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Let Me Hear Your Voice por Kamicion

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Notas del fanfic:

Antes de leer; aclaro que la historia será narrada por JiYong. Espero poder subir capítulos semanalmente y estoy abierta a cualquier tipo de sugerencia y comentario, así que... ¡Disfrútenlo!

Mierda. La melodía polifónica de mi celular retumbaba en mi mente, provocando una dolorosa punzada sobre mis sienes, haciéndome abrir mis ojos con cierta dificultad y dolor. Odiaba la resaca, odiaba el alcohol y sus efectos en mí: emborracharme fácilmente ¿A quién se le ocurre irse de fiesta un domingo, teniendo clases al próximo día? Estúpido SeungRi y su manía por las celebraciones más absurdas.

 

Estiro mi mano y tomo el aparato que seguía emitiendo esa molestosa música que hace tiempo había elegido como tono de alarma. Apago el celular y lo aviento a la cama, vuelvo a recostarme en mi cama y me tapo con las sábanas completamente, cubriéndome hasta la cabeza. No, definitivamente no iría a clases este lunes... Cierro mis ojos nuevamente para volver a retomar el sueño y, cuando ya estaba logrando ser arrastrado de nuevo por los brazos de Morfeo, el aparato que ahora vibraba sobre mi cama volvió a emitir la molestosa música.

 

-          ¡Carajo! - Exclamé con un poco de molestia y busqué el celular otra vez, que se había perdido entre mis sábanas. Una vez que lo encuentro, apago el recordatorio y termino por levantarme de mi cómoda y exquisita cama.

 

Una vez estuve reincorporado, miré mi figura reflejada en espejo que yacía en una de las puertas del enorme y ostentoso mueble que adornaba mi habitación. Mi aspecto era dramático. Mis ojos estaban rojos y mi piel más pálida de lo normal. Sentía mi boca pastosa por los efectos del alcohol y decidí apresurarme a darme un baño. Tenía un gran trabajo que hacer para verme presentable el día de hoy, claramente no quería verme demacrado, eso rompería mi orgullo. Entré al baño que yacía dentro de mi habitación y me duché. Al salir me acerqué al lavabo, me cepillé los dientes unas cinco veces y dejé caer un par de gotas en mis ojos para apaciguar aquel rojo que éstos tenían. Me puse el uniforme de mi colegio, bajé las escaleras, me robé una manzana y con un beso en la cabeza de mi madre me despedí de ella. Odiaba llegar tarde por lo que esta vez no desayunaría con ella como era costumbre.

 

De camino a mi colegio, miro la calle vacía y comienzo a estresarme. Saco el celular que yacía en mi bolsillo y reviso la hora, demonios, iba a llegar tarde. Le rogué a dios que el autobús no se demorara en llegar a la parada y así no tuviese que esperar tanto... Cosa que lamentablemente pasó. Me quedé en la parada, tratando de no estresarme al notar que el maldito transporte público no llegaba y ni se asomaba por si acaso. “Te hubieras quedado en casa, JiYong...” Me dije a mi mismo, soltando un suspiro pesado. Vuelvo a sacar el celular de mi bolsillo y lo miro, ¿Han sentido esa pequeña desesperación por ver la hora, cuando en tu interior sabes que no quieres ver cuánto ésta ha avanzado?... Ese sentimiento masoquista que uno tiene en esos momentos... Esos pensamientos que retumban en tu mente remarcándote el que vas a llegar tarde por tal vez cuántos minutos... Sí, eso sentía yo en estos momentos.

 

Me revolví el pelo con desesperación, entre un intento por liberar mi estrés y por tratar de tranquilizarme, y en eso noté algo en la calle, algo de lo cual no me había percatado hasta ese momento. Ladeé mi cabeza al no entender que hacía allí y miré a mí alrededor, en busca del dueño de aquel objeto, el cual ni por asomo se veía en la desolada calle en tal vez media hora antes estuvo llena de estudiantes. Me acerqué hasta el aparato y lo recogí del suelo. Era un celular bastante caro, uno de los últimos modelos que habían salido hasta la fecha. Seguramente a alguien se le había caído y en estos momentos debería tener un pre infarto al no encontrarlo entre sus bolsillos o quién sabe dónde lo guardara. Lo inspeccioné con detalle y apreté la tecla de encendido, sorprendiéndome un poco al notar que el celular no traía la típica pantalla de bloqueo. Lo revisé en busca de algún dato que me pueda ayudar a encontrar su dueño... pero nada. No había ni un contacto registrado, ninguna llamada, ni siquiera fotos tenía, como si lo hubiesen quitado del empaque y lo dejaran caer a propósito en la calle. “Eso es absurdo.” Pensé. Por un momento creí que alguien me estaba haciendo una broma, la típica “cámara oculta” y titubeé el sí llevarme el celular o dejarlo donde mismo estaba. ¿Para qué querría yo un celular nuevo? Con el mío me bastaba... Pero seguramente otra persona que lo encontrara se lo quedaría sin pensarlo dos veces y no ayudaría a encontrar al dueño que, seguramente, estará desesperado por encontrarlo.

 

Sentí el motor del autobús que al fin se acercaba y corrí hasta la parada. Una vez el transporte abrió sus puertas, miré de manera fulminante al conductor por haberme hecho esperar tal cantidad de minutos y subí sin decir nada. Como era costumbre mía, fui a los últimos asientos y dejé caer mi cuerpo. Metí mi mano al bolsillo y saqué mi celular para ver la hora una última vez y resoplé, ya resignado, y volví a guardar el aparato. Busqué en mi otro bolsillo y saqué el celular que acababa de encontrar.

 

-          Llamarán para recuperarlo... Es mejor que lo guarde yo. – Susurré, tal vez con la intención de que si alguien me estuviese observando, pudiese entender que no estaba robando nada, sino que lo hacía por una buena acción.

 

Y bien... Ahora solo quedaba esperar a que alguien llamara.

 

 

*******************************************************

 

-          ¿Ji? Te has comprado un celular nuevo? – La voz de Bae me sacó de mi ensoñación. Mi mejor amigo me había estado observando en el transcurso de la clase y yo más de una vez examiné el celular perdido  para ver si alguien llamaba o mandaba algún mensaje, pero nada de eso había ocurrido y el primer bloque de clases ya había acabado.

 

-          No, la verdad es que el celular no es mío. – Le respondí a mi amigo, y ante su rostro de notoria duda comencé a explicarle lo sucedido esta mañana.

 

 

-          ¿Crees que alguien llame a por él?

 

-          Dios Bae... Es el mejor celular hasta la fecha ¿Crees que alguien lo dejaría porque sí en la calle? A parte... Está casi nuevo.

 

-          Vale, vale, pero no han llamado ni mandado un simple mensaje... ¿No piensas quedártelo?

 

-          No. – Dije en cierta forma tajante. – No pienso quedarme con algo que no es mío. Si nadie viene a por él, tendré un celular de adorno en casa. No me da buena espina tener algo que no lo haya comprado yo.

 

-          Sí, entiendo esa manía tuya por no recibir regalos. – Agregó Bae con un poco de sorna, por lo que lo miré con rostro de pocos amigos. – No te enojes, Ji. Supongo que alguien llamará para buscar el aparato ése.

 

Sonó la campana y volvimos a nuestra clase; siguiendo con el monótono día de inicio de semana. Me olvidé por completo del celular que seguía en mi bolsillo y continué como si éste no existiera. Las clases terminaron de manera totalmente regular, lo cual era bastante aburrido para mí, y nos fuimos a casa con Bae. SeungRi esta vez no había venido; obvio, luego de la “celebración” de ayer, creo que era el peor de los tres hoy en la mañana... La verdad es que no lo creo y lo doy como un hecho. Con mi amigo nos quedamos conversando un rato en aquella esquina que se separaba en tres direcciones, en donde ambos tomábamos caminos distintos, reímos de cosas banales y finalmente nos despedimos para seguir con nuestro camino.

 

Al llegar a casa, entré a la cocina y vi una nota de mamá sobre la mesa. Esta noche estaría solo ya que le tocaba turno de noche. Subí las escaleras con pereza y entré a mi habitación. Estaba cansado, por lo que simplemente tiré mi bolso al suelo y me dejé caer pesadamente a mi cama. Hoy tal vez ni cenaría y la comida que me había dejado mamá guardada en el refrigerador se quedaría ahí, ahora solo quería dormir lo que no pude dormir en la mañana. Cerré mis ojos y abracé mi almohada favorita, y sin darme cuenta caí rendido ante un profundo sueño, que me borró por un par de horas del mundo, un sueño tan agradable que creía estar en el paraíso... pero que fue destruido por una molestosa vibración en mi pantalón, una vibración silenciosa pero constante. Maldecí a los mil demonios a quien fuese quién me llamase en esos momentos y entre insultos susurrados que sabía no podían oír me reincorporé en mi cama. Con pereza y tanteé los bolsillos de mi pantalón, saqué el aparato que vibraba y recién caí en cuenta de que no era mi celular el que estaba recibiendo una llamada. Era el otro. El sueño huyó de mí, a no sé dónde, y apresuradamente, un tanto torpe, tomé bien el aparato y contesté.

 

-          ¿Diga?... – Dije, cuidando de que no se notara que acababa de despertar.

 

-          ¿Con quién tengo el gusto?... – Sonó una ronca y profunda voz al otro lado del móvil, una voz que en mi vida había escuchado... y que hizo que la piel se me pusiera de gallina.

Notas finales:

¡Chan! ¿Quién será esa persona al otro lado del teléfono?... Oka como si no se supiera con la simple descripción de su voz. Kekekeke~

¡Gracias por leer!

Cualquier comentario y/o sugerencia es bien recibida. ^^


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