Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

My sweet baby por Madshooting star

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Es tan hermoso que te hace llorar
Esta inocencia es brillante
Te hace llorar
Esta inocencia es brillante
Por favor no te vayas
Te necesito ahora
Y esperaré por esto
No lo dejes pasar.

Después del descubrimiento sorpresivo en la sala de ensayos, líder y vocal decidieron ir a pasar el rato, un paseo en la plaza comercial de las cercanías siendo que a esas horas no era un sitio demasiado concurrido y podrían andar tranquilamente así como disfrutar del almuerzo. Taka observó interesado las cafeterías abiertas a esa hora, no tardaría en tener hambre y obligaría a Toru comprarle algo, después de todo era como una cita ¿no?

— Toru…  vayamos allá – Señaló tranquilamente al segundo piso, en especifico un restaurante de comida china. Toru dirigió la vista a dicho sitio mientras detenía el paso en completo silencio, a fin de todo también tenía hambre. Taka lo notó más silencioso durante el trayecto a la plaza, como sí desde lo de Tomoya no hubiese algo más interesante que hablar, como sí la complicidad se hubiese esfumado en un santiamén; en realidad era un poco incomodo.

Ambos avanzaron a las escaleras eléctricas,  el más pequeño continuó sintiendo un ambiente tenso, ¿y sí Toru no estaba conforme con su relación?, tampoco andaban como una pareja normal tomados de la manos y besándose cada que hubiera un retroceso, no sonreían y bromeaban como unos, y ni hablar de los abrazos… pero así era, no podían ir explayados por el mundo considerando la carrera de ambos además de su reputación. Taka se mordió el labio inferior en un gesto de total repulsión, jamás podría demostrar en público el amor que le profesa a Toru. Como completos desconocidos entraron al establecimiento gastronómico, con el pequeño detalle que al vocal se le había ido el apetito, raro muy raro en él.

Tomaron asiento en una mesa alejada del resto de comensales, mientras que el azabache seguía sumido en sus pensamientos negativos y prospectos a futuro, claro que para el guitarrista nada de eso paso desapercibido, a leguas notaba el cambio radical en la personalidad de Taka, lucía lúgubre y apesadumbrado, además que ni siquiera tocó la carta cuando podía jurar que su primer amor es la comida; sí Taka no comía por supuesto que nada estaba bien.

Suspiró y estiró el abrazo hasta alcanzar a posar el tacto sobre la melena negra y esponjada, claro que el vocal no pasó el gesto desapercibido y sonrió, de esas sonrisas que podían derretir un iceberg , mover planetas, alterar un tumulto de fans enloquecidas y desmayarlas de seguro. Toru carraspeo y tan pronto vio la mesera acercarse, alejó la mano de su compañero.

— Buenas tardes, seas bienvenidos y espero la estadía sea de su agrado, soy Rina y tomaré su pedido ¿qué desean ordenar? — Para Taka la chica lucía nerviosa, aun cuando parecía bastante animada, hasta el brillo en sus ojos y esa sonrisa estúpida delataban lo que en verdad estaba ocurriendo; los habían reconocido, y no es como si fueran de los que pasan tan desapercibidos, le sorprendía que no se hubiera abalanzado a alguno de los dos.

— Muchas gracias, aún estamos en eso, tal vez podría regresar en unos cinco minutos — Tomó el menú mientras Toru conversó con la chica, no tendría por qué darle tanta vueltas al asunto, está con él y confiaba que jamás podría molestarse de mantener su relación oculta.  

— Oh no es ningún problema esperar, además no me gustaría perder esta mesa. — El guitarrista rió, pero esta vez los sentidos de Taka se crisparon como las púas de un erizo latente al peligro, para cualquier otra persona sería una respuesta común, pero no para él, esa voz, esa sonrisa bien formada en los labios de la chica, además de la cercanía que había impuesto con Toru, ¡SU TORU!, no era para nada parte del servicio laboral, reconocía a leguas cuando una chica haría de todo por acostarse con alguno de ellos, tantos años en el medio le dieron esa ¿habilidad?, bueno, ahora lo era cuando una chica intentaba seducir a su novio. No lo iba a permitir, ni un segundo más de esas miradas libidinosas caídas en el rubio.

— Toru… creo que se nos hizo tarde — Con preocupación fingida miró la pantalla táctil del móvil,  levantándose pronto de la silla y avanzando apresurado a la salida. Para asombro de ambos, el guitarrista tuvo que disculparse antes de salir corriendo tras el mayor.

— ¡Oye Taka, espera! — El aludido no se detenía, hasta parecía acelerar más el paso al sentir que le pisaba los talones ¡Malditas piernas cortas!, cuando menos lo espero,  ya estaba frente a él con el ceño fruncido y los brazos cruzados, alcanzando a frenar antes de chocar con él.

— ¿Qué? —  Respondió tajante, encolerizado por lo antes acontecido, mira que recordar Toru se portara amable con ella, cuando estaba seguro de las intenciones que esa zorra tenía en mente, seguramente le habría dado su teléfono al acabar el almuerzo.

— No tenemos ninguna prisa… ¿qué fue eso?

— Se me fue el hambre… llévame a casa — Lo esquivó y reanudó el camino a zancadas, sin desistir al semblante que preocupaba el rubio ¿a caso había hecho algo malo? Suspiró pesado y lo siguió en silencio. Y pensar que apenas hace unas horas todo era color de rosa, ahora estaba yendo tras un chico de actitud extraña y un aura peligrosa, temía que sí llegaba a tocarla le regresaría un puñetazo… y no precisamente en el rostro; se estremeció al imaginarlo, no pondría en riesgo sus partes íntimas.

Regresaron al estacionamiento, abordando el vehículo como dos completos extraños, un silencio tan incómodo que Toru no sabía el poder soportar.

— Taka… — Al fin decidió darle la cara, cubriendo sus partes nobles por si acaso, no estaba mal ser algo precavido considerando lo explosivo que podía actuar el mayor. Durante todos estos años ha visto a Tomoya padecer su bullying y él no estaba lejos de recibirlo algún día. El nombrado bufó y con desinterés miró hacía la ventanilla.

— ¿No me vas a hablar? —

—Pafffff — No era especialmente una respuesta pero para Toru era más que suficiente, al menos no fingía que no existía.

Arrancó el coche y dio rumbo hacia el hogar del vocal, mirándolo de vez en cuando a través del espejo retrovisor, pensando en que había hecho mal para ganarse desprecio, que hasta perdiera el apetito de la nada, que por primera vez desde que lo conoce ni siquiera haya cruzado palabra con un fan, era obvio que la chica los admiraba por su servicio cordial y amable… un momento, ¡la chica! Bingo Toru. ¿A caso estaba celoso? Una sonrisa triunfal dibujó los finos labios al haber resuelto el conflicto, eso explicaba la inconveniente  y sorpresiva actitud del vocal, además de aquella mirada inquieta reflejada nítidamente en el vidrio de la ventanilla. Estacionó frente al edificio, retiró las llaves, el cinturón de seguridad y posteriormente bajó, seguido de Taka quien seguía sin dirigirle la palabra, ni siquiera le había invitado a pasar cuando ya lo veía avanzar al interior del edificio, claro que no se quedó de brazos cruzados y fue tras él como perro que sigue a su dueño ¨vaya comparación¨ pensó el guitarrista, meneando la cabeza en negación.

El recorrido siguió sin cambio alguno, bastante extraño que ni siquiera ruidos urbanos intervinieran en la incómoda tranquilidad ¿a caso los dioses estaban en su contra?, pues qua más da, sí ni siquiera quebrarían su sonrisa triunfante y de satisfacción. Taka suspiró buscando las llaves de su apartamento al haberse detenido frente a la puerta y Toru aguardó a una distancia prudente, seguramente estando solos cometería asesinato, o alguno que otro ataque trágico. Tragó con fuerza en cuanto abrió la puerta, el hecho que le cerrara la puerta frente a sus narices también era una opción, uno nunca sabía de qué modo podría actuar Taka cuando andaba cabreado, por muy feliz que le hiciera conocer el motivo, no estaría satisfecho de verlo hasta que se le pase el enojo, seguramente serían días largos en que solamente cruzarían palabras con razones laborales… lejos de sus labios, su cuerpo… la oportunidad de cohibirlo y dominar un ser tan enérgico.

— ¿Vas a entrar o te quedarás ahí? —

¿En qué momento se perdió tanto en pensamientos que un vocal desesperado lo observaba con enfado e impaciente. Entró a la vivienda, retirándose los zapatos en el genkan después de haber cerrado la puerta. 

— Taka… —

Para suerte el vocal lo había dejado solo, vio esa figura pequeña recorrer el largo pasillo e ir a su alcoba. Un portazo violento le hizo cerrar los ojos y sisear. Si que estaba cabreado. Y eso que ni había hecho nada malo ¿o sí?, nada más había sido amable con la chica, pero mucho antes que eso Taka ya se había puesto raro.

— ¡No me dejes aquí! —Ahí estaba de nuevo, yendo tras él. —Taka…— Tocó a la puerta suavemente, pero por dentro no recibió respuesta alguna. Suspiró recargando la frente sobre la fina madera, ni cuenta se dio del momento que la sonrisa fue sustituida por una mueca de preocupación. —Oye… sí algo te molesta puedes contar conmigo — Nula respuesta — Taka… por favor abre — Golpeó nuevamente, la situación venía a desesperarle y no estaba para dejar las cosas así. — ¡Abre o te juro que tiro la puerta! — Amenazó golpeando con más fuerza la madera, de ser necesario la tumbaría así. El anfitrión no tardó en quitar el seguro, pero tan pronto lo hizo corrió a su cama y se echó a esta bajo el edredón negro como un ratón asustado. — Sí quieres esconderte déjame decirte que vas por una mal camino… —

— Tengo sueño ¿qué quieres? —

— Sabes que quiero, te has estado comportando raro desde que salimos — Se sentó en la orilla de la cama y acarició el bulto formado en la cama, gruñó pero el guitarrista no retiró su mano, en cambio, le dio una palmada en lo que definía como su trasero, provocando un quejido por parte del mayor, riendo al mismo.

— Sal de ahí… quiero un beso —

— Que te los de la zorra esa —

Ya antes había confrontado una escena de celos… oh sí, justo en la mañana, y de nuevo por un malentendido. Sonrió con picardía, sino lo solucionaría por las buenas lo haría por las malas, así que optó por subir a la cama, justo sobre el cuerpo del pelinegro cubierto por la tela; sacaría provecho del berrinche y esta vez le haría saber que en su vida amorosa, no hay nadie más que él.

— Taka… sal por favor —

El vocal pensó negarse por segunda vez, pero algo intervino en su queja, el pesó extra frotándose con cinismo en una zona sensitiva, además que lo que sea que fuera tenía proporciones curvilíneas… era un… ¡El maldito se estaba frotando como perro en celo!

— ¡AHHHHHHH! —Un vocal abochornado y con los nervios crispados, salió saltando fuera de la cama, cayendo de puro trasero contra el piso alfombrado. —¿Q-Qué crees que haces? — Lo miró desorientado y el idiota de Toru estaba que no podía contener la risa, sus labios apretados y ese brillo de diversión en sus ojos lo delataron. —Idiota… — Bufó, eso no iba a quedarse así, pero si se trata de jugar sucio tenía el método perfecto, aunque tuviera que tragarse orgullo y decencia (sí es que todavía tiene) con tal de verlo sucumbir y rendirse ante sus actos. Respiró profundamente decidido a efectuar el plan perverso, gateo como cual felino por la cama hasta quedar frente a un ser incrédulo y petrificado, dando en el blanco.

 

— Toru no hagas eso, mucho menos sí puedo regresarte el ataque — Sonrió de lado, no como esas sonrisas comunes y corrientes, esta sí que andaba cargado de deseo frente a un rubio nervioso. Recostó su cuerpo en la cama pero la cabeza quedó de lado justo en la entrepierna del mayor. — Déjame dormir así —

 

Para el afectado eso no tomaba buen camino, es decir, anteriormente se había rozado en su trasero y no quedó muy tranquilo que digamos, además no ayudó en lo más mínimo la posición que había decidido adquirir el mayor, lo aplastaba pero aparte de eso, lo estimulaba y eso que nada más se trataba de una simple presión. Tosió nervioso esforzándose por tranquilizarse, usando de terapia acariciar el cabello rebelde, sedoso y tan negro como la noche.

 

— Anda, duerme… — La voz del guitarrista se escuchó tan normal como siempre, conteniendo el escozor en su garganta cuando el chico en vez de obedecerlo, se restregó con el cariño de un felino en una sensible entrepierna, hasta percibir la dureza resaltar bajo la mezclila.

 

— Uhh alguien anda feliz — Socarrón, el otro lo espeto ceñudo, buscando empujarlo y levantarse, recibiendo en respuesta la boca del vocal que decidida recorrió el firme bulto, haciéndolo titilar—

 

— Taka… — Oh gloria… Toru gimió su nombre del modo más delicioso que una chica podría hacerlo, admitiendo amar esa voz grave y seductora sin proponérselo, sonrojando hasta los extremos de una mirada ansiosa por más de eso, además que ahora su víctima no oponía resistencia alguna, hasta parecía disfrutarlo bajo esos párpados cerrados y los labios ligeramente entreabiertos conforme lo acariciaba superficialmente.

 

— Toru… — Para gusto del rubio se aparto demasiado pronto, entreabriendo los ojos y mirarlo necesitado. El vocal tomó esa mirada como una aprobación, debía dejar a un lado las vacilaciones y hacer disfrutar al chico. Nunca antes hizo algo semejante, pero tratándose del amor de su vida, haría cualquier sacrificio.

Suspiró mirando la entrepierna de quien no dejaba de acariciarle la cabeza cariñosamente, haciéndole sentir como un gato consintiendo a su mano. Tragó saliva desechando la imagen mental del felino y dispuso fortaleza a el acto cobrando demasiada intimidad para su gusto, bajando la bragueta de los jeans ajustados que parecían asfixiar a Toru ¨junior¨.

– ¿Estás seguro? – Inquirió el guitarrista mirando de reojo la figura desorientada, el paseo de esas manos que tímidas bajaban las prendas inferiores hasta dejar expuesto un camino de vello púbico. Taka estalló en un sonrojo por la imagen pero confrontó con una mirada pletórica de seguridad al rubio.

– S-si!! – Tartamudeo sin perder oportunidad de bajar todas las telas mientras el más alto se distraía. – ¿A caso dudas que pueda hacerlo?

 

– No pero seguro es algo que no has hecho – ¡Bang! Taka pasó a ser un semáforo en alto con tan solo un comentario, nunca antes y ni siquiera llego a imaginar en su corta vida tener que hacer un oral masculino, no estaba preparado mentalmente, pero quería hacerlo.

 

– Y-Yo  ashhh solamente túmbate en la cama… – La risa de Toru murió al ser empujado contra la cama antes de hacer algo, corroborando las energías impulsivas de su amante. Mientras tanto el azabache participe le desnudo de la cintura para abajo, lanzando las ropas lejos de su espacio y concentración; sí de algo podía sacar ventaja en aquel momento, fue ni más ni menos que de experiencias pasadas con algunas parejas sentimentales, pondría en práctica los recuerdos en aquel miembro que se erguía glorioso exigiendo atención. Toru suspiró ansioso sin dejar de contemplar a un vocal desorientado al apoyarse de los codos, tal vez debería hacerse justicia por mano propia y dejar eso para después por excitante que fuera, pero su novio no lucía muy convencido que digamos para llevar más allá el acto.

 

– Taka… dame mi ropaaahh – Vaya asaltó abrupto en cuestión de segundos, los labios encarnecidos caían suave y lentamente en la cabeza del falo, Joder que Taka siempre podría sorprenderlo. Puso todo de sí por mantenerse afirmado y no perder detalle de la imagen erótica, mientras que el vocal no cedía a su postura, lamiendo pronto el largo de la dura carne como si tuviera en manos una paleta de hielo, cerrando los ojos con tal de evadir los profundos ojos de su rubio amor.

 

– El calor en la alcoba sofocaba a ambos, en sus jóvenes vidas ninguno hubiera creído sucumbir a semejante deseo carnal, Toru lo necesitaba en demasía y si el vocal se empeñaba a provocarlo a ese punto en que el órgano entre sus piernas estallaría en cualquier momento, no había mucho que hacer, que oponerse, que dejar de ver  de esa lengua paseando el grosor de su falo, probándolo a un punto sin retorno, atrayendo imágenes libidinosas de ambos sudados en la cama, unidos por más que un simple abrazo y profesando el amor en la prueba única e íntima que dos amantes pueden expresar. Taka se dio cuenta, ya no era simple deseo el que atisbó en las orbes de su compañero, bendito el momento en que decidió verlo y darse cuenta de los pensamientos compartidos, lo sabía, para ninguno de los dos seria un revolcón pasajero y, con dicho pensamiento se apartó frente al encanto visual del rubio, parándose en la orilla de la cama y dar un espectáculo que solamente a él daría el privilegio de presenciar, despojándose de la camisa con la calma que podía mantener hasta ahora. Tal vez no era un chico físicamente corpulento, pero qué más da si Toru continuó contemplando cada detalle con amor, recorriéndole sin importarle terminar exageradamente sonrojado.

– Toru… – Las miradas volvieron conectarse en un suspiro que agravió el calor de sus cuerpos, la necesidad de un toque que estremeció cada partícula del vocal, ni siquiera fue consciente del instante que quedó en la cama con el cuerpo cálido del guitarrista encima, paseando más y más los habilidosos dedos de su abdomen al pecho, gimoteando cuando uno de los oscuros botoncitos quedó atrapado en ellos, estimulando y pensando que tocaría en cualquier momento el cielo.

¿Cómo era posible?, jamás creyó ser sometido, ni siquiera al haber recibido las propuestas más calientes y extravagantes cedió, nada de eso, unos toques y ya lo tenía como un cachorro dócil en las piernas de su amo, derritiéndose a la boca que se unió a la sinfonía de cuidadosos caricias, marcando palmo a palmo de sus clavículas a cuello, preocupándose en retener los jadeos que cobraron un son más agudo y prolongado. Perfectamente resonando en la habitación.

 

– ¡Ahhh Toru! – Ahora sí que podría desfallecer en cualquier momento con esa boca que capturó el pezón antes estimulado, al grado que sus dedos se engarrotaron a las sabanas y las piernas se abrieron recibiendo más del cuerpo ajeno, rozando más piel, lo que ambos ocultaban entre sus piernas y buscaban con desespero encontrarse. Para Toru no fue una travesía quitarle los jeans y la ropa interior, dejándolo para su deleite desnudo y sonrojado, claro que por mucho que adoraba verlo como Dios lo trajo al mundo, no tardó en reanudar la idea de otorgarle el más grandioso momento en su vida. Taka se seguía preguntado como aquel hombre lucía tan tranquilo y seguro de sí, jamás lo sintió cavilar o arrepentirse, ni siquiera había atisbo de pena en su atractiva fisonomía. O era un sin vergüenza, o realmente él era el penoso. – ¡¿Qué haces?! – Resonó en la habitación para sorpresa del vocal; algo extraño se escurría entre sus nalgas y para colmo Toru seguía sin amedrentarse, quedando únicamente como el primerizo estupefacto carente de valor para alejarlo, si, por extraño que pareciera le encantó sentir las caricias en su ano y toquetearlo sin vacilar.

 Probablemente siempre le ha atraído ese lado de Toru, el chico que no se da por vencido, que sin importar que, siempre consiga lo que desea, tal como ahora lo experimenta, sabiendo lo que iba a trascender de permitirle mantener la impúdica caricia, incapaz de negar algo de terror e inexperiencia, siendo que es quien mete… no quien recibe.

 

– Tranquilo… sabes que no te obligaré. – Bueno, no era mudo o una especie de muñeco sexual, le estaba hablando y sonriendo tan amablemente que su corazón saltó de júbilo, haciéndole entender que no eran malas intenciones las que tenía consigo, nada de eso… por Toru haría cualquier cosa, sin importar que la vida se le fuera en ello, o el tiempo que tardase.

Pronto se vio sonriendo en el iris de su amado y asintiendo seguro de la aceptación. A fin de cuentas nada ni nadie sabría lo que acontecería dentro de esas cuatro paredes, el encuentro de dos enamorados que ahora se reclamaban el uno del otro en un beso apasionado y devoto del inigualable amor.

Notas finales:

¡Mil disculpas por la tardanza!, pero sino estoy inspirada, nada más no fluyen las ideas. ( x.x)


He decidido dividir esta parte en dos, es decir, quiero un aspecto lindo en la entrega de estos dos y quiero que sea inolvidable xD.


Nos vemos pronto mis queridos lectores y no olviden dejar sus reviews (OuO) ya saben que alentan a uno.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).