Respirar nunca fue tan difícil como ahora lo era. La herida en su pecho era inmensa, quizás este sería su fin. Eso era. Lentamente cerro los ojos, no había nada que deseara en la vida… nada que pudiese tener… comprendió que ese sentimiento de no tener nada y desear imposibles era la desolación, lo último que aferro dentro de su corazón fueron los recuerdos de su infancia, una no muy feliz, pero al menos en ese tiempo de ingenuidad eran iguales, eran hermanos, familia… Eran felices.
Abrió los ojos asustado, miro en su alcoba todo estaba en su sitio “Una pesadilla” se dijo así mismo buscando calmar los latidos de su corazón. Se levantó de la cama y dirigió al comedor, todos estarían allí como siempre reunidos para el desayuno. Miro la enorme mesa e identifico a los presentes, su padre el Creador de todo, el gran Odín, sentado en el centro de la mesa. Su madre Frigga sentada a la derecha de Odín y el cabeza hueca de su hermano mayor Thor a la izquierda… El resto, bueno no importaba. Saludo cordialmente a todos con una sonrisa formal y se sentó al lado de su hermano mayor. Era su lugar. El claro recordatorio de su lugar en la vida como la sombra de Thor. Cogió la taza de té elegantemente mientras Thor se llevaba cuantos panes podía a la boca. Arqueo los ojos jamás se acostumbrarían a las barbaries de los habitantes masculinos de Asgar, todos eran unas bestias de pésimos modales, unos seres programados para la guerra, la torpeza. Unas bestias sin cerebro, con excepción claro de algunos magos.
Si, la clase guerrera era la que predominaba en Asgar al igual que la idiotez de estos seres, pero en menor cantidad existían los magos, seres dedicados a cultivar su cerebro y enriquecerlo con sabiduría. Loki se sentía reconfortado, de no haber conocido a esta pequeña pero importante clase social estaría más que seguro que no era asgariano.
Las mañanas comenzaban como siempre, Thor corriendo emocionado por su entrenamiento, su madre caminando elegantemente hacia la sala real para atender a los pobladores de Asgar en sus demandas y el creador de todo… bueno se alistaba para entrar a su sueño obligado. Loki solo se dirigía a la biblioteca donde sus tutores voluntarios le esperaban con montañas de libros para nutrirlo de sabiduría, a sus seis años sus tutores comprendían que Loki no era un ser común, era un prodigio de la magia.
Esos eran los cálidos recuerdos de un infante Loki, recuerdos que lentamente se perdían según los años pasaban y era desplazado por su padre al olvido. Recordó el consejo de su ultimo tutor antes de que se le prohibieran sus clases: “Las emociones no te servirán. Usa el cerebro con estos brutos…” Loki dejo de protestar contra su padre y de leer libros de magia por lo menos jamás lo hizo delante de otro asgariano. Lentamente los años pasaron dejando en el ahora joven malos recuerdos de su adolescencia.
Nuevamente la batalla con los gigantes de hielo atraía la atención del Odín y en estas batallas llevaba consigo a Thor para que enriqueciera su destreza en el combate. Odín jamás tomo en cuenta a Loki para estas cosas, Loki molesto pero de acuerdo tampoco tenía mucho interés de asistir a estas masacres como él lo denominaba. Solo una vez se le permitió ir, recordaría ese día como el comienzo de todo.
Thor molesto por el ataque directo de los gigantes de hielo decidió ir y enfrentarlos con sus amigos de lucha, Loki trato de disuadirlo pero no lo consiguió. Una sonrisa de fastidio se formó en su rostro al verse ignorado por Thor. Que más podía esperar se dijo en medio del campo de batalla. La lucha entre los asgarianos y los gigantes empezaba. Ni crean que el dios del engaño se ensuciaría las manos. No, el vencería con inteligencia y magia, mientras los demás seguían su ritual de lucha, el hizo varias copias y confundió a sus perseguidores, igualmente uso ilusiones ópticas para que lucharan unos con otros, mientras su verdadero yo se mantenía salvo entre las ruinas de un templo mirando la batalla seguro y entusiasta. Finalmente podía comprender la adrenalina que sentía su padre y su hermano en una batalla, pero para él la razón de esta era una fuente muy distinta, en estas batallas podía comprobar su teoría que el cerebro vence a la fuerza bruta. Tanta fue su distracción en el campo de batalla y su análisis que no noto al Gigante de hielo detrás de él. En segundos una lucha cuerpo a cuerpo daba inicio. Loki sabía que perdería pero aun así lucharía, nadie desea morir. Fue durante el forcejeo que salió a la luz su verdadera naturaleza. Tanto Loki como el gigante de hielo estaban asombrados y mirándose el uno al otro. Asustado por la rápida conclusión a la que llego su cerebro, Loki uso su magia para lanzar al gigante por los aires y tele transportarse al campo de batalla con los demás. Odín no tardó en aparecer y el conflicto y después de un altercado verbal con el rey de los gigantes de Hielo, donde se declaró el inicio de la guerra tele transporto a todos al castillo de Asgar. En casa Odín regañaba a Thor por su osadía de enfrentar a los gigantes de hielo.
-Padre…-Llamo Loki para tratar de calmarlo, más recibió un regaño más cebero. Loki miro como Thor era desterrado al mundo humano y al hallarse solo en su habitación rio abiertamente. Todo salía como lo había planificado. Thor desterrado y el cómo siguiente sucesor seria coronado rey de Asgar. Todo era perfecto a excepción de aquel incidente con el gigante. “no importa por el momento…. Solo debo…” callo, tenía dudas. Odiaba los sentimientos que tenía, el jamás ambiciono el trono, solo quería ser el igual a Thor, ser amado y apreciado por Odín, su familia… su… todo perdía sentido. Se paró y miro frente el espejo y vio su rostro maduro de un joven de 27 años. Cerro los ojos, ya había tomado su decisión no había marcha atrás, destruiría el mundo de los gigantes de hielo, ganaría el respeto de su padre con esa acción, se dijo mentalmente, pero aun así nada era lo que había planeado inicialmente.
Miro sus manos y se sentó en su cama King.
-Se próxima tiempos difíciles hermano…- dijo anticipando las posible situaciones que les esperaban, si el ganaba seria rey y Thor desterrado para siempre, si perdía sería enviado a prisión o muerto en la batalla. En cualquier caso no existía un final donde todo volviera ser como cuando eran niños.
-Encantadora-Llamo y acto seguido apareció detrás de Loki como su sombra.
-Se acerca la hora del fin de los tiempos hijo de Odín, ¿finalmente reclamaras lo que nos pertenece?- dijo la mujer de cabellera dorada y ojos verdes, su traje revelador dejaba al público detalles de su perfecta figura femenina que aprovechaba para seducir a todo hombre que se propusiese. Se acercó tanto a Loki que sus labios rozaban los oídos de este susurrándole palabras de aliento para que continuase su plan.
Loki la miraba como siempre y cerraba los ojos. En ese reino de barbaros Encantadora era algo así como su alma gemela, ella había vivido similares situaciones al ser un caso especial de magia. La miro directamente a los ojos y ella apersono sus labios para enfrentarlos con los de Loki. Estaba bien, ¿no?. Ganar una batalla sin sentido para obtener el trono y el reconocimiento de todo el reino Asgariano en especial el de su padre. Desposar a la mujer de belleza sin par y habilidades mágicas únicas. Estaba bien… Se dijo mentalmente mientras sujetaba a Encantadora con delicadeza, no deseaba pensar más, dudar o sentirse vacío. No había marcha atrás.
-Encantadora…-la llamo en la madrugada mirando su silueta perfecta moverse al oír su nombre y abrir los ojos para contemplar esas iris verdes esmeraldas como las suyas que parecían atraparlo en un mágico mundo. –Necesito que hagas un conjuro para mí
-Valla el dios del engaño y maestro de la magia me pide a mí que realice un conjuro para él… el mundo finalmente llego al fin de su tiempo- sonrió seductoramente para luego aferrarse a la espalda desnuda de Loki y susurrar a su oído- ¿Qué clase de conjuro desea mi señor?
Loki lentamente toco los dedos delgados y largos de Encantadora, para luego sujetarlos con delicadeza y mirarla a los ojos fijamente.
-Uno de transformación, deseo que me transformes en una estatua de hielo si llega mi derrota
-Tu derrota, y, ¿a qué denominas derrota…?-dijo Encantadora besándole- Quizás ya hallas sido derrotado por mí y aun no lo sepas Loki… Se mas especifico.
-Cuando dude de mi venganza.
-Dudar…- Encantadora cerro los ojos tratando de entender las palabras de Loki, mas al abrirlos vio a Loki ya no como una piel blanca lechosa, sino de color azul. Volvió a cerrar los ojos comprendiendo sus palabras finalmente.
-¿No preguntaras nada?-Reto Loki al sentir como las manos de Encantadora se separaban de las suyas.
-No queda nada que preguntar. Hare el conjuro, pero agregare una condición a mi favor
-¿Cuál?-Pregunto Loki mirándola fijamente. Encantadora era una mujer que rara vez cambiaba la expresión facial de su perfecto y seductor rostro, mas esta vez lo miraba seria, aunque la cabo de segundos le sonreía seductoramente como siempre lo había desde que lo había conocido.
-No te la diré. Sera tu castigo por arrastrarme contigo a una posible derrota. No pierdas Loki-Dijo retirándose del aposento del dios del engaño.
-No lo hare Encantadora-Susurro al verla partir. No lo haría. Esa sería su venganza final.
Paso lo que tenía que pasar. Thor regresaba a Asgar. Loki miro desde el castillo sus sueños desmoronarse. La batalla entre ambos dio inicio y como era de esperarse Thor ganaba el encuentro. Pero en el último momento antes de perder Thor se enfocó en la destrucción del puente para evitar que los gigantes de hielo atacaran Asgar. Loki le miro furioso, no importaba lo que hiciera jamás sería suficiente. Incluso ahora, miro como Thor había cambiado tanto por aquella humana Jean. Cerró los ojos antes de lanzarse al último ataque como él lo denominaba.
El puente se rompió y ambos caían. Odín tuvo que intervenir y tomar de la mano a Thor y este a su vez tomaba el cetro que sujetaba a Loki. Loki miro arriba y susurro las palabras que solo Thor alcanzo a oír “Jamás quise el trono, solo quería que tú me reconocieras como tu igual.” Dicho esto se soltó y callo en el abismo, o eso contemplaron Odín y Thor, pero la verdad era que lentamente Loki con el pecho herido se rendía y al admitir su derrota se convertía en una estatua de hielo que con el calor del nuevo mundo al que llegaba se derretía y condensaba en la atmosfera para desaparecer de la faz de los nueve reinos.