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Recuerdo por Min Honnie

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Notas del fanfic:

Bueno, es la primera vez que escribo, es minkey, pues, amo el minkey con todo mi ser xd espero les guste, es corto, si no entienden algo, no duden en preguntarme, perdonen cualquier error que se me escape, ammm no creó ser buen escribiendo, pero quería hacerlo, lo tenía hace muchooooo guardado, y ahora, tome el valor de subirlo.

Está dedicado, para mi compañera y amante minkey shipper, Sulli Bum, por nuestro amor() Te Quiero♥

No siendo mas, disfruten

 

 

Notas del capitulo:

PD: Las canciones, las coloco por que fueron ayuda a mi inspiración, además que son muy tristes.


SHINee - Selene

http://www.youtube.com/watch?v=2ZrNOXuPQqI

SHINee -Sleepless Night

http://www.youtube.com/watch?v=dkrsOADYK1g

“Es como si tan solo hubiese sido ayer, que te tuve tan cerca de mi…"

SHINee -Selene

corría de lado a lado buscando refugio en los techos sobrantes de las altas casas de la ciudad, mucha población en un lugar tan pequeño, buscando ampararse de la fuerte lluvia que abrazaba los cuerpos. Los medios de transporte estaban llenos de gente, llenos hasta donde no mas, automóviles, motos de toda clase, provocaban un infinito trancón en las calles húmedas, que parecía no acabar, y metido en aquel trancón, me encontraba yo, si, lamentablemente ese preciso día, había tenido que dejar a mi hermoso bebé en casa, mi carro rojo brilloso estaba averiado, y ahora me encontraba subido en un metro al cual no le cabía una persona más, los cuerpo secos y otros llenos de agua, se rosaban entre sí, cosa que me molestaba de gran forma, tenía mis audífonos rosa puestos, escuchaba a todo volumen tratando de olvidar el desagradable momento; razón por la cual no me había percatado de ninguna presencia en particular.

El metro cada vez se iba desocupando más; para mí desgracia, las personas que bajaban de él, eran las que igual que yo, se encontraban de pie. Mis brazos dolían por tenerme de las barras altas, mis manos querían soltarse, estaba cansado y el camino era largo, en un momento perdí fuerza de mantenerme de pie, por lo que en una frenada brusca del transporte, mi delicado cuerpo choco con el de un chico, el cual tan solo tambaleo un poco. Levante apresuradamente mi rostro al tiempo que me disculpaba con aquella persona, en cuanto mis gatunos ojos pegaron con los del joven, sentí un gran esplendor, si, estaba encantado, esos grandes ojos me habían atrapado, quede en un sueño profundo, fue como si hubiese ido a otro mundo.

-No te preocupes, ¿estás bien?... ¡oye, oye!- Escuche tu llamado, y ¿Cómo olvidarlo?, fue la primera vez que escuche tu gruesa voz. Me mirabas como si de una persona tonta se tratase, fui un idiota, lo único que pude decir fue un “si”, seco y frio. Tan apenado estaba que sentí como el calor subía y se apoderaba de mi níveo rostro. ¿Te acuerdas?, tu tan solo sonreíste y bajaste el rostro. Durante unos minutos más, solo quedábamos tú y yo de pie, y luego, la persona sentada frente a nosotros se bajo, el resto fue una tonta pelea por el asiento.

Tomamos la parte superior del asiento casi al tiempo, pero por cuestiones de distancia, llevabas la ventaja; sonreí ante eso de una forma dulce, tratando de convencerte, a todos convencía, pero de todo siempre fuiste la excepción ¿no?; sonreíste ladino mientras una de tus cejas formaba una perfecta curva.

-¡oh! Solo una silla…dos personas.- dijiste al tiempo que volteabas tu rostro para poder observar el mío, ¿pero crees que no me di cuenta?, estabas perdido en mis acorazonados labios, yo como un tonto, solo asentí con mis mejillas tornadas a rosa.

-Como vez, la silla es para mí…- Reíste. Algo que hizo que mi entrecejo se frunciera y sin pensarlo mi boca formara un “puchero” en forma de pato. Al parecer esa expresión consiguió un poco de tu “caballerosidad”

-¿y si… te sientas en mis piernas?-preguntaste con tu cabeza ladeada ya sentado, mientras palmoteabas tus gruesos muslos, en los cuales clave mi mirada, pero… ¿acaso estabas loco? Ahora creo que siempre lo has estado.

-¡¿PERDON?.. ¿Estás DEMENTE?!-Exclame exaltado, ¿Cómo era posible, que te atrevieras a proponer algo como eso?, te maldije, aunque nunca lo supiste.

-Si quieres, puedes hacerlo, el camino es largo, o… ¿acaso te da miedo?.-Tu encantadora sonrisa se formo a una ladina, tus esplendorosos ojos me miraban de forma retadora, cosa que no pude tolerar, y sin siquiera decir una palabra y antes de darme cuenta, ya estaba sobre tu regazo.- ¿Miedo? esa palabra no existe en mi vocabulario.- Fue entonces cuando sentí, que había conseguido algo más de tu atención, y una mirada deseosa.

Jamás olvidare lo mucho que sentí odiarte en aquel entonces por hacerme sentir tan… pequeño, a mí, que nunca nadie había logrado eso, pero, he de aceptar que ese… fue el mejor camino de trabajo a casa, que he podido vivir. Luego de un tiempo, lleno de silencio profundo, sonrojos de mi parte y coquetas sonrisas de la tuya, al fin, mi camino acababa.

Vivía en casa de una abuela que era como mi tía, ella había visto por mí durante los últimos años de mi preparatoria y ahora que ya trabajaba, vivía para mí y para poder ayudarla. Era una casa grande, tenía tres habitaciones, pero una de ellas estaba vacía; ella me dijo que era de su amado nieto, en sus palabras, cada que se refería a él, notaba un tono de tristeza, haciendo más que obvio que le extrañaba; siempre desee que ese nieto llegara y diera a mi tía la felicidad, que solo el lograría darle.

Una vez llegue a mi destino, me levante de las piernas ajenas y sin siquiera despedirme camine hasta la puerta trasera, entonces el extraño me había seguido. ¿Qué quería?, baje del metro, camine rápidamente. Era de noche, las calles estaban oscuras y el extraño chico de cabellos azabaches seguía atrás mío, recuerdo que solo rogaba que no fueras a hacerme daño, pero entonces, al llegar a casa, golpee con rapidez para que la tía me abriera, mire hacia atrás y para mi sorpresa, no había figura alguna, suspire con alivió y sonreí.

Llegue a mi cuarto, deje caer mi cuerpo de forma pesada sobre la cama la cual vestía con rosadas sabanas sedosas. Mis brazos se abrieron cerrando los ojos, y de mi mente, extrañamente, no podía salir el chico del metro, no podía explicarme el motivo de ello; entonces luego de arreglarme para dormir, me dispuse a hacerlo, quedando dormido gracias al cansancio que me poseía.

A la mañana siguiente, cuando estaba en el baño aseándome, escuche el toque de la puerta, envolví mi cintura en una blanca toalla y abrí de par en par encantándome con una figura diferente a la de la tía. Al observar esa figura mis ojos se abrieron con sorpresa, ¿Qué era eso?, ¿Por qué estabas allí?. La sorpresa era tal, que mi cuerpo ni se movió.

-El chico del metro.- Me señalaste riendo.-pero si te dará un resfriado si no cubres tu cuerpo.- Tus ojos recorrían mi medio desnudes de forma intimidante, con esos grandes ojos que solo podían verme a mí, o eso fue lo que me dijiste tiempo después. Te maldije de nuevo.

-Así que ya se conocieron.- Escuche la voz de la ansiada a tus espaldas, ¿Qué estaba pasando?. Entonces lo entendí todo. Eras aquel nieto, que ella siempre añoraba y yo quería que llegaras. ¿Por qué tu?.

(Un suspiro se escapo de la boca del rubio durante su narración)

SHINee – Sleepless Night 

Luego, el tiempo fue pasando, nuestra relación en casa de tu abuela era espantosa, siempre te burlabas de mi, siempre me mirabas de forma extraña, me acosabas, me molestabas, y yo, la persona más orgullosa del mundo, la que todos consideraban una gran “diva”, la que no era dominada por nadie, la que solo existía para ella, simplemente se sonrojaba ante la cercanía, y contestaba con voz orgullosa y carácter, en momentos de distancia. Paso mucho, mucho tiempo de ese modo, la misma relación, pero cada día, tus ataques de acosos eran más y más intensos o… quizás era yo quien así los sentía, pues sin darme cuenta, mi corazón latía cada vez más rápido por estar a tu lado.

Pasado casi cuatro meses, estábamos solos en casa, yo leía una famosa revista de moda, tú estabas en tu habitación, abriste la puerta y asomaste el rostro, llamaste mi nombre de forma seria, de ese modo que solo tu sabias llamarme, suspire pesado, voltee a verte de forma fastidiada.- ¿Qué deseas?-Interrogue viéndote, con el ceño ligeramente fruncido, pero un silencio invadió por unos segundo el ambiente.- si no es nada, déjame en paz.- inquirí para luego volver a la revista, pero una vez más tu ronca y madura voz decía mi nombre.- ¡Que mierda, si me necesitas, ven.!- Exclame exaltado, y luego de unos minutos estabas tú, otra vez llamándome, esta vez me pare de golpe y gire hacia tu dirección.- ¿Qué diablos quieres?.- En cuanto te vi, sonreíste de una forma embrujante e hiciste una seña con tu cabeza de que me acercara a ti, suspire pesado, camine como se hacerlo, meneando mis caderas, extrañamente tus ojos siempre se perdían en mi caminar, y para que mentir diciendo que no me gustaba, si me fascinaba tal cosa. Una vez llegue a tu lado en un movimiento rápido tomaste mi muñeca, jalaste de ella con fuerza, logrando que quedara dentro del cuarto, en cuanto me soltaste, pusiste seguro a la puerta, yo me encontraba realmente extrañado, mi corazón, palpitaba de forma fuerte, y tu, solo te acercaste mordiendo tu labio con fuerza mientras tu mirada recorría toda mi estampa. -¿Qué mierda quieres?, ¿acaso estas demente? Eres un loco, deja de verme de ese modo.- Dije, casi gritando, mientras, corría pasos cortos hacia atrás, no recibí respuesta alguna de tú parte. Sin darme cuenta tus agiles manos atraparon mis caderas de forma fuerte y ansiosa, quede totalmente pasmado, aun mas cuando te acercaste a mi oído y susurraste aquellas palabras que marcaron mi alma de por vida. “Te quiero, Kim KiBum”. En mi, sentí una felicidad recorrer por cada rincón de mi ser, no podía creer aquello que escuche, era inesperado, era… era… hermoso, aun ahora recordado aquello mi piel se eriza. Trate de responder, pero fui acallado por tus acolchonados belfos, que atraparon los míos en un beso; nuestro primer beso, en el que sentí el alma salir de mi cuerpo. Aquel había sido con ansias de amar y placer profundo, mis ojos se cerraron y tus largas falanges, empezaron a recorrer mi espalda mientras mis brazos se enrollaban en tu esbelto cuello, para hacer así la cercanía de nuestros cuerpo mínima y juntarlos creando uno solo. Jamás, jamás olvidare aquella noche en donde por fin se conjugo nuestro amor.

Nuestra relación no perdió en ningún momento su toque mágico, de mínimas peleas, encuentros sorpresivos y apasionados, sonrisas coquetas, sonrojos, risas, rabias, caricias inmensas, palabras obscenas, palabras dulces, era la relación con la que nunca soñé, pero ahora sé que siempre desee…

Llegue a casa una noche, la tía estaba durmiendo, al parecer tu no estabas, camine arrastrando los pies hasta que estos chocaron con el correo, fruncí el ceño de la pereza que me daba agacharme a recogerlos, pero ¿Cómo dejaría eso allí tirado? el desorden no era algo que me gustara, por lo que al final lo levante; camine revisando los sobres en mis manos, había uno a tu nombre, aquello me sorprendió, decidí abrirlo, si, sé que no debí hacerlo, el no respetar tu privacidad fue un gran error. Al leerlo, me di cuenta que era una carta de una de las universidades más prestigiosas de los Estados Unidos, en la cual aceptaban tu participación en ella, y no era solo eso, sino que además te becaban, mire mas en el sobre, entonces encontré el pasaje para que pudieras marcharte, en tan solo una semana, de mis felinos ojos cristalinas gotas de lágrimas empezaron a derramarse al tiempo que recordaba las muchas veces que hablábamos sobre los sueños, pero ¿Por qué estaba llorando?, era la oportunidad perfecta para que pudieses cumplir el tuyo, sin embargo las gotas saladas de mis achinados ojos, no dejaban de salir, por más que quisiera detenerlas, ellas simplemente no escuchaban mis órdenes y resbalaban por mis mejillas, goteando luego el sobre que tenía en las manos.

Luego de llorar por toda la noche, recordando como ahora momentos vividos, palabras dichas, peleas realizadas, pasiones consumidas, sabia que no podía detenerte, quizá si en ese entonces te hubiera pedido que te quedaras lo hubieras hecho, pero… ¿y tu sueños?, mi egoísmo no era tan grande como para no permitirte volar libre. Deje el sobre en la mesa sellado junto a los de más.

Dos días después, ambos habíamos cambiado ¿te acuerdas?, mantenías pensativo, algo nostálgico, me decías palabras lindas, me preguntabas muchas cosas sobre la vida, fue entonces cuando entendí que estabas dudando el irte, de cierta forma eso me alegraba, pero no permitiría que dejaras lo que tanto deseabas por mí, no podría vivir con algo como eso, por esa razón en esa semana, en nuestra última semana, tome valor de nuestro amor y me convertí en una persona fría, mis ojos eran inexpresivos, apagados, mi sonrisa se había borrado por completo, regresaba tarde a casa, te evitaba lo que más podía, sabía que te estaba lastimando, que me estaba lastimando, pero mi corazón sabía que era lo correcto, mentiría si digo que nunca dude de eso, pero al final nunca me detuve, nunca te detuve; en vez de eso te eche de mi lado faltando un día para que te marcharas, por eso… Lo siento.

(El rubio, comienza a derramar lágrimas, inevitables, siempre sucede del mismo modo.)

Recuerdo que cuando te pedí que te marcharas te dije que no te amaba, que había conocido a otra persona, que me aburrías, que eras la persona más fastidiosa sobre la faz de la tierra, tus ojos, aquellos ojos grandes que tanto amaba, que tanto amo, que idolatraba, que idolatro, que veneraba, que venero, que deseo y pido por qué me vuelvan a ver, me miraban con rabia, con rencor, con amargura, con dolor, y aunque me cueste aceptarlo, me miraban… con odio. No te culpo, supe que para que te pudieras ir tenía que lograr el que me odiaras, y al final conseguí mi objetivo.

Aquello lo aseguré a la mañana siguiente, cuando al despertar a eso de las 11am, Salí de mi habitación y la tía estaba en el sofá derramando lagrimas calladas de tristeza por tu marchada, ¿sabes que ella te ama, no?.

No pude evitar nuevamente las lagrimas que salían de mis ojos, ya no estabas a mi lado, mi cuerpo se recostó en la puerta una vez regrese a mi habitación y se fue desvaneciendo en el frio suelo quedando completamente en este, lloraba, gritaba, mi corazón se rompió en pequeños trozos cortantes, mi alma salió de mi cuerpo y quedo perdida en el aire buscándote, sentí morir, a pesar de que mi cuerpo aún vive, mi alma nunca regreso, seguí siendo esa persona fría e inexpresiva.

Cada día, luego de tu partida, cuando tomo el metro de regreso a casa, la silla en la que nos conocimos, siempre, siempre esta vacía, esperando por nosotros, hoy como todos los días, pasado ya 2 años desde que te fuiste, estoy parado al lado de ella, como aquella vez, recordando nuestra historia, mientras te la cuento para que no me olvides, esperando tu regreso, pues nunca dijiste… Adiós ¿lo recuerdas? Choi MinHo♥

Notas finales:

 

Espero haya sido de su agrado, gracias por leer♥

No olviden, cualquier duda decirme  


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