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Mi historia por khr

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Notas del capitulo:

Etto...muy buenass a los pocos lectores que me quedarán XD Sé que me he tardado mucho en actualizar y os pido perdón. Como excusas solo diré que tenía bastante que estudiar, poca inspiración para escribir y que además no me gustab nada lo que escribía, nose por qué este capítulo no me ha gustada nada como me ha quedado asique si no os gusta tranquilos, es normal y lo entiendo jajaja

 

 

Bueno, antes de que lo leais os aviso de que este es ese capitulo desde el punto de vista de Sora que os comenté que estaba preparando. Solo avanzo un poco en la trama por el final del cap. Y recalco, es desde el punto de vista de SORA, para que no haya confusiones y no os lieis.

Asique nada más, que los personajes no me pertenecen y que espero que os guste

Es increíble cómo han mejorado las cosas. ¡Por fin soy novio de Roxas! Desde que le vi en una foto en casa de Riku me gustó, y eso que todavía me gustaba Riku. Aunque quizás he de empezar a contaros desde el principio mi historia…o por lo menos de la parte que me acuerde. Algunas cosas mi mente las ha borrado aunque en mi subconsciente todavía siguen.


Yo nací en Vergel Radiante, donde me crié bastante feliz la verdad. Mis padres no tenían problemas de dinero y tenía amigos por lo que, ¿qué más podía pedir? Iba a un buen colegio y sacaba buenas notas. Mi padre me enseñaba cosas como matemáticas y como dirigir una empresa algunas veces, cuando mi madre no le veía pues decía que tendría que ser yo quien eligiera lo que quisiese ser. Mi padre Sephirot era un empresario de prestigio y muy respetado. Cariñoso, gracioso, permisivo, dulce…todas las cualidades que pudiese tener un buen padre. Y mi madre lo mismo, una buena madre y mejor esposa. Estábamos muy unidos y nuestra vida no podría ir mejor. Hasta que ese fatídico día llegó…el día en que mi madre tuvo el accidente de tráfico que acabó con su vida. Aunque todo el mundo me diga que no, y por mucho que haya insistido mi psicólogo, fue culpa mía. Habíamos discutido y yo ni la miraba ni la dirigía la palabra. ¿El motivo del cabreo? Pues que me exigía sacar mejor nota en lengua. Tenía un ocho, y ella quería que sacase un nueve. No la entendía por qué siempre me pedía que sacase mejores resultados de los que ya tenía. Asique había decidido no hablarla. Y ella estaba intentando que la mirase y hablar del tema por lo que no estaba atenta de la carretera lo que ocasionó que tuviera el accidente. El resto de recuerdos están algo difusos. Recuerdo a mi padre llegar al hospital, pasar a mi habitación, yo explicarle lo que pasó y después verle llorar cuando el médico le dio la noticia de que mi madre había muerto. Era la primera vez que le veía llorar. Estaba destrozado y sin poder creérselo. Yo no sabía qué hacer en ese momento. Estaba en shock, no podía llorar. Intenté decirle que no pasaba nada, que saldríamos a delante. Pero la mirada que me echó me heló la sangre. Me miró con desprecio y me dijo que era culpa mía, y que lo iba a pagar caro. En ese momento tampoco le tomé mucha importancia. Era normal que estuviese dolido. Craso error. Esa noche me dieron el alta. Estando ya en mi casa, sin haber cruzado palabra con mi padre en todo el camino, traté de acercármele pero la bofetada que me dio me tiró al suelo. Me miró con asco y subió a su habitación. Me dolió y lloré, pero tampoco le tomé la mayor importancia, era normal que estuviese algo dolido. Otro error. Los días siguientes eso se repetía. Bofetadas, golpes varios, puñetazos, una vez incluso me rompió el brazo. Esa ya si que no era normal y yo lo sabía, pero no podía hacer nada. Ese verano mi padre me dejó con mi abuela y él se fue a Dios sabe dónde. Disfruté mucho de ese tiempo de paz pero como todo, acabó. Mi padre no me vino a buscar asique cogí el autobús para llegar a casa. Jamás se me olvidará ese día. Pasé a casa y fui al salón para ver si ahí estaba mi padre. Estaba sentado en el sillón fumando sin preocupaciones. Cuando llegué sonrió para sí. Era una sonrisa que nunca había visto. Las otras veces que me pegaba no sonreía, se le veía infeliz y sufriendo por dentro. Instintivamente al verle sonreír de esa forma intenté salir corriendo pero me pilló enseguida y me estampó la cabeza en la pared ocasionando que perdiese el conocimiento. Cuando desperté estaba atado a la pared y sin la camiseta. Mi padre estaba enfrente de mí con diversos objetos en la mesa…látigos, cuchillos, sopletes, hierros como los que se usan en el ganado para marcarlos…ese fue el primer día en el que mi padre me torturó. He borrado todas esas memorias de mi mente aunque todavía siento los efectos psicológicos. Me torturaba así por lo menos una vez cada dos semanas y siempre bajo el mismo lema: ‘’Ahora sufrirás un poco de mi dolor’’. Y así, sin salir de casa nunca, apenas comiendo y heridas continuas. Pensaba que no me podía pasar nada peor pero otra vez, me equivoqué. Un día, mi padre llegó a la ducha mientras me estaba duchando. Me dijo que ya era hora de que él disfrutara de verdad y…me violó. Sin miramientos, como siempre, introdujo su pene en mi recto sin dilatarlo ni nada y empezaba a penetrarme sin piedad…haciéndome sangrar, gritar y correrme…siempre lo hacía, me estimulaba hasta tal punto en el que muy a pesar, lo disfrutaba y gemía. En esos momentos, en los que me violaba pues continuó así TODOS los días, no lo entendía. Pero al tiempo lo entendí, era para que asociara el placer a ser violado por él. Todo para tenerme controlado y que nunca, disfrutase con cualquier relación sin pensar en él. Asique después de aguantar año y medio así, no pude más. Me escapé y me fui a casa de mi tío, Cloud Strife. Le conté todo y denunciamos a mi padre. Tardó bastante en salir juicio, otro año casi, por lo que todo ese tiempo lo pasamos huyendo de mi padre. Mudándonos cada dos por tres y vigilando cada esquina.


Así hasta que decidimos instalarnos en Villa Crepúsculo. Empecé a ir al psicólogo. Lo llevaba un amigo de mi tío, Génesis Rhapsodos. Era un hombre alto, fornido y pelirrojo. Me entendía, y me entiendo, bastante bien con él. Me ha ayudado mucho y ha permitido que supere algunos traumas, como la muerte de mi madre y algunas palizas de mi padre, las más ligeras. Asique mi vida mejoró bastante pues además me hice amigo de un chico, Riku. Le conocí solo porque me equivoqué de piso la primera vez que fui al psicólogo, pero se interesó por mi inmediatamente y nos convertimos en buenos amigos…o eso creía yo. Con el tiempo me di cuenta de que me gustaba pues la verdad es que me gustaban los chicos desde siempre…no sé por qué. Pero todas las ilusiones se fueron por la borda. Primero porque Riku empezó a salir con una chica. Y segundo porque le escuché decir que solo me hablaba porque sentía lástima. Y no es para menos. Me veía tan vulnerable que cualquiera sentiría lástima, excepto mi padre claro. Asique sin darle ninguna explicación le dejé de hablar. Intentó hablarme y arreglar las cosas pero no le dejé, le ignoré completamente. Asique tras eso, Cloud decidió que ya era hora de que fuese a algún instituto, y mi psicólogo estaba de acuerdo también. Yo me mostraba reticente y lloraba e intentaba dar pena para que no me obligasen a ir a ningún instituto…no quería que nadie más sintiese lástima por mí. Pero un día Génesis me dio la clave para que eso no pasase: que fuese amable y despreocupado. Es decir, que me mostrase como si no me pasase nada y me socializara normalmente para que así la gente no sospechase de nada. Decidí hacerle caso y poner en práctica su consejo. Y lo hice, cuando tuve que ir a llevar la matrícula al instituto al que iba a asistir. Se llamaba Kingdom Hearts, era público y uno de los mejores de Villa Crepúsculo. Y justo cuando estaba en la puerta, le vi a él…a Roxas, ese chico tan enigmático que me llamó la atención en la foto que tenía Riku. Se le veía tan…tan estresado y hastiado y triste, que no pude evitar cruzar alguna palabra con él. Le pregunté que si este era el instituto Kingdom Hearts (cosa que ya sabía) para escuchar su voz e intentar entablar una amistad. Me respondió de manera seca y cortante, quizá también porque le recriminé su hábito de fumar. Ya sé que no es asunto mío eso de que alguien fume pero no lo soporto…es malo para salud y además me recuerda a mi padre. Reconozco que me dolió que fuese así de cortante pero no me desanimé.


Tras haber entregado la matrícula esperé a que saliese de clase un tal Zack Fair. Resulta que es el primo de Axel, un compañero de mi tío. Era bastante majo la verdad, cualquiera que nos viera pensaría que somos amigos de siempre. Y ahora comprendo que fue ese el motivo por el que Roxas se cabreó al vernos juntos. No estaba esperado ese encuentro, pero me alivió la tensión que llevaba el verle. Sonará muy cursi pero el mero hecho de ver a Roxas me tranquiliza. Incluso cuando era tan borde y ni siquiera nos hablábamos. Se le veía tan buena persona debajo de esa fachada de chico borde…me resultaba adorable. Y mi buena racha continuó al día siguiente cuando me tocó sentarme al lado de Roxas en clase. Intenté entablar conversación con él un par de veces pero nada, era incluso más borde. ¡Ni siquiera me dejaba el libro¡ Pero cuando me preocupé fue cuando de buenas a primeras recogió y se fue de clase. No dudé en seguirle aun con los reclamos de Zack. Le seguí hasta un parque y ahí estaba, con la mirada nostálgica otra vez. Reprimí mi primer instinto de ir a abrazarlo. Intenté que me contara lo que le pasaba pero nada. Y encima por insistir, me dio un susto de muerte. Me inmovilizó y me amenazó. Me recordó tanto a las torturas de mi padre que me quedé pálido, asique le hice caso y me fui con el terror y el trauma en los ojos. Al llegar a clases, Saix, el amigo de Zack, me obligó a contarle lo que me había pasado al irme. Y le dije que nada, que había hablado con Roxas. Y sin decirle nada más en el recreo fue en busca de Roxas con la clara intención de partirle la cara. Menos mal que lo impedí, no podría soportar ver a mi Roxas sufriendo. Ni antes, ni mucho menos ahora. Aunque Roxas ni siquiera me lo agradeciera supe que había hecho lo correcto.

Me acuerdo que además al día siguiente tenía que volver a casa de mi padre a por mis cosas. El juez le había quitado la custodia a mi padre y se la había dado a mi tío. Yo no quería ir, si por mi fuese habría quemado todo lo que había en esa casa pero mi tío me convenció de que fuese y cogiese mis cosas, que así también podría coger cosas que me recordasen a mi madre. Ese fue el motivo por el que fui…otro de mis grandes errores. Al llamar a mi casa salió mi padre y noqueó a mi tío y me metió para dentro, a darme ‘’un regalo de despedida’’ según mi padre. Me violó incluso más fuerte de lo normal y me arreó un par de golpes. No le dio tiempo a más pues la policía asaltó al fin la casa y huyó, pero fue el tiempo justo para echar por tierra todas las mejorías que había conseguido en ese tiempo sin él. Me hospitalizaron un par de días. Hasta vino mi psicólogo para evaluar cómo me había afectado ese encuentro. Ese viernes volví a clases. Me volví a sentar con Roxas pero no le hablaba…de vez en cuando le miraba de reojo. Me relajaba verle. Supongo que ver a la persona que amas te quita todos los males. Sé que suena tonto el que diga que le amaba cuando ni habíamos hablado pero es así. Quizás amar es excesivo pero querer no. Noté que las cosas no iban bien nadie le hablaba en clase. Ni siquiera Naminé que tenía entendido que era su amiga. Estaba preocupado…bastante. Pero no podía hacer nada.


Nada mas tocar el timbre recogí y me fui rápido. No me sentía muy a gusto todavía en lugares tan abiertos y…peligrosos. Ignoré los reclamos de Zack y Saix pero no pude evitar fijarme en la mirada de preocupación que me echó Roxas. ¡Se preocupaba por mí! Bueno, ese es un primer paso. Esa tarde no pude dejar de pensar en ello. Me moría de ganas de hablar con Roxas. Tenía su móvil, lo conseguí cogiéndose a Zack del móvil. Sé que es un poco acosador pero bueno, nadie se enterará. Eran ya sobre las cinco de la tarde y por fin se me ocurrió una excusa para llamarle. Le pediría los apuntes. Asique eso hice. Le llamé y le pedí que los trajese y contra todo pronóstico eso hizo. Aceptó, en una hora se pasaría. Esperé impaciente hasta que vino. Cuando llegué me sentía tenso a su lado, como incómodo. Y su preguntita de por qué vivía con mi tío no ayudó. Pero la mejor sorpresa fue cuando me pidió perdón y aceptó ser buenos compañeros de clases. Me sentí muy contento, era la primera alegría de esa fatídica semana. Pero lamentablemente había quedado con sus amigos y se tenía que ir. El resto de la tarde no hice nada. Cené y me fui a la cama a dormir pero por la mañana por poco me caigo de la cama al despertar. Roxas estaba durmiendo a mi lado. No entendía por qué pero tampoco me importó. Sobre todo porque me estaba abrazando, ¡ABRAZANDO! Me sentía muy a gusto, mirarle dormir con esa carita dulce y despreocupada y no con esa cara de perro cabreado que solía tener. Aunque para que engañarnos, Roxas era guapo con cualquier cara que pusiera. Decidí molestarle un poco y despertarle. Era tan gracioso, se esperaba tan poco como yo que hubiese dormido en mi cama. Ya me explicó lo que pasó y sorprendentemente estaba tan triste que me contó lo que le pasaba. Me sentí muy bien ayudándole y escuchando sus penas. Actuábamos como dos buenos amigos. Eso me hacía feliz. El único descuido que tuve fue cuando vio las marcas que tenía en mi cuerpo. Cortesía de mi padre obviamente. Por poco estalla, se volvió como loco. Tan preocupado por mí. Me sentía como si fuese su novio. Ahí fue cuando vi que efectivamente Roxas tenía muy buen corazón. El resto del fin de semana en el que Roxas se tenía que quedar en mi casa pues no tenía las llaves de la suya nos lo pasamos bastante bien creo yo. Y lo mejor la sorpresa de al día siguiente cuando iba a ir al instituto y me encontré a Roxas en la puerta de mi casa para ir juntos. Es tan dulce cuando quiere…me encanta. Pero hubo ciertos problemas ese día, la gente puede meter mucha mierda en una buena relación. Naminé me cogió y me metió en la cabeza dudas sobre si de verdad le importaba a Roxas. Roxas se cabreó tanto que hasta se fue. Corrí desesperadamente para alcanzarle y pedirle disculpas. En ese momento Roxas no estaba cabreado como yo pensé, sino desalentado. Para una vez que se preocupaba así por alguien, ese alguien no se lo agradecía y no le creía. Me sentí fatal conmigo mismo y fue ahí cuando nos hicimos esa promesa…la de que nunca nos dejaríamos solos. Supe que había conseguido un buen amigo. Aunque yo quería otra cosa…



Las semanas pasaron y cada vez soportaba menos cuando alguna lagarta iba a ligar con Roxas. Había conseguido que Roxas se abriese al mundo lo que ocasionó que todos le hablasen y que yo sintiese celos. Y Roxas notó mi actitud. Supe que ese día, el que salimos por ahí con Demyx a celebrar el final de trimestre, cuando supe que ya le tenía que decir mis sentimientos. Más que nada porque Roxas se empezaba a hartar. Y así lo hice, le confesé mis sentimientos y le besé pero como no vi reacción por su parte supe que no me aceptaba. Me fui y me puse a llorar. La persona que me gustaba no me correspondía. Le tenía pensado decir que se viniese conmigo a mi pueblo en vacaciones pero en esos momentos no podía hablarle. Me moría de la vergüenza. Asique eso hice, me fui a mi pueblo sin decirle nada. El no paraba de escribirme mensajes los cuales yo no les respondía. Rebosaba preocupación en esos mensajes pero no me sentía con fuerzas para contestarle. Y así fue hasta que esa tarde en la islita apareció Roxas y se me declaró. Eso sí que fue una grata sorpresa. Me sentí el hombre más feliz del mundo, disfrutar de sus atenciones…sus abrazos, sus sonrisas, sus besos…Pero por desgracia no podía soportar todavía que Roxas me tocase de alguna forma más ‘’íntima’’. Me recordaba a mi padre lo cual odiaba. Ese fue el motivo por el que discutí tanto con Roxas, por decirme de esa forma tan tan…tan de Roxas en etapa borde, que estaba pensando en mi padre. Odiaba a mi padre, por su culpa he discutido tanto con Roxas entre ayer y hoy…pero menos mal que solucionamos las cosas. Bueno, que Roxas solucionase las cosas. Le quiero tanto…Esas atenciones que me da y sus soluciones…


Y a grandes rasgos esa es mi historia hasta ahora. Aquí me encuentro, preparando la cena y esperando a que Roxas venga de hablar con Seifer. Me encontraba ya terminando cuando oigo la puerta abrirse y cerrarse. Voy a ver si es Roxas y le veo ahí, como con terror en sus ojos y como ido…

-Roxas, ¿qué te pasa?-le digo acercándome un poco. Nada, no hay respuesta-Roxas, me estás asustando, qué te pasa-pregunto mientras le tomo del brazo.

-¡Ni se te ocurra tocarme!-me grita mientras me aparta la mano bruscamente. No entiendo nada.

-¿Pero se puede saber qué mosca te ha picado?-le digo entre cabreado y sin entender nada.

Ni me respondió. Salió corriendo escaleras arriba. Intenté ir a ver que le pasaba pero Cloud llegó antes y me dijo que esperase abajo. Se le veía preocupado. A los diez minutos Cloud bajó y sin decirme nada salió de la casa con… ¿la pistola? Salí también rápido de la casa para alcanzarle y que me explicase pero noté cómo alguien me cogía y me metía para dentro.


-No, Sora no salgas…por favor, por favor…no salgas…quédate conmigo-me dijo Roxas mientras me abrazaba por la espalda y me rogaba en la oreja.

-¿Pero qué ocurre? ¿Qué te ha pasado antes? Explícame-le exigí.

-Antes prométeme que me perdonarás y que mantendrás la calma-me pidió. Se le veía tan preocupado a mi Roxas…y toda esa preocupación era por mí. Me siento bastante querido.

-Te lo prometo pero por favor cuéntame.


Tras una pausa que se me hizo eterna y en la que Roxas ni me soltó, por fin habló mientras me giraba para que le viese a los ojos. Me tenía tomado de los hombros y me los apretaba un poco. Yo le miré suplicante. No pudo soportar mi mirada y apartó la suya.

-Sora, tu padre ha venido a hablarme.
Notas finales:

Espero que no os haya decepcionado mucho...dejen al review si os apetece :)


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