Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una vida sin ti por Higary

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Precisamente a poco más de un año de comenzar a escribir “Un año contigo”, uno de mis fanfics más dramáticos (Kyuu: No tienes muchos, pero sí que le metes drama al asunto ¬¬), y con el fin de apoyar y promover el Tercer Festival Literario Sasunaru, desde hace unas semanas había decido escribir esta historia. Veremos el inicio de la relación entre Sasuke y Naruto y cómo se separaron, pero esta vez la historia se enfocará en el rubio, mostrando también cómo fue que pidió su deseo. En las notas finales les pondré un poco más de información y comentarios, de momento preparen los pañuelos y pasen a lo que vinieron: ¡¡a leer!!

 

Disclaimer: Los personajes pertenecen al buen Kishimoto que nos dará un final épico en el manga (¡más le vale!). La historia es totalmente producto de mi vena dramática.

 

Dedicado a todos los que leyeron “Un año contigo” y especialmente a Kuroi_Yukie, cuya llamada telefónica ayudó a ejercer presión en mi cabeza y terminar esta historia en dos noches de desvelo.

UNA VIDA SIN TI

 

“A veces no es suficiente con pensar intensamente en la otra persona y viceversa”

 

Uzumaki Naruto era un joven rubio de intensos ojos azules que siempre estaba rodeado de gente. Tenía un aura que terminaba por atraer a las personas, ya que solía dejar una huella imborrable en todo aquél con el que convivía.

 

De niño fue un poco solitario debido a que sus padres murieron cuando era muy pequeño. Criado por Jiraiya, un escritor de novelas eróticas que apreciaba mucho a sus padres, poco a poco intentó llenar aquél vacío dejado por sus progenitores. Con el pasar del tiempo fue  conociendo a más personas y haciendo nuevos amigos. Pero todo se revolucionó cuando conoció a Uchiha Sasuke.

 

Al inicio él y el joven azabache de ojos negros discutían hasta por la más mínima tontería, sin embargo fue por eso mismo que comenzaron a pasar tiempo juntos y fue inevitable que con la observación llegaran a conocer al otro. Se dieron cuenta de que a pesar de sus tan distintas personalidades, también tenían mucho en común y se comprendían bien. Llegaron a ser buenos amigos.

 

-¿Otra vez ramen, usuratonkachi?

Aquella mañana ambos chicos se encontraban almorzando. El Uchiha miraba con aire despectivo el vaso con fideos que su acompañante saboreaba con tanta emoción.

-El ramen es delicioso, teme.

-Pero no puedes comer eso todos los días.

-No me quejo, amo su sabor. Además no es como si tuviera tiempo de prepararme un almuerzo casero o algo así –dijo, restándole importancia al hecho de que, a diferencia del moreno, él no tenía a alguien que le preparara la comida

-… No es bueno para tu salud. Toma –le quitó el vaso y a cambio le puso su propia caja de almuerzo-, come algo decente, dobe.

Las mejillas de Naruto se sonrojaron un poco, pero no dijo nada. Simplemente sonrió agradecido, asintió con la cabeza y empezó a devorar la deliciosa comida.

 

Le daba cierta ternura que, pese a su carácter tan huraño, Sasuke se preocupara tanto por él y lo cuidara a su manera. Todos decían que él era una persona muy seria y antisocial, quizá era cierto, pero el rubio ya había visto lo que se escondía bajo esa coraza: una persona que protegía sin dudar a sus seres queridos.

 

Con el paso del tiempo llegaron a ser mejores amigos, inseparables. Los demás chicos con los que se juntaban solían burlarse de que no se podía ver al uno sin el otro, al menos para pelear: sus discusiones ya eran leyenda. Naruto se dio cuenta de que la presencia de Sasuke se había vuelto indispensable para él, que le dolería en el alma perderlo y le gustaría pasar el resto de su vida junto al moreno. Fue entonces que, para su horror, se dio cuenta de que aquella amistad ya no bastaba para demostrar sus sentimientos.

 

Para un adolescente de quince años descubrir que está enamorado de su mejor amigo hombre resulta impactante y atemorizante. Eso provocó que Naruto se pusiera nervioso con la presencia de Sasuke y constantemente los rodeara un ambiente tenso. Trataba de que no fuera evidente, sin embargo no podía evitarlo, sobre todo tomando en cuenta lo popular que su amigo era entre las féminas de la escuela. Por fortuna él no prestaba atención a ninguna, sin embargo eso no impedía que sus entrañas se retorcieran cuando veía a alguna colgarse de su brazo (pese a su cara de fastidio) o que le coquetearan con total descaro.

 

Todo eso no hacía más que enfurecer y deprimir a Naruto, ya que Sasuke provenía de una familia muy rica e importante. Lo más obvio era que él se consiguiera una novia linda y adecuada para su estatus y a la que sus padres aceptaran como su pareja. Un chico huérfano y humilde no tenía cabida en su vida; sencillamente debería resignarse y estar agradecido por tener el puesto de “mejor amigo”.

 

Pero Sasuke no era el único popular. Naruto también resultaba alguien atrayente tanto para mujeres como hombres. Sin embargo fue una osada chica llamada Shion quien comenzó a acercársele constantemente. Naruto era consciente de sus verdaderos sentimientos, pero creyó que si intentaba salir con alguien más poco a poco se olvidaría del moreno y así no arriesgaría su amistad. Para su enorme sorpresa fue el propio Sasuke quien, aprovechando la presencia de la chica tan seguido, comenzó a coquetear con ella hasta hacerla olvidar al Uzumaki y caer loca ante sus encantos. Ese fue un doble golpe para Naruto. Se sintió tan traicionado que gritó a Sasuke hasta de lo que iba a morirse.

-¡Eres un estúpido bastardo egoísta! ¡Maldita sea la hora en que te cruzaste en mi camino!

Se alejó dejándolo con total cara de impacto. ¿Pero qué esperaba?, ¿una felicitación por ligarse a la chica con la que él estaba considerando salir?

 

Los días siguientes fueron horribles. Sus amigos trataban de aligerar un poco el ambiente, sin embargo consideraron que lo mejor era mantenerse neutrales. Por su parte Sasuke lo abordaba a cada rato intentando hablar con él, aunque siempre recibía una mirada iracunda para después ser totalmente ignorado.

 

Naruto se sentía solo. Extrañaba la compañía de Sasuke, pero seguía sintiéndose herido. Aquél día se quedó un rato leyendo en la biblioteca para intentar despejar la mente. Todavía no se lo había dicho a nadie, pero quería estudiar medicina. Sabía que era una carrera difícil, sin embargo la perseverancia era una de sus virtudes. Quizá era momento de enfocarse en sus estudios y dejar de lado los sentimentalismos. Lástima que el destino no era de la misma opinión.

 

-¿Qué estás haciendo aquí?

Frente a él tenía a un desaliñado Sasuke. Dado que lo ignoró y evitó los pasados días, no se había percatado de que el chico lucía ojeroso y hasta más pálido de lo usual, como si estuviera enfermo o algo así.

-Te he estado esperando. Esta vez no te dejaré escapar sin que primero me escuches.

-No tengo nada que escuchar.

-¡Claro que sí! ¡Déjame explicarte lo sucedido con Shion!

Naruto arrugó el ceño a la mención de ese nombre y se cruzó de brazos lanzando al moreno la mirada más fría y atemorizante de su repertorio.

-¿Qué rayos me tienes que decir?

-Bien, verás… es que yo… -se frotó el cuello con nerviosismo

-Si quieres salir con ella, adelante, me da igual. Has lo que desees con tu vida y déjame en paz.

-¡No me estás entendiendo, Naruto! ¡Ella no me interesa para nada!

-¿Ah, no?, ¿entonces por qué coqueteabas con ella, idiota?

-Porque… sabía que ella... no era buena para ti. ¡No me veas así! Estoy diciendo la verdad. No podría dejar a mi mejor amigo salir con una mujer capaz de irse con el primero que le coqueteara.

-¿Resulta que lo hiciste por mí?

-¡Aunque lo digas con ese tono tan sarcástico! –suspiró, frustrado- Yo… No me gusta que me ignores, dobe, y sé que me lo merezco, pero… Te juro que la persona a la que más odio hacer sufrir… eres tú.

Sus palabras calaron hondo en Naruto. Él mejor que nadie sabía lo orgulloso que era el moreno, por eso que fuera capaz de aceptarlo abiertamente tenía un gran significado.

-Tengo algo para ti.

El rubio recibió en sus manos un lindo monedero en forma de rana, su animal favorito. Lo contempló con emoción, casi le brillaban los ojos.

-¡Está increíble! –exclamó y, al ver la pequeña sonrisa del otro, carraspeó- Ni creas que puedes chantajearme con esto, teme.

-No es un chantaje, digamos que es… una oferta de paz.

-¿Paz? –suspiró- Si realmente quieres que te perdone… no se te ocurra volver a hacer lo mismo. Porque a la siguiente juro que te romperé la cara.

 

Tras ese incómodo suceso volvieron a ser inseparables, pero ya no había marcha atrás para sus sentimientos. Naruto trataba de ignorar los desbocados latidos de su corazón cuando estaba con el azabache. Por esos días conoció a su hermano mayor, Uchiha Itachi, un hombre increíble, talentoso, inteligente y cordial. Naruto no podía evitar sentir gran admiración por él, era la clase de hermano mayor que le hubiese encantado tener. Se llevaba muy bien con Itachi, quien no desaprovechaba la oportunidad para molestarlo un poco, pero lejos de hacerlo se divertía con sus comentarios.

 

Pese a ser alguien distraído (y hasta torpe, lo admitía), Naruto se dio cuenta que esto no era visto con buenos ojos por Sasuke. Cuando mencionó que Itachi era muy agradable, la bomba estalló. Sasuke lo encaró alegando que le exasperaba la manera en que idolatraba a su hermano, que parecía un idiota contemplando a su amor platónico y una cantidad de insultos cada vez más fuertes. Naruto conocía bien el carácter de su amigo, pero la paciencia no era una de sus virtudes, así que no toleró sus palabras y comenzaron a forcejear al tiempo que respondía a sus provocaciones.

-¡No te interesa lo que yo haga o piense, imbécil!

 

Entre tantos jaloneos fueron a dar al suelo, moreno sobre rubio. Al ver que Sasuke alzó el puño, Naruto cerró los ojos con fuerza y sin querer soltó su más profundo secreto.

-Me gustas.

La cara del otro fue épica, parecía como si él hubiera recibido el puñetazo que no alcanzó a dar. Lentamente bajó el brazo y Naruto pudo sentir cómo le acariciaba la mejilla con delicadeza, incluso temblaba un poco.

-¿Cómo amigo? –preguntó en un susurro

-Claro que no, teme. Pensé que eras más inteligente.

-Usuratonkachi –se apartó un poco para ayudarlo a sentarse y lo jaló hacia su pecho-… Tú también me gustas, idiota.

 

Aquél fue uno de los días más felices en la vida de Naruto. Cierto, la declaración no fue la mejor del mundo, pero teniendo en cuenta cómo eran ambos, no podía esperar otra cosa. De esa manera empezaron formalmente su noviazgo, aunque decidieron mantenerlo en secreto debido a las implicaciones que conllevaba una relación entre hombres.

 

Se encontraban en el primer año de preparatoria cuando aceptaron sus sentimientos por el otro. Y durante dos años vivieron una maravillosa relación. Claro, tenían sus altibajos como cualquier pareja, considerando sus formas de ser (y que ambos eran bastante celosos), las discusiones absurdas nunca faltaban. Sin embargo eran inmensamente felices juntos, parecía como si hubieran encontrado a su pareja ideal, aquella con la que desearían compartir el resto de tu vida. Al menos así lo creyó Naruto.

 

Cuando se acercaba la graduación, comenzaron a correrse rumores sobre la relación de ellos dos. Ninguno afirmó nada. El rubio consideraba que lo más prudente sería confesarlo todo una vez que salieran de la preparatoria, como ya lo tenían planeado. Pero todos esos chismes de alguna manera llegaron a oídos de la familia Uchiha. Naruto estaba dispuesto a soportar cualquier adversidad con tal de seguir a lado de Sasuke, pero desafortunadamente llegado el momento él no lo tomó así. Sus padres lo cuestionaron y, sin comprobar nada, le dieron a escoger entre su familia (junto con los beneficios y responsabilidades que acarreaba su apellido) y Naruto. A pesar de su sincero y profundo amor por el Uzumaki, se dejó convencer por todas las presiones y decidió separarse de Naruto.

-¿Y dónde queda todo lo que hemos pasado juntos, teme?, ¿todas las veces que juraste amarme?

-Te amo, Naruto, eso sigue igual –desvió la mirada-. Pero mi deber es cuidar el apellido de mi familia y responder a lo que se me exige. Lo siento.

-¿Lo sientes? –apretó los puños y contuvo las lágrimas. No iba a llorar delante de él- Ya tomaste la decisión tú solo, ¿no? Entonces no necesito tus disculpas en absoluto, idiota.

-Naruto, una vez te lo dije, que lo que menos deseaba era hacerte sufrir. Sé que estoy siendo un maldito egoísta, pero yo… yo…

El corazón de Naruto se oprimió. Al ver la expresión del otro sabía el trabajo que le estaba costando decir aquello, sin embargo el dolor que estaba sintiendo en su propio interior le nubló la vista. No le dejó seguir hablando, ya que no quería escuchar que lo amaba pero al parecer no era suficiente para quedarse a su lado. Dio media vuelta y se marchó a toda velocidad. Sobre su orgullo le mostraría sus lágrimas al moreno.

 

Su tutor Jiraiya se dio cuenta de que algo ocurría, los ojos hinchados de su protegido se lo decían todo. Sin embargo Naruto no le explicó qué era lo que estaba sucediendo. Simplemente le dedicó la sonrisa más triste y vacía que el mayor había visto en su vida.

-Dame tres días, Ero-sennin. Tres días… y el mundo volverá a estar en su lugar.

 

Precisamente esos tres días faltó a clases, se quedó en casa rememorando todos los lindos recuerdos vividos con su ahora ex novio. Y lloró. Lloró hasta quedarse sin lágrimas y caer fatigado. Desahogó todo el dolor que estaba sintiendo. Su amor por Sasuke no iba a desaparecer nunca, eso ya lo sabía, pero al menos le ayudaría a seguir adelante y no derrumbarse cuando volviese a verlo.

 

A su regreso a la escuela y durante los días que quedaron de clases, evitó al Uchiha a toda costa, aunque no fue difícil porque él hacía lo mismo. El resto de sus compañeros notaron de inmediato que algo había ocurrido, pero ya que ninguno quiso dar detalles, ellos tampoco los presionaron. Era una lástima que los mejores amigos al parecer se habían distanciado sin marcha atrás.

 

Y de esa manera sus caminos, que alguna vez creyeron siempre estarían juntos, tomaron rumbos separados. Naruto decidió enfocarse en sus estudios y con gran esfuerzo ingresó a la carrera de medicina. Se esmeraba más que nadie para alcanzar su meta de convertiste en un excelente pediatra, aunque también eso le ayudaba a no recordar a su ex pareja. Durante su vida universitaria se le acercaron muchas personas con intensiones románticas, pero él no le hizo caso a ninguna. Había sufrido tanto en su única relación y la verdad es que le aterraba volver a terminar con el corazón roto.

 

De esa manera continuó durante varios años, con un brillante futuro profesional gracias a sus esfuerzos, buenos amigos, un tutor que lo apoyaba, pero cero vida amorosa. Hasta que conoció a un atractivo pelirrojo llamado Sabaku no Gaara. Se conocieron por casualidad bajo el techo de una tienda mientras se resguardaban de la lluvia. Naruto era muy hablador por naturaleza, así que comenzó a sacarle plática al chico quien sin darse cuenta hablaba con ese extraño como si fueran viejos amigos.

 

Durante ese rato se dieron cuenta de que tenían cosas en común y comenzaron a frecuentarse. Naruto iba seguido al restaurante en el cual Gaara trabajaba como chef, se había vuelto fan de su comida. Pese al carácter serio del pelirrojo, podían platicar durante horas sin aburrirse, pero también compartir cómodos silencios disfrutando la compañía del otro.

 

El Uzumaki no era tonto, sabía qué era lo que estaba ocurriendo entre ellos y tuvo miedo. Había logrado evitar situaciones así desde que salió de la preparatoria y no quería perder al gran amigo que encontró. Sin embargo fue Gaara quien decidió tomar su mano y de manera directa le dijo que estaba enamorado de él. El chef sabía que algo ocurrió en la vida del rubio y por eso se mostraba tan renuente al amor, pero no trató de ahondar en ello y tampoco estaba dispuesto a dejarlo ir tan fácilmente.

 

Fue por esa perseverancia que Naruto decidió confiar con él y aceptó que el pelirrojo también le gustaba. Comenzaron a salir y en poco tiempo su relación se volvió seria y formal. Gaara no tuvo reparos en anunciar a sus amigos y familiares quién era su pareja, lo que por primera vez en su vida le dio a Naruto la fortaleza de declarar su homosexualidad. Había encontrado a una pareja que lo hacía sentir seguro y tranquilo.

 

Naruto era muy feliz con Gaara, estaba realmente enamorado. A pesar de ello había ocasiones en que no podía evitar acordarse de la persona que lo dejó. Una vez trató de odiarlo, decirse que recordar a su ex novio no valía la pena y sólo era un imbécil por haber preferido abandonarlo. Nunca pudo hacerlo. Por más que lo intentara, sabía que le sería imposible llegar a odiar a Uchiha Sasuke y al contrario. Para su molestia y frustración, en ocasiones se encontraba preguntándose cómo estaría el moreno e imaginando cómo serían sus vidas si ellos no se hubieran separado. No podía evitar preguntar a sus viejos amigos de escuela por él y cómo le estaba yendo. Sentía un pinchazo de culpa cada vez que su corazón brincaba al escuchar que Sasuke continuaba soltero y no parecía deseoso de encontrar pareja ni mucho menos casarse.

 

El Uzumaki y su novio decidieron comenzar a vivir juntos, a decir verdad ya parecían un matrimonio consolidado, por lo que Gaara incluso llegó a plantearle la posibilidad de adoptar un hijo. Naruto llevaba varios días meditando esa propuesta; a decir verdad le ilusionaba criar a un niño y darle todo el amor que él perdió siendo muy pequeño, pero había algo que lo detenía de dar el paso definitivo.

 

Su impedimento cobró forma un día que se encontraba leyendo en la parada del autobús. Ya con veintiséis años estaba esperando a Gaara para ir a comer, debido a que por su trabajo casi no se habían visto. Pero su concentración se rompió cuando escuchó a alguien pronunciar su nombre con una voz que le resultaba dolorosamente familiar.

-Naruto…

El joven rubio alzó la cabeza y volteó a verlo, abriendo los ojos de sobremanera. Qué irónica resultaba la vida al volver a encontrárselo, varios años después, justo un veintitrés de Julio y cuando su relación estaba por tomar un nuevo rumbo. En ese momento la cruda verdad cayó sobre él y tuvo que aceptarla: sin importar cuánto sufrimiento le había causado, seguía amando a ese hombre con todas sus fuerzas. No pudo evitar sonreír para ocultar su dolor, cerró su libro y se puso de pie.

-Vaya, ha pasado mucho tiempo, ¿verdad? –trató de hablar lo más natural posible- Te ves bien, Sasuke.

-Sí… Lo mismo digo,  Naruto.

Volver a pronunciar su nombre en voz alta y escuchar que él lo llamaba por el suyo hizo que su estómago se retorciera. El Uchiha se había puesto mucho más atractivo que cuando adolescente, haría sonrojar a cualquiera. Pero no dejaría que el moreno se diera cuenta del impacto que causaba en su interior.

-Me parece raro que alguien de tu posición ande por aquí caminando. No irás a tomar el autobús, ¿o sí?

-Quería un poco de aire fresco. ¿Tú qué haces aquí?, ¿esperando a alguien?

-Sí, a mi novio. Ambos hemos estado tan ocupados últimamente que hoy por fin pudimos darnos tiempos para salir a comer juntos.

Se sintió como una basura al utilizar a su pareja para recalcarle al Uchiha que no se quedó llorándole todos esos años, especialmente al darse cuenta que su historia con el azabache no estaba finalizada como él quiso creer.

-Ya veo. Escuché que te estaba yendo muy bien en el hospital.

-Me esfuerzo, quiero ser el mejor pediatra de Japón.

Tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no sonrojarse tras escuchar que Sasuke había estado preguntando por él y ver la sonrisa con que lo contemplaba en esos momentos. Maldito Uchiha bastardo. Se suponía que lo dejó porque debía proteger el renombre de su familia. ¿Entones por qué rayos lo veía de la misma manera que cuando estaban juntos? Naruto llegó a conocerlo demasiado bien; sabía que esos ojos negros estaban desbordando amor en su mirada. La aparición de una cabellera roja lo hizo abandonar esos pensamientos y de nueva cuenta se sintió como un gran traidor y mentiroso.

-Ahh, Gaara, por fin llegaste.

-Disculpa, había muchos clientes.

Esa era la señal para que se alejara lo más pronto posible, antes de que recordara todas aquellas lágrimas y noches de melancolía que supuestamente enterró tiempo atrás.

-¿Y quién es él? –oyó preguntar a su novio

-Es Uchiha Sasuke. Íbamos a la misma clase en la preparatoria.

-Ah, claro –no quiso saber si el chef sospechaba algo-. Mucho gusto. Sabaku no Gaara, pareja de Naruto.

-Uchiha Sasuke –vio cómo estrecharon sus manos-. Es un placer.

-Bueno, debemos irnos o nos cancelarán la reservación.

-Eres chef y me llevas a otro restaurante –habló el rubio para alejarse lo más pronto posible de una vez

-Oye, tengo derecho a probar otra comida.

Ya habían avanzado un par de metros cuando Naruto se detuvo. ¿A quién engañaba? Jamás pudo ni podría olvidarse de él y sabía perfectamente por qué en esa fecha solía sentirse melancólico.

-Por cierto –sonrió levemente-, feliz cumpleaños, Sasuke.

Cada veintitrés de Julio el ojiazul solía despertar, contemplar el calendario y con mirada vacía murmurar un “Feliz cumpleaños, teme”. Sin decir nada más se dejó llevar por su pelirrojo novio. Era patético que después de tanto tiempo el hombre que le rompió el corazón todavía pudiera hacer estragos en él con su sola presencia y unas pocas palabras. No sabía si Gaara sospecharía algo, pero no hizo preguntas. Aunque tenía todo el derecho de reclamarle.

-Oh, rayos.

-¿Qué sucede, Gaara?

-Olvidé mi billetera en el restaurante –bufó con fastidio-. Lo siento, enseguida regreso, Naruto.

-Puedo acompañarte.

-No, estás cansado porque te tocó la ronda nocturna en el hospital. Mejor espérame en ese parque. Prometo no tardar.

 

El Uzumaki decidió hacerle caso y se internó en el parque. Veía a los niños jugar, parejas amorosas paseando por ahí y muchas personas más que parecían felices. Sin embargo todos parecían ignorar o pasar de largo a un anciano limosnero que se hallaba ahí sentado. Naruto suspiró y fue hacia él mientras se revisaba los bolsillos. Existía gente que sufría más.

-Lo lamento –se disculpó, dándole varias monedas-, es todo el efectivo que traigo.

-Gracias –contestó el hombre-. Eres un joven muy sincero.

-No del todo –respondió con culpa hacia el Sabaku

Iba a seguir deambulando, pero de pronto la voz del anciano lo detuvo.

-¿Tienes algún deseo por el que intercambiarías todo tu tiempo de vida?

-¿Eh? –volteó a verlo

-Quiero saber si, a pesar de ser un joven exitoso rodeado de gente que lo quiere, hay un deseo por el que serías capaz de sacrificar la vida que te queda.

Por la mente de Naruto pasaron muchos recuerdos vividos con Gaara, risas, discusiones, salidas con sus otros amigos, a su tutor apoyando la relación. Pero en el fondo de todos ellos se encontraban enterrados otros recuerdos que jamás pudo borrar.

-Entonces, ¿cuál es tu respuesta, muchacho?

-… Sí, hay algo –tomó aire-. Lo que usted dijo es cierto, tengo una vida muy feliz, una carrera que va en ascenso y estoy con una buena persona. Eso es quedarme corto, es alguien maravilloso. Sin embargo… la verdad es que sigo amando profundamente a mi ex novio. Él sigue siendo el gran amor de mi vida y siempre será así –apretó los puños-. Mi pareja actual me ha ayudado y apoyado muchísimo, tiene todo el derecho de estar con alguien que lo ame exclusivamente a él. No se merece a alguien que sigue recordando a otra persona que no puede tener, por eso… Daría todo mi tempo de vida a cambio de que la próxima vez que renazca en este mundo pueda estar junto a la persona que de verdad amo. Y esta vez, sin impedimentos, podremos compartir una vida juntos.

-Ya veo.

-Es algo muy tonto y egoísta, ¿verdad? Teniendo en cuenta que ya hay alguien que me quiere de verdad y  a pesar de eso no puedo corresponderle totalmente como quisiera.

-La felicidad de una persona es distinta a la de otra. Tienes derecho a desear lo que realmente anhelas –dijo el anciano y sus ojos brillaron-. Entonces así será: abandonarás esta vida para esperar la siguiente donde volverás a encontrarte con la persona más importante para ti. Perderás todo lo que has conseguido hasta hoy por la esperanza de una nueva vida pagando el precio acordado. ¿Te arrepientes?

-¿De morir? –sonrió- No, porque ya no puedo mentirme más a mí mismo, de eso me di cuenta justo el día de hoy. Además si ya no estoy en medio, seguramente Gaara encontrará a alguien que pueda hacerlo el hombre más dichoso del mundo y para quien será el número uno. Eso es algo que yo jamás he podido ni podría darle.

-Comprendo. Entonces ve y has feliz a ese joven el resto del día. Es lo menos que él se merece.

 

Naruto no sabía si creer en las palabras de aquél misterioso hombre o no, pero le hizo caso. Pasó una tarde agradable en compañía del pelirrojo, hablaron de muchas cosas, intercambiaron besos y caricias e incluso Naruto se permitió derramar unas lágrimas agradeciéndole todo su cariño, compañía y el haber llenado un hueco que le oprimía el corazón.

 

Por la noche Gaara salió a una tienda cercana para comprar algunas cosas. El rubio se encontraba recostado en la cama con sus ojos azules fijos en el techo, cuando de pronto sintió un horrible dolor en el pecho y le costó trabajo respirar. Como médico sabía lo que le estaba pasando, al parecer realmente iban a cobrar el precio de ese deseo.

-No temas –escuchó la voz de aquél mismo anciano dentro de su cabeza-, el dolor pasará pronto. Primero estarás en un sueño que para la gente a tu alrededor quizá dure segundos, pero para ti y alguien más el tiempo será de un año. Después dormirás profundamente  y cuando vuelvas a abrir los ojos tu verdadero amor estará nuevamente contigo.

-¿Ah… sí? –sonrió débilmente- ¿Y me… recordará…?

-No te preocupes. Al igual que tú, desde que despierte inconscientemente comenzará a buscarte con desesperación. Ambos lo sabrán cuando se encuentren aunque sus recuerdos ya no estén en su memoria.

-Entonces… lo esperaré con ansias… Gracias…

-Ahora cierra los ojos y ve –lo escuchó reír-. Él te estará esperando.

-Lo siento… Gaara –unas lágrimas se deslizaron por sus mejillas sin borrar su pequeña sonrisa-… Ahí voy… Sasuke…

Los ojos de Naruto se cerraron completamente y su respiración se detuvo de golpe, aunque la expresión anhelante de su rostro no se borró en ningún instante.

-Ve y cumple su deseo. Una vez hecho eso, tu deseo también se volverá realidad. Buena suerte, muchacho, y espero que finalmente ambos puedan ser felices.

 

Cuando Gaara regresara de la tienda se encontraría con el cuerpo sin vida de su novio y se armaría un gran escándalo. Todos sus conocidos sufrirían la pérdida de un ser tan especial y querido. Pero ninguno de ellos jamás sabría que esa fue la última decisión de Naruto con la esperanza de dejar esa vida sin Sasuke y tener una verdadera segunda oportunidad para que los dos fueran felices juntos. Y esta vez nada ni nadie los iba a separar. Sólo sería cuestión de esperar a que sus caminos volvieran a cruzarse una vez más.

 

“Se debe tener la fuerza para luchar por obtener aquello que deseas. Sólo así los sueños se volverán realidad”

 

FIN

THE END

OWARI

Notas finales:

HIGARY-NOTAS:

Para mí fue un placer escribir este oneshot/precuela de una historia que me gustó tanto, espero no haberles decepcionado y arruinar las sensaciones que provocó el fic original XD (Kyuu: ¬¬) Ahora sí, como les puse en las notas de arriba, no se olviden de visitar la página del Festival y participen, ya sea escribiendo una historia para alguna de las categorías, invitando a sus amigos yaoistas escritores o nominando fanfics que consideren deben ser dados a conocer (Kyuu: Sobre eso, tanto Un año contigo como Romeo v/s Romeo están nominados para “Reconocimientos especiales”, por si gustan apoyarlos ¬¬). Anímense queridos lectores y les prometo que a más tardar el martes subo otro oneshot de comedia romántica, jeje (Kyuu: Y quizá alcance a terminar Ayuda demoniaca 2.0 para antes de que acabe el festival u.u). Como siempre saben que esperaré sus comentarios con golpes, pedradas, jitomatazos, cebollazos, pañuelos, alguna felicitación, flor y saludo también será recibida con las bombas y demás XD Se me cuidan mucho y nos estamos leyendo pronto. ¡Bye byeeee!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).