En una habitacion de hotel de algun lugar de la ciudad podemos ver como duerme tranquilamente un hermoso muchacho, de cabellos castaños claros y ojos color chocolate de apenas 23 años. El cuarto era verdaderamente precioso, de blancas paredes impolutas, un gran espejo de marco negro oscuro, muebles de roble tanto el juego de escritorio y sillas que se encontraba alli, como la cama donde se estaba placidamente dormido el joven, aunque el cuarto se encontraba muy lejos de estar ordenado. El peli-marron abrio lentamente los ojos, cuando estos estuvieron totalmente abiertos miro hacia cada rincon de la recamara, como tratando de orientarse.
Su ropa desparrama por el suelo, una zapatilla tirada al lado de la cama mientras que la otra estaba en "quien-sabe-donde", las sabanas manchadas de diversos fluidos, un pote de lubricante a medias sobre las prendas y un pequeño fajo de billetes sobre el escritorio.
Desearia poder decir que nunca se habia encontrado en una situacion como esa pero eso seria mentir descaradamente.
-Suspiro- Hoy seguramente habia dormido de mas, pero no le apetecia andar corriendo hoy, estaba demaciado cansado, ya se inventaria alguna excusa para decirle a Benson- que ahora que el parque era de Papaleta, ya que el Sr. Maellard se habia retirado, se habia convertido en el administrador de este - cuando volviera al parque. Pero cansado o no debia levantarse. Retiro las sabanas y se paro con algo de dificultad, su entrada le dolia demaciado pero eso no le importo, se desplazo como pudo hasta el espejo y se miro.
Se miro de arriba hacia abajo, primero su cabello castaño que estaba totalmente revuelto, sus ojos que poseia pronunciadas ojeras, sus labios rojos e hinchados, pero luego su vista se detuvo en su cuerpo, estaba lleno de raspones, chupetones, moretones y mordidas.
Una lagrima cayo de su mejilla.
Recuerdos de la noche anterior asaltaban su mente.
Se daba asco asi mismo.
Asco por entregar su cuerpo a un desconocido, asco por ser un prostituto, asco por haber caido tan bajo.
Tan bajo, tan miserable, tan despreciable.
¿Que pensarian los demas si lo vieran asi? ¿Si vieran en lo que se habia convertido? ¿Que pensaria Benson, Musculoso, Fantasmano, Papaleta, Mordeca...
Mordecai.
¿Que pensaria Mordecai si lo viera asi? ¿Que pensaria si supiera que su mejor amigo era en realidad un prostituto por las noches? O peor ¿Que pensaria si supiera que cada vez que estaba con algun cliente se lo imaginaba a el tocandolo, besandolo, penetrandolo?
Seguramente no solo dejaria de ser su amigo sino que lo odiaria y no volveria a hablarle ni acercarsele en la vida.
Ademas no podia confesarle sus sentimientos, no despues de todo lo que habia hecho y dejado que le hicieran, sencillamente no podia. Y aunque quitara ese detalle- que no era para nada pequeño -no queria arruinar la felicidad de su amigo, no ahora que por fin se habia armado de valor para confesarsele a Margarita y habian empezado a salir, no ahora que las cosas le empezaban a salir bien a su amor, que le dijera lo que sentia solo complicaria la vida del peli-azul y Rigby solo deseaba su felicidad, aunque le partiera el alma en mil pedazos.
Ni siquiera se habia dado cuenta cuando las lagrimas empezaron a salir tan descontroladamente de sus ojos color miel.
No podia parar.
Quito su vista de su reflejo, recogio su ropa y zapatillas del piso y se dirigio al baño para darse una buena ducha. Con algo de suerte podria quitarse por completo ese asqueroso aroma a sexo que tenia impegnado en la piel.
Abrio el grifo y dejo que el agua cayera sobre el, las gotas de agua se confundian con sus lagrimas que aun no cesaban.
Salio, se seco y se puso su ropa que dio gracias al cielo que estaba limpia, a veces quedaba manchada con semen, sangre o un tipo demaciado bruto la rasgaba.
Ya estaba casi listo, se miro nuevamente al espejo tratando de poner su mejor sonrisa falsa.
Antes de salir tomo el fajo de dinero, sonrio levemente y salio con direccion al parque.
Al menos con eso podria ayudar a Don.
Don habia sufrido un gran desengaño amoroso, su ex-novia- o esa maldita perra como le gustaba decirle Rigby -lo habia engañado con un compañero de trabajo, pero lo peor no fue ese hecho, sino como se entero.
Un dia Don habia ido a visitar a su- en ese momento -querida novia con la que llevaba dos años de relacion. Hacia una semana que no la veia porque tenia mucho trabajo pendiente pero aun asi se sentia culpable ya que no le gustaba dejarla de lado. Asi que ese dia definitivamente la compensaria por todo y le daria una gran sorpresa... lastima que la sorpresa se la llevo el. Apenas llego a la puerta del departamento, saco las llaves de su bolsillo- tenia una copia -y abrio la puerta encontrandose con una nada bonita escena.
Su supuestamente fiel y dulce novia estaba siendo envestida salvajemente en el sillon por un hombre que para el no era mas que un total desconocido.
Recien despues de unos momentos se percataron de su presencia. Se separaron inmediatamente, ambos estaban completamente palidos.
- Do-Don... Y-yo- Pero no escucho nada mas, solo corrio lo mas rapido que pudo hasta su casa, no la queria oir hablar, no habia nada que explicar, habia visto suficiente.
Esto fue un golpe duro.
Primero el hermano de Rigby habia caido en una grave depresion que desemboco en el alcoholismo. Estuvo al borde de la muerte por un coma etilico, Rigby ya habia decidido que eso no podia seguir asi y decidio internarlo en un centro de rehabilitacion para adictos.
Pero con Don incapacitado para trabajar Rigby tendria que mantenerlos a ambos.
Y el dinero que podia conseguir de su empleo en el parque no alcanzaba.
Desesperadamente comenzo su busqueda de otro trabajo, pero al no poseer un titulo secundario- ya que el unico que poseia estudios superiores era su hermano menor -siempre lo rechazaban.
Pero esto nadie lo sabia, el castaño no se lo habia contado a nadie, ni siquiera a Mordecai, no queria que le tuviera lastima.
Un dia, luego de haber asistido a tres entrevistas de trabajo y ser rechazado en todas, totalmente frustrado, habia salido a beber un trago, con la leve esperanza de olvidarse aunque fuese por un instante de sus problemas.
Esa noche se le acerco un hombre, alto, se veia solo un poco mayor que el, de cabello negro y ojos verdes, atractivo diria cualquiera. Hablaron un rato hasta que el mayor le pregunto si lo "acompañaba a su casa", Rigby no entendia exactamente a que se referia asi que inocentemente el castaño acepto.
No recordaba casi nada despues de eso.
A la mañana siguiente se desperto en una habitacion desconocida, que luego se enteraria que era el cuarto de un hotel que se encontraba a solo diez cuadras del bar de la noche pasada, al lado de la cama en donde se encontraba habia una pequeña mesita de luz con un sobre encima el cual estaba lleno de billetes y una nota "Te llamare despues".
El peli-marron lloro como nunca ese dia, habia perdido la virginidad con un desconocido y por dinero, no podia creerlo, se sentia tan sucio.
Pasaron unos dias y ese mismo hombre llamo para encontrarse otra vez. La situacion ya habia sobrepasado lo desesperado, si no pagaba quien sabe que seria de el y su hermano.
Acepto, ya no quedaban mas salidas.
Esta situacion se repitio varias veces, luego obtuvo mas clientes, hasta llegar a lo que es hoy en dia. Un chico que por los dias era un trabajador mas del parque, un joven normal, y por las noches un simple prostituto.