Cuenta la leyenda que hace miles de años existió un mago tan poderoso como ningún otro, la gente decía que ese mago era hijo de un dios pues sus habilidades eran tan asombrosas que ningún otro mago lo podían hacer, el único detalle que tenía ese extraordinario mago era el hecho de que su magia era demasiado oscura y por ese motivo nadie se le acercaba.
El mago pasaba sus días en soledad recorriendo el mundo en busca de que alguien lo aceptara, cada día se sentía mas sólo, se descuidó tanto que ya no era el hombre que alguna vez fue. No tenia padres ni familia a la cual regresar estaba solo en el mundo, así que no importaba si moría de hambre, nadie lo extrañaría.
Hasta que lo conoció a el. A ese chico rubio de ojos verdes quien lo miraba con superioridad, sin miedo y unos deseos de competir contra él.
No debió de haber aceptado ese duelo, no debió ayudarlo cuando lo hirió con un hechizo, tampoco debió haberse hecho su amigo y mucho menos haberse enamorado de un ser tan hermoso y delicado como él, pero de lo que jamás debió darse cuenta fue que ese rubio llamado Endimión era un doncel.
Sus más oscuros deseos salieron a flote, las cosas se salieron de control y forzó a ese chico a casarse con él, nadie se opuso a ese matrimonio, por fin había encontrado a una persona a la cual amar y por eso esa misma noche lo hizo suyo, las demás que le siguieron también.
Endimión también amaba al mago mas poderoso que ha existido pero lamentablemente su parte veela exigía amor y cariño algo que no le demostraba ese hombre e irremediablemente el joven veela murió después de dar a luz a unos mellizos, dejando al hombre con un dolor tan grande.
Extrañamente el día del funeral el cuerpo de Endimión desapareció y en su lugar aparecieron ocho cristales con diferentes y extraños poderes, dos coronas y un collar con una nota que decía espérame, el portador del noveno cristal seré yo pronto nos veremos. El hombre entusiasmado guardo los cristales y las coronas en un lugar secreto dentro del castillo que construyó con sus poderes, así pasaron doscientos años y Endimión no aparecía, el hombre cansado de esperar se volvió un ser oscuro y lleno de malicia, los pueblos al rededor del castillo le tenían miedo y sus hijos se daban la buena vida esperando a que llegara su madre.
Hasta que un día de invierno realmente frio y la nieve blanca lo cubría todo, un golpe muy fuerte se escuchó en el castillo, el hombre enojado y desesperado busco la fuente aquel ruido... Adentro no encontró nada, decidió salir afuera y a unos diez metros del castillo lo vio... Era un poco diferente pero el podría reconocerlo donde sea, no se equivocaba era el pero este aparentaba ser apenas un adolescente de 14 o 15 años.
-Endimión!- le llamo el hombre, el niño congelado volteo y frunció el ceño.
-se ha equivocado de persona señor.- le dijo el joven altanero.
-claro que no tu nombre es Endimión.- dijo el hombre con el ceño fruncido.
-señor ya le dije que yo no me llamo así mi nombre es... Co.- el hombre impresionado lo miro a los ojos y después se percato de algo ese joven portaba el noveno cristal.
-WEWHGEUGWPO
Se despertó asustado y sudando a mares... Que carajos acababa de soñar?
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