Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi historia por khr

[Reviews - 95]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Buenaaaas, no me tarde tanto como esperaba. Aviso, PENULTIMO CAPITULO. El siguiente será el último...

Sinceramente, me siento un poco...depre por tan poco review ultimamente...no sé si es porque estoy escribiendo mal o vete a saber qué...el caso, me gustaría opiniones y algo mas importante aun...

¿VAIS A QUERER EPILOGO? Lo digo porque el final del fic ya esta pensado. Y podría meter un epilogo pero...si la gente no lo va a leer pues me lo ahorro jaja

 

Punto de vista de Roxas

Desperté acostado en un mullido colchón. Me costó. Se estaba tan cómodo que me costaba hasta abrir los ojos. Y de moverme ya ni hablemos. Es raro. He tenido varias peleas a lo largo de mi vida pero no me he levantado así nunca de una. Lentamente me incorporé en la cama y obzervé a mi alrededor. No podía ni enfocar bien mi vista y me volví a tumbar hasta que pasase este mareo. Y ahí me quedé, con los ojos abiertos mirando el blanco techo. Parecerá raro con la calma con la que actuo pero…para qué estar inquieto o rabioso. Se ha acabado. Han ganado. No pude defender a Sora. Ni tan siquiera intentarlo. Con un solo puñetazo me tumbaron. Soy débil…tan débil que ni pude defender lo mejor de mi vida. Y por eso he perdido. Noto como algunas lágrimas escapan de mis ojos pero me da igual. Ni hago el esfuerzo de limpiarlas. ¿Qué pensará Cloud? ¿Estará cabreado conmigo por no defender a Sora? Quien sabe. Una parte de mí quiere seguir luchando y ser fuerte, tener esperanzas en que todo se arreglará…pero en el fondo sé que es inútil. Que en el caso de que nos estuviesen buscando nunca nos encontrarían. Además…estarían buscando a Sora, no a mí. A mí ya no me queda nada. Ni padres. Ni hermanos. Ni novio…¿qué será de mi ahora? ¿Qué tendrá pensado hacer Sephirot conmigo? ¿Me matará nada mas verme? ¿O también me tendrá de juguete sexual? Si me dan a elegir prefiero la primera opción. A fin de cuentas no tengo nada por lo que vivir. Es mas, me pregunto si alguna vez lo he tenido. Haciendo memoria, nunca me he sentido verdaderamente vivo (sin contar cuando estaba con Sora). Nunca he sentido los sentimientos esos típicos de amor, amistad, valor…yo los catalogaría como deseos, impulsos…coletazos de mi subconsciente por tratar de ser alguien, de existir pero…nunca he existido. Antes era una copia de mi hermano, y cuando se fue él, dejé de ser alguien…ya no era el hermano de Ventus…era yo…Roxas…el chico callado y antipático, aquel al que no se le puede contar un problema pues no lo entendería.

Y la llegada de Sora a mi vida no cambió mucho, solo me dio razones para sonreir durante escasamente medio año más o menos. No digo que me arrepienta de haberlo conocido, es más, gracias él fui alguien por una vez en mi vida…o más bien me sentí alguien. Pero ahora que lo he perdido…vuelve a la no-existencia de la que partí.

 

-¿A dónde vas con eso?-oí que decían al otro lado de la puerta.

-A que coma algo-expuso firmemente una voz de mujer.

-¿Estás loca? Lárgate si no quieres que te..-pero no terminó la oración. Un disparo acalló sus palabras. Me sentí un poco nervioso, pero no me moví. Solo volví a cerrar los ojos tratando de hacerme el dormido. No quería comida de unos asesinos.

-Eso te pasa por amenazarme…debilucho-dijo friamente la mujer al otro lado de la puerta-recoged esto chicos, no quiero dar mala imagen a nuestro invitado-¿invitado? Supongo que se referirá a mí.

-Sí..señora-tartamudearon dos voces al unísono. Supongo que esta mujer será muy despiadada.

-Buenos tardes bello durmiente-gritó nada más ingresar en la habitación.

-…-no respondí. Traté de hacerme el dormido.

-Vamos…el efecto del orfidal que te inyectaron ya pasó. Sé que estas despierto-BANG. Di un respingo. Y la miré con odio al girarme. Había disparado muy cerca de mí-¿ves? Estás despierto.

-Si vas a dispararme trata de matarme por favor, no me des falsas ilusiones-dije de forma altanera mientras me giraba y le daba la espalda a esa mujer-y no quiero comer nada, gracias.

 

Lo siguiente que pasó fue muy rápido. La mujer dio un chasquido con sus dedos y entraron unos hombres. Yo no les ví. Pero supe que eran dos cuando me tomaron de ambos brazos y me levantaron de la cómoda cama. Traté de forcejear pero me torcieron uno de los brazos de tal manera que si me movía más de la cuenta me lo partirían por lo que paré de forcejear. Lo siguiente que sentí fue un filo de un cuchillo cortándome la camiseta y parte mi piel en el proceso. Evité soltar un quejido apretando mis dientes. El corte escocía al aire, y notaba como en algunas zonas sangraba un poco.

 

-Mostrádmelo al completo-dijo la mujer-pero tocadle lo imprescindible. No hagais que me siente celosa.

 

La hicieron caso y mientras unos me quitaba la camiseta ya hecha jirones, otro me quitaba los pantalones junto con la ropa interior. No hice nada para resistirme. El haber oido como cargaba una pistola y la ponía en la mesa me hizo darme cuenta de mi posición.

Cuando me desvistieron completamente me tiraron de rodillas a los pies de esa mujer. No levanté la cabeza. No quería más problemas. Mi comentario de antes ocasionó esto. A mi vista estaban los pies de esa mujer. Llevaba unos finos tacones negros. También pude apreciar que le caía parte de tela hacia atrás, dejando sus piernas al aire…sería un vestido abierto por delante.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por el frío del cuchillo en mi cuello. La mujer se había arrodillado. Ahora que lo observaba mas que un cuchillo, era una daga curva de filo brillante y empuñadura con algunas piedras preciosas.

 

-Alza la vista apuesto joven-dijo con veneno en su voz. La hice caso al instante y la miré con mis ojos azules-me encanta la sumisión que desprenden tus ojos. Levantaté anda.

 

Dicho esto se dio la vuelta. Me levanté poco a poco. Me daba vergüenza hacerlo con dos hombres detrás de mí una mujer imponente. He de decir que daba miedo. Tenía la piel blanca y tatuada en algunas zonas. El pelo blanco suelto salvo por unas especies de cuernos que tenía en la parte alta. Era de rasgos finos pero fieros. Vestía un vestido rojo abierto por delante y con bastante escote. Dejaba poco a la imaginación.

 

-Vaya. Sí que eres apuesto-dijo mientras daba vueltas a mi alrededor rozando con el cuchillo algunas zonas íntimas, provocándome un escalofrío.

-¿Quién eres?-logré preguntar con miedo.

-¿A qué viene ese tono de miedo pequeño?-dijo con fingida sorpresa. O no. Es muy extraña-Ah, será por lo que has oido fuera hace un rato…no te preocupes, ese hombre desobediente no te molestará ¿de acuerdo?

-¿Qué quieres?-pregunté apartando mi vista de esa mujer-¿vas a violarme?

-Oh pequeño-trató de consolarme mientras ponía su mano sobre mi mejilla-creeme que si pudiese ya estarías atado a la cama saciando mis bajos instintos-la frialdad mezclada con el tono de comprensión que usaba me heló la sangre. Esta mujer es peligrosa.

-¿Sephirot te lo impide?

-Y encima eres listo-dijo girándose hacia un armario que no había visto hasta ahora. Sacó un traje negro con una camisa blanca y lo dejó sobre mi cama.

-Señora…es…¿necesario vestirle tan decorosamente?-preguntó uno de sus secuaces mirándome lujuriosamente el trasero. Tenía malas intenciones-si me dejara le ayudaría a cambiarle…-terminó relamiéndose los labios.

 

Todo fue hecho en menos de un pestañeo. La mujer se acercó al hombre y le apuñaló en el hígado mientras el hombre ahogaba un quejido y perdía fuerza en las piernas…siendo sostenido únicamente por el cuchillo que se llevaba poco a poco su vida.

 

-Yo no puedo disfrutar de él por órdenes de ese maldito de pelo blanco… ¿y piensas que tú sí podrás?-dijo con gesto calmado mientras sacaba la daga y el hombre caía al suelo.

-Me llevaré el cuerpo, señora-dijo el otro mientras hacia una reverencia y salía segundos después con el inerte cuerpo de su compañero al hombro.

-Bueno, supongo que he de presentarme de una vez-dijo mientras limpiaba el cuchillo en las sábanas de la cama. Yo miraba todo sin creerme todavía lo que había pasado-mi nombre es Ultimecia Arutimishia, segunda al mando del proyecto Jenova. Si no sabes qué es, no te preocupes. Se lo podrás preguntar al “todo poderoso jefe”-lo último lo dijo con cara de fastidio-haz el favor de cambiarte y ponerte el traje. Podrías darte una ducha tambien, tienes media hora. En media hora vendré a por ti y te llevaré a cenar con Sephirot.

-¿Por qué quiere cenar conmigo ese homnbre?-pregunté confuso. No entendía nada.

-Una de las cosas buenas que tienen los jefes, es que no tienen que dar explicaciones ni tan siquiera a su segundo al mando.

-En otras palabras, no lo sabes-se me escapó sin querer. Pero pasó desapercibido para ella pues me cogió del cuello y me puso su daga en mis partes íntimas.

-No te pases de listo. Quiere cenar contigo, pero no ha dicho nada de que no pueda hacerte nada…ni violarte-dijo cerca de mi oido-si no lo hago, es porque si lo hiciese, no estarías en condiciones de cenar. Pero tranquilo, pronto…pronto…estarás rogando por tu muerte de verdad.

 

Acto seguido me empujó y salió de la habitación echando pestes de vete a saber qué. Esperé…uno…dos…tres…y por fin, cuando me sentí seguro, rompí a llorar…de miedo. Había aguantado la respiración inconscientemente todo el tiempo que esa mujer había estado aquí. Sin parar de llorar fui rápido a lo que parecía el baño de la habitación. Acerté. Una vez dentro abrí el grifo de la ducha y me metí bajo el agua. Y continué llorando. Al menos mientras lloraba me podía duchar…no quiero saber qué pasaría por hacer esperar a esta mujer.

No podía dejar de sollozar. Tenía miedo. Si antes quería que me matasen, ahora soy yo el que quiere matarme. Pero aquí no hay nada. Ni tan siquiera una triste cuchilla de afeitar. Comencé a darme cabezazos. Cada vez más fuertes. Pero paré justo al ver mi reflejo en un espejo que había en el interior de la ducha, en la supuesta pared con la que me golpeaba. Mis ojos…por un momento había visto los ojos de Sora…Sora…lo último que le prometí fue que…nada nos separaría…no podía faltar a mi promesa…trataría de…escapar con él…total. Lo máximo que pueden hacer es matarme, lo cual es un regalo ahora mismo. Ya está. Decidido. Me relajaré y actuaré friamente. Como si fuese Cloud. El seguro que también nos busca…debo tener esperanzas. Si veo a Sora, debo transmitirle esperanza…aunque yo no tenga…o tenga pocas más bien.

Salí de la ducha. Me sequé y fui a la habitación. Me puse el traje. Me quedaba perfecto. Ni que fuese ha medida. Los pantalones eran suaves al tacto…cogí la camisa. También era de tacto fino…como de lino…sí que tiene que tener dinero Sephirot para dar estos trajes a sus prisioneros. Me abotoné la camisa y cuando me giré vi en la mesa la pistola con la que Ultimecia había matado a dos personas…era pequeña…fácil de esconder en la espalda…pero, ¿y si me pillan? Se cabrearían bastante si voy con una pistola a cenar con su jefe…pero, sería de tontos no aprovechar esta oportunidad. Cogí la pistola y corrí al baño junto con la chaqueta del traje. Me escondí la pistola en la espalda y me puse la chaqueta. Me di un par de vueltas. No se notaba que llevaba una pistola…aunque, el hecho de que Ultimecia se haya olvidado la pistola es raro, no tiene pinta de ser una mujer olvidadiza. Quizá…teniendo en cuenta lo que oida a Sephirot…quiere que yo le mate.

Decidí dejar de darles vueltas al tema y terminar de arreglarme. No sé qué hora será pero ya deben de estar a punto de venir a por mí. Y justo cuando terminé de peinarme entró esa malvada mujer y sonriéndome me hizo un gesto para que la siguiese. Y así lo hice. Iba dos pasos por detrás, a una velocidad tortuosamente lenta para mi gusto. Y Ultimecia ni una sola vez se giró hacia mí. Estoy seguro de que me dejó la pistola a propósito, pero actuaba como si fuese desarmado…como si supiese que no quería dispararla a ella.

 

-Ya hemos llegado monada-dijo mientras abría una puerta y accedía a la nueva sala. Era un amplio comedor, con una mesa de unos dos metros. En un extremo ya se encontraba Sephirot sentado. Con un traje reluciente y una sonrisa a juego.

-Muchas gracias Ultimecia-agradeció pausadamente-te ofrecería el tomar una copa de vino, pero tenemos el tiempo justo y creo que tienes cosas que preparar.

-Sí, alguien tendrá que hacerlo mientras te diviertes, señor-dijo con una sonrisa falsa acompañada de un tono venenoso. Hecho que más que disgustar a Sephirot, le divirtió. Al ver que su comentario no había surtido efecto se fue hecha una fiera del comedor dando un portazo. Dejándonos a ambos a solas.

-Toma asiento, por favor-pidió amablemente haciendo referencia a la silla en frente suya, al otro extremo de la mesa. En la mesa había dos platos, uno para él y otro para mí. Se veían caros. Cubiertos de todos los tamaños y unos cuantos entremeses tales como jamón serrano, caviar, queso…y demás manjares. Me senté sin decir nada, observando la comida-por favor, come. Tienes que estar hambriento. Llevas sin comer desde las once de la mañana.

-¿Y qué hora es ahora?-pregunté mientras cogía algo de comida. Me moría de hambre.

-Las siete de la tarde. Lo siento por ello, Terra no domina muy bien la dosis de orfidal ideal. Para eso era bueno tu hermano-no pude reprimir una mirada de odio hacia él.

-No me hables de mi hermano, por favor-pedí amablemente. Si estábamos jugando a ese juego, yo sería mejor que él. Solo trata de sacarme de mis casillas, pero no lo conseguirá.

-Como gustes-dijo cogiendo también algo de comida-espero que no te molestase el ponerte el traje. Reconozco que ha sido cabezonería mía, pero no acostumbro a cenar con gente vestida de forma…vulgar.

-No se preocupe. De todas formas Ultemicia destrozó mi otra ropa-completé subiendo mis hombros, como restándole importancia.

-Vaya…espero que no se haya atrevido a tocarte-dijo con gesto serio-se lo prohibí expresamente. Es una mujer…despiadada. Bueno, has presenciado dos muertes que ha ejecutado ella. Por suerte eran hombres suyos.

-¿No hay nada de beber?-pregunté sin hacerle caso. O eso quería que pensase-un poco de buen vino estaría bien.

-Por supuesto-dijo sonriendo mientras tocaba una campanilla. Lo siguiente que pasó me dejó helado. Apareció por una puerta Sora…vestido de mayordomo. No tenía ninguna marca en su rostro…estaba tal como lo recordaba, sin contar esa mirada vacía y distante que llevaba. Ni tan siquiera me miró. Solo observaba a Sephirot.

-¿Desea algo, padre?-preguntó calmadamente.

-A Roxas y a mí nos gustaría un poco de vino, por favor-pidió amablemente. Sora se perdió por donde había venido. Yo no salía de mi asombro…no me imaginaba que Sephirot me torturaría así-creo que conocías bien a mi hijo Sora. El será nuestro camarero.

-¿Qué quieres de mí, Sephirot?-cuestioné fingiendo tranquilidad. En verdad me había quedado nervioso e inquieto por la entrada de Sora en escena.

-De momento cenar. Ya hablaremos-respondió sencillamente-tómalo como un agradecimiento por cuidar bien de mi hijo, como te pedí en Islas del Destino aquella noche.

-¿Este vino es de su gusto, padre?-preguntó al entrar Sora con una botella de vino en su mano. Sephirot asintió, por lo que Sora procedió a servirle vino. Luego puso rumbo hacia mí. No me miraba. Esquivaba mis ojos. Cuando estuvo a mi lado sirviendo el vino le cogí de la mano, para tratar de llamar su atención. La apartó inmediatamente, con miedo.

-¿Sora qué te pasa?-dije mientras me levantaba y le sujetaba del hombro que estaba a mi alcance. Pero solo sirvió para que se alejase aun más asustado.

-No vuelvas a tocarme-dijo antes de salir corriendo del comedor. Eso me dejó más descolocado. ¿Qué le he hecho?

-No debiste tocarle…Roxas-dijo Sephirot sonriendo-bueno, prueba el vino, está excelente-expuso mientras bebía de su copa. Le imité. Reconozco que estaba bueno.

-¿Qué le has hecho ya?-pregunté con un poco de furia, la cual no me molestaba en ocultar.

-Nada. Si le hubiese tocado, no estaría en pie-me ponía enfermo esa forma de hablar-pero ahora no estamos hablando de mi hijo. Dime, ¿cómo terminó el juicio?

-Ya lo sabes. Te encargaste de que fuese así-estaba perdiendo la paciencia ya.

-No. Si odias a alguien, odia a tu hermano. Por no cumplir bien su trabajo, tuvo que meter a tus padres en ese lío para salvaros.

-¿Salvarnos?

-Sí. No te lo he dicho. Ahora con tus padres en prisión, él tiene tu custodia. Y le he dado permiso para iros a otro lugar a que termines tus estudios y a que tengais una vida feliz. Bueno, él tendrá que seguir trabajando para mí pero lo importante es que estareis juntos, como él quería.

-¿Y lo que yo quiera da igual? No es para nada justo.

-Aunque no te lo creas, tu hermano te ama-dijo seriamente-cuando accedió hace tres años para irse conmigo, fue en parte para protegerte a ti. Fuiste su ojito derecho siempre. Me pidió volver a verte justo cuando su amigo Terra le informó que estabas con mi hijo. Todo para protegerte.

-Me da igual. Le odio-dije acabándome la copa de un trago.

-Diría que me encantan los dramas familiares como estos, pero mentiría. Asi que dejemos de hablar de familia, ¿te parece?

 

Iba a replicar justo cuando entró Sora con lo que parecía la cena. Llevaba un par de chuletones de aspecto suculento. Cuando volvió a estar cerca de mí le volví a coger de la mano. Esta vez no se apartó, si no que me miró suplicante…como pidiéndome que parase. Le hice caso, aun sin entender nada. Cuando desapareció nos pusimos a cenar. Fue silenciosa la comida. Yo me concentré en mi plato. Si pensaba más de la cuenta, lloraría. Y no le daría el gusto. Sé perfectamente que está disfrutando de esto. Era lo que buscaba. Cuando terminé de cenar Sora le estaba sirviendo más vino y retirando su plato. Alcé mi copa, para que se acercase a darme vino.

 

-Trae, déjame la botella-dijo cogiéndole la botella de las manos, rozándole en el camino, lo que me valió otra enigmática mirada.

-No te emborraches por favor, multitud de mis hombres se aprovecharían de un apuesto joven borracho como tú-fingía interés en sus palabras como un experto…que repugnante.

-¿Qué es el proyecto Jenova?-pregunté. Le pareció sorprender la pregunta.

-Una organización terrorista, como te habrá contado Cloud. Actualmente soy el líder. Tenemos como objeto el desequilibrio mundial. Es algo utópico y largo de conseguir, pero con una gran guerra, la población mundial se diezmaría, elimando el problema de escasez de recursos. Y una vez el mundo como fuese destruido, podremos contemplar el resurgir de uno nuevo. Donde los llamados terroristas como yo no hagan falta. Aunque la palabra terrorista no es de mis favoritas-dijo tomando algo de vino-me gusta más la palabra rectificador.

-¿Rectificador? ¿Crees que eres como un Dios capaz de juzgar qué está bien y qué mal y arreglarlo?-es un egocéntrico-¿aun actuando en contra de las leyes? Eso es un terrorista.

-La ley es de oro. Por lo que quien tiene oro, hace la ley-expuso encogiéndose de hombros-no trato que me entiendas. Eres joven e ingenuo.

-¿A dónde irás?

-A ningún lado. Me quedaré en esta mansión. La que se muda es Ultemicia, mi segunda al mando. Va a parecer que viajo en el avión en el cual ella viajará en un par de días, para que si atacan el avión y lo derriban, parezca que he muerto-eso es nuevo. No tenía ni idea.

-¿Te quedarás a Sora?

-Por supuesto. Es de mi propiedad.

-Es una persona, no un perro-escupí con ira cada palabra. Me estaba cabreando. Me daban ganas de sacar mi pistola.

-Tienes un concepto equivocado de mi hijo, querido-sonrió mientras se levantaba-Terra-llamó. Acto seguido apareció el hombre que nos había secuestrado a Sora y a mí hace unas cuantas horas.

-Dígame, señor-dijo el recién llegado.

-Trae al prisionero, por favor-acto seguido Terra desapareció-Verás, al acabar al juicio, tu hermano fue liberado al instante también. A fin de cuentas, todo juez tiene un precio, y ese juez que supuestamente retrasaba el juicio falso de tu hermano tenía uno bastante…barato-me explicó dando vueltas a la habitación. Yo solo le seguía con la mirada-Después de ser liberado fue a su casa a por sus cosas y puso rumbo hacia aquí. Lo que no sabía, es que estaba siendo seguido por cierta persona que moría por encontrarme…bueno, encontrarlos a Sora y a ti más bien-abrí grande los ojos. Solo una persona venía a mi mente-Lo que esa persona no sabía, es que es imposible colarse en mi Mansion del atardecer sin que me entere.

-¿Mansión del atardecer?-pregunté-¿seguimos en Villa Crepúsculo verdad?-el nombre de esa mansión es igual al de la mansión que se encuentra en el bosque de al lado… ¿ha estado tan cerca todo el tiempo?

-Exacto. El único sitio donde no me buscarían sería en la misma Villa Crepúsculo-dijo orgulloso-Y bueno, Roxas. Con las pistas que te he dado… ¿serías capaz de adivinar a nuestro nuevo invitado?-no tuve tiempo a replicar. La puerta se abrió dando paso a un Cloud maniatado y amordazado con hematomas por el cuerpo…un tiro en la pierna y un brazo en una posición que no parecía sana.

-Cloud-susurré. El me miró. No estaba asustado…estaba como deprimido…me pedía perdón con su mirada. Por no poder evitar esto…por haber sido atrapado y por no poder salvarnos. Todo eso, decía su mirada. No aguanté más. Saqué la pistola que guardaba en mi espalda. Apunté a Sephirot el cual por un momento creí que ver que mostraba miedo. Y apreté el gatillo…

 

 

-JAJAJAJA-lo unico que escuché fue la risa de Sephirot-Esa Ultemicia…le encanta torturar a los “invitados”. Suelto eso, chico. No tiene balas esa pistola-me quedé helado. Tiré la pistola y aparté la mirada. Me sentía estúpido.

-Mátame-pedí en voz alta. Alcé mi vista y vi a Sephirot con Sora. Sora abrió desmesuradamente los ojos por mi petición. No se cuando había entrado-por favor, acaba conmigo. Ya has ganado.

-Matarte…-parecía que Sephirot se lo pensaba-eso sería demasiado fácil. De momento, no te irás a ningún lado. Y presenciarás todo lo que está por venir-sonrió maliciosamente-Sora. Mata a tu tío-le dijo mientras le tendía una pistola a su hijo.

 

No me puedo creer esto… ¿en serio pretende que Sora le mate? Está loco si piensa que él haría algo así. Pero para mi sorpresa, Sora cogió la pistola y apuntó a su tío…a Cloud…la persona que le salvó…la persona que le quería más que a nada. Y disparó…directo a la cabeza. Ni tan siquiera le miró a la cara cuando lo hizo. No tuvo la decencia de dudar a aquella petición. ¿Qué clase de control ejerce Sephirot sobre él? No pude reprimir las lágrimas que salían de mis ojos. Por Cloud…por mí…por Sora…ese Sora que parece que ha desaparecido, opacado por la oscuridad de su padre.

 

-Bien hecho, Sora-dijo Sephirot quitándole la pistola. Sora parecía en shock-ahora, dile a tu amigo Roxas qué va a pasar ahora delante suya.

-Voy a hacer el…-parece que se olvidó las palabras. Justo cuando me vio a los ojos. Justo cuando vio como lo miraba-amor…con mi padre…mientras miras-no me dio tiempo a reaccionar entraron dos hombres por la puerta que yo había accedido y me inmovilizaron sentándome en la silla.

-¿Cuántas veces?-preguntó Sephirot mientras se desvestía. Sora hacia lo mismo. Pero esta vez, no apartaba su vista de mí. Se le veía a punto de llorar.

-Tantas veces como las que Roxas me ha tocado a lo largo de la cena-abrí grande los ojos. Me sentí incluso culpable por tratar de darle ánimos tratando de tocarle durante la cena…lo único que hacía era cavar su tumba.

-Y son cuatro veces-dijo Sephirot mientras se acercaba a Sora por la espalda y mordía su cuello haciéndole gritar de dolor. Aparté los ojos. No podía ver esto-te recomiendo que no apartes los ojos…será peor para tu “novio”-dijo con sarcasmo en su voz.

 

Y no pude rechistar…quería a Sora a pesar de todo…o eso creía. Por lo que volví a fijar mis ojos en la pareja. Sephirot no paraba de morder y lastimar a Sora…ocasionando que gritase de dolor. Le tumbó sobre la mesa del comedor, y le penetró sin piedad. Si lo de antes eran gritos, no sabría como definir el alarido que soltó Sora en el momento en el que su padre le empaló con su miembro, para acto seguido empezar a penetrarle rápidamente.

Me quería morir. No podía ver esto. Me cabreaba el pensar cómo violaba Sephirot a Sora pero…el verlo en persona…no lo pude soportar. Y grité. Y le insulté y le pedí que parase. Hecho que solo sirvió para que Sephirot le embistiese más fuerte, ocasionando más gritos de Sora, el cual ya estaba llorando de dolor…pero no era el único…yo le acompañaba. Yo también lloraba. De rabia en mi caso…y de impotencia…de contemplar semejante grotesco espectáculo sin poder hacer nada…unicamente ver…y tratar de no imaginarme que tendría que ver cuatro veces esto…seguidas…la muerte nunca me pareció tan humana y piadosa como ahora mismo.

 

Xxxxxxxxxx

Punto de vista de Ventus

 

Siete días. Ya ha pasado una semana desde que Roxas y Sora fueron traidos a este lugar. Siete días en los que Roxas ha presenciado cada una de las violaciones a las que Sephirot ha sometido a Sora. Unas cuantas al día. Y aunque ha sido poco tiempo, Roxas…mi hermano…la persona más importante en mi vida….ha sido destrozado psicológicamente. Ya solo lloraba cuando iba a verle…me pedía por piedad que acabase con él…que no quería presenciar aquello. Peticiones que yo no podía cumplir. Y no será por no intentarlo. Según Sephirot, mi hermano le apuntó con un arma. Estaba descargada, pero si no lo hubiese estado le habría matado. Por lo que no hay nada que hacer. El trato al que llegamos, por el cual yo me podría llevar a mi hermano lejos de aquí está roto porque mi hermano trató de asesinar a Sephirot…todo una treta hecha por esa maldita de Ultemicia.

Y no solo eso…la violación a la que le sometió Ultemicia la noche anterior a su partida le destrozó físicamente también. Esa mujer disfruta cortando a sus compañeros de cama en cualquier parte del cuerpo…y el ver cómo quedó el cuerpo de mi hermano tras aquel grotesco acto, fue el detonante que marcó mi destino…firmé mi sentencia de muerte. Pero no me arrepiento.

Tras curar a mi hermano de esa violación…le inyecté una alta dosis de un fármaco (basado en ZIP) con el fin de borrar todos estos recuerdos traumáticos…pero no me paré ahí. Le saqué de la mansión. Desobedecí una orden directa: no sacar a los “invitados” del hogar. Pero me dio igual. Le abandoné en la puerta del hospital y me fui antes de que nadie me viese.

Al llegar de mi misión de desobediencia me esperaban cuatro de los mejores hombres de Sephirot…los cuales no duraron en arrestarme y llevarme al sótano de la mansión…la zona de ejecución.

Y ahí me encontraba. Esposado a una silla. A esperas de mi juicio final. Pero con la conciencia tranquila. Pasase lo que pasase, mi hermano está a salvo…y lejos de todos estos recuerdos…y seguramente hasta su mente haya bloqueado el recuerdo de Sora. Para protegerle inconscientemente. La mente humana es así de inteligente.

 

-Ventus-dijo un hombre al abrir la puerta. Se le veía cabreado…me encanta.

-Sephirot-dije desafiante.

-¿Por qué, maldito bastardo?-gritó hecho furia mientras me arreaba con el cañón de la pistola que llevaba en la mano. Dolía…pero no le di la satisfacción de gritar…escupí a sus pies y alcé la vista. Mirándole mientras le sonreía.

-Tú ya sabías que haría lo que fuese por mi hermano…incluso hacerle sufrir para alejarle de un sufrimiento mayor. Y al final…le hice sufrir por nada…pues acabó en tus garras-dije cambiando mi semblante. Cada vez que recordaba todo lo que le había hecho pasar a mi hermano…por nada…-por eso, le he liberado, y le he librado de estos tortuosos recuerdos.

-Cómo te atreves…-dijo entre dientes mientras apretaba sus puños-con todo lo que te he dado.

-¿Qué me has dado? Me quitaste a mi primer amor hace años…me obligaste a abandonar a mi familia para protegerlos…me quitaste autonomía…mi piedad…el amor de mi hermano Roxas…MI HUMANIDAD-le grité.

-Jajaja Eso te lo quitaste tú solo escoria-dijo mientras me disparaba en la pierna. Grité. Eso no me lo esperaba.

-¿Sabes qué es lo que pienso?-le pregunté riéndome-Que tienes miedo. Miedo porque a mi hermano le contaste más cosas de las que debería saber…y ahora que está fuera de tu alcance, temes lo que cuente a la policía.

-Tú mismo has dicho que le has inducido amnesia-dijo sonriendo-una lástima. Siempre te creiste más listo que nadie, chico. Eso me gustaba, lo reconozco Ventus. Pero tu hora llegó…

 

Dicen que cuando vas a morir tu vida pasa delante de tus ojos, como una película. Lo único parecido a eso que me está ocurriendo, es recordar todos los momentos que he pasado con mi hermano…cuando de pequeños nos bañábamos juntos en la bañera…cuando se asustaba por las noches y venía a dormir a mi cama…cuando saltaba por la ventana para consolarle…esas y mil imágenes más. Supongo, que significa que Roxas era mi vida. Y sonreí. No tenía miedo de morir. Ni remordimientos. Me he equivocado muchas veces en mi corta vida, y necesitaría cinco reencarnaciones para enmendar mis errores…pero…el morir sabiendo que he salvado a mi hermano y que el final de Sephirot está cerca…es suficiente para mí. A fin de cuentas, lo que Sephirot no sabe, es que me guardé un secreto…una persona que en verdad no murió…y que es capaz de detenerle.

 

-Y encima sonríes antes de morir-dijo con odio mientras cargaba su arma y me apuntaba a la cabeza-muere cabrón.

 

BANG!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).