
Pero Yixing estaba harto de aquello, él quería a Wu YiFan, el DESEABA a Wu YiFan. Por eso fue, que su ropa comenzó de su cuerpo a desaparecer, cada prenda en el suelo termino, dejándola de lado, mientras mordía sus labios, es ahí cuando por primera vez los nervios hicieron aparición.
¿Estaba bien desear esto?
¿Estaba bien lo que estaba a un paso de hacer?
-Abre los ojos…
Y YiFan en shock quedo, la imagen frente a él era excelsa, tanto que sus orbitas se desencajaron, porque en este mundo no podía caber tanta belleza.
-Este es mi regalo hacia ti – El unicornio susurro –Hoy te entrego todo lo que soy, de mis acciones seguro estoy, por favor, tómame YiFan, pero este no es un pago por tus servicios, es nada más que la entrega de mis sentidos al pecado, hoy quiero que volverme un profano y que irrumpas en mi cuerpo sagrado, ¿Qué importa quedar de ti quedar manchado? Y que este día quede constatado que únicamente contigo he estado.
Kris no fue capaz de resistir más, ese unicornio quería volverlo loco pero cuando se le entregaba así, no iba a decir que no tampoco.
Con cuidado, sus manos fueron a las mejillas del menor, acariciando su dermis como si esta fuera la más hermosa flor, caricia que el unicornio recibió con una sonrisa llena de amor. Sus labios se encontraron, enriendándose uno en el otro con deseo causando en ambos estómagos un placentero revoloteo.
El dragón se dio cuenta que sus ropas ya no pertenecían al momento así que dejo que las manos de Yixing, hábiles como él viento, se movieran por su escultural monumento, deshaciéndose de estas de forma lenta, convirtiendo ese cuento en su tormento.
Sus cuerpos desnudos se encontraron por primera vez sobre las hojas que de cama hacían, su curiosidad crecía conforme pasaban los minutos y el unicornio ante cada caricia, más las piernas abría, de momento a ser coqueto se atrevía, el dragón de aquellos labios de miel el dulce néctar bebía, como si ese fuera su último día, de Yixing se saciaría, en ese instante su falta de cordura aceptaría.
Por el cuello lechoso de Yixing bajo, en medio de besos fogosos, el cuerpo perfecto de unicornio recorrió, a pesar del tacto él menor seguía nervioso, pero YiFan le estaba tomando a esto un gusto extrañamente vicioso, pues el cuerpo de su novio era tan delicioso, que ni siquiera el todopoderoso, había visto alguna vez algo más majestuoso, en aquel momento decidió al fin ser generoso, pues el miembro de su novio tomo entre sus labios con mucho gozo, viendo como este de placer se retorcía, decidido estaba a que ese día al pequeño exprimiría y de momento un excelente trabajo hacía, pues ante cada pecaminosa lamida el unicornio más fuerte gemía.
-Ahh… Kris… Kris… más… -El unicornio solo eso podía articular.
YiFan deseo esos sonidos ampliar y más fuerte comenzó a succionar, dejando los fluidos en su boca mezclar, mientras en cuerpo de Yixing más se comenzaba a calentar, haciendo a su corazón latir de tal forma que parecía quererse desbocar, eso era obra de aquellos labios que su intimidad se dignaron a proclamar, aunque ahora el unicornio deseaba con aquello realmente comenzar.
De los hombros al mayor jalo, aprovechando ese pequeño intervalo pues con sus piernas la cadera ajena acorralo, el espacio entre ambos era nulo, pero lo que se hacía cada vez mayor era su vínculo.
-Kris ya no puedo más… -Al oído del mayor susurro, su voz sonaba tan obscena que Kris ya podía sentir su erección totalmente plena- Por favor, penétrame, se que lo deseas tanto como yo, hundirte en mi cuerpo virgen, tú nombre hacerme toda la noche gemir, vamos Kris, deja al placer fluir.
YiFan no necesito más, podía sentir su miembro contra aquella rosada entrada chocar, eso definitivamente debía ser ilegal, era mucho placer para una sola noche, pero en el cuerpo el unicornio de una sola estocada entro, sacándole un grito desgarrador. Por un segundo observo hacia abajo, observando el tono plateado que adquiría el ano de amante, el pequeño Yixing había comenzado a sangrar. ¿Eso lo debería de preocupar?
-Quiero más… -A pesar del dolor susurro- Quiero ser tuyo, quiero que me hagas gritar, no te detengas YiFan, que solo contigo deseo estar.
El dragón, cual lacayo obedeció, entregándose al acto más delicioso que en su vida experimento, los gemidos de Yixing inundaban el lugar y el olor a pecado que ambos comenzaban a amar, esa noche se entregaron en cuerpo y alma, la cama, el suelo y la pared fueron testigos de aquella entrega cuyo orgásmico final se repitió tres veces en total.
Yixing no sentía las piernas y tampoco el ano, gotitas plateadas llenaban el suelo del lugar, como prueba de la huida de su virginidad.
-Te amo, YiFan… -El unicornio de lo más cansado hablo, acurrucado en el pecho de su novio, su amante, ahora dueño un gran bostezo al aire lanzo.
-Yo te amo a ti Yixing, hoy en mis brazos mi pequeño, seguro descansa, que mañana un nuevo día será, un mejor día, descansa amor de mi vida, entre mis brazos dormita, que de la maldad construida, prometo defenderte con valentía. Descansa mi cielo, entre sus sueños emprende el vuelo y mañana en haz que se derrita el hielo, con esa preciosa sonrisa de hoyuelo.