— Nee, Toru — Taka tironeaba como un crío de la manga del guitarrista, todo mientras iban apresurados caminaban por el pasillo principal de la disquera. Después de haberse topado con un accidente automovilístico, el tráfico y servicios de ayuda, pusieron el tiempo en su contra, llegando media hora tarde.
— ¿Qué pasa Taka? — Toru no estaba para nada tranquilo, y eso a leguas se notó con la respuesta más forzada que pudo haber recibido, algo que preocupo al vocal en desmedida.
— Es que andas con cara larga… —
— Es lo de Tomoya… creo que tendremos que posponerlo— Suspiró alicaído, no le agradó en lo más mínimo tener que retardar la sorpresa para dentro de dos días, sabiendo lo que Tomoya estaba pasando con el revuelo amoroso.
— Tomo nos va a entender, además no fue nuestra culpa—Ahora fue turno del vocal para suspirar con la mirada baja, mirando el andar de sus pies como si fuera lo más interesante en el mundo.
— Supongo — Toru encogió los hombros como queriendo restar importancia a la plática, cuando realmente se sentía agobiado, pero no era su intención preocuparlo más. Reposó su mano diestra sobre la melena azabache, desordenando más de lo que podía estar esa cabellera esponjosa, por lo menos con eso había logrado arrebatarle una divertida sonrisa a su pareja, ya se daba por bien servido.
— Espero que pueda entendernos, aunque si encontramos un mejor lugar igual de privado, podríamos hacerlo esta noche— Propuso el mayor de los dos mientras estiraba los brazos en busca de desperezarse, eran las consecuencias de haber permanecido tanto tiempo sentado.
— Supongo pero… ahora… a dar disculpas —
Y fue ahí, donde ninguno de esos dos chicos imaginó ver cuando cruzaran el umbral al cuarto de ensayos, Toru ya no supo nada de la antigua platica, ni siquiera de Taka y, el vocal se encontraba en la misma situación.
Dos figuras bien conocidas por ambos, paradas frente a ellos, se unían en lo que parecía la inocencia de un beso…
50 MINUTOS ANTES…
— ¡Ahhhhh, no pude dormir bien! — Exclamó un baterista amodorrado, quien se espabilaba el sueño refregándose los ojos con el dorso diestro de la mano, al parecer llegó bastante temprano al ensayo, tanto que el personal de limpieza iba saliendo de turno. — Estúpido Ryota… esto es tú culpa— Elevando el puño con ira al aire, ceñudo y los dientes apretado, expresó su ira… aunque claro, nadie lo notó, era él contra la nada ¿qué caso tenía quejarse? Suspiró gravemente, entrando a la sala de ensayos y arrojando su mochila en el lugar de siempre, aquel sofá en el cuál solían descansar, pero algo lo sacó de sus cavilaciones.
— ¡Iteeeee! — Se escuchó de un bulto cubierto por una manta en el sofá.
— ¡Un vago se metió! —Gritó Tomoya apuntando al bulto que se retorcía como gusano, asustado, así que alcanzó el trapeador por sí se trataba de algo más.
— ¿Qué cuál va…. ¡Ahhh mi pierna! — Sí, no vio venir un punzante dolor en esa zona, pero no fue uno más, dentro de poco lo atacó una tanda de más de ellos.
— ¡Largo de aquí alimaña!, ¡¿cómo entraste?! — Tomoya lo seguía golpeando sin piedad, ignorando que se trataba de su compañero quien gimoteaba como buey en brama.
— ¡YAAAA BASTAAAAAAA! —
— ¡NO, VETE SHUU SHUUU! —
— ¡MI CUERPO! — Y ahí fue donde un clic surcó por la mente del baterista, obligándolo a detenerse y dejar la escoba a un lado, todo para cuando al levantar la manta, encontrarse con un ovillo de bajista, cubriéndose la cabeza y al parecer en un estado ¿deplorable?, ¿quién venía con la pijama a trabajar?
— Ryota…— Enmudeció en un par de segundos, tan solo porque sus miradas habían cruzado.
— Tomo, casi me matas ahí, hasta parece karma — Ryota dejó de mirarlo para levantarse y sacudirse las ropas ante el estupefacto batero.
— ¿Karma? — Tomoya ni parecía reaccionar, hasta dio la impresión de ser un robot programado para preguntas simples y aburridas, lo que resultaba preocupante para el afectado, ahí estaba de nuevo sus tratos secos.
— Olvídalo, iré a casa… no tuve buena noche—
— ¿Pasaste la noche aquí? —
— Sí, no me di cuenta al estar muy pasado de copas…—
¿Ryota estuvo bebiendo? Bueno, eso explicaba el hedor beodo en el ambiente, por lo que Tomo retrocedió unos pasos apenas cuando se acercó más su interlocutor. Por supuesto que a Ryota no le agradó en lo más mínimo la evasión, solamente empeoraba sus sospechas con respecto a su relación de las últimas semanas. Inspiró profundamente luchando por mantener la cordura y detuvo el pasó para quedar muy cerca del mayor, viéndolo seriamente con un ceño fruncido, denotando el disgusto de los actos.
— ¿Tomoya, tienes algún problema conmigo? —
— ¿Eh?, ¿de qué hablas? — Solamente sintió el impulso de abandonar lo más rápido posible la sala, pero para sorpresa de Tomo, había sido interceptado por una presión en su muñeca, ejercida ni más ni menos que por la diestra del bajista, haciéndolo enrojecer hasta la frente, claro que el bajista se encontraba bastante cabreado para notarlo y el efecto etílico no era de ayuda.
— Sabes bien a que me refiero, no te hagas… me has llevado evadiendo últimamente como si fuera un apestado, todo los días, eres irreconocible Tomoya! — Ni bien quería hacer la voz, pero que sus impulsos violentos le llevaron las de ganar no era para nada bueno.
Tomoya se ponía cada vez más nervioso, por más que intentaba zafarse de la presión, esta se volvía más fuerte, dolorosa…
— Ryota me estás lastimando —
— A mí me lastima tu comportamiento —
— No sé de qué hablas, ¡ya suéltame! — Nunca antes había experimentado tanto miedo, Ryota no cedía, parecía tratar con alguien que de oídos sordos, y temía desmoronarse ahí, perderlo completamente de ser sincero, debía zafarse o eso no terminaría bien.
— ¡No lo haré, dime ya!, ¡Mierda! —
— No... — Tomoya llegó al punto de forcejar con el bajista, pero quien sabe dónde obtenía tanta fuerza, quedando incluso acorralado contra la pared, estaba perdido…
— ¿Por qué no me puedes ver como a él?, ¿qué hice para que me desprecies así Tomo? — Increíble, cuando creyó ser quien explotara los papeles se invirtieron, sintiendo la cabeza del más alto recargarse en uno de sus hombros, hasta el dominio de la captura se suavizó, dejándolo con oportunidad de escapar… pero, no lo hizo.
— Ryota…—
— ¿Estás saliendo con alguien más, no? —
— ¿Qué? — Fue interrumpido nuevamente por una risa débil, a leguas forzada, agraviando la confusión de lo que estaba ocurriendo. Eran celos lo que presenció, no mal pensarlo, aunque pudo sentirse feliz.
— Te he visto muy acaramelado con alguien… y a mí me desprecias cada que me acercó. —
¿Cómo iba a explicar algo tan complejo sin lastimar ni malinterpretar lo acontecido? Vaya momento en que se lo ocurrió enamorarse de alguien de su mismo sexo y para colmo tan cercano, ¿ya era momento de afrontar sus sentimientos?
— <Quién no arriesga no gana> — Murmuró una vocecita en la cabeza del batero, invitándolo a confesarse ahora o nunca, así que suspiró largamente, apoyando las manos sobre los hombros de aquel cuerpo que de repente sintió flaquear, empujándolo suavemente y poder cruzar ambas miradas. — Ryota… hay algo que debes saber, solamente promete que por nada esto afectara nuestra relación, la banda y mucho menos… me odiaras —
Fue bastante notoria la preocupación e incredulidad en el rostro del de barba, semblante que instaló dudas sobre el batero, hasta sus manos titilaron de nerviosismo y sus labios solamente proferían monosílabos.
Ryota podía hacerse una idea por lo que tendría que estar pasando el mayor, así que sí era su única oportunidad de hablar, no iba a desperdiciarlo. Ante una mirada preocupada y un ser que daba ternura en su estado de Shock, suavemente comenzó a seguir las notas a capella de una estrofa romántica bien conocida por ambos…
— I'm so down and out
'Cause something is wrong without you
When you're not around
Just shadows and rain fall
Wait till tomorrow
I'll wait….
¿Acaso ya entró en la fase alucinaciones, ¿era su compañero quien cantaba dicha canción? Pregunta más estúpida si lo estaba viendo, escuchando esa voz adorable, nunca antes hubiera imaginado a Ryota interpretar un solo, ¿para sí? Dios, que esa la mejor confesión que pudo haber recibido en lo largo de su vida, una melodía que en ese momento solamente les pertenecía a ambos. El corazón le saltaba a mil por hora, hasta tuvo que verse en la penosa necesidad llevarse las manos al costado del pecho donde experimentaba los retumbes, o sufriría un para cardiaco.
Por su parte, Ryota no perdía de vista las orbes caoba, siendo su más importante fuente de inspiración; una mirada dice más que mil palabras, y ahí bien que se hacía el conocedor de los sentimientos ajenos, dándole la seguridad de continuar.
— Just wanna be with you
Only you
Always you
You're so beautiful to
Me it's true
Amazed by you
I think I'm falling…
Nunca antes se vio en un futuro interpretando algo tan sincero, ni siquiera su amor por tocar el bajo se semejaba a ese sentimiento floreciendo en su interior, la voz amable y la honestidad de cada estrofa, ¿cómo no parecer un enamorado empedernido? No iba a perder a Tomo así como así, sin haberlo intentado antes, además estaba completamente seguro ser correspondido gracias a la mirada risueña y expresiva de su batero, ahora bien que podía dar el siguiente pasó.
La melodía fue perdiendo tono, pareciendo más un susurro de cómplices, pero que necesidad había de gritar si la distancia de sus rostros acortaba en cada segundo, hasta que de la capella no quedó más, solamente el encuentro de ambos labios que se recibían con necesidad, resultando sorpréndete que Tomoya no lo apartara y bien siguiera el ritmo tierno de un beso, donde el mundo dejó de existir…
Desde la distancia dos chicos, prefirieron abandonar la habitación sin siquiera haber entrado unos pasos, tal parecía no ser necesario más su apoyo, pero sí que deberían hacerla de guaruras en caso de que alguien intentara acercarse e interrumpir el surgimiento de los amantes.