- Buenos días, amor. El desayuno te espera en la mesa; café y huevos revueltos con bacon quemado, como a ti te gusta. – Seguidamente, Taemin me besó la frente y abandonó nuestro cuarto. Yo aún no había abierto los ojos, pero sabía perfectamente cómo iba vestido: camiseta lisa, tejanos y su delantal azul por encima.
Me froté los ojos y miré el reloj. Las siete y media de la mañana. Había pasado poco más de una hora desde que había conseguido dormirme por los nervios. Hacía tiempo que no me levantaba tan temprano, pero hoy había una razón por la que, con suerte, valdría la pena haberse despertado a tal hora. Finalmente decidí levantarme para dirigirme a la cocina, donde encontré mis huevos revueltos, mi bacon, mi café, y mi novio tal y como mi cabeza le había retratado unos minutos antes; camiseta negra lisa, tejanos claros y su delantal azul por encima.
Previsible. Como todo lo que formaba parte de mi vida en ese momento.
- Buenos días, dormilón. –Taemin esbozó una sonrisa mientras yo me sentaba, dispuesto a engullir el delicioso desayuno que éste me había preparado.
- Buenos días.
- ¿Cómo has dormido? He pensado que necesitarías energía hoy, así que te he preparado algo con muchas proteínas y carbo hidratos.
- Gracias. –Susurré mientras tragaba el primer bocado del día.
Nuestro gato Min saltó a mi falda, así que le di un trozo de bacon.
-¿¡Pero Jongin, ¿¡qué haces?! ¡Los gatos no comen comida de persona!
Seguidamente, se acercó a mí y asustó a Min para que se marchara.
Odiaba cuando Taemin se ponía de ese modo. Como si necesitara que alguien me dijera qué podía y qué no podía hacer. Como si fuera mi madre.
- Lo siento. -Musité.
Mentira.
- Tengo que irme ya; tengo literatura a primera clase y al profesor Kibum no le hace ninguna gracia que lleguemos tarde. Además, he quedado con unas amigas para ir a imprimir un trabajo a la copistería. ¿Te puedes creer que ni siquiera nos hagan descuento para alumnos? Y a eso lo llaman Universidad Pública. Lo que deberíamos hacer es colarnos por la noche a hacer las fotocopias que quisiéramos; quizás así se dieran cuenta de que no somos unos muñecos...
Dejé de oír la voz de mi novio de repente, así que alcé la vista.
- Perdona, ¿te estoy aburriendo?
Para ser sinceros, ni siquiera le había estado escuchando.
- Claro que no.
Mentira.
- Supongo que aún estás algo dormido. Dúchate y ponte algo de ropa formal, y llámame cuando salgas de la entrevista, ¿quieres?
- Claro.
- Irá bien, cariño, no te pongas nervioso. Nos vemos esta noche. Te quiero, Jongin.
- Y yo a ti.
Mentira.
Un beso fugaz, pasos en el pasillo y una puerta que se abre y se cierra. Terminé mi desayuno con prisas y me fui a la ducha, intentando no pensar en el hecho de que llevaba ya demasiado tiempo mintiéndole a Taemin. "Hoy no." El agua caliente resbalaba por mi cuerpo cuando me dije a mí mismo que ese no era un buen día para pensar en ello. Ese día, todo podía cambiar, con algo de suerte, para mejor.