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Los Pathics por PanabertoPecopon

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Notas del fanfic:

¡Hola! Mi nombre es Nelly y este es mi primer fic en esta página, espero realmente que les guste.

Notas del capitulo:

Naruto no me pertenece, yo solo hago esto por diversión y sin fines de lucro.

 

 

Capítulo uno: Un nuevo comienzo

Observó por la ventana el paisaje que cambiaba conforme el auto avanzaba. Estaba siendo un viaje muy largo, su padre le había dicho ya varias veces que descansara, pero no podía dormir. Un extraño presentimiento lo embargaba, no sabría decir si bueno o malo, era solo un presentimiento. Suspiró, su padre lo miró de reojo pero no le devolvió la mirada. Estaba molesto y lo haría notar. Se mudaban de nuevo, de un día para otro. No le había dado tiempo de despedirse, otra vez. Comprendía la razón, pero eso no lo hacía menos difícil, menos doloroso.

La insistente mirada del rubio detrás del volante empezó a exasperarlo, cuando creyó que no podría más el mayor apartó la mirada, dejándolo respirar.

-Hagamos un recordatorio ¿Sí?- habló el rubio mayor rompiendo el silencio. Asintió sin ganas.- ¿Cómo te llamas?

-Justin Timberlake

-Naruto…

-Daniel Salas, vengo de Estados Unidos, Illinois, tengo diecisiete años, mi madre murió hace cinco años en un accidente de auto, las marcas en mi cara son de un accidente en moto, mi padre, John Salas es escritor, por ello nos mudamos mucho, tengo déficit de atención, soy muy sociable pero me interesan demasiado mis estudios como para ir a fiestas, no me gusta hacer deporte y no creo quedarme mucho tiempo…

-De acuerdo, está bien.

Tomo aire pues todo lo anterior lo había dicho sin parar, su posición no cambió el resto del viaje, lo cual sabía que exasperaría a su padre. El paisaje fuera de la ventana comenzó a cambiar, dando a entender su pronta llegada a aquel pequeño pueblo japonés que sería su hogar los próximos meses, o si tenía suerte, un par de años.

-Lamento mucho que hayas tenido que dejar a tus amigos, hijo. Pero sabes que cada cierto tiempo hay que movernos y lo que vi al tocar la manija de tu cuarto…

-Está bien

Odiaba esa situación, tener que esconderse solo por lo que era. Por ser diferente.

No lo había pensado lo suficiente, habían pasado años desde que su padre le explicara aquello.

Existían tres tipos de personas. Aquellas normales, a las que le tenía tanta envidia, que vivían su vida como si nada, humanos normales que temían a lo desconocido, y lo desconocido para ellos eran las personas como él y su padre.

Las personas como él eran llamados pathics, del griego pathos “enfermedad”. Personas con dones especiales, decía su padre. Ellos los consideraban fenómenos.

Eran una raza distinta, avanzada. No sabe cuánto tiempo llevaban existiendo. Se irían expandiendo hasta poblar la tierra por completo, por el contrario los humanos dejarían de existir, se extinguirían. Pero hasta que ese momento llegara, debían esconderse.

¿Por qué fenómenos? Se preguntarán. Tienen poderes, sí, poderes especiales. Recordó que de pequeño jugaba a ser superhéroe, hasta que los vecinos lo vieron y pegaron el grito al cielo llamando a las autoridades. El día en que su madre murió, el día que fue asesinada.

Mientras él y su padre escapaban, su madre se había quedado como distracción, prometiendo volver. Nunca lo hizo.

El tercer tipo de personas eran llamadas los antipathics y como su nombre lo indica, son los que se encargan de exterminarlos.

Los pathics no son aceptados en la sociedad. Son considerados escoria, son mutantes, son fenómenos. Son diferentes y lo diferente no encaja. Cada vez son más, pero también son menos. Los antipathics los cazan y asesinan a sangre fría con la intención de no dejarlos multiplicarse. Les tienen miedo, pero no él no sabe por qué. Él les teme a ellos.

Tiene muchos nombres. Adam, Henri, Lavi, Haruka, pero es la primera vez que se llama Daniel y le gusta. Su nombre real es Naruto Namikaze, su padre, Minato Namikaze y su madre Kushina Uzumaki, todos pathics.

Para cuando se dio cuenta que el carro se había detenido ya estaban frente a una casa. No había visto el camino pero tendría que ser difícil de recorrer y con muchas vueltas, siempre era así. La casa no tenía número y parecía demasiado grande para los dos. Al día siguiente tendría que ir a la escuela y otra vez, le sería imposible no tratar de hacer buenos amigos aunque al final los dejara atrás.

Vagamente se preguntó si encontraría más pathics en aquel pequeño lugar, no lo dudaba, mientras más escondida estaba la población más pathics había. Pero eso era algo que los antipathics no sabían, los idiotas.

Se preguntaba cómo siendo tan tontos eran capaces de encontrarlos en algunas ocasiones, si lo harían por casualidad. ¿Cómo podrían distinguirlos de los humanos normales? Su padre había contestado esa pregunta hace mucho tiempo atrás. Ellos tenían las llamadas marcas. Extraños rasgos únicos por cada pathic en el mundo. Las familias antiguas solían compartirlos pero personas como él, que su madre y su padre no eran de sangre similar, no tenían esa ventaja.

Su marca era, además y para colmo, visible para todo el mundo. Tres largas líneas horizontales a lo largo de ambas mejillas, su padre solía decir que parecía un pequeño zorrito. Aquellas marcas llamaban la atención y siempre ponía una excusa diferente.

Existían marcas invisibles a simple vista, como la falta de ombligo que había descubierto en un amigo de Italia llamado Antonie, el cual se teletransportaba. Había otros, como su padre, que no daban señal de la marca sino hasta que usaban sus poderes, lo cual era bastante molesto siendo su padre un vidente táctil, es decir, un vidente que tiene que tocar un objeto que tenga que ver directamente con el futuro, el cual puede ser cambiado. Minato había tenido problemas antes teniendo visiones fuera de casa, sus ojos se ponían blancos y sacudía la cabeza repetidas veces. Muchas personas antes habían pensado que sufría un ataque, otras más excéntricas, que necesitaba un exorcismo.

Lo que hubiera dado por algo así en vez de seis manchas de nacimiento en la cara.

-¡Daniel!

Alzó la mirada viendo a su padre mirarlo con reproche. Se había bajado del auto y estaba apoyado en la puerta. Notó que las calles eran angostas y que la casa estaba llena de arbustos por todos lados, nada que su padre no pudiera reparar en su tiempo libre. Por ultimo notó que su padre iba cargado de cajas.

-¿Te ayudo con eso, viejo?

Minato solo suspiró.

-¿Por qué no vas a dar una vuelta?

-¿Y dejar que te adueñes de la habitación más grande? ¡Ni hablar!

Corrió al interior de la casa, demasiado vintage para su gusto pero no se quejaba. Subió las escaleras y se adueñó de la única habitación con baño propio, no era la más grande pero oh sí que un baño propio era mucho mejor. Se tiró sobre la cama matrimonial con un suspiro de alivio, la mudanza no era tan mala, al fin y al cabo conocería muchas más personas. Inclusive, pensó, tal vez hiciera amigos que no tuviera que dejar atrás, como otros pathics. Se protegían entre sí, si atrapaban a uno no faltaba demasiado para que atraparan a los demás. Cerró los ojos y con ese último pensamiento se durmió.

 

 

Notas finales:

Espero que les haya parecido interesante. Los capítulos serán un tanto cortos para no hacer pesada la lectura, no mas de 2000 palabras y la historia ira tomando forma mientras avanza. Muchas gracias por leer y espero que me cuentes lo que piensas de este capítulo.

Nelly


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