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L'effrontée por Adrianamd21

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Notas del fanfic:

Hola lector/a curios@ que te has pasado por estos lares. Siéntete libre de leer, comentar, ignorar o hacer lo que quieras. 

Soy un poco novata, así que espero que lo disfrutes. 

Notas del capitulo:

Esta historia nació en una de esas noches en las que los pensamientos se apoderan de todo tu ser. 

 

El timbre sonó haciendo eco en todo el apartamento. Lo maldijo, maldijo al tipo que fabricaba los timbres...¿Timbrero? ¿Cómo se llaman los que hacen timbres? daba igual. También odiaba a la persona que se encontraba del otro lado de la puerta tocando insistentemente. Y es que no daba tregua, combinaba los timbrazos con golpes en la madera. Si era un bromista lo pagaría realmente caro.  Se levantó hecha una fiera, se colocó los pantalones y una blusa blanca como pudo. Restregó sus ojos sacando las lagañas que allí se habían alojado. Suspiró y se dispuso a abrir.

-¿Qué mierdas quieres?- amenazó con una voz lúgubre después de casi desprender la madera de las bisagras.

-Vaya cara de zombie mujer. Deberías dejar el alcohol- le contestó haciendo caso omiso a la mirada asesina que le estaban enviando. Echó un vistazo al lugar, sonrió y se acomodó un mechón de pelo que caía sobre su rostro.

-Eso nunca- respondió la otra guiñándole un ojo. Es increíble ver como todo el enfado de hacía un rato se había esfumado-¿Qué haces aquí a estas horas?- preguntó bostezando.

-Son las 4 de la tarde- suspiró observándola divertida.

-Sabes que mi reloj biológico es diferente del resto- contestó con sorna escaneando a la otra mujer.

Medía al menos diez centímetros menos que ella, le llegaba por la barbilla. Tenía el cabello medio ondulado color castaño claro en el que se le hacían unos bucles preciosos. Su piel se encontraba un poco morena por el sol, era delgada y esbelta. Su figura robaba el sueño de más de uno, pero ella no suspiraba por ninguno.

-¿Qué tanto me miras? Estoy buena lo sé- arrogante guiñó un ojo y con un movimiento de manos echó su cabello para atrás . Modeló y dio un par de vueltas.

-Como no vas a estar buena si eres una mini yo- peinó sus cabellos enmarañados- Además que haces aquí enana. Es sábado. S-Á-B-A-D-O- añadió enmarcando la última palabra. Esa era una norma entre ellas, los sábados antes de llegar se llamaba por teléfono o se mandaba un mensaje, no se llegaba de improviso.

-Deja el show, súbete la minifalda hasta la espalda, súbetela deja el show...- cantó y bailó la canción de Calle 13 pero se vio interrumpida por unas pisadas provenientes de la escalera.

Ante ellas hizo su aparición una chica alta con una cabellera color cobrizo, tenía los ojos verdes que hacían un bonito contraste. Tenía la piel color nívea adornada por unas adorables pecas.  Su figura era de infarto. Vestía un pantalón ajustado color negro que hacía resaltar sus esbeltas piernas . Llevaba una chaqueta color turquí y una bufanda le cubría el cuello.  De repente hizo más calor y la temperatura aumentó en invierno.  ¿Sería acaso alguna modelo de perfumes  salida de la televisión?

-Ella es Sarah- dijo la que hacía unos segundos se encontraba bailando. Así que Sarah ¿eh? pensó la otra comiéndosela con la mirada. Era preciosa, era como una muñeca de porcelana de edición limitada, única.

La pelirroja la miró y sonrió amablemente. Joder, vaya que tenía que hacer un esfuerzo sobrehumano por no desnudarla en mitad del pasillo pensó la otra apretando fuertemente los ojos.

-¿Estás bien?- el semblante de Sarah cambio un poco al notar los gestos de la otra mujer.

-Deja de hacerte la payasa- respondió la más baja de las tres- Ella es mi hermana Camille, hoy está de post-borrachera y de post-sexo, pero nos será útil- se volteó hacia la pecosa y le sonrió.

-Oye, gracias por lo que me toca ¡eh!- Contestó Camille un tanto indignada por el trato de su hermana pequeña- ¿Y bien Gabi para qué soy buena?- suspiró, pero por la pelirroja lo que fuera.

-Debió de ser realmente buena tu tanda de sexo para que estés tan dispuesta- se burló, dio dos pasos e ingresó en la vivienda, no sin antes susurrar a su hermana algo que la dejó petrificada:

-Es mi novia así que por favor ayúdala y no seas rancia con ella.

La sala les dio la bienvenida. Una sala que al contrario de lo que pronósticos no estaba tan desordenada, a excepción de los muebles movidos y varias prendas de vestir en el suelo. El lugar estaba habitable y no habían ratas ni cucarachas en su salsa.  Así que perfecto.

-Pasa a mi humilde morada- ocultando su desilusión y su envidia para con su hermana la invitó a entrar. Maldita enana suertuda, si la hubiera visto primero seguro que no la dejaría escapar y se la devoraría a cada instante. Menuda joya. Tendría que conformarse y echar la vista aún lado.

Tomó el abrigo de Sarah y lo colocó en el perchero.

-Y bien ¿una cerveza, un cigarro, algo? - preguntó la mayor encaminándose a la cocina.

-Ropa es lo que te hace falta- gritó su hermana desde la sala. Y era verdad, con sólo mirarla te entraba frío.

-El frío me repele querida- sonrió sacando una botella de vodka junto con una bebida energética. Observó el interior de la nevera dándose cuenta de que estaba casi vacía y llena de cervezas y algún que otro yogurt. 

-Tú siempre estás caliente- se burló la otra.

-Idiota. Oye, al final no me dijeron qué querían.

-Para mi nada, para Sari un vaso con agua- ¿vaso con agua? enserio esta chica le agradaba aún más. Si iba en plan santa Teresa de Calcuta era seguro todo lo contrario.

-Marchando el vaso con agua- lo sirvió de la pluma a temperatura ambiente, mas no sabía qué tan sedienta se encontraría su invitada, así que decidió llevar una jarra.

-¿Una jarra?- comenzó a reírse su hermana como una loca- Enserio, ¿quién eres tú y qué has hecho con mi hermana?- soltó secando las lágrimas que corrían por su rostro.

-Yo siempre he sido servicial- respondió haciendo una reverencia que incrementó la risa de la chica y provocó una sonrisa en la pelirroja.

Volvió al encuentro con las otras con la botella de vodka  y la bebida energética que había dejado en el mesón. Sarah al instante la reprochó con la mirada.

-¿Qué?-preguntó dando un trago.

-Eso es malísimo para la salud. No deberías mezclar- le reprendió.

-Lo sé, pero para qué querer alargar el sufrimiento en este mundo de mierda-  respondió encrudeciendo su mirada.

De repente el ambiente se torno tenso. Reinó un silencio incómodo por unos segundos. Algo que no soportaba Camille era que le dijeran qué tenía o que debía hacer. Y esta desconocida no podía ir a su casa y decirle que no debía tomar. Y un cuerno, es mi casa y hago lo que me plazca pensó.

-Ella, sólo te daba un consejo. Es cierto y lo sabes- y ahora la hermanita se unía a la noviecita. Bravo.

Bufó y enfocó su mirada a un punto ciego en la pared.

-Sabes, si te vas a poner así, mejor nos vamos-  Gabrielle se levantó y le ofreció la mano a su novia.

-Ahí está la puerta- señaló con el vaso lleno de alcohol. Sólo era un jodido comentario y la pelirroja ya se había horrorizado, no imaginaba su rostro cuando se enterase de sus otros vicios.

-Es una pena porque la vida es bella si la sabes mirar desde otros ángulos- le retó con la mirada la chica antes de levantarse con ayuda de la mano de su novia.

-Perdona, ¿De qué ángulos me hablas? ¿Desde el punto de vista de las lacras que tenemos como gobernantes, de los cerdos banqueros, de los multimierdanarios? Desde esos puntos de vista seguro que la vida es bella- y el sarcasmo salió a flote.

-No me refería a ellos, me refería a saber disfrutar de las pequeñas cosas de la vida- suspiró- pero ya veo que tu mente radical no lo entenderá nunca.

Bueno, bueno. Con este último comentario, la más alta de las tres se levantó como un resorte  y se encaminó como una exhalación hacia la puerta. Les abrió y les dijo:

-Adelante- dijo sin mirar a nadie.

-Ya te alcanzo cariño, ve adelante- le dijo a Gabrielle mientras le daba un fugaz beso en los labios. La menor caminó un tanto insegura hacia el ascensor, no sin antes lanzarle una mirada indescifrable a ambas. Camille fulminó con la mirada a la de las pecas.

-Eres una idiota, con esa actitud sólo consigues lastimar a tu hermana- Susurró encarándola.

Titubeó un segundo pero al instante se recompuso.

-¿Y quién diablos eres tú para decirme cómo me tengo que comportar?- casi gruñó.

Ambas se habían acercado mucho la una a la otra en su acalorada discusión. Casi podían oler sus alientos. Sus narices se encontraban muy cerca.

-Soy una persona a la que importa mucho tu hermana como para darse cuenta de que le haces daño- estampó sus palabras en el rostro próximo- No puedo creer que alguien como ella tenga una hermana como tú.

Tocada y hundida.

Así se sintió.

No obstante, su orgullo la sacó a flote y se apoderó de sus impulsos.

Al instante, unos labios chocaban con frenesí. El impacto había sido tal que ambas dentaduras se estrellaron. Camille había tomado con fuerza el rostro de la pelirroja besándola casi con rabia. Por otra parte, Sarah al sentir los fríos y secos labios de la hermana mayor se quedó como una estatua, inmóvil. No le correspondió.

Al notar esto, la castaña le mordió el labio inferior en un intento por introducir su lengua.

A raíz de esto la chica de ojos verdes la empujó y le estampó una cachetada que resonó por todo el pasillo.

Ambas miradas se encontraron. Negro contra verde. La primera la observó con sorpresa mientras se colocaba una mano en su adolorida mejilla. La segunda no quiso seguir respirando su mismo aire, así que se marchó a toda prisa dando un portazo.

Al hallarse sola, se sintió como una idiota. Imbécil, imbécil, imbécil. Se repetía una y otra vez. Vaya días de mierda. Deseó con toda su alma tener un corazón de hielo.

 

Unas horas después, su celular comenzó a vibrar en el bolsillo de su pantalón sobresaltándola. El tiempo había pasado relativamente lento mientras adelantaba materias para la universidad. Era su penúltimo año y debía mantener la beca. Así que allí estaba, haciendo cálculos y ecuaciones. Porque a diferencia de Gabrielle, ella siempre  destacó en matemáticas y siempre supo que los números de alguna forma u otra tenían un papel importante en su vida.

"Otra vez dejaste las llaves pegadas en la puerta"  leyó el mensaje que le había llegado.

Suspiró dejando a un lado el lápiz y la calculadora en la mesa. Se levantó como autómata y sacó las llaves. Enseguida la puerta se abrió dando a paso a una chica de cabellos negros. Ella le observó con sus ojos color castaño y después la siguió cuando Camille volvía a sentarse para seguir trabajando. Ésta, se sentó en la mesa encima de los papeles entorpeciendo el avance de la otra.  Camille levantó una ceja y la miró interrogante.

-¿Y esa cara Cami?- ignorando la mirada que le era lanzada, la chica atrajo a Camille por el cuello de su camisa quedando a escasos centímetros .

La castaña desvió la mirada intentando evitar responder.

-A mi no me engañas, te pasa algo- le dijo tomando su mentón y obligándola a mirarle a los ojos-¿Qué pasa por esta cabecita? - le acarició tiernamente la sien y el cabello que caía en su rostro.

-Nada- cambió de tema bruscamente- cuando llegue el momento te enterarás-suspiró.

-Bueno-con simpleza la chica rompió los escasos centímetros entre ambas y la besó. Fue un besó dulce y pausado. Ambas bocas recorrieron los tan conocidos labios de la otra-¿ Has hecho la cena?- se bajó de la mesa y se encaminó a la cocina.

-No, de hecho la nevera está casi vacía- suspiró.

-Si sigues sin cenar desaparecerás- Camille la siguió con la mirada. Era Léa, ¡Léa! su mejor amiga y compañera de piso, ella no se merecía el trato que le estaba dando. Se levantó del asiento, dio un par de pasos y abrazó por la espalda a su amiga. Ella era una de las pocas personas que lograban igualar su altura, se habían conocido en la primaria. Habían hecho migas muy deprisa. Y 17 años después seguían juntas.

-Ha llamado Alex- susurró ocultando su cabeza en su hombro.

-¿Y bien? Eso es una buena noticia ¿No?- respondió la pelinegra.

-Ya-hizo una pausa dándose ánimos para continuar- pero no viene solo.

-¿Viene con ella?- preguntó girando en sus talones y quedando de frente.

-¿Qué has traído en esa bolsa?- desvió la mirada y se centró en la bolsa que había dejado Léa en la mesa. Se escabulló de su mirada y abrió el plástico. Sonrió al ver tofu- que rico, tofu.

-Supuse que no harías cena así que lo traje.

-No supongas, a veces hago la cena.

-Pero no los sábados.

-Ya.

-No me respondiste- inquirió cruzándose de brazos.

-No sé cuando vienen, me parece que dentro de un par de semanas o así- dijo restándole importancia mientras tomaba un cuadradito del alimento blanco y se lo llevaba a la boca.

-Eres asquerosa- le reprochó con una sonrisa- Me ha llamado tú hermana y me ha dicho que te prepares que el viernes tu madre presentará oficialmente a su novio y Gabi presentará oficialmente a su novia.

-Noche de presentaciones "yay"- con falsa emoción entornó los ojos.

-Se notaba un tanto rara ¿pasó algo entre ustedes?- cuestionó acercándose.

-Su novia pasó- logró pronunciar con la boca llena. Léa hizo un ademán para que continuará- es una pesada. Y una creída. Pero hermosa.

La cara de su amiga era un poema.

-Quiero decir, que es una pesada hermosa- continuó después de haber tragado.

Léa colocó los ojos en blanco y le dijo:

-Sólo no te enamores ni te hagas ilusiones, es la novia de tu hermana.

-Lo sé. Yo soy como ese caballero de la armadura oxidada- respondió palpándose el pecho como si éste estuviese recubierto de metal.

-¿No es acaso un libro de autoayuda?-cuestionó mirándola con sorna.

-Fue un regalo de la tía Gertrudis. Según ella, tengo que derribar mis barreras y poder mostrarme tal cual como soy y bla bla bla.

-En parte tiene razón- contestó revisando un mensaje que le había llegado a su teléfono.

-Calla y come, a este paso te quedarás sin nada.

-Perra- contestó Léa apresurándose. 

Notas finales:

Bueno y he allí el primer capítulo. No es nada del otro mundo. Siemplemente quisé hacer algo que me gustaría leer. 

Y lo admito, Camille es una mezcla de Marceline Abadeer, Erica Linder y Lisbeth Salander con un poquito de mi personalidad. 

Y lo sé, apesto describiendo cosas. Pero quisé que fuera una historia de lectura rápida. Lo que me da libertad de hacer conversaciones muy divertidas e ingeniosas. 

Y pues nada, espero actualizar pronto. Y a ver que tal es recibida la historia. 

 

 


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