Capitulo # 5
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Esas cosas son del demonio, de seguro.
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Harry Potter y demás personajes pertenecen a J. K. Rowling, esta historia esta hecha sin fines de lucro y no se gana nada con la misma.
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-La… ¿Qué?- Se pregunto Ron. Estaba mayormente shokeado por eso, no se lo esperaba. Parecía que en ese de hace un tiempo para acá el mundo (¡No, el universo…!) conspiraba en su contra. Tal parece, de alguna manera, que su madre ya se lo esperaba…pero no podía, ¿verdad?
-Bien, sí…posiblemente debamos pasar a eso ahora-Concordó Minerva. Esa era la parte difícil. No era bonito el tema, dentro de lo que cabe. Todos habían pasado por eso, y no querían repetirlo, era bastante repugnante…bueno, no repugnante, si no…mmm…un tema de poco pudor, digámoslo así.
-oh, rayos-Murmuró Harry. Esperaba que a ellos no los incluyeran en esa, de seguro, explícita clase de educación sexual…porque era eso, ¿no?
-¿Quieren tomar asiento?-Invitó la directora. Todos, aún con las ideas revueltas, se sentaron como pudieron. Al parecer la más afectada por todo esto era la pobre abuelita de Nev. Ella si estaba como para empezar a llorar en cualquier segundo, y aunque suene mal, sería bastante gracioso que lo hiciera. Digo, cualquiera no se lo tomara en serio si alguien lleva puesto ese sombrero gigante y aquel bolso anticuado.
-Yo…eh…bien, lo único que puedo decir es que… ¡Escoge un buen partido, Ronald: Amable, alto, guapo y que te quiera!-Molly casi chillaba emocionada. Era considerado un privilegio tener a un mago fértil (normalmente llamados Henna*) en la familia. No era la primera vez que aparecía uno entre los Weasley. De hecho, de los que nacían cada 50 años al menos uno o dos nacían siendo de esta familia. Lo que sí sería un espécimen muy raro seria el Malfoy, el primero de su clase entre su árbol genealógico.
-Un orgullo, evidentemente...-empezó murmurando Lucius. Él también estaba algo inseguro de cómo reaccionar, pero dado que en la sociedad los henna eran vistos como algo de lo que presumir el aprovecharía. Digo, no siempre se puede, ¿cierto?
-…*snif, snif*…felicidades-Suspiraba y sollozaba la pobre ancianita. Si tuviera fuerzas (y las tenía, pero no las sentía en ese momento) se hubiera parado para ir a abrazar a su querido nieto para demostrarle su apoyo, pero como no lo hizo, Neville sintió que, de nuevo, falló a sus expectativas, e irremediablemente empezó a hipar. Hermione, que estaba cerca, sintió pena y le dio ligeras palmaditas en la cabeza, tratando de reanimarlo. Basta decir que no dio mucho resultado.
-Bueno, siguiendo con esto; lo primero que discutiéremos: Ustedes no pueden mantener (por ahora) relaciones sexuales (en este caso con hombres)-Dijo, refiriéndose a los henna, y prosiguió- pues podría traer consecuencias. Como ya había dicho: las apariencias son temporales, se regularan con el tiempo o cuando su parte veela escoja un compañero de por vida. Generalmente hay varios matrimonios arreglados pero los henna tienen un rango de vida más bajo si no están al lado o no se dio la oportunidad de permanecer fieles a su pareja elegida. – Esta vez se dirigió a sus tutores.- Esto es para ustedes, sus padres, muy importante de recordar. Por favor, les ruego que dejen escoger pareja a sus hijos. De otro modo podría causar una muerte prematura en alguno de ello.
-¿Eso quiere decir que…moriré en poco tiempo?-Se alarmó Ron. Malfoy rió para sus adentros. Si no fuera porque es Weasley le empezaría a caer bien.
-Oh, cielos, claro que no. Tu padre y yo te dejamos la decisión a ti.-Bien, eso no ayudo en nada. Ron se puso aún más angustiado. Esta vez fue Blaise quien rió interiormente. Pobre, pobre del pelirojo…si tan solo supiera que Zabini estaba seguro de que se casaría con el.
-Sí, sí, ¿Y nosotros porque estamos aquí?-pregunto un impaciente Sirius. Le habían interrumpido para que fuera cuando estaba atendiendo un asunto muy importante del que nadie sabe.
-Bueno, para notificarles del nuevo papel que desempeñan sus hijos en el asunto…-respondió MacGonagald algo quedita.
-¿No es nada más?¿Algo más grave, quizá…?-Aventuró.
-Supongo que no, ustedes se pueden retirar…-Les habló a algunos de los presentes, y ellos, no viendo más que un asunto resuelto, se marcharon si hacer tanto embrollo. Y así se quedaron solo los señores Malfoy, Molly y la adorable abuela de Nev.
*Toc, toc* sonó la puerta nuevamente. La directora se dirigió a la puerta y mientras la abría se oían unos ‘pasen, pasen…’
En eso entraron dos muchachas, una, la más baja, con el uniforme de Slytherin y la otra con el de Revenclaw. Minerva se apresuro a sentarlas, a pesar de que solo una estaba en este mundo. La serpiente traía un aparato entre sus manos, hacía ruidos y era de un color blanco (cosa de muggles: un videojuego) y estaba tan sumida en eso que ni los volteo a ver. La otra, en cambio, los miraba atenta. Lo más peculiar en ella era su diadema, que traía una bola de tela con muchos alfileres y agujas incrustados en ella.
-Bueno, ahora que ya se conocieron, se las presentare-dijo en tono serio, y señalo a la Slytherin.- Ella es Genma Ilich, será su otra dama de compañía, y ella…-Señalo a la chica Revenclaw- Sera su modista, su apellido es Romer y…bueno, nuca nadie a conocido su nombre por motivos de seguridad.- La chica tenía los ojos llorosos. Deseaba poder usar su verdaderamente no importaba. Se dirigió hacía ellos con la mejor sonrisa que pudo poner para saludarlos.
-¡Buenas, encantada! Podéis decirme Kira, por el momento, ¿Les parece? Y si no… llámenme como les plazca-Dijo entusiasmada mientras arrancaba unos cuantos alfileres y los enterraba en su muñeca, como si no sintiera nada y acompañada por la misma sonrisa de antes. La llamada Genma apenas les hizo un movimiento de saludo con la mano y volvió al juego. No estaba en verdad preocupada.
A Harry le pareció que las había visto en el enfrentamiento con Voldemort, pero no estaba realmente seguro de si fueron las mismas chicas que había visto matar a más de 30 mortífagos entre ellas. Se rumoreaba entre su bando que eran realmente peligrosas, y el no quería cosas peligrosas cerca del rubio. Apenas y les gruño.
-Bienvenidas…-Murmuró amargamente Theo al ver que nadie le respondía a la tal Kira. Todos seguían viendo como sacaba y volvía a enterrar las agujas y alfileres en su piel. Se notaban todas las cicatrices y las pequeñas gotas de sangre empezaban a manchar la alfombra.
- Bien… prosigamos. –La profesora no podía evitar mirar las heridas auto infligidas producidas por Romer algo perturbada. Seguía sin acostumbrarse a ese mal hábito… sin embargo, los minutos se les escapaba de las manos. No había más tiempo que perder.
Continuara…