- ¿Diga?... – Dije, cuidando de que no se notara que acababa de despertar.
- ¿Con quién tengo el gusto?... – Sonó una ronca y profunda voz al otro lado del móvil, una voz que en mi vida había escuchado... y que hizo que la piel se me pusiera de gallina.
- ¿T-Tú eres el dueño del celular? – Pregunté, un poco nervioso; la voz de éste sujeto me ponía nervioso.
- Se podría decir que sí. – Escuché un soplido leve que, de seguro, fue una risa que escapó de sus labios en ese momento. – ¿Cuál es tu nombre?
- ¿No deberías estar más preocupado por encontrar tu celular, antes de saber cómo me llamo? – Dije con un tono lo suficientemente serio, hasta tal vez pude notarme a mí mismo un tanto molesto. No sé por qué sentí una mala espina ante su pregunta. – No creo que si se te pierde un celular “así” actúes tan calmadamente.
- Verás. – Dijo él. – El aparato es lo que menos me importa; no sé si pudiste notar que no hay nada en él. No soy una persona materialista así que no me desespero al perder un celular. – Su voz sonaba calmada, bastante calmada. – Disculpa si te molestó, solo quise ser un poco más educado…
- No te diré mi nombre. Vuelve a llamarme cuando estés interesado en recuperar tu teléfono. – Dije con la intención de cortar.
- Espera, no cortes... – No sé por qué hice caso ante su petición y me quedé inmóvil. - ¿Y si me das un seudónimo? Solo es para tener como nombrarte.
¿Qué rayos ocurría con éste hombre? O más bien... ¿En qué estaba pensando? No supe si continuar con aquella bizarra charla, para mí, no sabía si era buena idea seguir escuchándolo, su voz me causaba una sensación en la espalda que no me gustaba… Pero solo titubeé ante la idea de responderle. No supe que hacer en ese momento.
- Si quieres tú puedes llamarme “TOP” – Él prosiguió ante mi silencio, mierda, creo que notó mi nerviosismo... Hasta pude escuchar su sonrisa. - ¿Y a ti te puedo llamar…?
- “GD”. – Respondí, interrumpiéndolo un poco. – Así puedes llamarme. – Me sentí realmente estúpido al haberle dado mi seudónimo real, tal vez debí haberlo modificado un poco o ponerme otro, que no revelara mi identidad aunque sea un poco...
- Me parece perfecto, GD. – Su voz me sacó de mi pequeño soliloquio, de mi ida directa a mi subconsciente y tragué saliva en seco. No pasé por alto que su voz se había cargado más al pronunciar mi sobrenombre, y yo me puse aún más nervioso por ello. – Entonces, ¿Me puedes cuidar el celular?. – Ante lo dicho, solo pude pronunciar un “¿Uh?” como respuesta, más bien como duda. Él rió levemente ante esto. – No me gustaría que lo abandones... Verás, soy un hombre muy ocupado y no puedo ir a por él ahora, por eso, ¿Me lo cuidarías?
- Está bien... – Respondí, suspirando con resignación.
- Muchas gracias, GD. – Otra vez... Su voz volvía a cargarse, arrastrando esas letras que me caracterizaban. ¡Mierda! Su maldita voz era algo que simplemente nunca en mi vida había escuchado. – Te llamaré luego, un día de estos ¿Vale? Cuídate y adiós.
- ¡Espera!
Tarde. Aquel pitido típico que anunciaba el final de la llamada dio contra mi oído, y luego todo fue silencio. Perfecto. Ahora tendría que cuidar el celular de un completo desconocido para mí, uno de una voz que sé que jamás podría olvidar, lo cual me asustaba. Pero, ¿Qué más puedo hacer? Él mismo dijo que era un hombre ocupado y no tenía tiempo para recuperar su teléfono, supongo que nada malo podrá ocurrir, o al menos es lo que esperaba. “¿En qué lío te estás metiendo, JiYong?” me dijo mi subconsciente, reprochándome a mí mismo... Solté un suspiro y revisé el celular, fui al registro de llamadas y tecleé rápidamente algunas cosas. Guardé el número por el cuál éste sujeto se había contactado, percatándome antes de que fuese un celular.
“TOP”
¿Qué tipo de persona será? Seguramente le es fácil seducir a las mujeres con esa voz que tiene, pero no todo es voz, también implica su físico para poder seducir fácilmente, ¿Cómo será físicamente?... ¿En qué trabajará? Supongo que algo en donde la oratoria sea importante, no creo que alguien, en su sano juicio, desperdiciará una voz así. ¿Cuál será su nombre real? ¿Y si se lo pregunto cuando vuelva a llamar?... Esperen. ¿Por qué le doy tantas vueltas al asunto? ¿Por qué rayos me importa? Su maldita voz realmente me ha dejado un poco atontado... ¡Bah! Será mejor que me vaya a dormir un poco.
Me levanté de la cama, me desvestí y entré en ella, con intención de seguir durmiendo y no despertar hasta la mañana siguiente. Me tapé por completo como es una costumbre mía y abracé mi almohada nuevamente, mas no pude conciliar el sueño por un largo rato. Mi mente continuó con las preguntas variadas que habían sido provocadas por el dueño de aquel celular, aquel cuestionario que hace un momento había logrado detener, volvió a hacer ruido en mi cabeza, mientras que yo trataba de callarlo, pensando en las cosas más absurdas que podría ocurrírseme en el momento... Hasta que, luego de luchar con mi subconsciente y luego de cambiar mi posición unas cincuenta veces, logré ser llevado en los brazos de Morfeo y logré quedarme dormido.
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Mi celular sonó e interrumpió nuevamente mi sueño. Maldita canción, cada día la detesto con más ganas, creo que es hora de poner otra que no me crispe los nervios. Me incorporé en mi cama y con pereza me refregué los ojos. Me levanté y fui a darme una ducha corta para despertar mejor. Una vez ya estuve alistado, tomé mi bolso, cambié rápidamente mis libros y cuadernos, tomé ambos celulares y salí de mi habitación. Al pasar por el pasillo de la casa noté que mamá seguía dormida, seguramente tuvo una noche pesada como es recurrente en su trabajo, por lo que me escabullí hasta la cocina y me comí la cena que anoche había dejado. Salí de casa y miré la hora con alivio al notar que no era tarde e iba con tiempo de sobra. Hoy era un día bastante normal, como todas las mañanas iría a la parada del bus y me encontraría con SeungRi y YoungBae, para mi agrado hoy era un día con un hermoso cielo azul, y como hoy no iba contra el reloj, me tomé la libertad de caminar de manera tranquila por la calle, mirando aquel cielo que estaba levemente adornado por esponjosas nubes blancas. Cuando ya estuve cerca de la parada pude ver a varios alumnos de mi colegio, usando el típico aburrido uniforme que nos caracterizaba y comencé a buscar entre el montón a alguno de mis amigos, o a los dos... Ojala aún no estuviesen, así cada uno me dará un chocolate, que tanto me gusta.
- ¡Ji! – Oí la voz de mi mejor amigo quien me saludaba a lo lejos. Él ya estaba en la parada del autobús, maldita sea, no tendré mi chocolate y tendré que dárselo a él.
Apresuré el paso y llegué al lado de YB, nos saludamos de la mano y un abrazo como era costumbre y miré, buscando al menor de los tres.
- No sé qué pasa con Ri... – Comentó YB, él siempre sabía lo que pasaba por mi mente, creo que por esa razón nos volvimos tan cercanos al lograr entender mi caótico subconsciente. – Luego de irnos a casa el domingo simplemente desapareció.
- ¿A qué te refieres?
- Ayer traté de contactarme con él y no pude... Tú sabes que sus padres no están con él... – Eso era cierto.
Por asuntos de trabajo, los padres de SeungHyun, nuestro Ri, casi siempre viajaban de ciudad en ciudad. Por lo que era más normal ver la casa de mi amigo vacía que con ellos dentro, lo cual era un tanto desolador al ser un lugar bastante grande. Por la misma razón a Ri siempre le había gustado estar con nosotros dos, salir, ir a fiestas o simplemente dormir en la casa de uno de nosotros. ¿Cómo podríamos negárselo? Es una persona de lo más agradable, de esas que cuando están a tu lado, te alegras por su forma de ser, de esas que llegas a querer como un miembro imprescindible de la familia, como un hermano con el cual te llevas bien. Pero el que éste esté desaparecido me preocupaba, no solía ser de esa forma, siempre nos avisaba a mí o a Bae por la razón más simple, y que no nos haya avisado a ninguno de los dos nos me preocupaba.
- ¿Lo has llamado? – Bae me miró con cara de "¿Crees que no lo he hecho?" y comprendí. –... Es extraño... No me ha dicho nada.
- Lo sé... Estoy preocupado. – Bae suspiró. Yo solo atiné a palmearle la espalda para tratar de tranquilizarlo y él sonrió, con su mirada perdida hacia alguna parte de la calle. – No quiero que vuelva a pasar...
Pasé mi brazo por su cuello y lo abracé con cuidado. Oímos el motor del autobús acercarse. Miré al frente y mordí un poco mi labio inferior. La verdad es que a mí también me preocupaba que volviese a pasar... Y me preocupaba bastante. El autobús se detuvo frente a nosotros y abrió sus puertas, abracé a mi amigo con un poco más de fuerza al escuchar su suspiro ahogado, mientras los demás alumnos que esperaban el autobús se empujaban entre risotadas para entrar, sin pensarlo dos veces hablé, sin dejar de mirar hacia el frente.
- Vamos a buscarlo.
- ¿Qué? – Noté la atónita voz de YoungBae.
- Vamos a buscarlo a su casa.
Tomé del brazo a mi mejor amigo, y le sonreí para tranquilizar un poco su reciente y latente sorpresa, que tenía escrita en la cara con luces de neón. En completo silencio, lo comencé a arrastrar entre las personas, cuidando de no chocar con nadie, mientras me encaminaba a una dirección que no estuvo prevista en nuestros planes hasta hace unos segundos atrás, la casa de nuestro amigo SeungRi.