Do Kyungsoo, de veinte años era aquel hombre que solo vivía para el trabajo, no había nada más que le preocupara, bueno, eso fue antes de la llegada del nuevo empleado, Kim Jongin, quien no tomaba tan enserio el trabajo, para él era una pequeña distracción y como un cuarto de juegos, solo se presentaba a trabajar cuando quería, lo cual significaba que Kim Jongin casi no se aparecía por el edificio.
-Kyungsoo, necesito un informe sobre las ventas de este mes, necesito saber en qué momentos las ventas bajaron- El hombre de baja estatura vio a su jefe mientras dejaba de escribir en la computadora –Tenlo listo para mañana- Y así salió de la oficina del hombre, Kyungsoo suspiro y decidió ponerse a trabajar, sería más fácil hacerlo en ese momento que dejarlo para después.
-Hola señor aburrido- Kyungsoo volteo encontrándose con un chico en traje, como desesperaba ese chico. Suspiró y se acomodo para verlo de frente.
-¿Qué te trae por aquí?- Pregunto mientras dejaba un lápiz en su bote color gris, Jongin se sentó frente a él con una sonrisa, se acerco haciendo que Kyungsoo se alejara un poco.
-Quiero invitarte por un café, ¿aceptas?- El mayor soltó una carcajada, Jongin borro su sonrisa ante la reacción y se alejo rápido para quedar completamente recargado en el respaldo de su silla.
-¿Un café? Necesito trabajar, ¿por qué no haces lo mismo? Vienes cuando se te da tu maldita gana y ahora quieres distraerme, si quieres ir por un café ve solo- Regreso su vista a su computadora para seguir con su trabajo, Jongin solo se quedo viendo como las manos de Kyungsoo se movían rápidamente sobre el teclado.
-Solo uno- Le mostro un dedo pero el mayor no se digno a voltear –Vamos, es uno, ¡por favor!- Kyungsoo dejo de escribir de golpe, volteo a ver a Jongin quien bajo su mano automáticamente. Suspiro y se levanto de su silla -¿Es un sí?- Pregunto emocionado levantándose de su asiento, Kyungsoo abrió la puerta de su oficina y volteo a ver al menor.
-¿Vienes o no?- Jongin se acerco rápido al mayor y le sonrió –Tu me invitaste así que tu pagas- Salió cerrando la puerta de su oficina, el rubio asintió –Odio tu cabello, no me gusta el rubio- Jongin abrió la boca pero no dijo nada, no quería perder su oportunidad de poder compartir aunque fuera solo un café con aquel hombre.
-¿Qué color te gusta?- Pregunto saliendo del edificio, Kyungsoo lo volteo a ver, estudio detenidamente su rostro y sonrió, era la primera vez que Jongin lo veía sonreír.
-Cualquier color excepto este, enserio, te recomiendo cambiarlo cuanto antes- Jongin asintió con una sonrisa y comenzaron a caminar por las calles concurridas de la ciudad, la cafetería más cerca J’aime, era un pequeña y acogedora cafetería que te hacía sentir como si estuvieras en tu casa disfrutando de algún café y postre casero.
Se sentaron en la última mesa del lugar y los dos al recibir su capuchino empezaron a platicar, una plática que hacía ver a las personas que se conocían de mucho tiempo cuando en verdad era la primera vez que hablaban como amigos.
A partir de ese día Jongin supo que un solo café les escribiría una historia, de esas historias que uno tarda tiempo en poder olvidar y de las que si uno quiere puede seguirlas escribiendo cuando ya se había establecido un final.