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Let yourself go. por yonggon

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Sus cuerpos agitados, uno más que otro; las respiraciones de ambos estaban aceleradas, por poco al mayor se le fue el corazón en ello. Correr más de cinco kilómetros no estaba en sus planes, menos por perseguir a alguien, pero sólo lo hacía por el estúpido cretino al cual ama.

 

—Serás puto—bufó— ¿Cómo rayos se te ocurre? ¿Ah? No tengo resistencia, Jong In. Me vale madres que tengas experiencia en deportes, yo no la tengo  y tú lo sabes.

—Pero tú fuiste el que corrió tras de mí…

—Ya—irrumpió el mayor— Está bien, pero qué sabría yo que íbamos a correr no-sé-cuántos metros.

—Pero…

—Sin peros, Jong In.

—Está bien—le miró los ojos y de paso observó más allá del rostro del mayor, mucho… más abajo.

—Oh, Dios. Jong In, ¿qué miras? —minucioso, sonrió picarón.

—Pues “ahí” abajo, ¿qué no puedo mirar las partes de mi novio?

—Oh, Jong In… cierra la boca.

—Sólo si tú me la cierras—le miró pícaro, sabía que el mayor jamás le iba a besar o hacer cosas por el estilo porque, por lo general siempre él era el que tomaba la iniciativa.

Pero ahora no era  él quién había tomado el control, sino que el mayor de los dos, Kyungsoo, fue quién capturó sus labios. Su adorado y tierno petiso lo había besado, y sólo cuando supo que las mejillas del menor ardían, atinó a sonreírle mientras disfrutaba el besuqueo.

Santo infierno, ¿desde cuándo Kyungsoo se comportaba así? Era extraño y le gustaba pero… quería que el mayor fuese el sumiso a sus encantos, no él.

 

Oh, labios aprisionadores. Tan encantadores… tan…

 

Kyungsoo lo apartó con brusquedad cuando comenzó a oír los jadeos de menor. Definitivamente, si seguía sería una escena indecorosa para ambos.

—Ahora, te callas todo el camino de vuelta a casa, ¿vale? Si no, te violo—miró seductoramente los labios morenos del menor.

—Pero, Kyuns…

—No—besó seductoramente la parte inferior de su cuello; el más alto reprimió un jadeo— No… hables más—subió hasta llegar a la comisura de sus labios— No me tientes, Jong In-ah. Me pones ardiente, y sabes con exactitud a qué lleva eso ¿no?

 

Oh por Dios. ¿Qué acababa de hacer?

 

El menor tragó saliva y atinó a asentir.

 

¿Kyungsoo, eres tú?

 

Cuando el rubor ya había desaparecido de sus mejillas caminó torpe tomando a  Kyungsoo por la cintura.

 

—Ohm, ¿desde cuándo te has puesto tan seductor…?—lo aprisionó contra él.

Oh, el paraíso.

—Ay, por favor Jong In, no es momento de interrogatorios—dijo serio.

—¿Te atreverás a responderme la puta pregunta?

—¿Qué más quieres? Me pones caliente, me vuelves loco cada vez que miras pervirtiendo cada parte de mi cuerpo… es jodidamente tentador, está bien que sea un vergonzoso y hasta un poco cobarde, pero… Jong In-ah—gimió cuando sintió un leve mordisco en el lóbulo de su oreja.

 

Las cosas con su entrepierna hoy, irían mal.

 

—Hm… Jong In-ah—regañó Kyungsoo— Estamos en un lugar público y… Hm—trató de reprimir un sonoro suspiro.

—¿Y qué? ¿Nunca has tenido una fantasía así? —Jong In intentó palpar los sentidos de Kyungsoo, susurrándole seductoramente al oído.

—Atrevido—murmuró soltándose del agarre del chico, claramente intuía lo que vendría y de tan sólo pensarlo, le encantaba…— Quédate con las ganas, Jong In.

—¡No te irás a masturbar sin mí, Kyungsoo!

—Oh, por favor—masculló tratando de ocultar el rojo vivo de sus mejillas.

 

Jong In sonrió con ternura, sabía que esa faceta del menor no duraría mucho, pero captar lo que vendría llenó de lujuria su palpitante corazón.

 

—Apresúrate—dijo entrelazando sus dedos con los del mayor—, tenemos mucho que hacer.

—¿Eh? Jong In, ni se te ocurra co…

 

Antes de que Kyungsoo pueda auricular palabra alguna, Jong In tiró de él, forzándolo a trotar; maldiciones salían de la boca del mayor, las cuales hacían soltar sonoras carcajadas por parte de Jong In, burlándose de lo tierno que podía llegar a ser su amante.

Y es que Kyungsoo por dónde lo miren es ternura.

 

—No querías que me corra allí, ¿o sí?

 

Kyungsoo le fulminó con la mirada, ¿quería acabar con su sanidad mental? Pues ¡bravo! Ya lo había conseguido.

 

—Vamos, Kyungsoo. Muéstrame cuán seductor puedes llegar a ser, ¿no era eso lo que querías? —ronroneó.

 

Dios.

 

—Jong In-ah… quizás… me mal entendiste—dijo con dificultad, la cercanía de ese hombre provocaba que él quedara sin oxígeno aparente.

—¿Es enserio? —besó lenta y apasionadamente el cuello níveo del más bajo.

—Ohm, Jong In-ah—jadeó, sabía que el mayor conseguiría lo que quería a fin de cuentas, él lo había provocado.

 

Kyungsoo, provocó la invasión de Jong In en sus entrañas, sentidos y bueno, para qué decir de sus caderas, que en un par de horas más, dolerían de sobre manera.

 

—Sólo… déjate llevar.


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