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Virus por Malahierba

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Notas del fanfic:

Hace mucho que tenía ganas de escribir un fic con Himchan embarazado *O* así que cuando una lectora "Panda" se quejó de que Jongup estuviera embarazado en mi anterior fic le prometi crear este.

Y aqui llega!! Disfrutenlo ^^/

Himchan te amo!!!

-huye-

 

Notas del capitulo:

Al fic le llamé "Virus" por la canción de B2st >u<

Y al cap "Miss atomic bomb" por la canción de The killers >u<

Si quieren escuchenlas, son bueeeenas o/

 

Se supone que todos los sonidos que hay en este bar de mala muerte deberían desconcentrarme; los gritos de las mujeres, los tacones de las mismas al bailar o caminar, las monedas cuando caen al suelo, el gutural bramido que hacen los hombres al beber, el chocar de los vasos con cerveza… todo es un ruido infernal, pero yo solo presto atención a aquella patética canción de fondo que se mantiene sonando aunque nadie la escuche.

 

“You’re gonna miss me when I’m gone.”

 

Es la frase que alcanzo a entender. O quizás la que quiero entender. “Me vas a extrañar cuando no esté.” Me hace mucho sentido oírla, porque en ese momento deseo con toda la fuerza de mi corazón que él me extrañe. Quiero que me extrañe tanto que le sea imposible caminar de dolor.

 

Pero al final creo que el único que siente tal dolor soy yo.

 

-¡Jongup!

 

No sé si es producto del efecto del alcohol o en verdad escucho su voz llamándome. Se supone que vine a emborracharme para olvidarle, no para imaginarlo más. Me giré buscando su presencia, él no podía estar en aquel pobre y miserable lugar, en aquel mundo tan bajo como diría su madre.

 

-¡¿Por qué estás aquí?! ¡¿Por qué no has contestado mis llamadas?!

 

Le vi al fin, unos pasos a la distancia. Sus ojos llorosos era lo único que desequilibraba su fuerte presencia. Si bien ahora gritaba, tal era su clase, como decía su madre, que nadie le reprochaba nada. De hecho, al entrar, todos habían reparado en él, pero como no prestó atención a nadie más que a mí, le dejaron en paz. Era un bar después de todo.

 

-¿Por q-qué lo trajiste, Junhong? – podía verlo tras su espalda.

-Hyung, llevas mucho tiempo aquí…

 

Ignoré su excusa y continué bebiendo de mi botella.

 

-¿Por qué ya no quieres verme?

 

Nuestra distancia se había acortado, podía ver con claridad su pálido rostro, sentir su aroma invadir mi espacio, pero sobretodo ser atacado por aquellos vidriosos y rojos ojos que me miraban tristes.

 

-Estás de-masiado cerca, Himchan, vete… -No le miré al decir aquello.

-¡No me voy a ir! ¡Responde por qué no quieres verme!

-¡¿Tengo que responder algo que es obvio?!

 

Quedó perplejo. Y mudo. Jamás le había gritado, jamás en los meses que llevábamos juntos. Al parecer ese era el lado oculto que sacaba el trago, a algunos les sacaba su lado llorón a otros su lado violento.

 

-¡Te vas a casar, carajo! ¡¿Y vienes aquí, a hacerme una escena?! ¡¿Quién te crees que soy, un  imbécil?!

 

Entonces, si grito, ¿Las frases me salen completas? Aquel pensamiento pasó fugaz por mi mente y desapareció sin importancia. Lo bueno de estar en un bar, pero de esos de mala muerte, era que si gritábamos nadie nos ponía atención.

 

-¿Casarme? –me miró como si fuera un problema de geometría.

-¡Oiga! ¡Deme otra! –levanté la mano por quién sabe qué vez esa noche.

-¡No! ¡Usted, -le apuntó furioso con el dedo- si le trae otra, hago que lo despidan!

 

Así era él, el dinero y el poder mezclados siempre en su círculo porque estaba acostumbrado a ellos.

 

-¿De dónde sacaste eso?

 

No le respondí absolutamente nada e intenté beber lo poco que quedaba dentro de la botella. Sentí como se acercaba más a mí, obligando a que le mirara, a que encarase su rostro.

 

-Jongup, mírame…

-Tu madre fue…

 

Se enderezó, molesto.

 

-¿Hablaste con ella del bebé?

-Era o-obvio ¿no? Debía hacerme r-respons-sable-e.

 

Exasperado llevó sus manos hasta su cabeza. Se veía tan inadecuado en un lugar como ese, un príncipe perfecto de las películas, que sin querer se perdía en la ciudad hasta llegar al lado pobre y mediocre, ese que nunca se mostraba a la realeza.

 

-Siempre ha sido ese tu problema, Jongup. Crees que porque eres pobre, ante él mínimo obstáculo te dejaré y me iré con otro. Y eso comenzaste a creerlo solo porque mi madre se encargó de meterlo en tu cabeza ¿verdad?

 

Era verdad. Himchan vivía en el distrito más lujoso de todo Corea, o de todo el mundo quizás. Su familia era una de las más poderosas del lugar y precisamente con ella decidí trabajar, porque creí que ganaría bien. Jamás imaginé que el hijo menor terminaría enamorándose de mí. Que mucho menos se embarazaría de mí y que al final, su madre desataría todo su odio contra mí.

 

-No me voy a casar con ningún otro que no seas tú. –sentenció. –Y eso es todo lo que discutiré contigo en un lugar como este. Ahora vámonos.

 

Su tono era tan seguro que no quise contradecirlo, además, supuse que era tiempo de hablar en un lugar más tranquilo. Vi cómo hablaba con el barman pidiéndole la cuenta, y después vi cómo sacaba su billetera dispuesto a pagar.

 

-Deja eso. Yo t-tomé todo esto ¿n-no? -dije molesto.

 

Conté las botellas sobre la barra, incluí las que habían retirado, he hice un cálculo rápido de cuánto había consumido. ¡Madre santa! Con todo ese dinero podía comer una semana. Era la primera vez que bebía tanto, obviamente no tenía idea de cuán costoso sería. Disimulé mi espanto y cancelé. Sin embargo, cuando intenté ponerme en pie, de hecho cuando puse mis pies sobre el suelo, todo comenzó a rodar, desde el piso hasta las luces en el techo.

 

-¡Junhong, agárralo de los brazos! –alcancé a escuchar  antes de caer de golpe al suelo.

 

Entre los dos me alzaron en vilo y guiaron hasta la entrada. Estaba seguro que aquel mareo no sería todo, por supuesto que vendrían las náuseas ¿no? A los lejos, el grito de una mujer retumbó en mi cabeza, gire a mirar qué sucedía y en ese movimiento tan repentino sentí que toda la comida en mi estómago subió hasta mi boca.

 

-“¡No te atrevas a vomitar frente a Himchan, Moon Jongup!” –me grité mentalmente.

 

Cerré los ojos y me concentré solo en caminar; me llevaron hasta un auto, que supuse era de Himchan, puesto que las llaves de mi camioneta no tenía idea de dónde estaban y tampoco me habían preguntado por ellas. Entonces, luego de eso mi consciencia se pierde en un viaje astral y regresa justo cuando caigo de rodillas frente al retrete de mi casa.

 

-“Nunca más…nunca, nunca más… ¡Oh, qué asco!” –pienso, si es que es posible pensar en un estado como ese.

 

Al fondo, porque a todo esto la puerta del baño estabas abierta, escucho a Himchan despedirse de Junhong.

 

-Gracias por haberme ayudado y llamado y por todo, eres un ángel, Junhong-shi.

-Está bien, hyung. Quiero que ambos estén bien.

-Te iría a dejar, pero como sé que por estos lugares te tienen más miedo a ti que tú a ellos, pues…

-Descuida… -ríe, animado- Me voy, espero verte pronto, adiós.

 

Sus pasos retumban en mi cabeza, aun así cuando creo que ya se ha ido de nuevo su voz estremece el cuarto de baño.

 

-¡CUIDATE, HYUNG! –maldito mocoso, lo hizo a propósito.

-Vete ya. –respondo limpiándome la boca.

 

La puerta emite un gran golpe tras cerrarse y la casa queda por fin en silencio. O eso espero. Después de cepillar mi asquerosa boca salgo al cuarto y lo primero que veo es a Himchan sentado con las piernas cruzadas sobre mi cama y las manos apoyadas sobre el colchón. Esperando.

 

-Supongo que no es buen momento para hablar ¿verdad? –me dice.

-Quiero dormir…

-Ven, entonces.

 

Estira su cuerpo acomodándose contra la pared y con su mano da una palmada sobre la almohada, indicando que me acerque. Y lo hago. Pronto comienza a acariciar mi rostro con el dorso de su mano, no sé si me observa, porque tengo los ojos cerrados, pero supongo que lo hace.

 

-El alcohol hace que digas la verdad, así que… -dice después de un rato.

-No te atrevas.

-Lo haré y te dejaré dormir.

-Himchan…

-¿Me sigues queriendo?

 

Él tenía razón, un borracho y un niño son incapaces de mentir.

 

-Sí.

-Entonces, esperemos que mañana sea un día mejor.

 

Acercó su mano a la almohada y entrelazó sus dedos con los míos. Su aroma invadía todo mi cuarto y todo el oxígeno que entraba a mi organismo lo hacía mezclado con él. Himchan siempre conseguía que yo volviera a él. Hasta estando borracho.

 

-¿No te irás? ¿Estarás aquí mañana cuando despierte? –Esa era mi voz. Además de borracho, ahora inseguro.

-No me iré. Uhmm… -titubeó, para después rectificar. –No sé si el niño que llevo dentro puede sentir aun pero, ninguno de los dos nos iremos de aquí.

 

No dije nada, pero lo abracé y le atraje a mi pecho. Después de oírle sentía que al fin podía dormir y, agradecido, recuerdo que lo último que pensé fue:

 

“Sí, espero que mañana sea un día mejor.”

 

Uno contigo.



Notas finales:

Quizás el sábado actualice...depende de la vida.

Besos!!


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