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De fresas con chocolate por Angels_Clouds

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Notas del fanfic:

Feliz Cumple Taoshira! 


Esto lo escribí para ella, por qué sé cuánto le gustan este par y por que me apeteció, qué narices. XD 

Como ella ya lo leyó, he decidido publicarlo, que hace mucho que no subo nada... aunque dentro de poquito volveré por estos lares. 

 

¡Espero que os guste y me deis opiniones! ( se aceptan tomatazos y demases!!!xD)

                    De fresas con chocolate

 

 

“A todo el mundo le gustan las fresas” pensaba Hyukjae, caminando por las frías calles de Seúl de camino a casa, con una bolsa en cada mano. Una enorme sonrisa pintada en su cara, pensando en la grata sorpresa que le daría ese día a la persona que más quería en el mundo.

Aceleró el paso, entusiasmado, queriendo llegar cuanto antes para empezar a preparar la sorpresa. Llegó antes de lo esperado, sabiendo que no habría nadie, pues todos habían salido a celebrar el cumpleaños. Él, excusándose por estar indispuesto—o, mejor dicho, fingiendo estarlo—, le había dicho que estaba bien, insistiendo en que podía ir a comer con ellos, sin embargo, el menor había creído por completo que estaba enfermo y había asegurado que lo primero era la salud, obligándole a quedarse en casa.

La primera parte del plan había salido a pedir de boca. Naturalmente todos los miembros del grupo estaban al tanto de aquello, de hecho, el grupo entero se había metido para que todo fuera perfecto, llevándose al menor a un restaurante de lujo bien alejado de la zona donde vivían.

Hyukjae entró en la cocina, le había costado horrores encontrar las fresas ya que no era la época del año idónea para ellas pero, por suerte, al final logró encontrar unas pocas.

Sacando los ingredientes de las bolsas se dispuso a empezar a cocinar. Primero había pensado en hacer un pastel, pero sabía que al menor no le agradaban los dulces como a él, por lo que lo descartó casi inmediatamente. Además, había que tener en cuenta que era invierno y no apetecían las cosas frías, por el contrario un chocolate caliente entraba de maravilla.

Había comprado una fuente de chocolate, pequeñita, no quería tampoco gastarse demasiado dinero en algo como aquello, que no era más que un capricho, claro que sabía que a su dongsaeng le encantaba el chocolate, sobretodo el negro, con un toque amargo.  “Tal vez esa sea la razón por la que tiene un carácter algo amargo…” pensó, mientras se lavaba las manos.

Metió el vino en el congelador, no tenía mucho tiempo y  en la nevera no se enfriaría lo suficientemente rápido. Acto seguido, limpió la mesa y puso un mantel bonito, un par de servilletas, que estaba seguro que iban a necesitar, y un par de copas de vino. 

Montó la fuentecita y le puso el chocolate, la colocó cuidadosamente en el centro de la mesa y la enchufó para ver si funcionaba, al ver el chocolate cayendo en cascada no pudo evitar la tentación y metió un dedo.

—Tengo que asegurarme de que está bueno…—excusó, aunque no había nadie que pudiera verle ni escucharle. Chupó su dedo y una mueca de placer apareció en su cara. —Delicioso… 

Sonrió. Se dirigió a la fregadera y volvió a lavarse las manos, para después ponerse a quitarle las hojitas a las fresas y lavarlas, dejándolas en un plato que había colocado a su lado previamente.

Una vez estuvieron todas limpias, cogió unos palitos de manera y se dedicó a clavar algunas fresas en ellos, dejándolo todo con una bonita presentación encima de la mesa.

—Ahora sólo me falta cambiarme de ropa…—murmuró, mirando el reloj, aún tenía rato de sobra. Perfecto. Se fue a su habitación y se puso una camisa negra con unos pantalones blancos ajustados, sabía que ese look le encantaba a su dongsaeng. Se miró en el espejo y sonrió.

Se sentó a la mesa de la cocina y cuando oyó la puerta se apresuró a sacar el vino del congelador y ponerlo sobre la mesa.

— ¡Será posible! —oyó que exclamaba el menor, aún en la entrada—Mira que no dejarme comerme el postre…  serán desgraciados… ¡y encima en mi cumpleaños! —Parecía enfadado. Hyuk sonrió. —Y luego me dejan tirado en la puerta como si nada…

Mientras el menor seguía hablando solo, quejándose de sus compañeros, Hyukjae se puso detrás de la mesa, sabía que el menor entraría en la cocina, pues lo conocía lo suficiente como para saber que iría a buscar algo para comer de postre.

Y no se equivocó. El maknae entró con cara de pocos amigos, pero al ver la escena frente a sus ojos, no pudo evitar que la sorpresa hiciera acto de presencia.  Dejó caer los brazos a los lados y su mirada se fijó en su hyung, detrás de la mesa, con las mejillas sonrosadas y una gran sonrisa.

—Feliz cumpleaños, Kyu —habló.

El maknae, paralizado en la entrada de la cocina, sonrió olvidando por completo su anterior enfado y se acercó a pasos rápidos hacia Hyukjae, abrazándole por la cintura con un brazo y cogiéndole con suavidad la barbilla para mirarle a los ojos. Y le besó.

Fue un beso suave y dulce, muy dulce, tanto, que el propio Kyuhyun {si la situación no fuera exactamente esa, es decir, ESA (Hyukjae preparándole una sorpresa tan dulce)} se habría burlado de sí mismo si hubiera visto la escena como un mero espectador.

Pero ese no era el caso. Y cabe decir que en aquel momento estaba sumamente concentrado en el beso. Sus labios se movían delicadamente sobre los de su hyung, como si temiera hacerle daño. Le mordió el labio inferior, succionándolo un poco y Eunhyuk dio un pequeño respingo.

Poco a poco Hyuk se separó de él, no es que no quisiera seguir besándole, pero no quería que el chocolate se enfriara demasiado.

—Siento haberte mentido, Kyu—susurró, aún con las mejillas rojas y mirando al suelo. Todos sabían cuanto odiaba las mentiras. Kyuhyun sonrió.

—No importa, hyung—habló—si me mientes para prepararme estas sorpresas, puedes mentirme cada día. Tienes mi permiso. —Eunhyuk le miró a los ojos y sonrió.

—Ven, siéntate, que el chocolate se enfriará—le empujó juguetonamente hacia la silla y le hizo sentarse en ella. —Me he asegurado de que fuera amargo, como a ti te gusta —hablaba mientras cogía un palito con la fresa pinchada y la untaba bien de chocolate. —Era el más negro y amargo que tenían. Abre la boca—e hizo el gesto para que el maknae le imitara.

Kyuhyun abrió la boca y dejó que el mayor metiera la fresa, mordiendo suavemente y saboreando la mezcla del dulce de la fresa con el sabor amargo y caliente del chocolate.

— ¡Mh...!—Saboreó, ante la expectante mirada de Hyuk, que se moría de los nervios. —Está de muerte, hyung, en serio. Es el mejor chocolate que he probado nunca. —Kyu cogió de las manos al mayor y le sentó encima de sus piernas.

—Espera, Kyu, ¡falta el vino! —intentó levantarse, pero el menor no le dejó.

—No importa, ahora lo abro, pero quédate quieto. — Susurró mientras cogía la botella y se dedicaba a abrirla. Vertió un poco en cada copa y le pasó una a Hyuk.

Saboreó primero el olor del vino añejo, cerrando los ojos y agitando con cuidado la copa, tras unos segundos decidió probarlo y lo llevó a sus labios, el dulce aroma inundó su paladar y se sintió en la gloria.

Mientras el maknae estaba perdido en las sensaciones del vino, Hyukjae estaba embelesado mirando al menor, sonriendo al darse cuenta de que el vino era realmente de su agrado.

Aprovechando que Kyuhyun estaba en otro mundo, cogió una fresa y la metió en la fuente de chocolate, para después comérsela de un solo bocado. Miró al maknae, que le miraba como diciendo “te he pillado, tramposo” pero sólo le sonrió.

—Come otra fresa, Kyu, que me ha costado mucho encontrarlas…—habló, de nuevo, Hyuk. Kyuhyun rió ante eso, cogiendo otra fresa con chocolate, pero dándosela al mayor, que la recibió abriendo la boca y cerrando los ojos.

Un poco de chocolate se cayó por la comisura de sus labios, huyendo hacia el cuello. Kyu dejó que resbalara un poco más y, sacando la lengua, se acercó para hacer el mismo recorrido pero a la inversa, lamiendo muy despacio el cuello de Hyukjae, que no pudo evitar soltar un gemidito de sorpresa ante aquello.

—Kyu… ahora no… —susurró, intentando apartarse con cuidado del maknae.

— ¿Por qué?—cuestionó—estamos solos  y es mi cumpleaños…—lo dijo con un suave murmullo en su oído, provocándole un estremecimiento.

—Pero las fresas… y el chocolate…—dijo mirando la fuente, después de todo el esfuerzo que había hecho para montar aquello le sabía mal desperdiciarlo.

— ¿Quién ha dicho que no nos lo vamos a comer…?—miró a Hyuk y le susurró—tengo grandes planes para usarlo… en el dormitorio.

La cara de Hyuk adquirió una tonalidad rosácea, pero al instante sonrió, asintiendo a las palabras dichas por el menor. Al instante se levantó presto y miró a su pareja.

—Yo llevo las fresas… —dijo y añadió un suave— Te amo, Kyu.

—Yo también te amo, Hyung. —respondió el travieso maknae del grupo. Se sintió muy feliz al ver la gran sonrisa del mayor.

 

Sin duda, aquél era el mejor cumpleaños de su vida. 

Notas finales:

Creo que me quedó muy dulzón... ¿no? 


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