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Preparatoria por Hyuniie

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Notas del fanfic:

-Los personajes de éste fanfic no me pertenecen. Son completa creación de Hajime Isayama y solamente los "tomo prestados" para hacer una historia para fans c:.

Notas del capitulo:

Hola!


Hace unos días dije en mi fic Videocámara del apartado de Death Note que haría uno de SnK porque realmente me enamoré de los personajes y de las couples así que no me podía quedar sin hacer un fic xd.

Espero que les guste c: y les recuerdo, si solamente vieron el anime y no están interesados en el manga piensen dos veces antes de leer porque si bien es un AU contendrá uno que otro dato que puede terminar por serles "spoiler" y no quiero arruinarles la serie xd,

-Capítulo 1: The one of Reiner blocking the door.-

 

La mañana era tranquila, era un día totalmente calmado y casi no se escuchaban ruidos excepto por los ronquidos de una de las personas en la habitación. Ambos dormían profundamente sin darse cuenta de la tenue luz que entraba por la ventana. Ya eran las seis y cuarenta y tres minutos, la alarma sonaría en dos y un nuevo día de un nuevo año escolar comenzaría para ambos jóvenes.

 

El cuarto parecía mantenerse ordenado habitualmente pero las visitas habían hecho que por un momento no pareciera así. Las paredes eran color celeste pálido, parecían haber sido pintadas hace años, como para recibir una nueva vida en esa casa. A la derecha de la misma había una enorme biblioteca llena hasta el tope de libros, muchos eran de estudio y en el último estante (el más bajo) tenía un surtido de revistas variadas y cuadernos escritos. La puerta se encontraba cerrada y el televisor encendido, mas con el volumen en cero.

En el suelo había varias cosas, entre ellas basura y envoltorios de dulces y palomitas de maíz además de botellas de refresco vacías y cerca de la puerta dos mochilas ya listas con todo lo necesario para ese día, libros de estudio, cuadernos y bolígrafos. En un costado el armario estaba abierto de par en par y la ropa asomaba a punto de caerse y frente a éste, al otro lado de la habitación, estaba la cucheta. En la cama de arriba dormía un chico rubio de cabello hasta el mentón, se encontraba boca abajo y el brazo derecho le colgaba hacia la cama de abajo. La sábana le cubría hasta la cintura dejando ver el pie izquierdo y la camisa que usaba como pijama, tenía diseño a rayas azules igual que el pantalón.

Debajo de éste, en la otra cama, un muchacho un poco más corpulento dormía a pierna suelta mientras roncaba sonoramente. Tenía el cabello castaño oscuro y la boca abierta, la colcha marrón se le había caído al suelo por lo que no estaba tapado. A diferencia del primero éste no llevaba pijama puesto, tan solo algo que parecía ser la ropa del día anterior.

 

Luego de un momento de tranquilidad el reloj despertador que se encontraba en una repisa alta que llegaba hasta la cama de arriba comenzó a sonar. Al instante el chico rubio se despertó y estiró el brazo que le colgaba para tomarlo y apretar el botón que lo apagaba. Seguido se arrimó hasta el borde de la cama y metió su brazo derecho en la de abajo hasta que dio con su amigo que seguía dormido.

 

- Eren… Eren despierta. –Dijo en un tono bajo mientras tocaba la cara del muchacho a ciegas. El chico castaño se removió en su cama y abrió los ojos para cerrarlos en seguida por la luz que entraba por la ventana.

- ¿Ya es hora? –Preguntó refregándose los ojos con ambas manos.

- Si, vamos. No podemos llegar tarde el primer día de clases. –El rubio estiró las piernas y se sentó en su cama para luego saltar al suelo. – Que reguero de basura dejamos anoche. – Dijo mirando a su alrededor. Luego se agachó y comenzó a tomar todos los envoltorios y envases para meterlos en la papelera a un costado del televisor. Apagó el mismo y se dio la vuelta para caminar hasta las ventanas y abrir las cortinas.

- ¡Armin! – Eren se levantó de golpe quejándose, la luz matutina era horrible para él. – No llegaremos tarde, son las siete menos… cuarto. –Afirmó lo último bostezando ampliamente.

- Tengo que buscar algo que ponerme, y tu también. –Armin miró a Eren señalando la ropa que llevaba puesta. Dándole a entender que no podía ir con esa misma ropa a estudiar. – Anda, ve a buscar algo.

 

Su amigo asintió con la cabeza y se acercó al armario para tomar una camiseta blanca y un jean azul del apartado lateral que se encontraba cerrado. Al mismo tiempo el rubio fue hasta el apartado central que se encontraba abierto y empujó la ropa hacia adentro para que no se cayera, luego tomó una camisa blanca y un jean marrón oscuro para luego cerrar ambas puertas.

Los muchachos se vistieron juntos sin problemas. Eran amigos desde muy pequeños y no les importaba en lo absoluto tener o no privacidad a la hora de cambiarse de ropa. Luego de eso tomaron las mochilas y bajaron hacia la cocina, un anciano los esperaba con dos tazas de café preparadas y galletas de vainilla compradas mientras leía el diario en silencio.

 

- Buenos días abuelo. –Saludó Armin dejando la mochila a un lado y sentándose en la mesa sonriente.
- Si, eso. Buen día abuelo. –Imitó Eren engullendo una galleta entera. El anciano bajó el periódico dejando ver una sonrisa sincera al ver a ambos muchachos.
-Bueno días jóvenes. Sírvanse en desayuno. Hoy empiezan un nuevo año escolar, dos muchachos de preparatoria deben ir bien alimentados a estudiar o sacarán malos promedios.

- Muchas gracias por prepararlo. El café te quedó muy bien. –El rubio tomaba lentamente para no quemarse mientras veía como Eren metía galletas en la taza y las sacaba con una cuchara para comerlas luego.

- Cuando yo tenía su edad recuerdo que estudiar era un lujo que pocos podían darse. –El abuelo dejó el diario sobre la mesa y comenzó su historia mientras ambos jóvenes escuchaban atentamente lo que tenía que decir. – Los estudios eran extremadamente caros y había poca gente dispuesta a enseñar. Yo no tuve oportunidad de hacer la secundaria y mucho menos la preparatoria. Apenas pude terminar el escolar, recuerdo que tenía doce años cuando terminé mis estudios y en seguida me puse a trabajar con mi padre en la granja. Vendíamos leche de cabra y gracias a eso podíamos comer. Éramos los únicos que vendíamos leche de cabra en el barrio, eso nos dio buen dinero. –Dijo recordando viejos tiempos. El rato fue pasando y pronto el reloj marcaba las siete y media de la mañana, Armin se vio obligado a interrumpir a su abuelo (siempre con mucho respeto, puesto que él era fiel creyente de que a las personas mayores había que tratarlas con respeto) a lo que él sonrió, ya que entendía la situación. Se levantaron de la mesa y limpiaron las tazas y cucharas junto con el plato donde estaban las galletas y la taza del anciano y partieron despidiéndose con la mano.

Faltaba media hora para el inicio de clases y el instituto se encontraba a diez minutos caminando, tenían tiempo de sobra, pero aún así Armin caminaba como si estuvieran llegando tardísimo.

 

- Armin, ve más lento. –Pidió Eren intentando seguirle el paso.

- Es que quiero llegar temprano. –Dijo mirando al suelo para que se le tapara la cara con el cabello.

- Ya se que quieres ver en qué clase quedó Reiner pero faltan veinticinco minutos para entrar y el instituto está allí. –Señaló con la mano entera un enorme edificio de tres pisos que se erguía a unos quince metros de ellos.

- ¡Claro que no! No me interesa dónde quedó Reiner. Solo quiero llegar temprano… -El rubio dio vuelta la cara para que no se viera su notorio sonrojo. Iba a disimular cuanto pudiera.
- Ey Armin, te olvidas de que te conozco mejor que tu mismo. –Dijo dándole unas fuertes palmadas en la espalda mientras reía fuertemente.

- Eren, duele. –Se quejó. Luego siguió caminando como si nada, levantando el rostro para mirar al frente. –Además debemos mirar las listas para saber en qué salón quedamos nosotros. Espero que nos toque juntos, odio tener que hacer compañeros nuevos de clase.
- Si, debes admitir que hemos tenido suerte hasta ahora, siempre nos ha tocado juntos en los salones de clases. Tan solo en el primer año de secundaria nos tocó en distintas clases ¿recuerdas?
- Fue horrible, ni me hables de eso.
- Después de clases volveré a mi casa, hace tres días que no voy y debería limpiar algo…
- No quiero saber el chiquero que debe haber ahí. –Dijo riendo por lo bajo.

La familia de Eren había sufrido varias rupturas a lo largo de su vida, su padre los había abandonado cuando él tenía diez años y ese mismo año su madre había muerto en un trágico accidente en la carretera, por lo que su amigo, que vivía con su abuelo ya que sus padres también habían muerto decidió acogerlo en su hogar. Tras un juicio se decidió que el abuelo de Eren tendría su custodia hasta que éste fuera mayor de edad y que viviría con ellos.
Es por esa razón, que en la casa de Armin todo apunta a que viven tres personas y no dos. Es por eso que éste tiene una cucheta y no una cama simple, y es por eso que Eren tiene su propio apartado en el ropero y una taza con su nombre en la cocina. Porque hasta que éste cumplió los dieciséis años vivían los tres juntos. Luego decidió por cuenta propia mudarse nuevamente a la casa de su infancia. Si bien quedaba a una cuadra de la casa de Armin aún se la pasaba en casa de éste.

De hecho, tan solo pasaba en su casa unos tres días a la semana.

 

- Ciertamente debo limpiar, pero da pereza.
- A ti todo te da pereza Eren.

- Mira hacia allí –Dijo señalando al frente.

A dos cuadras de distancia un joven muy alto y delgado de cabello negro hablaba animosamente con su amigo que caminaba con la mochila en un solo hombro mirando con seriedad hacia el frente. Tenía cabello rubio y era muy fornido, a pesar de ser más bajo que su amigo parecía ser mucho más fuerte.

- Ra-Rainer… -Armin se quedó mirándolo fijamente casi sin pestañear mientras seguía caminando. -¿Crees que algún día se percate de mi existencia?
- Supongo que si, pero ya sabes… -Eren no terminó la frase pero miró a su amigo haciéndole una mueca que él entendía muy bien. Seguramente Reiner no era gay.
- Lo se… -Suspiró mientras apartaba la vista de su amor platónico. – Es solo que a veces me gustaría que todos en el mundo fueran gays. La vida sería más fácil.
- Pero mira el lado positivo, al menos no tiene novia desde que yo recuerde.
- Verdad, desde que lo conozco que no le veo una sola novia. Supongo que eso me da esperanzas. ¿Qué hay de ti Eren? No me digas que no te gusta nadie eh. –Preguntó con una sonrisa en el rostro mientras le golpeaba suavemente con el codo.
- Para serte sincero, no me gusta nadie.
- ¿Ni siquiera Mikasa? Yo creo que a ella le gustas.
- Lo se, pero no. Ella no me gusta. Últimamente no me interesa nadie, mi prioridad es terminar los estudios.
- Me parece bien, aunque deberías darle cabida a al amor en tu vida.
- Cuando llegue te diré. Eres mi mejor amigo, si no te lo cuento a ti entonces no se lo contaré a nadie.

No eran los únicos en llegar temprano al centro educativo. A medida que se iban acercando veían varios chicos y chicas que se dirigían al mismo lugar. La gran mayoría se veía sonriente, empezar un nuevo año emocionaba a muchos sin embargo luego de un par de meses ya comenzaban las ganas de que terminara.

Al llegar al lugar Armin tomó a Eren del brazo y prácticamente le arrastró hacia la puerta principal, a ver las listas que les indicarían en qué salones quedaron.

 

-A ver… Arlert, Arlert… -Se repitió a sí mismo su apellido mientras buscaba con un dedo posado en el papel. –Busca conmigo Eren.

-Bien, veamos…

-Aquí, ya me encontré. Ahora veamos si estamos en la misma lista… ¡Si! Eren la estrategia de inscribirnos juntos volvió funcionar. –Dijo emocionado mientras veía el nombre de su amigo en la misma lista.

-Armin, tus estrategias vienen funcionando desde hace años.

-Buenos días. –Saludó una chica pelinegra acercándose a sus amigos. -¿Quedé con ustedes?
-Mikasa, quedamos los tres juntos. –Afirmó Eren mirando la lista nuevamente.

-Me alegro, realmente no me apetece tener nuevos compañeros con quién tener que hacer proyectos grupales. Siempre nos va bien juntos.

-¡Claro! Armin es de mucha ayuda.

-¡Ey! Que no se note que solo me usan para eso eh. –Se quejó con sarcasmo.

 

Mikasa y Eren hablaban animadamente, ambos tenían grandes esperanzas para éste año. Sería el segundo y dentro de otros dos años terminarían la preparatoria. Mientras ellos se imaginaban como serían los nuevos profesores Armin seguía con el rostro pegado a las listas.

 

-No me digas que te estás fijando en qué salón quedó Reiner… -Empezó la chica.

-¡Shhh! –El rubio la mandó callar sonrojado. Si bien era muy obvia su situación no le gustaba que se la remarcaran. –Él está en el cuarto año… salón C, pasillo dos.

-¿Eso no es frente al pasillo de segundo año? ¿Nuestro año? –Preguntó nuevamente.
-Eso quiere decir que…

-…Nuestros salones están enfrentados. –Armin continuó la frase de Eren. –Solo nos separa un pequeño patio.
-Así que si te sientas contra la ventana tendrás total vista al salón de tu novio. –Agregó Mikasa.
-¡No es mi novio! –Gritó sonrojado. –Ni siquiera sabe que existo.
-Novio novio novio. –La pelinegra le hacía burla con su seriedad habitual.
-¡Mikasa!

-Chicos, faltan cinco minutos para el inicio de clases. Si llegamos tarde el primer día estamos fritos. –Eren comenzó a tironear del brazo de los dos para hacerlos entrar al recinto.

-Miren allí –Armin señaló el estacionamiento de los profesores y vio como varios autos aparcaban.
-Ya llegaron los malditos.
-Eren, no seas descortés con quienes te enseñan. –Le reprendió Mikasa.

-Deja de mandonearme ¿quieres?
-Lo haré cuando aprendas a comportarte. –Dijo cortante.
-Ya dejen de pelear y busquemos el salón antes de que nos dejen fuera.
-Querrás decir “antes de que tomen todos los puestos al lado de la ventana”.
-¡Cállate Eren! –Gritó con un muy notorio sonrojo que no pasó desapercibido para nadie allí.

Caminaron en silencio, Armin tenía una mueca de enojo por el anterior comentario de Eren y éste no dejaba de mirar desafiantemente a Mikasa la cual se encontraba ignorando a ambos chicos.
Cuando localizaron el aula correspondiente entraron y se encontraron con varios chicos del año anterior que charlaban animosamente, al parecer les había alegrado no estar todos separados. Armin corrió al último puesto que quedaba pegado a la ventana (justo el más cercano al escritorio del profesor) y Eren se sentó un puesto a su lado, mientras la chica pelinegra depositó sus cosas detrás de Eren, ya que el puesto a su lado estaba ocupado por Connie Springer su compañero de clases desde el año pasado.

Pronto las risas y charlas de los chicos se vieron apagadas cuando dos personas mayores a ellos entraban al aula cerrando la puerta tras de sí. La profesora de matemáticas había entrado seguida por el director de la preparatoria.

-Es Erwin Smith. –Le susurró el rubio a su amigo mirando a aquel hombre imponente. Había sido el mejor profesor de historia que habían tenido y para su suerte habían estado en su clase los dos años anteriores por lo que lo conocían y admiraban. Al parecer éste año sería el director del centro educativo.

-Buenos días alumnos. –Saludó cordialmente. –Mi nombre es Erwin Smith y éste año yo seré su nuevo director. Veo que algunos ya me conocen. –Dijo mirando a sus anteriores alumnos. –Otra vez me alegro de tenerlos aquí como nuestros estudiantes y espero que se sientan a gusto con la preparatoria. Cualquier duda o inquietud que tengan no duden en consultar personalmente conmigo o con la secretaria Petra Ral.
Recuerden ser un buen ejemplo para las nuevas generaciones de alumnos que pasarán por aquí y bien, bienvenidos nuevamente a la Preparatoria de Trost.

Los alumnos aplaudieron al director por su discurso a lo cual éste respondió con una sonrisa de gratitud. Para ser su primer año como director parecía irle bien. Luego de que los aplausos cesaron se retiró del salón para darle la bienvenida al resto de los alumnos.

 

-Bien. Ahora que estamos solos me presentaré yo. –La profesora tenía un semblante serio, como si quisiera intimidad a los estudiantes. Era una mujer joven de lentes, no muy alta. –Para su desgracia… -Comenzó depositando su maletín sobre el escritorio. –Yo seré su profesora de matemáticas.

Instantáneamente se sintió un bufido colectivo de personas que odiaban la materia. En cambio Armin miraba a su nueva fuente de conocimiento con admiración.

-Profesora, ¿cómo podemos llamarle? –Preguntó un muchacho de cabello negro desde el fondo del aula.
-Llámenme Riko.
-Riko-sensei entonces. –Prosiguió contento.
-Eres tan lamebotas Marco. –Escupió Jean desde su asiento detrás de Armin.

-¿Eh? ¿Jean de qué hablas?
-Tú sabes de qué hablo.
-Silencio. –Ordenó Riko desde su escritorio. –Bien, comencemos la clase.

La clase pasó lenta y tortuosa para todos menos para Armin, Marco y Christa que miraban con emoción lo que la profesora les enseñaba. Jean estuvo toda la clase luchando para no dormirse mientras era despertado por Mikasa que le daba codazos cada vez que cabeceaba. Eren se la pasó haciendo garabatos en su cuaderno sin prestar mucha atención, las matemáticas no eran lo suyo y por lo general le aburrían.
Más de una vez la profesora tuvo que pedir silencio porque los debates sobre los resultados de los ejercicios se transformaban en discusiones porque a uno le había dado un resultado y a otro uno diferente. Al final, todos terminaban corroborando con las notas de Armin para que éste les explicara el porqué se habían equivocado.

Cuando faltaron cinco minutos para terminar Riko les había dictado la tarea para la próxima clase, la cual tendrían dentro de tres días a la misma hora.

La campana sonó y la gran mayoría de los estudiantes salió al receso de pocos minutos que les servía para ir al baño antes de la próxima clase. Armin se quedó mirando por la ventana de su salón, cómo Reiner tomaba sus apuntes y los metía dentro de un sobre azul para luego depositarlos dentro de su mochila. Eran varias hojas por lo que el rubio supuso que la clase había sido exigente o bien, él era muy buen estudiante. El robusto chico se levantó colgándose la mochila en el hombro derecho y salió de su aula seguido por Bertholdt y su amiga de tercer año Annie.
Armin salió de su trance y vio como la chica rubia se acercaba a saludar a sus dos amigos mayores. Él siempre le había tenido envidia por poder acercarse a Reiner con frecuencia y ser su amiga. Hasta había llegado a sentir muchos celos y tristeza de tan solo pensar que tal vez algún día ellos podrían ser novios, y bien que harían una hermosa pareja. Bajó la mirada y se concentró en guardar sus cuadernos de clase y su bolígrafo en su mochila negra.

-Armin, no estés triste.

-No estoy triste Mikasa. Tan solo estoy un poco abrumado. A veces me gustaría poder ser aunque sea su amigo, ya sabes, que por lo menos me dirija la palabra.
-Tal vez sea mejor así, ¿no crees? –Preguntó la chica haciendo alusión al hecho de que Reiner no parecía ser alguien interesado en los hombres.
-Puede ser, seguramente sea mejor como estoy ahora. Si lograra acercarme a él y luego me rechazase sería mucho peor.
-Me alegra que lo entiendas. –Dijo esbozando una sonrisa sincera. No le gustaba ver a sus amigos sufrir. –Anda, salgamos a buscar a Eren.
-Tu tienes más posibilidades con Eren que yo con Reiner, eso es bueno.
-No te creas. Se muy bien que él no está interesado en mí. –Su mirada se volvió a apagar.
-Entonces entiendes lo que siento, no debería, pero me hace sentir bien que me entiendas. –El rubio se levantó de su pupitre y emprendió camino fuera del aula con la chica.
-No te preocupes, si hay algo que se con claridad, es que yo no fui hecha para Eren.
-¿A qué te refieres con eso?
-Es muy obvio, si fuéramos pareja no duraríamos mucho. Discutimos demasiado.
-Son como hermanos.
-Algo así.
-Pero tú no sientes eso.
-Supongo que algún día se me pasará. Sería lo mejor. –Dijo dedicándole una sonrisa melancólica. –Aún así, se que me costará mucho superar el día en que me de cuenta de que él será feliz con alguien más.

-Me pasa lo mismo. A veces pienso que el día que Reiner tenga una novia algo morirá dentro de mí. –Susurró con la cabeza gacha, deteniendo su paso a mitad del pasillo.
-Entonces ambos habremos muerto por dentro. –Mikasa le tomó la mano a Armin y le animó a continuar caminando, recibiendo una respuesta afirmativa de éste.

Miraron al frente, Eren se encontraba discutiendo con Jean sobre alguna estupidez. Aunque esta discusión era diferente, era animada (en el buen sentido) y parecía pacífica. Como una charla, pero a los gritos.

 

-¡Anda Jean! ¡Que no es mala idea!
-¡¿Te crees que yo tengo tanto tiempo de sobra?! ¡Al menos yo tengo una vida!
-¡Admite que te pareció interesante! –Gritó acusándole con el dedo.
-¡Maldito seas Eren! ¡Acepto!

-¡Ja! Yo sabía que te gustaría mi idea. –Y con una mueca de satisfacción se giró y caminó hacia sus amigos. -¿Andan sentimentales? Ya que se agarran de la mano. –Preguntó.
-¿Eh? –Armin no se había dado cuenta de que aún seguía sosteniendo la mano de Mikasa, por lo que la soltó con delicadeza. –No es nada, lo juro.
-Armin tenía miedo de que Reiner nunca le pescara. –Anunció seriamente la pelinegra.
-¡Mikasa! ¿Por qué siempre me dejas en evidencia? ¡Es vergonzoso!
-Armin déjate de estupideces y vamos al aula. Ya debe de estar por sonar la campana.
-Aguarda un momento Eren, antes iré al baño.

Diciendo esto el chico se fue caminando hacia los baños que se encontraban en el pasillo de cuarto año. Caminó con la vista baja, no quería ver a Reiner porque se sonrojaría y temía que Bertholdt y Annie se dieran cuenta y se rieran de él. Nadie en la escuela sabía de su homosexualidad y no quería que se enteraran. Antes hubo casos donde golpeaban a los chicos que tenían otras preferencias y odiaba ser el blanco de las burlas de gente que no entendía su situación.
Justo cuando llegó al baño se dio cuenta de que alguien estaba bloqueando la entrada sin darse cuenta, y quién más podría ser sino el amor platónico de éste. Armin se maldijo a sí mismo. Entre toda la gente que concurría a la preparatoria tenía que ser Reiner el que estuviera ahí. Respiró hondo, no dejaría que los colores llegaran a sus mejillas, tomó aire nuevamente y con una voz casi inaudible habló.

-Pe-permiso.
-¿Ah? –Reiner se dio la vuelta al escuchar que le hablaban y miró a Armin. -¿Qué ocurre?
-Necesito entrar al baño… -Dijo señalando la puerta.
-Ah, claro. Lo siento. –El muchacho se movió permitiendo el paso del más bajo que entró, lo primero que hizo fue soltar todo el aire contenido gracias a los nervios.
Se metió en un cubículo y se dio cuenta de que se estaba sonrojando. Reiner acababa de dirigirle la palabra, su voz se escuchaba tan grave y dura. Por un momento tuvo la sensación de que si él diera órdenes todos acatarían por miedo a la sanción. Su voz inspiraba confianza y demostraba una gran fortaleza (que además, se veía en su físico).

Luego se hacer sus necesidades salió y se lavó las manos en el lavamanos del baño para luego volver al pasillo de segundo año justo antes de que sonara la campana.
Cuando la sintió empezó a caminar con rapidez al aula, no quería llegar tarde. Al llegar dejó sus cosas sobre el pupitre y volvió a sentarse para esperar al próximo profesor.

 

-Eren. –Llamó con una enorme sonrisa.
-Dime.
-Acabo de hablar con Reiner.
-¡¿El qué…?! –Gritó sobresaltado. Para él esta era una gran noticia ya que su amigo era demasiado tímido como para hacer tal cosa.
-Eso mismo.
-¿Qué pasó? ¿Qué le dijiste? ¿Qué te dijo?
-Emm… algo así como “Claro, lo siento”. –Dijo recordando el breve diálogo.
-¿Y en qué contexto fue eso Armin? –Preguntó un tanto decepcionado. Al parecer no había sido ninguna charla para conocerse.
-El estaba bloqueando la puerta del baño y yo le pedí permiso.

-Pensé que era algo serio. –Bufó y volvió a recostarse en su asiento.
-Es algo serio, jamás había cruzado palabra con él. Es muy importante para mí Eren.
-¿Te das cuenta de que pareces una niña enamorada de su profesor?
-¡Cállate! –Gritó sonrojado.

-Paren. –Ordenó Mikasa.

-Oigan chicos… ¿alguno ha visto a la profesora de la siguiente asignatura? –Preguntó Sasha, otra chica que estaba con ellos desde hace un año en la clase.
-Yo no la he visto, pero, ¿saben de qué asignatura es? –Connie se cuestionaba con curiosidad si sería alguna aburrida como para completar el día.
-Creo que es de biología. No estoy segura. –Respondió Christa mientras dejaba sobre su mesa un bolígrafo y un corrector en pincel. Ella era una chica muy prolija y le gustaba que sus cuadernos fueran así.
-¿Biología? ¿Un lunes? ¡Qué aburrido!
-Para ti todo es aburrido Jean.

-Nadie te pidió tu opinión chica patata. –Dijo mirando por la ventana como las hojas de los árboles que habían en el patio se movían con el viento.

-No seas tan rudo. –Se quejó Sasha.

-¡BUENAS! –Gritó la profesora entrando súbitamente al salón con una sonrisa gigante mientras depositaba una vieja mochila sobre el asiento de su escritorio y dejaba unas láminas enormes sobre el mismo. Toda la clase dio un sobresalto al oír el grito. –Yo soy Zoe Hanji y seré su profesora de biología. ¡Oh cómo nos divertiremos éste año!

Eren rió ante la presentación, parecía ser alguien divertido que contrarrestaba totalmente la aburrida clase anterior. La profesora tomó las láminas y las colgó de la pizarra que tenían en el salón, eran imágenes de cortes axiales del cerebro en diferentes especies.

-Bien, ya mismo quise traerles éstas hermosas láminas que tomé del laboratorio de biología porque hoy comenzaremos a hablar del cerebro y sus infinitas funciones. –Dijo, se la notaba muy exaltada y emocionada por dar clases. Eso hacía que sus estudiantes se entusiasmaran por aprender también.

La clase se pasó muy rápido para todos. Seguramente fue porque se divertían viendo como la profesora Hanji se emocionaba con un tema y terminaba yéndose por las ramas, o porque se notaba que le apasionaba mucho la biología y cada tanto pegaba gritos a causa de eso. Antes de irse les mostró a todos un corte de cerebro humano entre dos placas de vidrio que hizo que varios se sintieran asqueados aunque otros tantos, apasionados, sintieron curiosidad y emoción ante dicha parte humana. Para suerte de todos, la próxima clase con la profesora Hanji sería en dos días así que en poco tiempo ya la tendrían nuevamente con sus locuras y ocurrencias.

Otra campana sonó. Esta vez la favorita de todos, la del almuerzo.
Los estudiantes se levantaron y salieron caminando tranquilamente hacia el comedor. A excepción de Sasha, que corrió como si el demonio a estuviese persiguiendo. Esa chica amaba la comida con locura, era su mejor amiga y lo sería por siempre.
Hoy tocaba pollo horneado con patatas cocidas, una de sus comidas preferidas.

-Muero de hambre. –Dijo Eren tomando sus cuadernos y guardándolos rápidamente en su mochila.
-Vamos rápido antes de que se agoten las mesas. –Pidió Mikasa. –Realmente me molestaría sentarme con Sasha y Connie.

-Pero si son buenos amigos.
-No es eso Armin, es que Sasha es molesta mientras come. –Aclaró.

Los jóvenes caminaron rápidamente y cuando llegaron notaron que aún quedaban tres mesas libres, apurarse había dado sus frutos.

-¡Oh vamos! ¡Una patata más! ¡Por favor! –Sasha le rogaba a la señora que repartía la comida.
-No te daré más nada, así que muévete de la fila para que el resto pueda comer.
-¡Una sola!

-No.

-¡Por fa…!
-¡No!

 

-Como insiste. –Dijo Eren mientras tomaba una bandeja y se paraba en la fila.
-Es entendible, es su comida preferida. –Explicó Armin. –Aún así, ella insiste siempre por lo que sea.
-Imagínate si sirvieran carne de vaca y patatas el mismo día, se moriría de la felicidad.
-Es un poco infantil a veces.
-Discúlpeme, señorita madura. –Replicó Eren ante el comentario de Mikasa.
-Ya empezamos… -Armin se adelantó en la fila para que le sirvieran la comida. Luego esperó a sus amigos y fueron a sentarse juntos.

-Lo que quiero decir es que no entiendo el porqué siempre me mandas como si fuera un niño.
-Si no lo hago eres capaz de matarte y ni darte cuenta.
-Soy grande, tengo diecisiete años, ya no puedes mandarme. No soy un niño.
-Deja de comportarte como tal y tal vez te haga caso.
-¿Me estás diciendo niño? ¡Si tenemos la misma edad! –Se quejó.
-Pues no parece.
-¡Deja de hacerme enojar!
-Deja de gritar como niño.
-¡Tu primero!
-Ya cállense. –Pidió Armin. –Se la pasan así, me tienen cansado. Coman y punto.
Eren refunfuñó y se engulló una patata masticándola apenas mientras apoyaba el rostro en su mano y desviaba la mirada.

 

El almuerzo pasó rápido. No tendrían más clases luego de eso por ser el primer día. Pero mañana las clases continuarían normalmente y luego del almuerzo les tocaría tener educación física. La gran pesadilla de Armin. Todos los años la había pasado con el mínimo de nota porque era lo que peor se le daba, a diferencia de Mikasa que era la mejor siempre. A Eren le iba muy bien también, o al menos en los años anteriores.

Lo único bueno para el rubio, era que los de cuarto año tenían educación física justo en horario del último receso por lo que podría ver a Reiner sin dejar de prestar atención en clases.

La campana que anunciaba el final del almuerzo sonó y todos los estudiantes dejaron sus bandejas de comida vacías dentro de un enorme recipiente que había a un costado de la puerta, del que luego eran sacadas y limpiadas por el personal del centro educativo.

-¿Ya nos vamos? –Preguntó Eren.
-Si, hoy no tendremos más clases. Recuerda que el año pasado fue igual. –Dijo Mikasa.

-Armin, iré a mi casa ahora. Seguramente pase por tu casa mañana.
-De acuerdo, yo pondré para lavar la ropa que dejaste.

Los chicos salieron de la preparatoria y se enfrentaron al sol de la media tarde. Se despidieron de Mikasa y ella se fue, vivía en dirección contraria al resto por lo que nunca iban juntos.
Eren y Armin se dieron la vuelta y emprendieron camino juntos hacia sus hogares.

-¿Qué era lo que discutías con Jean hoy?
-No quiero pasarme el año entero encerrado estudiando, así que se me ocurrió pegar un papel en el pasillo del instituto para pedir gente para hacer un cuadro de futbol.
-Es buena idea, podemos formar dos cuadros para jugar uno contra otro.
-¿Tu entrarás? –Preguntó mirándole.
-Emm… yo no. Sabes que no se me dan bien los deportes. Pero podría ser el juez para los partidos.
-Genial, ya tenemos juez. –Dijo con una sonrisa. –Espero que la gente se anote. Así podremos tener más actividades además de la preparatoria.
-Estoy seguro de que se anotarán.
-Planeo hacerlo para que puedan unirse personas de cualquier grado, no importa si son de primero. Es solo para divertirse un rato.

-Y Jean te discutía si era buena idea o no.
-En realidad yo le había pedido que fuera parte de algún equipo. Se que juega bien al futbol. Al final terminó aceptando, tal y como pensé.
-Sabes que Jean ama el deporte, nunca se negaría.

 

Los chicos caminaron durante minutos hasta que llegaron a la casa del rubio. Eren se despidió de su amigo con la mano y caminó una cuadra más hasta llegar a su propia casa.
Tomó una llave de dentro de su mochila y la introdujo en la cerradura. Ésta cedió y abrió la puerta. Cuando entró dejó la mochila en el suelo y cerró la puerta. Luego abrió las cortinas y ventanas. Miró el suelo y vio papeles tirados, además de ropa y envoltorios de comida rápida. No solía ser ordenado en su casa. A veces limpiaba los fines de semana o tan solo cuando tenía humor, no es como que tuviera una madre que le hiciera limpiar o un padre que se enojara por su desorden.

 

Suspiró y tomó una escoba, definitivamente hoy era día de limpieza.

Notas finales:

Aclaración:

Sobre el título de los capítulos...

Soy GRAN fanática de la serie "Friends" (supongo que alguien aquí la conocerá) y un día mirando los capítulos me di cuenta de que todos los nombres empezaban igual "The one..." lo que en español vendría a ser algo como "El de... *inserte hecho aquí*". Y buscando en internet me enteré de que todos los capítulos empezaban igual porque los creadores de la serie se dieron cuenta de que los fans no iban a recordar cada nombre de cada capítulo así que simplemente decidieron nombrarlos por un hecho memorable que estuviera ahí. Ejemplo: "El de la boda de Monica y Chandler", "The one of Monica and Chandler's wedding". Y bue... quise aplicarlo al fic por lo que todos los capítulos tendrán nombres de ese estilo c:.

 

Realmente espero que les haya gustado el primer capítulo porque me saqué la piel escribiéndolo y que me quedara lo mejor posible xd. Ya mismo me encuentro escribiendo el segundo así que dentro de poco tiempo lo verán también c:

 

Dejen review por favor así sé si les gustó -3- ♥♥ los amo ♥♥♥.


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