''No puedo, entiéndelo por favor. No me esperes, no llegaré, entiendo a lo que me arriesgo con esta decisión, sé que te perderé para siempre, pero esto es más grande que yo. No me importa que tu padre me quiera matar, es más, me lo merezco. Jamás olvides que te amo Baek... Te amo más que a mi vida, y por lo mismo, hago esto. Hasta siempre, amor.''
Lágrimas caían de sus ojos. No podía creer que aquel muchacho lo había dejado plantado en aquel altar, delante de sus padres, de sus amigos, de su familia... Y había tenido todavía la valentía de enviarle un mensaje, un estúpido y maldito mensaje. Quizá lo que más le dolía de todo aquello, era el hecho de que se sintiera inseguro sobre la decisión de contraer matrimonio con él. ¿Es que acaso no lo amaba tanto como para casarse? ¿No había podido decirle antes que no deseaba casarse y ahorrarle todos esos dolores? Eran demasiadas las preguntas que pasaban por su cabeza, y antes de derrumbarse en esa iglesia ante la presencia de todos, prefirió correr fuera de allí. Corrió con todas sus fuerzas, sin importarle aquel traje blanco que vestía o aquel ramo de flores que portaba en su mano, ambos destruidos y ensuciados por las caídas que sufría gracias a la rapidez y desesperación con la que corría, acompañado de sus ojos nublados con las lágrimas.
Como si el Mundo se hubiera conspirado contra él, pronto se vio siendo detenido por algún cuerpo que sujetaba su mano, deteniendo aquella maratón inexistente que el castaño llevaba. El perfume del ser que lo paró de repente llegó a su nariz, permitiéndole saber de inmediato quien era el que se atrevía a desafiarlo en esos momentos. Reaccionó de inmediato al escuchar el comienzo de una palabra proveniente de la boca ajena, golpeándolo con ese ramo medianamente destruido, terminando de destruirlo en la espalda de su antiguo amante.
-¡Eres un desgraciado! ¡Cómo te atreves a hacerme eso a mí! -Gritaba con todas sus fuerzas, sintiendo como su corazón se estrujaba con cada mirada de resignación que el que hace unos minutos era el amor de su vida le dedicaba, sin importarle como la gente que estaba a su alrededor les observaba con preocupación.-
-Escúchame, por favor... -Intentó explicarse, dejándose golpear por el bajito.-
-¡No quiero! No... Déjame, Chanyeol, no quiero más, ¡Vete al infierno! -Se dio la vuelta para encontrarse con sus amigos, quienes le habían seguido desde la iglesia sin que este se diera cuenta.
Corrió a los brazos de sus amigos, escondiendo su rostro el pecho del primero que encontró, sin saber si quiera cuál de todos era, para comenzar a llorar desconsoladamente. Todo lo que imaginaba que sería maravilloso de repente estaba roto, ahora todo lo que le quedaba eran sus ilusiones destruidas y su corazón completamente roto.
°(ㅇㅅㅇ)°
Meses pasaron, pero no podía evitar sentir aún tristeza. Su rostro reflejaba lo oscuro que se encontraba su interior, sintiendo cada día más monótono y sin gracia que el anterior. Nunca más supo nada de Chanyeol, tampoco era como si quisiera hacerlo. Dejó de lado todos aquellos recuerdos hermosos, destruyendo todos en un arranque de rabia que sufrió en el día de los enamorados. Millones de potes de helado estaban regados por la alfombra, algunos de estos ensuciando esa bonita tela que cubría el suelo.
El último mensaje que recibió de Chanyeol fue hace tres meses a partir de la fecha, el cuál contenía una sola palabra, ignorada por completo por Baekhyun. Y es que un simple ''Perdón.'' no servía para compensar todo el dolor acompañado de las millonarias deudas que tenía con tan exuberante boda que habían planeado.
-Vamos tocinito, ya no estés triste... Han pasado bastantes meses desde que eso sucedió, ya olvídalo... Los muchachos y yo vamos a ir a dar una vuelta por la ciudad, ya sabes, fiestas... Conocer nueva gente, pienso que te haría bien, ven con nosotros.
-Vayan a donde se les pegue la maldita gana, yo quiero quedarme en casa. No sé cuál es ese afán que ustedes tienen de sacarme de aquí, y por favor, deja de sacar ese tema, cada vez que estoy olvidándolo vienen ustedes manada de idiotas a sacármelo otra vez.
-Ya... Perdóname, Baekhyun. Está bien, ésta vez te saldrás con la tuya y te dejaré seguir en tu soledad, pero ya verás, ¡Algún día tendrás que salir!
Colgó de inmediato el teléfono después de esa última palabra. Era lo mismo todos los fines de semana, ¿Cuándo sería el bendito día en el que Tao lo dejaría vivir en paz? Se sentía feliz en casa, engordando junto a su gato.
Un veinticinco de marzo* fue el día en el que se decidió a cambiar su vida, dejar de ser el estúpido ermitaño en el cuál se había transformado y salir de esas cuatro paredes que lo rodeaban, no valía la pena sufrir de la manera en que lo estaba haciendo por un imbécil que seguro se estaba riendo con su nueva pareja en ese mismo momento. Aceptó a la primera la propuesta de Tao, y a la mañana siguiente se encontró en un auto en dirección a Yesan* con tres de sus amigos; Sehun, Kyungsoo y Luhan. Al llegar, todos dejaron sus cosas en el hotel y salieron de inmediato al Resom Spa Castle* a pasar una tarde amena y relajada entre todos, saliendo luego por la noche a los clubes nocturnos a bailar y tomar.
Claramente un gran error.
Veía parejas felices por todos lados; chicos con sus novias, bailando lo más pegado posible al compás de la canción, otros besándose, y otros, planeando su escapada para ir a tener sexo al baño. ¿Y Baekhyun? Ah, él estaba sentado en la barra, bebiendo tragos sin alcohol y concentrándose en su vaso para tratar de ignorar a aquellas personas enamoradas que destruían su felicidad y que sólo causaban que él quisiera levantarse de la silla en la que estaba sentado e ir a gritarles en todo el rosto que todo el amor que se juraban se iría el día de su boda.
Sumergido en sus pensamientos, sintió como alguien lo movía de un lado a otro, sacándolo de ese depresivo Mundo en el que estaba.
-Hey, chiquillo… ¿Por qué tan solo? Déjame acompañarte un rato. –Le dijo un muchacho rubio, alto y bastante apuesto que se sentó a su lado en cuanto terminó la oración.-
-Primero, no soy chiquillo, mi nombre es Baekhyun. Y segundo, no estoy solo pero tampoco necesito más compañía, gracias. –Le contestó de la manera más fría y pesada posible, quizás por gusto, quizás por la rabia que sentía por ese momento, la verdad, ni siquiera él lo tenía claro.-
-Está bien, lindo nombre, Baekhyun. Yo soy Wu Fan, pero puedes decirme Kris si gustas, lindo.
-Como sea, Wu Fan. Te digo desde ya, ‘Lindo’ –Dijo con sarcasmo.- no vas a lograr nada conmigo. Me dejaron plantado en mi boda, ¿Sabes qué es eso? Claro que no, nadie lo sabe. Así que, mi querido Wu Fan, lo lamento mucho pero no me acostaré contigo ni ésta, ni ninguna noche. Ahora puedes tomar tu trasero y largarte de aquí. –Se quedó observando el rostro cada vez más sorprendido de su improvisado acompañante.-
-Oh… Lo lamento mucho, pero realmente no tengo esas intenciones contigo. Yo sólo quiero que seamos amigos, ¿Sí?
Entonces el corazón del bajito se derritió al igual que su mente. Así mismo fue como conoció a Chanyeol, en un bar, por la noche… Donde esa propuesta de amistad llegó de repente de parte de un alto, apuesto y orejón muchacho de sonrisa traviesa, la cual no puedo rechazar ni aunque tuviera todas las ganas de hacerlo.
Se levantó de inmediato del asiento, pronunciando un frío ‘No’ antes de irse a bailar con sus amigos, aunque claramente no la estaba pasando bien. Todo le recordaba a Chanyeol, hasta sus propios amigos.
-¿Qué pasó con ese chico, hyung? ¿Te estaba molestando? –Le preguntó Tao mientras bailaban animadamente, notando el rostro de molestia del contrario.-
-No, sólo estábamos conversando. Sólo una estupidez. Tao, me quiero ir. –Realmente no le iba a contestar que afirmativamente sí fue molestado por el rubio, puesto que sólo fue una conversación trivial que le afectó por cosas desconocidas ante la mente del alto.-
-Está bien… Yo me quedaré un rato más, ustedes pueden irse, hyung~ -Contestó el chino mientras sonreía pícaramente, mirando de reojo al anterior acompañante de su amigo.-
Claro estaba que a Tao le gustó Kris, cosa que realmente a Baekhyun le importaba en lo mínimo, y es más, le alegraba que su amigo por fin se haya interesado en alguien, pues, al igual que a él, luego de una relación difícil no se había fijado en nadie.
Convenció a sus demás amigos para volver al hotel en el que se estaban quedando, tirándose de inmediato a la cama para dormir en el momento en que llegó a su habitación, quedándose profundamente dormido de inmediato gracias al agotador día que había tenido.