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Mermelada de moras azules por waka-yukari

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Notas del fanfic:

Bueno hoy 04/11/13 la BBC ha publicado la primera foto oficial de la S03 de SH, y esta imagen me provocó demasiados FEELS y así nació esto.

No sé de que sabor le guste la mermelada a Jawn :V así que la hice de moras azules...hay mucho azul (?) 

 

Disfruten. 

Notas del capitulo:

Lloren como yo lo hice :V 

La tarde era fría y nublada en Londres, caminaba a paso lento a pesar de que tenía años  en los cuales ya no usaba más su bastón, pero desde ese día:

“NO SHERLOCK, NO”- cuando llegó a la escena lo único que pudo ver fue un charco color negro…como la sangre cuando tenía días de muerta- “él…es mi amigo, es mi…amigo”-

Su “discapacidad” se había hecho vuelto a notar…era su culpa. A la siguiente cuadra estaba el café que Watson frecuentaba después de cualquier guardia (día, noche, turno completo) no importaba la hora, ya que era 24 horas por lo mismo de la cercanía del hospital. Al entrar el tintineo de la campana resonó por todo el lugar casi vació, era un sábado por la tarde. Dejo su chaqueta con uno de los host, el mesero le indico la mesa para dos…donde podía sentarse.

El mesero dejo el menú sobre la mesa, cuando el rubio termino de acomodarse, como siempre el rubio educado le dio las gracias. Watson era muy conocido en el lugar por sus estadías largas y solitarias en el café, esa área era su preferida por tener la vista hacía la ventana.  Unos diez minutos después el mesero llego con un café para el rubio, dejando dos cubos de azúcar y la cuchara mezcladora, poco le faltaba para que dijera su nombre.

Ese día en el hospital había sido muy tranquilo pero estresante: un joven que le tenía pavor a las agujas y tenían que sedarlo para poder cocer una herida en su codo hasta casi el hombro por practicar sin protección patinaje en patineta. Era joven de unos 22 años, alto, delgado, nariz respingada, ojos azules…¡BASTA! Tenía que dejar de pensar en él todo el tiempo, el dejar esa esperanza en que algún día atravesaría la puerta del hospital y le diría:

-          Vamos Watson, deja a estos…a estas personas, tenemos un asesinato doble en el palacio de Buckingham”- o una cosa de esas pero llevaba casi tres años muerto.

El mesero llego a un rubio distraído y con el estomago envuelto a llamas por el coraje que aún sentía por la muerte de Sherlock, la tristeza y al depresión se había vuelto casi odio –del odio al amor solo hay un paso- ¿por qué tomo esa decisión? ¿por qué dijo mentira tras mentira? El era un genio , el no era un detective consultante falso, el era real, el era un humano como cualquier otro. Con principios y valores.

-          Unos hot-cakes con mermelada y crema batida- ordeno el ojiazul, sabía que no se comería ni la cuarta parte de eso. Se le había quitado el hambre.

Mientras esperaba paciente pero fastidiado por si mismo observaba cada persona pasar, gracias a él se había vuelto sumamente observador, analista y atento con cada situación que lo rodeaba. Manías, síntomas, tics, reflejos, movimientos, gestos, muecas, todo.

El mesero llego con la charola llena de pedidos, dejo el plato con panes calientes, desbordados de miel, mantequilla, crema batida y en un pequeño vaso: mermelada de moras azules.

-          Gracias- dio el rubio mientras tomaba sus cubiertos

-          ¿algo más que se le ofrezca?- lo miro, agacho la mirada con una sonrisa falsa

-          No, gracias, todo bien-

-          Provecho-  el mesero tomo su bandeja y se retiro junto con la taza del café de John

De la manera mas lenta del mundo John comenzó a cortar el pan recién hecho, hundiéndolo en todos los distintos dulces que tenía, tomo la mermelada y la coloco, siguió comiendo hasta que se detuvo en seco.

-          ¿mermelada de moras azules?- la miro atento, levanto su mirada y giro para todo lados, sentía como sus ojos se llenaban de lagrimas. Como pudo termino su plato. Hizo una seña para el mesero quién le dejo té de limón sobre la mesa. Lo conocían tan bien que ya sabían que seguía en su menú.

-          Esto no es posible…solo él…es una broma de mal gusto- susurro. Cuando pidió la cuenta y el mesero llego con su ticket el rubio lo detuvo- disculpa, nunca antes me habían dado los panques con mermelada azul ¿por qué está vez me serviste eso?- el mesero sudo frío

-          Verá, el chef me lo dio así, solo lo serví, tal vez la mermelada de fresa se había terminado- que idiota ¿por qué eso no había pasado por su cabeza antes?

-          Lo siento mucho, gracias, en el ticket va tu propina- dejo que el mesero se fuera, estaba un poco rojo por la pena y el haberle casi gritado al pobre chico.

 

Cuando salió del café era de noche, una noche fría y húmeda, hacía frío, era otoño, principios de Noviembre, ese olor a dulces, calabazas y tés llenaban Londres. El frío le calaba en su filipina de color blanca aun llevando pantalones térmicos debajo de ella. Tomo su chaqueta y camino hasta su casa con la molestia en su pierna. Para ser otoño estaba frío, bueno, el siempre había sido una persona friolenta.

 

-          Maldita sea mi pierna…-cuando dijo eso estaba a una cuadra de la Baker St, haciendo que recordara el primer día que llego al departamento y le grito a la señora Hudson. Odiaba el tiempo, odiaba el pasado, en verdad lo hacía y siempre lo haría.

-          ¡oh! Bienvenido Jonh – lo recibió la casera quien iba saliendo a cenar con unas amigas y jugar bingo- si tienes hambre, deje algo en la cocina de mi departamento

-          Gracias, ya cene, que se divierta-

Subió. La puerta estaba abierta como siempre, todo a oscuras, pero con la lámpara en el rincón del sillón donde aún seguía dibujada esa cara amarilla sobre el tapiz. Entro dando un gran suspiro y encendiendo las demás luces, coloco su abrigo en el sillón rojo y se fue directo a su cuarto. Arrastraba los pies:

-          ¡JOHN WATSON! No arrastres los pies por el bien de la fricción y los campos magnéticos- lo hacía apropósito pero ahora no tenía quien le gritara que lo dejara de hacer.

Tomo asiento en la orilla de la cama, dejando que todo su ser se encorvara viendo fijamente hacía la nada, vio el reloj y apenas habían pasado 5 malditos minutos. Vio como la pantalla de su teléfono celular sonaba, era un mensaje de su novia. Dejo caer sus manos con el teléfono en ellas entre sus piernas.

-          Otro día será…otro día mas…- y diciendo eso se tiro en la cama quedando profundamente dormido

Tomo un baño, salió con su filipina de color azul oscuro y su taza de café en la mano, leyendo el periódico que estaba sobre la mesa. El reloj timbro, eran las 9 am y su turno empezaba a las 10 y así sería hasta que pasara una semana y no se presentara en el café hasta el viernes por la noche.

De nuevo llegó por la tarde al café haciendo el mismo ritual. Antes de que llegara el mesero vio que había llegado un poco mas tarde de lo habitual haciendo que mirara hacía la ventana, nunca había notado que en la ventana estaba una barra de madera…se puso de pie y se sentó en esa área deshabitada. El mesero al darse cuenta de que no estaba pego un pequeño brinco buscándolo desesperadamente hasta que lo encontró. Dejo su taza de café haciendo lo mismo una y otra vez. Esta vez no había pedido hot-cakes así que no esperaba la mermelada de moras azules hasta que el poste llego con ella como decoración.

-          Debo de dormir más…esto no…Dios- se comió el poste a pequeñas cucharadas al terminar recibió su taza de té negro. Miraba fijamente la ventana ya que el frío que se traspasaba de ella lo mantenía atento viendo hacía afuera. Así lo hizo durante algunos minutos.

Sin darse cuenta una sombra negra por le rabillo de su ojo le molestaba, la ignoro pero llego el punto donde nublaba la mitad de su vista obligándolo que mirara…

Era él…no, era una sombra…el estaba muerto tenía tres años de estarlo, era una broma de mal gusto…era alguien que se parecía él. Sus ojos se abrieron de par en par y su mano soltó el haza de la taza. No podía ser real, hacía un mes que había dejado flores en su tumba. Sentía como su cuerpo se tensaba, las puntas de sus dedos se congelaron por la baja presión que sentía, quería morir ante esa persona, sentía como las lagrimas frías rodaban por su rostro. En la boca del estomago se le hizo un hueco haciendo que quisiera vomitar. No dejaba de temblar. Miraba para todo lados…¿era él? No. Cerro sus ojos, apretándolos fuertemente durante unos minutos que fueron segundos, apretó sus puños tanto que sus uñas lo lastimaban…el pecho le oprimía, se le hacía difícil el poder respirar, comenzó a hiperventilar, sentía como su mundo se caía a pedazos. Cuando los abrió y miro hacia la ventana ya no estaba, era la peor broma que su mente le había jugando en años, desde la guerra ni estando en ella. Poco a poco su corazón se normalizo. Algo el decía que no lo hiciera que no se moviera de donde estaba y mucho menos que mirara hacía su izquierda…

-          John…- hizo que sus oídos estallaran haciendo que su mente se pusiera en blanco…cerró los ojos y respiro profundo

-          No, por favor si esto es un castigo es el peor, no me hagan esto…no puede ser cierto- pensaba una y otra vez con las lagrimas llenando su cara, sin poder parar

-          Mírame- abrió sus ojos y frente a él estaba Sherlock, sus piernas se le doblaron…sus manos cubrieron su cara

-          No eres real, Sherlock está muerto, sea quien seas no me hagas esto…es es…fue mi mejor amigo-

-          He regresado John Watson, el juego no ha terminado- ¿Cómo podía estar tan tranquilo apareciéndose así ante él, diciéndole semejante estupidez?

-          Tres años Sherlock Holmes, tres miserables años…y vienes aquí como si nada…- John dejo salir su lado mas humano con un ataque de llanto- ¿por qué me dejaste solo? ¿Por qué no regresaste cuando te lo pedí? ¿Por qué no me dejaste salvarte?...arriesgue tantas veces mi vida por ti, una vez mas no me hubiera importado

-          John, he regresado y vine por ti, sin ti no puedo seguir, siento tanto el haberte dañado de esta manera pero era la única para mantenerte a salvo a ti y a los demás…no llores mas por favor, John ¿te gusto la mermelada de moras azules- Había sido él, todo este tiempo, después de todo pudo sentir como siempre lo había estado cuidando, dándole señales que veía mas no que sentía

-          Eres un estúpido Sherlock Holmes, eres un maldito maniaco…- le grito entre llanto de odio y amor, con su cara sonrojada- claro que siempre he amado la mermelada de moras azules…-el moreno se acerco al rubio y lo abrazo

-          Y siempre tuve un pequeño erizo conmigo…su nombre es Watson-

-          Te odio…te odio , pagarás por estos años, juro que lo harás-

-          Pagare con el resto de mi vida a tu lado- 

Notas finales:

Si, TODO ES AZUL POR QUE ES REFERENE A SHERLOCK. 


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