Todo comenzó en un día tranquilo mientras tomaba un café en la comodidad de un Starbucks, leía con la vista clavada al libro, poniendo excesiva atención a todo, no me esperaba nada, no me esperaba a nadie.
Solamente estaba ahí, leyendo…
Leyendo el único recuerdo que tenía de él. El famoso Mihael Kheel.
Desde luego que yo nunca fui un aficionado a la literatura ni nada de eso, tampoco me interesaba mucho por otras obras, simplemente la compré por… bueno, era de él, de Mihael, el chico rebelde de Wammy’s House, o por lo menos así era como lo recordaba antes de que él se mudara a Las Vegas, y de eso ya hace muchos años.
¿Quién lo diría?, ahora se convirtió en el autor de uno de esos Best-sellers que se vender mejor que cualquier otra cosa, pareciera que te olvidaste de tu antigua y problemática vida para comenzar de cero… Me alegro por ti, mi estimado novelista.
La lectura me inundó la mente, la historia me atrapó por completo, llevaba una trama simple pero al mismo tiempo interesante, la imaginación de Mihael me había cautivado por completo, incluso me olvidé de mi café y hasta de los video juegos… ¡Maldición, el rubio tiene talento, sin duda lo tiene!
--El libro es bueno, ¿cierto? –Inquirió una voz que me sobresaltó ligeramente, sin embargo, no despegue la mirada del libro, ni siquiera respondí, no hablaba con nadie, y mucho menos con desconocidos, además, me cabía la duda de que aquella persona se estuviera dirigiendo a mí, no soy más que un fantasma desde que Mihael se largó de mi vida –No comprendo qué es lo que han encontrado tan fascinante de una obra como esa –Añadió la misma voz, mientras yo comenzaba a desesperarme, ¡¿acaso es tan difícil entender que lo estoy ignorando por completo?! –Pero si hay algo mucho más fascinante que esa obra que tienes entre las manos, es verte a ti, a Mail Jeevas leyendo con tanto interés.
--¿Quién diablos eres y por qué sabes mi nom… bre? –Entonces, por primera vez luego de casi 9 años, me encontré con esos hechizantes ojos azules.
El corazón se me iba a salir del pecho, iba a darme un infarto, estaba sufriendo una terrible taquicardia en ese momento, casi hiperventilaba cuando reconocí aquel flequillo cortado a la perfección y el libro se me cayó de las manos…
--¿Mel… M, Mello? –La voz me fallaba y me temblaba casi tanto como las piernas.
Lo vi sonreír y tuve miedo de estar alucinando.
--Hace tanto tiempo que nadie me llamaba así, que casi comenzaba a extrañarlo –Dijo con toda calma mientras que mi corazón y mi pobre cerebro casi entraban en estado de shock, el novelista alargó el brazo para beber de mi café, en otra situación me hubiese quejado por aquella acción como solía hacerlo hace años, pero lo extrañaba tanto, que incluso si él decidía llamarme “estúpido perro” y escupirme en el ojo, me lanzaría contra él a darle miles de besos. ¡HEY! ¿Qué he dicho? Bueno, seguramente ha sido solo la emoción de mi subconsciente, eso es.
--Matt –su voz me llamó y fue como volver a esas épocas en las que él vivía conmigo y trabajábamos juntos –Necesito un favor –Pidió lamiéndose lentamente los labios para saborear las gotas de café que quedaban sobre ellos --¡Carajo, Matt! ¡Quita esa cara de idiota y ponme atención! –Gritó echándome el café en la cara, en el momento que reaccioné, simplemente agradecí que la bebida estuviese fría.
Las cabezas de las despreocupadas personas se giraron y fijaron sus miradas en mí y luego en Mihael. Siempre tiene que hacer un escándalo, siempre.
--Mierda –Susurró el rubio con temor en la mirada.
Las personas comenzaron a murmurar cada vez más alto, y luego de unos minutos la clientela entera de Starbucks e incluso los caminantes que simplemente pasaban por el lugar habían comenzado a rodear al rubio exigiendo autógrafos en sus libros o sus camisetas.
El escritor simplemente me tomó del brazo y salió corriendo conmigo para luego ordenarme que condujera en mi automóvil, el mismo viejo auto rojo de hace 9 años.
--¡Date prisa, Matt!, ¡¿Siempre tienes que ser tan lento?! –Se quejó, pues mis manos temblaban y no podía coordinarme bien ni siquiera para pisar el acelerador.
Entonces el coche por fin comenzó a avanzar. Yo tenía una sonrisa en el rostro, incluso comenzaban a dolerme las mejillas. Así que ha regresado, mi Mello ha vuelto… y eso solo puede significar algo: Tiene una de sus locas ideas en la mente. Y me necesita para llevar su misterioso plan acabo.
Sea cual sea la intención de Mello, nos había puesto juntos de nuevo, aunque esta vez, me pregunto si se trata de una locura como esas que ha escrito en sus libros…