Tomoya
Después de la charla con Toru, los ánimos de Tomoya parecían volver en caballos de fuerza, confiaba en las palabras de su amigo, así como la seguridad que le había hecho sentir. Tan mal estaba en ocultar las cosas, se hubiera ahorrado tanto dolor de haber tratado desde eñ principio el tema, pero no todo era miel sobre hojuelas… los sentimientos de Ryota respecto a los suyos, no por el rechazo, más bien por terminar perdiendo a un ser tan especial por sentimientos no correspondidos y que a él le pudieran engendrar repudio…
—Ojalá fuese tan explosivo y confianzudo como Taka— Murmuró el abatido guitarrista desde la protección de su cama. No eran ni las cuatro de la mañana, debía dormir a no ser que terminé llegando al ensayo con unas ojeras espantosas y acordes arruinados por el cansancio. Cerró los ojos y dispuso a dormir, ya que en sus sueños era el único sitio donde tenía control de sí… de Ryota.
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Toru
Toru despertó muy temprano, pero para a alguien como él no le afectaba en lo más mínimo perder horas de sueño, ni siquiera por lo tarde que había llegado a casa… bueno, a la de su compañero vocal, esa noche había decidido dormir con el peli-negro entre sus brazos, pero este apenas llego y le dio las buenas noches, un beso en la comisura de los labios y se retiró a la alcoba a descansar, cabiendo destacar que ese chico tiene un sueño tan profundo como un oso invernando, ni siquiera haberlo zangoloteado tantas veces en la cama porque no le dejo espacio, había funcionado para despertarlo; y así Toru despertó en la orilla a punto de caer y con el brazo de Taka estampado en la cara como una calcomanía.
—Creo que me rasguño… — Fue el primer pensamiento del guitarrista del día, la cara le ardía y que Taka casi tuviera enterrada sus uñas solo significaba eso —La próxima te voy a amarrar entre las cobijas —Bufo molesto, palpando el área donde sentía la irregular punzada matutina, y sí, ahí estaba un raspón que no tenía. Se levantó del lecho y posteriormente cubrió a su novio con las sábanas desperdigadas en el suelo. ¡Segundo misterio resuelto! Ahora sabía porque sentía frío entre sueños. —Definitivamente lo voy a amarrar o comprarle una camisa de fuerza— Y con aura decidida se retiró a tomar una ducha para iniciar cómodamente el día.
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Ryota
Después de haber visto a Tomoya y Toru tan juntos, divirtiéndose como nunca cuando el batero se había comportado tan distante y frió con el bajista, le fue muy complicado conciliar el sueño.
Rodaba en la cama enrollándose una y otra vez en el cálido edredón a tono negro, juagaba con el apagador de la lámpara de la mesita de noche, se había levantado como cuatro veces al sanitario y hasta había trotado por la casa en busca de un poco de cansancio que le hiciera caer en brazos de Morfeo, pero nada parecía funcionar, los pensamientos negativos eran más potentes que la necesidad fisiológica de tomar un descanso… ¡Estaba celoso de Toru! Su propio compañero de escuela, banda y amigo de casi toda una vida. Estaba muy mal y de seguir así la indeseada sensación terminaría por tomar control de sus actos.
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— ¡Graaaa! No debo pensar en eso, Tomoya es un amigo, Toru lo es, porque no lo entiendes maldito cerebro! — Gritó al borde de la locura, desordenando sus cabellos como un pobre desquiciado. Cogió una chaqueta del armario, las llaves de su automóvil en la estancia y de un portazo salió enfurruñado de su casa a altas horas de la madrugada, solamente existía un remedio para su agobio, tocar su siempre y fiel compañero, el bajo.
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Taka
Las primeras centellas solares atravesaron el amplio ventanal de su alcoba e inclusive burlaron como un ladrón capacitado las persianas. — …Maldito sol— Y así inicio el día el pequeño vocalista, maldiciendo entre dientes al astro rey por interrumpir un precioso sueño en el que tenía el dominio total del mundo (xD así es) En realidad no, pero sí a Toru vestido exclusivamente para él como un mayordomo de clase, pero el que podía mangonear a su antojo sin recibir un solo reproche o ataque del pelirrubio. Suspiro con pesadez y apoyado de sus codos se irguió un poco sobre la cama, le faltaba algo… su aroma estaba ahí pero de él no había señales en la extensa alcoba. Restregó las junturas de sus ojos con el borde de una sábana por sí las lagañas le daban una mala presentación a su aspecto matutino, o a Toru, que era lo que realmente le preocupaba.
—Seguramente está comiendo ¡y no me espero! — Enfurecido el vocal abandono la cama como alma que lleva el diablo, olvidando el pequeño detalle que los bóxers de as eran lo único cubriendo su delgado cuerpo.
La carrera se detenía en las habitaciones adyacentes solo para verificar que el menor no estuviera en alguna de ellas. —Segundo piso, libre— Y ahora el recorrido impulsivo continúo al piso inferior y fue ahí que las voces del… — ¿Viendo el plasma? — Captaron su atención, al parecer el guitarrista únicamente había bajado a ver un programa matutino, pero el aroma a café resaltando sobre el de lavanda (aromatizante de su hogar) confirmó sus sospechas. Frunció el ceño y se acercó de puntitas para asomarse sigilosamente por la entrada al cuarto de entretenimiento. Y efectivamente, el rubio yacía en el sillón individual tomando una taza de café negro y perdido en las noticias matinales. De puntitas camino hasta él, pero cuando intento asustarlo, la voz gruesa frustro sus planes
—Ni se te ocurra hacerlo Morita—
— ¿Co-Como? — El vocal parpadeo confundido, quedándose de pie tras el sofá, estaba seguro de haber sido discreto.
Pero Toru veía todo a través del reflejo de la pantalla y la cara de incertidumbre contraria le causo gracia.
—Tonto— Rió suavemente, posterior al trago que dio a su casa de café.
— ¡No me digas así! — Taka reaccionó con el insulto y saltó al brazo del sofá, arrebatando la taza a su ahora pareja.
El afectado enarcó la ceja derecha, poniéndose serio cuando lo vio beber de su bebida caliente.
— Si quieres puedes ir a prepararte en la cocina, deje en la cafetera— Taka lo ignoro y siguió bebiendo. —Le estás dejando tus babotas— A oídos sordos continuó hasta terminar el contenido poco dulce, pero no tan amargo.
— Que llorón eres Yamashita, y aparte egoísta— Recalcando que el vocal seguí absorto de su media-desnudez, Toru sonrió de soslayo concentrado en admirar cada parte de su cuerpo, aunque en otras veces hubiera la oportunidad de ver al menor en tales condiciones, era un sinvergüenza, pero estaba el espectáculo era privado.
— Bien, ya te lo tragaste no puedo hacer…— La explicación del guitarrista quedo a medias cuando sintió la mano del peli-negro posarse en su cara, justo en el arañazo que recibió por parte de este.
— ¿Qué te paso? — Averiguó un vocal preocupado, ahora Toru podía admitir que esa mirada expectante y afligida era mucho mejor que cualquier espectáculo nudista.
—Me rasgu….—
— ¡¿Con quién mierda estabas Toru?! — Esta ahí, de nuevo interceptado por la voz escandalosa del mayor, cuestión que le hizo abrir los ojos en desmedida ya que no esperaba una idea de ese tipo.
— ¿Qué demo…—
— ¡Con razón llegaste tarde! —
— ¿Eh? — Toru estaba cada vez más confundido que ni vio venir cuando Taka lanzo la taza al piso provocando que se estrellara , derramando las últimas gotas de su bebida energetizante; pero eso no era lo peor, un peli-negro irritado se abalanzaba contra su cuerpo luchando por quitarle la playera, fue ahí que se opuso y lo detuvo presionando sus muñecas.
— ¡¿Qué demonios te pasa?! —
— ¡De seguro tienes más en el cuerpo! —
Bien eso iba para mal, Taka parecía irritado y concluyendo situaciones que no habían pasado, además que no quería lastimarlo sí forcejaba de ese modo.
— ¡Escúchame! —
— ¡¿Es por qué no tengo senos, verdad?! —
— ¿Qué demonios? — El rubio no pudo contener una risotada por semejante comentario de su novio, pero se detuvo apenas vio gestos alicaídos resaltar en las facciones del contrario.
—Taka…—
—Cállate…—
Eso no iba nada bien, lo evitaba, ni siquiera le miraba y ahora luchaba por levantarse del sofá, seguramente saldría corriendo, pero el más alto en vez de ejercer más presión en el agarre, suavemente lo soltó y, con esa misma suavidad lo ciño entre la protección de sus brazos. Resultaba increíble lo indescifrable que podía ser el de baja estatura, ya no se oponía, no luchaba, simplemente aceptaba el abrazo y se envolvía como un niño temeroso.
—Tonto… que cosas piensas—
— ¿Te gusta alguien más? — Nada más de pensar que alguien más podía ocupar el corazón de Toru se le revolvió el estómago.
—Solamente alguien que se llama Takahiro. — Respondió en un dulce susurro, que no creía capaz modular, pero con lo que podía provocarle el mayor, todo era posible hasta el momento
—Sí te largaste de golfas, no mientas…—
Fue apenas un murmullo pero pudo escucharlo a la perfección.
—Malditas putas—
Escuchó nuevamente y ahí la risa no se hizo a esperar, con que eso ocurría y la mente del peli-negro había divagado a otros rumbos simplemente por un rasguño del que fue causante.
—Demonios…— Reía incontenible. Taka enderezo la vista y le vio feo.
— ¡¿Y ahora te burlas de mí?! — Le pego un puñetazo en el pecho pero no fue tan doloroso como para retorcerse o soltarlo, en su lugar lo apretó mejor contra su cuerpo. —¡Te largas de puta y te ríes! —
—O sí, esa chica es tan salvaje que casi me tira de la cama— Bromeó aunque el malpensado no le vio la gracia y eso solo agravió su enojo. Ahora sí iba a largarse pero Toru lo intercepto derribándolo en el reducido espacio.
— ¡Suéltame Yamashita! — Replico Taka retorciéndose bajo el rubio, quien no esperó a mordisquearle el cuello, repasar con la punta de su lengua a piel que se encogía con el acto; sonrió victorioso al no sentir más forcejeo y recibir en su lugar un suave jadeo que escuchó como la gloría. Taka permanecía sonrojado, quieto, con los ojos entrecerrados perdidos en un punto inexistente en la casa y con las manos aferradas a la parte delantera de su polera.
—Ahora que estás tranquilo déjame explicarte…— Procedió el guitarrista, sonriendo al no tener replica y una mirada apenada del más bajo— Desperté así…—
—A otro tipo con esa mentira…—
—Déjame terminar, tu mano estaba en mi cara como una pinza… ¡ah! Y me ibas a tirar de la cama, no imagine que durmieras tan feo, Taka—
Al aludido se le subían los colores al rostro, no por el escándalo que armó por algo que él mismo provoco, sino también porque su novio mencionara la fea manera de dormir. Lo reconocía, desde niño su hermano menor era quien se quejaba por ese modo tan feo en que descansaba.
Consiguió alcanzar el cojín del mueble y lo estampo con saña en la cara de quien yacía encima de sí.
—Ahora quítate sí duermo tan feo. —
—No lo haré, y menos sí estás así—
Una vez el cojín que se quitó y lanzó lejos, lo barrió indiscretamente con una mirada cargada de lujuria.
¡Tercer strike! Toru gana… Taka permaneció en silencio mirando a un costado, en el momento menos inesperado le explotaría la cabeza sí llegaba a un punto de ebullición. Tanto odiaba como amaba a ese hombre, ya que era el único capaz de reducir a nada todo lo que podía ser Takahiro Morita, en menos de una milésima de segundo.
El guitarrista acunó entre su mano diestra la barbilla del mayor y fue ahí que sus labios quedaron imantados en un beso tan apasionado como tierno, mutuo, que explicara a su novio no hay alguien más en su vida. Taka por su parte se sintió la persona más estúpida del mundo, pero es su Toru y no tenía compartirlo si quiera con las fans.
……..
El resto de la mañana transcurrió entre el desayuno, muestras de amor (besos, caricias y abrazos) y uno que otro manoseo que al vocal le puso la piel de gallina así como sonrojado, pero había un punto que Toru no había hablado con el vocal y en el trayecto al ensayo, en su coche decidió exponerlo al fin.
—¡¿QUÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉ?! — Un gritó de sorpresa retumbo dentro del coche. Taka observaba a Toru con una mirada de ¨no lo puedo creer¨ — ufff eso sí que es nuevo… no imagine que Tomoya sienta algo por Ryota—
—Ni se te ocurra mencionarlo cuando estemos ahí—
Taka hizo el amago de sellar sus labios como sí tuvieran cierre.
—No lo haré, pero ahora que me entero de todo esto ¿qué es lo que planeas? —
—Necesito que tengas muy bien preparada esa voz, hoy solamente ensayaremos una canción—
—Uhh ¿cuál es esa? —
Al frenar el vehículo en el semáforo en alto, Toru miró al fin al segundo pasajero a quien le dedico una cómplice sonrisa.
—All mine…—