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[Deformity Love] por HarukoShougo

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Notas del fanfic:

Éste no es mi primer fanfic, pero es el único que considero lo suficientemente bueno para subir.

Si ven algún error ortográfico o algo por el estilo no duden en avisar, por favor.

 

Espero lo disfruten tanto como yo disfruté escribiendoló. Gracias por pasar, y, por favor dejen algún review si no es problema.

Besos.

 

Se encontraban parados en el balcón del apartamento que compartían. Sólo se tenían el uno al otro, debido a que la sociedad siempre los tachaba de crueles y masoquistas. Pero, ¿Qué importaba? ¿Existía alguien realmente cruel en el mundo? Ellos no lo veían así; con sólo pensarlo un poco se daban cuenta que eran las mismas personas las que le ponían etiquetas a la gente a su propio parecer, por eso mismo, si ellos pensaban que no eran crueles, entonces dejaban de serlo ¿Verdad?. Eso era totalmente ilógico.

 

Takanori, el joven de pelo castaño, baja estatura y con aires afeminados dirigió la mirada a su acompañante, un rubio alto con mechones negros y de expresión indiferente.
—Pienso que eres odioso, Akira. — Habló por fín, dandolé una calada a su cigarrillo.
—Tú también. ¿Es que nunca aprendes, Takanori? — Sonrieron amargamente. Se odiaban.

 

No eran como el resto de la sociedad, ellos crecieron entre sombras y habían adoptado una personalidad muy particular. La crueldad no existía para ellos; por eso mismo, simplemente no podían ponerse de malhumor cuando alguien les decía algo "cruel"; siempre sonreían y callaban -He ahí el por qué también se les tachaba de masoquistas-.

 

—Sabés que probablemente nunca lo haga, Aki.

— Suspiró cansadamente.

—Eso es porque eres un idiota. — contestó con una clara mueca de desagrado en su rostro.

—Lo sé. — Normalmente diría algo como "No hay una definición específica de alguien idiota, lo sabes." A lo que el chico a su lado respondería "Exacto, pero si lo hubiera, definitivamente serías tú.", pero no tenía ganas de hablar en ese momento, así que calló.

—Te odio, mocoso. —

Y no mentía, seguramente cualquiera en una situación así al decir aquella frase estaría mintiendo; pero él no, realmente lo odiaba. No era esa clase de odio con el que te dan ganas de asesinar a la otra persona, no; no era eso. Simplemente lo odiaba y ya. Porque si intentara dar una explicación de cómo se sentía con respecto a la persona que convivía con él simplemente no podría; no era una clase de odio que una persona podría entender.

—Y yo a tí. — Le devolvió con el mismo gesto y una mirada indiferente, que sólo divertió más al rubio.

 

A veces pensaban que ellos no eran realmente humanos. Utilizaban la palabra "Odiar", aunque realmente lo hacían porque era el adjetivo más parecido que podían a encontrar respecto a sus sentimientos, pero no se sentían como se siente una persona que odia. No era esa clase de sentimiento; era uno más allá de todo eso, más allá de todos los sentimientos que un humano podría sentir.

 

El castaño lo observó. Akira estaba mirando hacia el frente con una diminuta sonrisa en sus labios, la cual le pareció encantadoramente odiosa.

Sacó otro cigarrillo y lo encendió, para luego llevarseló a la boca. No entendía por qué a pesar de tanto tiempo lograba estar cerca de él, porque, para ser honestos, su compañero era alguien totalmente desagradable.

Volvió a mirar al rubio, que ahora había adquirido una pose pensativa.

 

—Hey, te ves horrible con esa cara, hombre. — Atacó el más chico. No porque tuviera ganas de pelear; no. Lo hacía -según él- como un acto de solaridalidad hacia Akira.

—Enserio... ¿Es qué no sabes callarte cuando es debido? —

—No. — Contestó indiferentemente el más chico. Y eso que él estaba tratando de ser solidario.

—Pero, mocoso, ¿Sabés algo? — Habló el alto posando -por primera vez en toda la conversación- su mirada sobre el más chico.

—¿Qué? — Contestó mostrandosé algo interesado e ignorando completamente el insulto, pues era la primera vez que el rubio le dirigía la mirada.

—Te he odiado tanto, que creo que me han empezado a gustar tus odiosas actitudes. ¿Me gustaran por ser odiosas?. No lo sé. —

Luego de eso sólo vió como el más chico se paraba en puntillas de pies y le daba un suave beso, apenas, como un dulce rose.

—Te entiendo completamente. Eres odiosamente hermoso.— Sonrieron. No estaban nerviosos en lo absoluto.

—¿Te he dicho ya que te odio?.— Mencionó el más alto luego de unos segundos. El castaño rió.

—Sí. Y por favor, no dejes de odiarme.— Dijo antes de que el mayor se acercara a él en un nuevo beso.

—Tranquilo, no lo haré.— Dijo en un susurro, pero el joven ya había dejado el balcón, ahora estaría en algún lugar del apartamento.
Se quedó un rato mirando el cielo, para luego volver a adentrarse en su casa y buscar a su "no tan odiado" compañero.

 

"Porque del odio al amor hay un solo paso" ¿O quizás ninguno? ¿Se puede llegar a amar lo que odiamos, sin dejar de odiarlo? No lo sabían. Sus sentimientos iban más allá del límite; pero no les importaba.


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