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Monstruos por TabiiiTa

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Notas del fanfic:

Les advierto que esto es raro… no se si muy raro, pero raro en algun sentido. Así que leanlo con la mente abierta.

No sé qué puto problema tengo, pero me encanta escribir a Jinki teniéndole miedo a algo xD

Las faltas ortograficas van de mi parte(?) lo escribí hace tiempo y mi ortografía era peor que ahora :c

Notas del capitulo:

Como dije antes, no soy muy amiga de los songfics, pero 'Quasimodo' era perfecta para este fic… no pude evitar ponerla Dx Escuchenla en vivo, es más hermosa~ 

Cuando las luces se apagan sabe que el vendrá  y no se irá hasta estar satisfecho y descargar toda su ira en él. También sabe que no hay escapatoria, lo único que puede hacer es esperar a que la luz aparezca y entonces todo vuelva  a su ritmo normal, donde su padre deje de transformarse en un monstruo y vuelva  a su habitual yo, donde la paliza de la noche anterior sea solo una de las tantas que trata de ocultar bajo su ropa holgada y borrar de su mente. Esas memorias que provocaron su nictofobia desaparecen al ver la luz y todo empieza de nuevo, su magnífica actuación de una familia perfecta que su padre sabe interpretar tan bien. Porque como todos, Jinki no le teme a la oscuridad si no a lo que la oscuridad trae con ella.

 

 

Los días de Jinki eran relativamente simples, desde que se levantaba en la mañana hasta que volvía a casa lo único que hacía era estudiar. No porque amara los estudios, pero concentrarse en ellos era lo único que podía hacer para mantenerse distraído de querer hacer otras cosas como cantar. Lee Jinki era el mejor de su clase y obviamente todos esperaban que con sus notas fuera a una buena universidad y estudiara algo como medicina o leyes, eso incluía a su padre y por ende sería lo que Jinki haría. Era la clase de chico que complacía a su padre y no era solo por obediencia, era más que nada miedo a las consecuencias de desobedecer. Recordaba perfectamente, la vez en la que le dijo a su padre que quería ser cantante, esa fue la única vez que el monstruo que aparecía durante las noches también se presento durante el día. Ese día Jinki temió que la luz dejara de resguardarlo de aquel monstruo. Era algo que Jinki no olvidaría jamás, desde entonces sólo se limitaba a hacer lo que su padre decía y evitaba a toda costa  desear cosas, su sueño de ser un cantante quedo limitado a ocultarse en sus sueños nocturnos y evitaba desear cosas porque desear era algo que no estaba a su alcance, desear algo que no puedes tener solo trae decepción y sufrimiento cuando no puedes conseguirlo y Jinki prefería ahorrarse todo eso – era suficiente con el monstruo de la oscuridad.

Un día normal en su vida, era levantarse temprano en la mañana, ir a la escuela y pasar lo mas desapercibido posible, ser invisible. Conocía el nombre de todos los alumnos de su clase, pero estaba seguro de que ninguno recordaba el suyo. Jamás logro hacer un amigo, a pesar de llevar 2 años en la escuela .En parte era su culpa por no acercarse a nadie pero en realidad no sabía cómo hacerlo. Si las habilidades sociales fueran una asignatura, él obtendría cero.  En general su vida era monótona, aburrida, absorbente y agotadora. 

Sus días cambiaron un poco cuando conoció a cierta persona, solía pasar por las salas de ensayo que utilizaba el coro de la escuela y un día cuando iba de camino a casa escuchó la voz más hermosa que pudiera imaginar. Una voz poderosa, melódica y cargada de sentimiento que lo hizo detener su paso y contener la respiración. Sus pies se quedaron pegados al suelo como si fueran de metal hasta que la voz se detuvo y vio salir de la sala a un chico de cabellos revueltos, mandíbula definida, cuerpo bien formado y ojos similares a los de un cachorro. Su corazón dio un repentino vuelco al ver que el chico le sonrió amistosamente al verlo de pié frente a la puerta.  Era la sonrisa más radiante y cálida que le hubieran regalado, la gente no solía sonreírle, ni siquiera verlo y la sonrisa de aquel chico era como un rayo de luz que logró hacerle sentir un agradable calor en el pecho. Así que grabo aquella imagen en su retina antes de disculparse y salir caminando aceleradamente hacia la salida.

Es encuentro cambio su rutina, desde entonces cada vez que iba de regreso a su casa se quedaba unos minutos afuera del salón de ensayo para escuchar a aquel chico, la mayor parte del tiempo lo encontraba allí. Cantando todos los días alguna balada que lograba cautivar a Jinki. Aunque nunca entraba o le hablaba, prefería simplemente observarlo de lejos.

Luego de unos días de observarlo se enteró de su nombre: Kim Jonghyun, un estudiante transferido hace poco, era un año menor y cursaba un grado menos que Jinki. En cuanto llegó se inscribió en el taller de música, ese fue el día en el que Jinki lo escuchó por primera vez. Todos sabían de su pasión por la música, pero eso no quitaba la imagen de chico malo que cargaba sobre sus hombros. No sólo era su cabello teñido lo que causaba esa reputación, era bien sabido que era algo narcisista y no tenía el mejor humor.  Rápidamente se hizo conocido y respetado por todos. Nadie se atrevía a meterse con él porque era demasiado impulsivo y no tenía miramientos a la hora de patear algunos traseros. Aunque Jinki prefería creer que era una chispa, que se encendía fácilmente por las acciones de los demás. Lo veía como una luz después de todo.

Llegó a grabar la voz de Jonghyun en su mp3, era un poco psicópata de su parte, pero amaba demasiado la voz de Jonghyun. La mayor parte del tiempo escuchaba sus canciones y lo ayudaban a relajarse y olvidarse de todo por unos momentos.

No tardó mucho en darse cuenta de que tenía un gran flechazo con Kim Jonghyun. No podría llamarlo amor, porque apenas lo conocía pero si sentía algo por él. Le gustaba mucho. Tanto que llegaba a quererlo, querer hablarle, conocerlo, estar con él. Por primera vez Jinki se permitió querer algo y ese algo era Kim Jonghyun. No le importaba el sufrimiento que conllevara ello, porque sabía perfectamente que alguien como aquel chico jamás se fijaría en él, era alguien fuera de su alcance pero aun así se permitía anhelarlo, porque el dolor que se formaba en su pecho al pensar que el otro ni siquiera sabía de su existencia no era nada comparado con la calidez que se formaba en su corazón cuando lo veía sonreír o cuando escuchaba su voz entonando alguna balada.

Pero todo cambio drásticamente un día. Era el último día de clases y los padres debían presentarse en la escuela para un evento realizado por el establecimiento. Por su puesto que el padre de Jinki se presentó, después de todo siempre actuaban como la familia ejemplar. A pesar de sólo ser ellos dos todos, sus conocidos tenían una buena impresión de su “familia” y su padre se encargaba de mantener esa imagen ante todo. Cuando terminó la ceremonia de despedida Jinki se dirigía a la salida junto a su padre cuando vio a Jonghyun entre la multitud. Instantáneamente el latido de su corazón se volvió irregular, se detuvo por un momento para contemplar un poco más al menor, pero su padre tiró de su brazo para que continuara caminando. Entonces todo pasó en un cámara lenta, la mirada de Jonghyun fijándose en su padre y luego en él para luego volver a su padre y mirarlo con odio, una mirada que Jinki jamás vio en aquel chico. Se sorprendió por su reacción, parecía como si conociera a su padre, como si lo reconociera. Pero lo que más le sorprendió fue la mirada fija que Jonghyun mantuvo sobre él, luego de ver a su padre, una mirada inexpresiva que lo dejo sin aliento. En ese instante sintió que dejaba de ser invisible para Jonghyun y lo lamentó por el resto de sus días.

A partir del siguiente año, su vida se convirtió en un infierno. Desde el primer día de clases Jonghyun se encargó de hacer sus días miserables. Ya fuera desde una zancadilla hasta meter su cabeza en el inodoro, el menor siempre tenía algo preparado para él.  No sabía con exactitud el porqué, pero Jonghyun se encargó de hacerle entender que su padre le había hecho algo muy muy malo y Jinki tendría que pagar por ello. Había veces en las que trataba de ser optimista y pensaba que al menos tenía la atención del menor, pero era difícil si quiera pensar cuando su cabeza estaba siendo azotada contra los casilleros. Estaba confundido, ¿por qué Jonghyun se desquitaba con él? ¿Qué le hizo su padre para que lo odiara tanto? ¿Se detendría alguna vez? ¿Lo odiaba tanto como a su padre? Y muchas más preguntas lo invadían de vez en cuando, pero no encontraba respuestas.

Aun así sus sentimientos no cambiaron, seguía escuchando su voz cada vez que podía, lo miraba desde lejos y pasaba por la sala de ensayos solo para verlo a pesar de saber que si era descubierto no se libraría de un castigo. Por eso decidió hacer lo mismo que con su padre. Para proteger el lado cálido de Jonghyun, su primera impresión y más que nada su corazón, su mente creó a otro monstruo. Un monstruo diferente al anterior, uno que aprecia con la luz del día, un monstruo tan radiante que lo dejaba ciego momentáneamente hasta que desaparecía. Y Lee Jinki se encontraba perdido, realmente perdido entre dos monstruos. La oscuridad y la luz se habían confabulado para hacerle daño y ya no sabía a qué le causaba más daño.

Aunque a veces tenía suerte, como aquel día en el que pudo capturar la sonrisa de Jonghyun en su celular sin ser descubierto o como cuando su padre a pesar de ser fin de mes, no llegó ebrio y se salvo de la paliza nocturna.  Para cualquier persona normal su vida era desafortunada. Cuando creía encontrar la luz resultaba ser sólo otro monstruo que lo aterraba. Pero Jinki no se sentía así. De alguna manera se sentía afortunado, porque entre todo podía disfrutar de la sonrisa y voz de Jonghyun y  a pesar de todo el seguía siendo su persona favorita. Además si lo pensaba de forma positiva, el monstruo de la oscuridad sólo aparecía los fines de mes y el monstruo de la luz sólo aparecía cuando era descuidado y dejaba notar su presencia, por lo que si se ocultaba bien podía esquivar a ambos.

Pero Jinki no quería esquivar al monstruo de la luz, porque a veces recordaba que era Jonghyun y si había algo que Jinki quería en este mundo era a Kim Jonghyun. No importaba si tenía que enfrentarse a ese monstruo para verlo. Porque cada vez que Jonghyun se desquitaba con él, cada vez que lo dejaba tirado en el piso luego de haberlo golpeado lo suficiente, veía esa mirada triste que parecía decir que no importaba cuanto lo golpeara nada cambiaría. Esa mirada mezclada con dolor y odio, hacia qué de alguna manera Jinki se sintiera comprendido. Jinki intento muchas veces deshacerse del dolor en los ojos de Jonghyun, se dejaba maltratar sin quejas cada vez que se encontraba con el monstruo de la luz, pero eso no parecía disminuir su dolor, no importaba cuantas veces se disculpara sin saber por qué pedía perdón, Jonghyun seguía teniendo esa mirada triste y dolida, a veces incluso parecía empeorar por lo que Jinki se rindió y solo se dejaba hacer.

Se rindió definitivamente ante los dos monstruos. Se dividían el trabajo. Cada fin de mes el monstruo de la oscuridad lo maltrataba, aunque eso lo dejaba mal por unos días y necesitaba faltar a clases por una semana para recuperarse. Pero en cuanto volvía el monstruo de la luz se encargaba de él sin siquiera darle un respiro.

Con el tiempo Jinki empezó a entender la naturaleza de ambos. Eran muy diferentes el uno del otro. El monstruo de la oscuridad era malvado de corazón y sólo quería dañarlo. En cambio el monstruo de la luz se volvió así por el sufrimiento, Jinki sabía que en el fondo aquel monstruo solo estaba demasiado herido y quería desquitarse para sentirse mejor. Y le habría encantado ayudarlo pero no sabía cómo.

 

 

Fin de mes era  la fecha ideal para que el monstruo de la oscuridad hiciera su aparición. Jinki sabía que vendría por él. Y así fue. Fue arrancado bruscamente de su cama y arrastrado hasta aquella oscuridad aterradora. Como siempre su padre estaba ebrio. Golpeaba y lanzaba golpes contra él y a pesar de no tener coordinación lograba darle en los lugares adecuados para hacerle sentir dolor, dolor, dolor y más dolor; su cuerpo era golpeado brutalmente, pero aun así apenas se quejaba, aprendió que los gritos solo aumentaban la violencia.

Pasaban los minutos, las horas y apenas era consciente de que los golpes se detuvieron, aun sentía cada parte de su cuerpo ser azotada. Y en esos momentos siendo consumido por la penumbra sólo podía pensar en una cosa, la luz. Y la luz para él era Kim Jonghyun, se perdía en su radiante sonrisa y su voz dejando el dolor en segundo plano.

La luz del día se filtraba por la rendija de la puerta –aquella habitación no contaba con ventanas– el monstruo se había marchado hace horas, pero él aún permanecía tendido en el piso. No podía siquiera respirar sin sentirse adolorido y al intentar levantarse cayó inconsciente.

Pasó un día entero tenido allí, sólo en el segundo día  tuvo fuerzas para levantarse. Como pudo curó sus heridas y comió algo, acostumbraba quedarse en casa por unos días luego de las palizas pero esa semana tenía examen y no podía faltar. Ignorando todo el dolor físico llegó a la escuela, rindió él examen y decidió saltarse clases por ese día.

 Fue a la terraza con la intensión de descansar, pero en cuanto entró fue empujado  de espaldas contra una pared. No tenía que ser adivino para saber de quién se trataba.

- Jonghyun, por favor... por favor hoy no... – suplicó lastimosamente. Aún no era golpeado pero podía sentir el dolor recorrer su cuerpo con anticipación.

- Veo que alguien sé me adelanto – dijo Jonghyun mirándolo de pies a cabeza, notando cada uno de los golpes y magulladuras en su rostro – ¿Quién fue? Les dije a todos que sólo yo puedo tocarte. – habló, con veneno saliendo de su boca – ¡Responde! – reclamó apoyando con brusquedad su mano en la pared junto al rostro de Jinki.

- Fue...fue… el monstruo de la oscuridad...– respondió Jinki con un hilo de voz, pero aún siendo escuchado.

- ¿¡Me estas tomando el pelo?! – reclamó Jonghyun con ira, sujetó el cuello de su camisa con brusquedad, mientras el mayor mantenía su miraba baja.

- Es la verdad – susurró.

-¿Así? Pues entonces vamos a verlo – sentenció Jonghyun con una sonrisa sádica en su rostro.

A continuación Jonghyun lo arrastró hasta la única habitación de la azotea, estaba completamente cerrada y lo único que la iluminaba era la luz que entraba por la puerta abierta. Jinki presentía lo que Jonghyun estaba por hacer por lo que se aferró su brazo antes de que él menor pudiera abandonar la habitación y dejarlo solo. Tenía miedo, mucho miedo, sí él monstruo de la oscuridad venía y sé reunía con él monstruo de la luz sería su fin.

-¡Suéltame! – gritó Jonghyun mientras lo empuja lejos, al fondo de la habitación.

-Por favor no lo hagas – pidió Jinki – haré cualquier cosa sólo no me dejes en la oscuridad. Te lo ruego – pidió Jinki con tono suplicante, aunque sabía que sería inútil había suplicado tantas veces y nunca obtenía resultados.

- ¿Cualquier cosa? Entonces trae a mi hermana de vuelta – afirmó Jonghyun mirándolo con firmeza.

-Yo… – Jinki no sabía lo que eso significaba, ni siquiera estaba enterado de que Jonghyun tenía una hermana, pero estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para evitar la oscuridad – lo haré, dime donde está y la traeré – ofreció con desesperación.

-No puedes, está muerta  –  respondió Jonghyun, con la voz ligeramente quebrada y una mirada de dolor en su rostro. A Jonghyun le encantaba ver las muecas de dolor cada vez que maltrataba a Jinki, pero en ese momento evito mirarlo a la cara. El mayor estaba en blanco, ahora entendía un poco el dolor que Jonghyun siempre tenía en sus ojos, pero aun sabiéndolo no había nada que pudiera hacer para aliviarlo.

- ¿Por qué me odias tanto? – preguntó, ya que Jonghyun se estaba abriendo por primera vez quería tratar de obtener tantas respuesta como pudiera.

-Porque eres su hijo, eres hijo del bastardo que asesino a mi hermana – declaró Jonghyun con odio.

-Pero yo no soy él… no soy como él… – se defendió Jinki, sintiendo las lágrimas pinchar la esquina de sus ojos.

-Por ahora no, pero quien sabe en el futuro. Lo llevas en la sangre, Jinki. – declaró Jonghyun con una sonrisa desgastada. Era la primera vez que lo llamaba por su nombre y lo destrozó de maneras inimaginables. Sus palabras se clavaron profundamente en su alma, Jonghyun lo estaba comparando con el monstruo de la oscuridad y eso dolía más que todas las palizas de su vida juntas.

No pudo responder a eso, ni cuestionar nada más. Se sentía culpable, sucio por ser hijo de alguien tan malvado, detestaba que la misma sangre corriera por sus venas. Detestaba más que nunca ser hijo de ese monstruo. Porque no dudó ni por un segundo de la palabra de Jonghyun, si el monstruo era capaz de hacerle daño a su propio hijo no era sorprendente que lastimara a otras personas y porque más que nada creía en Jonghyun. Todo ese tiempo creyendo que Jonghyun tenía razones para lastimarlo y odiarlo y que no era solo maldad lo que había en su corazón, estuvo en lo correcto.

Sintió los pasos de Jonghyun alejándose y está vez no le impidió irse, se lo merecía, merecía estar en la oscuridad con ese monstruo. Después de todo era su hijo y era parte de él. Flexionando sus rodillas y apoyando sus brazos sobre ellas, ocultó su rostro entre sus brazos. No podía evitar temblar por el temor, por lo que mordió su labio con fuerza hasta hacerlo sangrar como medio de distracción. Seguía escuchando los pasos alejarse y al detenerse todo sonido se resignó, espero a que la luz desapareciera y lo dejara sumergido en la oscuridad. Levanto la vista para darle un último vistazo a la luz, pero la puerta jamás se cerró. Con su cuerpo sin dejar de templar y los ojos llorosos, vio a Jonghyun detenido en la puerta dirigiéndole una mirada indescifrable. Por un momento creyó que ver la culpa y lastima en sus ojos, pero era imposible no podía mirar al hijo de un monstruo de esa manera.

Jonghyun se marchó dejando la puerta abierta, Jinki dio un tembloroso suspiro de alivio antes de recostarse en el frio piso mientras dejaba que sus lágrimas fluyeran libremente después de mucho tiempo. Jinki era una de esas personas que creían que llorar era completamente inútil, las lágrimas no solucionaban los problemas. Pero en esos momentos no había nada más que pudiera hacer, además de llorar esperando que el nudo en su garganta y el dolor en su corazón disminuyeran un poco.

 

 

Al llegar a casa lo primero que hizo fue recostarse en su cama y dormir por horas y horas hasta que se despertó en medio de la noche producto de una pesadilla. Con la respiración agitada se sentó en la cama fregando sus ojos y miró a su alrededor comprobando que la luz estuviera encendida – nunca dormía con la luz apagada – y que su pesadilla ya había pasado. No solía tener pesadillas, generalmente su mente se iba a negro cuando dormía pero esta vez soñó algo aun más aterrador que el monstruo de la oscuridad, se vio a si mismo convirtiéndose en él.

Se paseo por toda la habitación tratando de borrar esas imágenes de su mente. Cuando el espacio de su habitación se volvió pequeño salió al pasillo y se dirigió al estudio de su padre. Planeaba buscar una foto de su madre para sentirse mejor, su padre las ocultó todas en su escritorio y nunca lo dejaba verlas. Mientras buscaba entre los cajones, encontró un teléfono celular, por su aspecto se veía viejo y deteriorado. Le llamo la atención por lo que lo guardó en su bolsillo mientras seguía buscando por una foto. Al encontrarla salió sigilosamente del estudio y volvió a su habitación, se quitó el uniforme escolar y se colocó el pijama para meterse entre las sabanas de su cama mientras sujetaba con fuerza la imagen de su madre entre sus manos. En la foto se hallaba solo su madre y él. Apenas recordaba su rostro, pero sabía que su madre fue una mujer muy cariñosa. Cuando ella murió apareció el monstruo de la oscuridad. Al menos eso era lo que su mente de niño entendía, porque no cabía en su cabeza que su propio padre durante sus noches de ebriedad lo encerrara en un cuarto oscuro y lo golpeara como saco de boxeo hasta dejarlo inconsciente. Por eso creo al monstruo y ahora temía tanto a la oscuridad.

Aún observando el rostro de la persona que le dio la vida, no lograba conciliar el sueño. Su mente era ocupada por abrumadores pensamientos sobre Jonghyun, que no lo dejaban en paz. Se vio forzado a levantarse y dando un gran suspiró de frustración se sentó en su escritorio. Tomó un lápiz y un papel e inconscientemente comenzó a plasmar todos sus sentimientos allí. Jinki se había visto obligado a desechar su sueño de cantar, pero eso no le impidió que cantara silenciosamente aquella triste melodía salida del fondo de su corazón.

Tus huellas  que están en mi corazón, me hacen capaz de respirar.

Cuando la luna brille en una larga noche, ¿la larga espera por fin terminará?

Esperando un milagro…

Quiero alcanzar tu corazón y decirte…

No puedo…

Como las estrellas escondidas detrás de las nubes heladas

“Te amo”… Esta dolorosa confesión queda al borde de mis labios

Y al final… se convierten en lágrimas.

Esta flecha que atravesó mi corazón, ya se siente parte de mí.

Y a pesar de que duele como la misma muerte,

Tan atrapado estás dentro de mí  que no te puedo quitar.

Porque esto es amor, porque para mí es amor.

Incluso si no puedo tenerte

Incluso si mis sentimientos son detenidos por la pared del destino

Te amo…

Aunque sólo pueda verte desde un lugar lejano.

Porque… eres mi todo.

Incontables noches he pasado sin dormir

Cuando la luz de las estrellas se convierta en una lluvia que no se detiene como mis lágrimas

Recuerda… que te amé

Incluso si no puedo tenerte

Incluso si mis sentimientos son detenidos por la pared del destino

Te amo…

Aunque sólo pueda verte desde un lugar lejano.

Porque… tú eres mi todo.

He tratado de no llorar por ti

Pero te amo…

No, no es difícil.

Porque te necesito para poder vivir,

 Incluso si duele,

 Incluso si me hacer llorar,

 Te amo.

 

Secó sus lágrimas, que últimamente caían con demasiada frecuencia para su gusto. Volvió a su cama y antes de volver a dormirse se pregunto cómo hubiera sido su relación si el destino no los hubiera puesto en esa situación, si no fuera el hijo de un asesino. Si sólo fuera una persona normal ¿Jonghyun se habría fijado en él? ¿Podría haber surgido el amor?

 

 

A la mañana siguiente cuando iba camino a la escuela recordó el teléfono móvil que encontró la noche anterior, buscó entre sus bolsillos y al encontrarlo lo encendió. Al ver la pantalla se sorprendió al encontrar la imagen de Jonghyun junto a una chica, impulsado por la curiosidad revisó cada archivo que se encontraba en el teléfono la mayoría eran fotos de la misma chica con otras personas, incluso en algunas parecía besando a un chico –el que considero como su novio–hasta que se encontró con una extraña grabación y detuvo su andar.

-Señor…por favor ayúdeme…- decía con dificultad una chica.

-¡No! – De inmediato reconoció la voz de su padre y pus más atención en la grabación - Fue tu culpa por cruzarte en mi camino. No me culparan. El gran Lee Hyo Chul no irá a la cárcel – declaró su padre ya continuación se escuchó el ruido de un auto ponerse en marcha y la grabación se corto.

Jinki entendió de inmediato lo que tenía en su poder, la prueba de que su padre estuvo involucrado en el accidente. La prueba que hacía falta para que pagara por su crimen. Con el corazón latiendo a mil por hora y la cabeza dando giros, retrocedió y caminó de vuelta a casa.

 

 

-¿Qué paso con esa chica papá? ¿De verdad la atropellaste? ¿La dejaste morir? ¿Es la hermana de Jonghyun? – preguntó Jinki desesperado por saber la verdad. Su padre sentado en su escritorio le dirigió una mirada terrorífica que le hizo retroceder un par de pasos asustado. Al ver que no obtenía respuestas puso en curso la grabación para que su padre entendiera sus preguntas, ignorando el miedo por primera vez.

-¡¿De dónde sacaste eso?! ¡Mocoso entrometido! – reclamó su padre poniéndose de pie y acercándose amenazadoramente. – ¡Respóndeme!- exigió con rabia.

Un puñetazo choco en su mejilla y por la fuerza del golpe volteó su rostro dándole a su padre la oportunidad perfecta para sujetar su cabello y arrastrarlo a la habitación oscura. Esta vez era diferente no había olor a alcohol, su padre estaba sobrio y  los golpes eran más duros y certeros debido a ello; y el monstruo por primera vez le hablaba mientras lo atacaba.

-Es verdad, la atropelle ¿y qué? ¿Querías que me quedara allí para que me arrestaran? ¡Fue su culpa por cruzarse en mi camino! Si murió no fue por mi culpa, ella estaba viva cuando me marche – declaró su padre con enojo y una voz casi histérica.

-Si la hubieras ayudado se habría salvado – dijo con la voz entre cortada, valiéndole una patada en el estomago.

-Esa mocosa astuta, envió el número de mi coche a su familia. Me valió un juicio ¿sabes? Pero no tenían pruebas suficientes, el juez dijo que podía tratarse de cualquier número hasta el número de un celular. Hubieras visto la cara de su hermano cuando me declararon inocente, ardía de irá.

El imaginar a Jonghyun en ese momento le partió el corazón y le recordó todas las veces en las que vio el dolor en su mirada.  Todo tenía sentido, ahora.

-Detesto ser  tu hijo, no sabes cuánto te odio.– confesó Jinki, sintiéndose enfadado, asqueado, superado por la situación. – por tu culpa… porque llevo tu sangre… él me odia – susurró más para sí mismo, sintiendo como las lagrimas se acumulaban en sus ojos. Otro golpe está vez en las costillas, acompañado de un puñetazo en su rostro le arrancó las lágrimas que contenía.

-Para tu suerte, no eres mi hijo. Sólo eres un bastardo. Cuando me case con tu madre, ya te traía con ella. No tendría un hijo tan miserable cosa como tú – Su ojos se abrieron de golpe, sorprendido por la información recién revelada. El monstruo no era su padre, entonces no era como él, no compartían la misma sangre y el mismo no se convertiría en un monstruo. Y lo más importante, Jonghyun no tenía motivos para odiarlo.

Se armó de valor y por primera vez se levantó ante el monstruo de la oscuridad. No le importaba el dolor de su cuerpo, lo único en lo que podía pensar era en que tenia las pruebas para que su padre fuera castigado y Jonghyun pudiera tener justicia. Empujó el cuerpo de su padre, un fuerte empujón amplificado por la adrenalina que lo dejó tirado en el piso. No desperdició ni un segundo y salió corriendo de la habitación, con su padre siguiéndolo un poco después. Con la adrenalina recorriendo su cuerpo, corrió lo más rápido que pudo y lo perdió de vista.  Ignorando todos los moretones que tenía su cuerpo, sin importarle la sangre escurriéndose de sus heridas o las lágrimas secas que le daban un aspecto sucio, se dirigió a la escuela.

Cuando entró, todos le dirigieron una mirada de lastima. Se escuchó uno que otro comentario de “Jonghyun se pasó está vez”, pero lo ignoró todo. Fue a la terraza en donde supuso que estaría Jonghyun y afortunadamente lo encontró allí. Recuperando el aliento por la carrera, llamó su nombre jadeante. Jonghyun se levantó y camino hacia él sorprendido por su aspecto, estaba incluso más lastimado que la vez anterior.

-Jonghyun… – volvió a llamar su nombre con la respiración agitada – no soy su hijo… él no es mi padre…. ¿puedes dejar de odiarme?...  – suplicó con dificultad.

 Jinki sentía su corazón latir a mil por hora, por todas las emociones experimentadas. Ni siquiera sabía cómo su cuerpo había resistido dos palizas en una semana y justo cuando pensó en ello, la adrenalina de su cuerpo dejo de hacer efecto y su cuerpo se desplomó sobre Jonghyun. Jonghyun lo sujeto de los costados impidiéndole caer. Aun sintiendo repentinamente todo el dolor de los golpes alineados insoportablemente, no se rindió, necesitaba escuchar la respuesta de Jonghyun. – yo incluso traje las pruebas que necesitas para que lo castiguen… ¿Puedes perdonarme ahora?... o simplemente deja de odiarme… - volvió a pedir con un hilo de voz.

Y entonces su cuerpo lo traicionó y cedió ante el dolor, perdió la conciencia antes de poder escuchar la respuesta de Jonghyun. 

 

 

Despertó en un hospital y la enfermera encardada de cuidarlo le dijo que estuvo inconsciente por días. Sentía todo su cuerpo pesado, pero ya no sentía tanto dolor, debía estar sedado porque luego de oír eso y saber que no estaba en casa, volvió a dormirse. Cuando volvió a despertar, estaba por atardecer. Giró su rostro para ver a través de la ventana, pero vio a Jonghyun sentado en una esquina de la habitación observándolo con la mirada perdida. Sus miradas se cruzaron por breves segundos y entonces desvió la vista de inmediato a la ventana, por alguna razón sentía verguenza. Estaba atardeciendo afuera, el cielo estaba de un color rojizo y en cosa de minutos caería la noche sobre la ciudad. Prefirió esperar a que Jonghyun hablara antes de volver a mirarlo.

-Tu padre fue encarcelado – le informó Jonghyun. Jinki no supo que responder, honestamente sentía mucho alivio por Jonghyun, pero el mismo estaba confundido. Odiaba a aquel hombre pero vivió con él durante toda su vida ¿estaba mal odiarlo? Sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Jonghyun. – En la corte confesó otra cosa… Sobre ti – abrió sus ojos sorprendido y desvió la mirada nuevamente, girando su rostro hacia el lado contrario de donde estaba Jonghyun – Desde que eras niño, te golpeaba y te encerraba en una habitación oscura cuando estaba ebrio… Por eso le temes a la oscuridad? – No era realmente una pregunta. Jonghyun estaba confirmando lo que sabía. Mordió su labio inferior sintiéndose descubierto, Jonghyun se levantó de su asiento y se quedó de pie junto a la cama de Jinki – Yo lo siento… de verdad lo siento. Tenías que pasar por todo eso en tu casa y además yo hacía de tu día en la escuela una mierda – se disculpó Jonghyun, Jinki aun no se atrevía a mirarlo pero sentía el arrepentimiento en su voz – El otro día me preguntaste si te odiaba… en realidad nunca lo hice, era sólo el hecho de pensar que eras hijo de alguien como él… pero antes de saberlo, me agradabas. Me gustaba verte espiarme en el salón de música – dijo Jonghyun en un vago intento por ser gracioso. Las mejillas de Jinki se volvieron rojas al instante -  Así que honestamente nunca te odie. De alguna manera sentía que si te hacía daño podría dañarlo a él también. Estaba equivocado. Lo siento.  Lo siento por todo – repitió Jonghyun haciéndole sentir su remordimiento -  Esta bien si ahora tú me odias…

- No te odio – interrumpió Jinki de inmediato, aun sin poder mirarlo a la cara – sabia que tenias alguna razón para tratarme así…mmm….Y es un alivio que no me odiaras – agregó.

-¿De verdad no me odias? Si fuera yo fuera tú me odiaría, después de todo lo que te hice – habló Jonghyun mirándolo sorprendido.

-El que te odie no cambiara lo que hiciste y no me hará sentir mejor – declaró Jinki, sin querer hizo sentir aun más culpable al menor – quiero decir que es inútil odiarte…. No me malentiendas..yo

-Está bien – lo cortó Jonghyun y luego ambos se quedaron en un silencio incomodo sin saber que decir.

Jonghyun se acercó a su silla y la movió hasta dejarla junto a la cama de Jinki para luego sentarse en ella, mientras el mayor paseaba su vista de un lado a otro por la habitación. Se quedaron por unos minutos más en silencio hasta que Jonghyun habló.

- Entonces… ¿Quieres empezar de cero? – sugirió, mirándolo atentamente, Jinki podía sentirlo en la nuca.

- Claro – respondió Jinki, finalmente mirándolo y dándole una pequeña sonrisa que fue devuelta por Jonghyun. A continuación Jonghyun se levantó y salió de la habitación aceleradamente. Jinki se quedó mirando la puerta por la que salió con confusión antes de verlo entrar de nuevo con una sonrisa torpe. Una sonrisa muy similar a la que le dio cuando se conocieron.

-Hola, soy Jonghyun – dijo volviendo a sentarse junto a Jinki.

-Hola, soy Jinki – respondió, mientras sentía su corazón desbordarse de alegría. Finalmente podía tener una conversación normal con Jonghyun. Un nuevo inicio, donde el destino no lo hiciera el objeto de su odio.

- ¿Te duele mucho? – preguntó Jonghyun apuntando las heridas que Jinki tenía en el labio y su ceja derecha.

- Solo si me toco. ¿Qué haces por aquí? – pregunto Jinki tratando de seguir el juego.

-Vine…  –Jonghyun se detuvo para pensar un momento– de paseo – respondió finalmente, no muy convencido.

-¿Sueles pasear por los hospitales? – pregunto divertido Jinki.

-Sólo si hay pacientes agradables – Declaró Jonghyun y ambos sonrieron torpemente dispuestos a seguir con su nuevo comienzo.

 

 

Durante los días siguientes Jonghyun se mantuvo visitándolo, a pesar de tener clases siempre se las arreglaba para llegar a la hora de visita y traer algún presente con él. Pero no cualquier presente, siempre era un objeto que tenía alguna historia especial porque Jonghyun creía que necesitaban hacer buenos recuerdos para reemplazar los malos momentos que pasaron, o más bien que le hizo pasar a Jinki. Esa tarde llegó con un cadena de plata, básicamente era un trébol de cuatro hojas. Jinki quedo maravillado por el objeto que parecía muy valioso.

-Este collar es una herencia de mi abuela, dicen que sirve para resguardarte del peligro como un amuleto de la suerte, iba en camino a dárselo a mi hermana cuando murió.  Me pregunto si se lo hubiera dado antes estaría viva ahora… - divago Jonghyun por un momento para luego sacudir su cabeza como si intentara alejar esos pensamientos de su mente. En momentos como ese lo único que Jinki podía hacer era darle una sonrisa de ánimo, Jonghyun solía divagar bastante. – Ahora es tuya – declaro entregándosela al mayor.

- ¿Mía? Pero es un regalo de tu abuela y si sirve para la suerte… ¿no deberías guardarla? – pregunto Jinki con duda.

- No la necesito, desde que te conocí – respondió y ambos sabían que se referían a su nuevo comienzo porque todo lo demás quedó en el pasado. Después de todo los dos acordaron empezar de cero -  mi suerte empezó a mejorar – Jinki empezó a examinar la cadena, en cada una de sus hojas tenía algo escrito, eran cuatro palabras: salud, amistad, suerte y amor. Si lo pensaba bien creía tener algunas de esas cosas aunque no estaba seguro. ¿Amistad? Esperaba que Jonghyun lo considerara un amigo como él lo hacía. ¿Salud? Estaba en eso, recuperándose de una paliza casi mortal. ¿Suerte? Debía tener suerte si pudo conocer a Jonghyun y ¿amor? Amor… se quedó pensando en ello tan profundamente que no escuchó lo que Jonghyun dijo a continuación – Además mi abuela dijo que debía dárselo a alguien especial e importante para mí. ¿Quieres que te lo coloque? – Jonghyun no recibió respuesta, Jinki estaba fijamente contemplando la cadena entre sus manos  - ¡Hey! ¿Me estás escuchando? – preguntó Jonghyun tocando levemente el hombro del mayor.

-Sí, lo siento, me distraje – se disculpó Jinki, y luego le entregó la cadena al menor y Jonghyun se puso de pie para poder colocársela. Se acercó a Jinki y pasó sus manos por su cuello para poder abrochar la cadena. Era la mayor cercanía que habían tenido entre ellos, y prácticamente se estaban abrazando. Jinki podía sentir como el latido de su corazón se aceleraba con cada segundo que pasaba y sentir la respiración de Jonghyun en su oído ciertamente no ayudaba a calmarlo. Cuando Jonghyun se alejó Jinki sentía sus mejillas arder y aun más cuando Jonghyun lo miró sonriente.

-Te queda perfecto – declaró, volviendo a sentarse, pero sin despegar la mirada de él. Jinki tomo el collar en su mano y volvió a mirarlo, simplemente para evitar la mirada de Jonghyun.

-Aun me tienes miedo… - murmuró Jonghyun con un poco de tristeza, viendo que Jinki hacía lo posible por no mirarlo.

-No… yo, no te tengo miedo, Jonghyun – lo corrigió Jinki.

-¿Entonces por qué evitas mirarme? – cuestionó Jonghyun, con una mirada inquisidora.

-No lo hago – mintió Jinki. Forzándose a mirar a Jonghyun para reforzar su punto – ahora mismo estoy mirándote, ¿lo ves?

-Te creeré si puedes mirarme a los ojos durante 10 segundos – lo desafió Jonghyun,  con seriedad.

Jinki tragó pesado, pero acepto con un asentimiento de cabeza. Desde su silla Jonghyun lo miró fijamente buscando su mirada y cuando la encontró comenzó a contar.

Uno…Jinki tragó el nudo en su garganta. Dos. Tres. En su estomago había una guerra de mariposas.

Cuatro. Parecía que estaba corriendo una maratón, su respiración estaba agitada y su ritmo cardiaco iba en aumento. Cinco. Jonghyun se puso de pie. ¿Por qué se puso de pie? Se está acercando, pensaba Jinki comenzando a entrar en pánico. Y estuvo a punto de apartar la mirada.

Seis. Jonghyun llegó junto a su camilla y apoyó sus brazos junto a la cabeza de Jinki atrapando la cabeza del mayor entre ellos. Siete. Jonghyun estaba disminuyendo la distancia entre ambos, haciéndole perder la noción del espacio personal. Quería apartar la mirada, avergonzado, pero los ojos del menor ejercían alguna especie de magnetismo sobre él. Ocho. Su corazón había dejado de latir, todo se congeló a su alrededor gracias a la cercanía de Jonghyun. Sólo podía concentrarse en esos ojos brillantes frente a él. Nueve. Jonghyun se acercaba cada vez más disminuyendo casi por completo la distancia entre ellos. Diez. Jonghyun se detuvo a un dedo de distancia de su rostro.

-Te creo – declaró Jonghyun y Jinki pudo sentir su aliento rozar sus labios, haciéndolo estremecerse.

La mirada de Jonghyun era tan penetrante, que sentía que podía examinar su alma y con una sola ojeada descubrir sus sentimientos.  Jinki no pudo soportar más su mirada y cerró los ojos por unos segundos. En ese momento de descuido, Jonghyun aprovechó de disminuir completamente la distancia entre ambos y unir sus labios. Jinki sintió el suave y fugaz roce de los labios de Jonghyun y abrió los ojos sorprendidos, para entonces Jonghyun ya se había alejado pero la sensación de cosquilleo en sus labios seguí allí.

-Lo siento – se disculpó el chico rubio – No pude evitarlo – se justificó, nervioso. Jinki casi podría jurar que vio un leve sonrojo en sus mejillas de no ser porque estaba demasiado ocupando ocultando sus propias mejillas coloradas con el dorso de su mano.

-Está bien – dijo con el corazón en la garganta.

-¿Está bien? – preguntó Jonghyun, un poco incrédulo.

-Sí… -respondió Jinki, atreviéndose a mirarlo.

-¿Entonces puedo hacerlo más seguido? – preguntó de repente poniéndose serio.

-¿Eh? – balbuceó Jinki desconcertado, había tomado aquel beso como un accidente.

-Sólo bromeada – respondió Jonghyun con su sonrisa de vuela. Y Jinki dio un suspiro, una mezcla de alivio y frustración.

 

 

Sin darse realmente cuenta, los monstruos en la vida de Jinki habían desaparecido y se sentía realmente aliviado por ello.  Pero aun si no había ningún monstruo allí, seguía temiéndole a la oscuridad. 

Su custodia había sido cedida a uno de sus tíos y al faltarle un año para ser mayor de edad, le permitieron vivir sólo en su antigua casa para evitar tener que mudarse al otro lado de la ciudad.

Una semana después del juicio de su padre, fue dado de alta en el hospital. Y para su mala suerte fue durante la noche. Aunque por otro lado Jonghyun estaba con él y lo acompañó hasta su misma casa. 

Cuando llegaron a la puerta y Jonghyun estaba por despedirse, notó lo inquieto que estaba Jinki y no tardó mucho en deducir el por qué.

-¿Quieres que encienda las luces por ti? – Ofreció el menor recordando el temor de Jinki a la oscuridad. Él mismo había sido quien le pidió a las enfermeras que dejaran las luces encendidas en la noche durante la estadía del mayor en el hospital.

-Por favor – pidió Jinki, algo avergonzado. Entregándole las llaves a Jonghyun.

Jonghyun camino hacia la puerta y abrió.

-¿Me acompañas? No sé en dónde está el interruptor – explicó Jonghyun.

-Claro – respondió Jinki caminando tras Jonghyun.

Ambos entraron a la casa. Jinki no pudo evitar apegarse a la espalda de Jonghyun cuando sintió la puerta cerrarse tras ellos. Y Jonghyun sonrió silenciosamente al sentirlo.

Jinki lo guió hasta el interruptor casi al final del pasillo. Pero a pesar de que estaban allí mismo, el menor no encendió la luz.

-¿Por qué no la enciendes? – cuestionó Jinki con nerviosismo. Pudo sentir a Jonghyun volteándose delante de él para quedar frente a frente.

-Jinki ¿quieres intentar deshacerte del miedo? –ofreció Jonghyun, inesperadamente.

-¿Qué? ¿Ahora? – preguntó Jinki, comenzando a asustarse.

-Sí, que mejor que ahora. Puedo ayudarte. En realidad voy a obligarte – declaró Jonghyun con seriedad, pero con cierto tono bromista al final de su oración. – Cierra los ojos – indicó Jonghyun, aunque no hacía falta, Jinki tenía los ojos cerrados con fuerza desde que la puerta se cerró. Decidió seguir el plan de Jonghyun, no era como si pudiera resistirse tratándose de él.

Sintió a Jonghyun pasar a su lado y alejarse. Llamó su nombre asustado, con un grito ahogado.

-Tranquilo, sigo aquí – respondió Jonghyun tratando de calmarlo. Pero escuchaba su voz cada vez más lejos y el miedo tenía a su corazón latiendo a toda velocidad.

Sentía el sudor frio formándose en sus manos y en el cuello y su respiración se volvió agitada.

-Abre los ojos y ven a buscarme – indicó Jonghyun.

Jinki se preguntó cuando el pasillo se volvió tan grande porque la voz de Jonghyun parecía tan lejana que le hacía pensar que los separaban kilómetros de distancia. Abrió los ojos lentamente, con miedo, y al hacerlo en seguida entró en pánico. Miles de imágenes del monstruo de la oscuridad cruzaron por su mente, algunos recuerdos y otras invenciones de su mente pero todas igualmente aterradoras.

No era capaz de dar ningún paso, se quedó congelado en su lugar con los pies anclados al suelo. Sentía que el aire que inhalaba no era suficiente para llenar sus pulmones y le costaba trabajo respirar. Hasta que Jonghyun llamó su nombre con dulzura.

-Jinki – Dijo Jonghyun, dándole el valor suficiente como para voltearse en dirección a su voz, pero aun sin poder avanzar – Jinki, ven por mí. – Pidió Jonghyun.

Jinki comenzó a reuinir toda su fuerza de voluntad para convencerse de que el monstruo de la oscuridad  ya no estaba allí.

Jonghyun continuaba llamándolo y de alguna manera se encontró avanzando a ciegas, siguiendo su voz. De vez en cuando cerraba sus ojos con temor, sintiendo que no podía más, pero Jonghyun no dejaba de llamar su nombre dándole aliento. Sus pasos eran torpes y lentos, pero avanzaba. Y cuando menos lo pensó, Jonghyun estaba frente a él de nuevo.

-Lo conseguiste – dijo Jonghyun con voz alegre. Y Jinki casi podía verlo a pesar de la oscuridad, porque Jonghyun era la luz. Con manos temblorosas busca a tientas el cuerpo de Jonghyun y cuando lo encontró fue arrastrado y envuelto en un fuerte abrazo.

-Bien hecho – murmuró Jonghyun cerca de su oído, mientras acaricia su cabello. Jinki ya no sabía si temblaba por el miedo o por la cercanía de Jonghyun, pero cualquier manera dejo de hacerlo gracias a efecto tranquilizador de las caricias de Jonghyun en su cabeza.

Y allí en medio de la penumbra, envuelto por la luz más cálida que podía imaginar, Jinki perdió su temor a la oscuridad.

 

 

No supo con exactitud cómo pasó. Tampoco fue de un día para otro, pero lentamente  y de alguna manera Jonghyun estaba cambiando su actitud hacía él. Si bien Jinki sabía que Jonghyun tenía una especia de manía por tocar a las personas, el menor aprovechaba cada oportunidad para poner sus manos en el cuerpo de Jinki. Ahora era Jonghyun quien evitaba su mirada. Y además, Jinki se atrevería a decir que lo miraba diferente, casi con cariño.

Pero eso no era todo, a veces mientras estudiaban Jinki sentía la mirada penetrante de Jonghyun sobre él y cuando se volteaba a verlo, el menor giraba su rostro a toda velocidad fingiendo concentrarse en sus notas. O cuando Jonghyun iba de visita a su casa y algún silencio se hacía presente, Jonghyun habría su boca a punto de decir algo mirando a  Jinki con sus grandes ojos brillantes, pero luego se contenía y le restaba importancia diciendo que no era nada importante.

A Jinki no le habría importado, pero le importaba, porque se trataba de Jonghyun. Y le provocaba una extraña sensación el ver el nerviosismo de Jonghyun y casi el temor en sus ojos. Así que cuando aquello volvió a ocurrir, no lo dejó pasar.

Estaban viendo una película sentados en el sofá de Jinki. El mayor aun se sorprendía de el cómo su relación había cambiado a tal punto de confianza y comodidad y se sentía demasiado feliz por ello. Por su amistad con Jonghyun. Si bien sentía siguiendo cosas por el chico rubio, trataba de contener todos sus sentimientos por el bien de su amistad y había funcionado hasta que Jonghyun comenzó a actuar extraño.

Cuando la película terminó, Jonghyun no comentó lo mala que había sido la película o que esa no era una buena forma de desperdiciar su tiempo, como hacía la mayoría de las veces. Cuando Jinki volvió de encender las luces y se recostó perezosamente en el sofá, Jonghyun simplemente se dedicó a observarlo en silencio y Jinki, sentado a su lado, al notarlo giró su rostro hacía él. Sus miradas se encontraron con facilidad y Jonghyun lo miraba como si quisiera decir algo, pero sin hacerlo, y cuando Jinki casi pudo ver un destello de miedo en los ojos del otro, el menor desvió su mirada apresurado.

-¿Qué pasa, Jonghyun? ¿Algo anda mal? – preguntó Jinki, medio disgustado y preocupado por la actitud del chico rubio. Antes Jonghyun se podía mantener por minutos mirándolo a los ojos sin cansarse hasta que Jinki desviaba su mirada avergonzado, pero ahora resultaba que los papeles se habían invertido.

-No es nada – respondió Jonghyun, mirando fijamente el televisor.

-Hay algo que quieres decirme ¿cierto? ¿Es malo? ¿Por eso tienes miedo? – cuestionó Jinki con aprensión. Cambiando su posición en el sofá y sentándose a lo indio mirando a Jonghyun.

-No, no es nada malo – corrigió Jonghyun.

-¿Entonces si quieres decirme algo? – preguntó Jinki acercándose y mirando a Jonghyun inquisidoramente. Vio a Jonghyun tragar pesado sin despegar la vista del televisor apagado – Estás muy nervioso Jonghyun ¿Qué pasa? ¿De verdad tienes miedo?

-Un poco… – reconoció Jonghyun.

-No tienes por qué, puedes decirme lo que quieras – indicó Jinki, pero Jonghyun seguía sin mirarlo.

Se inclinó hacia Jonghyun y sujetó su rostro entre sus manos, giró el rostro del menor e hizo que lo mirara. Jonghyun finalmente cumplió con su mirada. Y de la nada el corazón de Jinki se aceleró, pero lo ignoró como solía hacer cada vez que sucedía.

-Tú me ayudaste cuando tenía miedo, así que haré lo mismo contigo. Puedes decime lo que sea, te escucharé – indicó Jinki,  sorprendiéndose a sí mismo por su súbita confianza.  Lo ojos de Jonghyun contenían un brillo especial y Jinki se halló perdido en ellos.

-Lo diré entonces – advirtió Jonghyun – Así que escucha atentamente –dijo Jonghyun con confianza, haciendo que la propia confianza de Jinki se evaporara. Se vio tentado a retroceder ya que de repente la distancia entre sus rostros le parecía demasiado pequeña, pero se quedó allí estático esperando por Jonghyun. – Me gustas. Me gustas mucho – declaró el mayor con sinceridad. – Incluso antes de maltratarte me parecías especial y ahora lo eres mil veces más. Y lo peor es que siento que no merezco nada de ti. No por cómo te traté antes, después de hacerte tanto daño. – confesó Jonghyun apesumbrado, dando a conocer su temor.

-No hagas esto Jonghyun. Quedamos en empezar de cero ¿recuerdas? – recordó Jinki, dándole un pequeño susto al menor con su primera frase – Ahora dilo otra vez, pero sin miedo – pidió Jinki.

-Te quiero Jinki – declaró Jonghyun haciéndole caso enseguida, pero sin poder evitar que las lágrimas cristalinas se acumularan en sus ojos, quizás con miedo, quizás con emoción.

Y Jinki sonrió sintiendo como en sus ojos se acumulaban lágrimas de felicidad.

-Yo también – declaró, completamente perdido en los ojos de Jonghyun. En su mirada llena de amor, la misma que se veía reflejada con exactitud en sus ojos.

En medio de la emoción del momento Jinki se atrevió a envolver sus brazos en el cuello de Jonghyun, y el menor correspondió el abrazo, pero luego de unos segundos lo alejó sólo para poder unir sus labios y besarlo. Dulce, paciente y con necesidad. Sus labios se amoldaban perfectamente y todo era perfecto.

Porque ya no había más monstruos en la vida de Jinki. No había más miedo. No había dolor. Lo único que había era un cálida y envolvente luz, llamada Kim Jonghyun, que se encargaba cada día de traer felicidad a su vida.

Notas finales:

No sé de donde salió esto así que...Nuevamente, no tengo comentarios finales. Pero espero que ustedes sí~ <3


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